Capítulo 2
Nuevos Comienzos
El aire en el hospital era frío, y el olor a desinfectante siempre me ponía nerviosa. Pero esta vez, la incomodidad venía de otra cosa.
Esas masas de carne con veneno causantes de la captura y muerte del Padre Misui.
Mientras esperábamos que dieran de alta a Youngho, no podía evitar pensar en todo lo que habíamos pasado.
— ¿Estás bien? —preguntó Yaesol, sentada a mi lado en la sala de espera. Asentí ligeramente.
— Solo... no puedo dejar de pensar en lo que pasó.
—Normal que pienses mucho en eso los que entran en el Coma jamás vuelven de él — respondería Yaesol.
Ella me miró, sin decir nada más, pero sus ojos lo decían todo. Sabía que, al igual que yo, no había olvidado ni por un segundo lo que habíamos vivido en ese otro mundo.
— ¿Y tu como te volviste cazadora? — pregunto intrigada.
— Los vigilante fantasma son los encargados de la entrada y salida entre el mundo despierto y el coma, me reclutaron por que entre de la misma manera que tu aunque fue diferente mi historia.
— Con lo que me dijo Youngho el tiempo pasa más rápido en el coma qué aquí, te puedo volver a preguntar — el me dijo que pasaron 5 años mientras antes de que yo entrara pasaron 3 semanas en nuestro mundo — comente lo que me contó Youngho antes de encerrarme en esa sala de cirugías.
— Ya te dije en ese momento en el que derrotados a las hermanas viciosa a una dama no se le pregunta su edad — contesto Yaesol riendo.
—Yo también soy una y no me molesta que sepan eso yo solo quiero saber eso, cuéntame ¿qué edad tienes? — Insistí.
— Normal, debería tener unos 23 años en el coma junte como 140 años para que te des una idea y dejes de molestar — me dijo Yaesol molesta solo reí nerviosa.
Aunque ahora todo parecía tan normal, la verdad seguía latiendo bajo la superficie, oculta solo para nosotros tres.
— ¿Y que les paso a Madame Jang y El padre Misui?
— Bueno, como a la mayoría que entra en el Coma les dio una muerte cerebral aunque a Jang la haya atravesado el brazo de la hermana y a Misui se lo comiera la otra — respondería mi duda.
Aun en mi mente rondaba el hecho de ver los cuerpos sin vidas de Madame Jang y el Padre Misui quienes me apoyaron bastante en este problema.
— Aunque tambien fue mi culpa por no decirte que no dieras tu nombre al Dokkebi — se disculpo.
— Bueno estabas envenenada, mucho no podías hacer — calme sus molestias.
— Es lo que preocupa, aunque Sumi Park te ayudo hay más problemas por lidiar si quedo rastro de las hermanas y Seoh ese traidor.
Finalmente, Youngho salió de la habitación y Dan Hyun regresó del baño. Él llevaba la misma expresión serena, pero había algo en su mirada que me decía que estaba pensando lo mismo que yo. En cambio ella solamente sonreía como siempre.
— ¡Finalmente libre! —dijo con una sonrisa forzada mientras se ajustaba su chaqueta. Pero sabía que esa alegría no era del todo genuina.
— Si, espere tanto por verte de nuevo Youngho — diría yo y lo abrazaría.
— Gracias Mina — me agradeció el.
—Aunque te veías muy masculino con el cabello largo y montando en esa motocicleta — halago pícaramente y el solo ríe.
— ¿De que Moto hablas Mina? — me pregunto Dan Hyug.
— Oh, bueno antes de que cayera en coma — excuse Yaesol solo se golpeó la frente.
Era cierto solo nosotros tres sabíamos lo que realmente había sucedido.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Dan Hyug, manteniendo su tono ligero.
— Mejor, mucho mejor —respondió él, aunque sus ojos buscaron los míos por un breve segundo, compartiendo el mismo peso que cargamos.
Mientras salíamos del hospital, el sol de la mañana nos recibió con un calor suave. La brisa fresca me hizo sentir un alivio momentáneo, pero no pude evitar la sensación de que la sombra de ese otro mundo seguía acechandonos.
Aunque habíamos escapado, algo me decía que no estaba del todo terminado.
— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Yaesol, caminando junto a Youngho. Había algo en su tono, una mezcla de cansancio y resignación.
— Vivir —respondí, intentando sonreír.
Pude haber muerto ahí.
— Al menos por ahora, seguimos adelante.
Miré a mi alrededor, la vida continuaba con normalidad. Las personas caminaban por las calles, ajenas a lo que habíamos enfrentado.
Para ellos, el mundo nunca había cambiado. Pero para nosotros, tres de los cuatro que salíamos del hospital, el peso de la verdad era imposible de ignorar.
Youngho caminaba con pasos firmes, pero sabía que él también sentía lo mismo. Yaesol, siempre observadora, nos vigilaba, como si temiera que en cualquier momento algo podría volver a surgir de las sombras.
Solo Dan Hyug, quien no había experimentado lo mismo, parecía más relajada. Ella no sabía la verdad, y tal vez era mejor así. A veces, la ignorancia es una bendición.
“Me alegro de haber entrado por que conocí el alter ego de ella” pensé mirando a mi amiga después le di un abrazo por la espalda.
— ¿Mina? — volteo la mirada — ¿Qué sucede?
— La verdad te admiro como amiga y te quiero mucho — comente resisitiendome a llorar.
Padre abusivo.
Gente despreciable.
Problemas en casa.
Problemas en la escuela.
Esa quemadura en su suave espalda.
Susurros...
Abusada por mayores.
Todo lo descubrí en el coma y fue parte de algo que me alegro saber, y ahora puedo confiar en que haré lo correcto a partir de ahora en adelante.
— Yo también te quiero amiga — diría ella para mirarme a los ojos.
Quería llorar.
Pero mientras caminábamos por las calles bajo el sol de la mañana, no pude evitar preguntarme cuánto tiempo podríamos mantener esa fachada. ¿Cuánto tiempo hasta que la realidad se volviera a distorsionar?
— Oigan, ¿comemos algo en este restaurante? — pregunto Youngho quien volteo a ver.
— Si por favor me arte de las hamburguesas Bulgogi — dije.
— ¿Como así Mina, si eran tus favoritas? — comentaría Dan Hyng.
Bueno en las maquinas expendedoras que aun servían dentro del Coma estaban llenas solamente eso, chocolates dulces, agua mineral, vendaje, cafés expresos y casualmente antídotos, así que de eso sobrevivimos Youngho y yo todo ese tiempo.
— Solamente les daré un tiempo — suspire.
Entramos a comer algo para pasar el tiempo aunque veía la relación de Youngho y Yaesol sentía que estaban ellos dos en mucha confiaza tanta que hasta Dan Hyug me preguntó.
—Oye no es por mala onda a la chica pero, ¿de donde conoce a Youngho?
—Es algo así como un prima lejana — mentí.
La comida se convivió en poco tiempo lo que me hizo sentir alegre comer por fin ramen o una carne recién cocinada.
— Por fin comida buena — diría Yougho sonriendo.
— Salud — diría Yaesol aunque solo ella tenía vino.
— Somos menores aun — dije riendo Yaesol me ignoro y brindamos con jugo.
Salimos de comer para seguir caminando, después de varias cuadras en silencio, Dan Hyug se detuvo frente a una intersección.
— Aquí me desvío —dijo con una sonrisa despreocupada. — Tengo que ir a casa antes de que me pregunten dónde he estado.
— Nos vemos mañana —respondí con una pequeña inclinación de cabeza.
Ella saludó y se alejó tranquilamente, como si nada en el mundo fuera más normal que regresar a casa después de una larga mañana.
La vimos cruzar la calle, sin saber que la verdad estaba a solo unos pasos de distancia, oculta en nuestras miradas y en nuestros recuerdos.
Cuando Dan Hyug desapareció de nuestra vista, el ambiente cambió de inmediato. El peso de la realidad que habíamos estado ocultando volvió a caer sobre nosotros, y su presencia fue innegable. Youngho, Yaesol y yo nos detuvimos, observándonos en silencio.
— No podemos seguir evitando esto, ¿verdad? —dijo Youngho finalmente, rompiendo el silencio.
Su tono era firme, pero había una sombra en sus palabras. Él sabía que lo que vivimos no se podía borrar, y el simple hecho de que estuviera en pie, caminando, después de todo lo que sucedió, era prueba de que la línea entre lo real y lo irreal se había desdibujado.
Yaseol fue la primera en hablar.
— Creíble, ustedes nunca debieron entrar al Coma aunque al final ustedes fueron gran parte para destruir a las hermanas viciosas — comentaría agradeciendo nuestra ayuda.
— Si, Todo bien — suspiraria.
— Aunque es extraño estar de vuelta... después de todo, ya que mi vida se basó en derrotar a las hermanas —Su mirada se perdió momentáneamente en el horizonte. — Me pregunto si alguna volvera el Coma.
— No lo sé —respondí, sintiendo el peso de sus palabras en mi pecho. — Pero lo que sí sé es que no podemos ignorarlo.
Youngho asintió, mirando al suelo por un momento antes de levantar la vista.
— Lo que vivimos... no fue un sueño. Es real. —Su voz era baja, pero segura. Había pasado tiempo en el hospital, sin daño físico pero emocionalmente, las cicatrices estaban ahí, invisibles, pero profundas.
Nos alejamos de la calle principal, buscando un lugar más apartado donde pudiéramos hablar sin ser escuchados. Encontramos un pequeño parque, vacío a esa hora de tarde, y nos sentamos en uno de los bancos. El silencio del lugar era reconfortante, casi como un refugio de los recuerdos que empezaban a invadirnos.
— Lo que me pregunto es... ¿por qué sobrevivimos? —dije en voz baja. — ¿Por qué nosotros tres y no otros dos de los vigilantes?
— No lo sé —respondío Yaesol, recordando a aquellos que no tuvieron la misma suerte. — Quizás fue solo suerte... o tal vez, de alguna manera, estábamos destinados a salir de allí.
Youngho permaneció en silencio durante un rato, sus manos apoyadas en sus rodillas, mientras miraba hacia el suelo. Luego levantó la vista y nos miró a ambas.
— Sea lo que sea, no podemos dejar que eso controle nuestras vidas. No podemos quedarnos atrapados en lo que pasó allá. Tenemos que seguir adelante, juntos.
Asentí, aunque en el fondo sabía que "seguir adelante" no sería fácil. Lo que habíamos vivido en el Coma había cambiado nuestras vidas para siempre. Las sombras de ese mundo aún rondaban, y aunque estábamos de vuelta en el mundo despierto, la sensación de estar en peligro nunca desaparecía del todo.
— ¿Y si vuelve? —pregunté finalmente. — ¿Y si lo que vivimos no ha terminado? —Youngho asintió, aunque la duda persistía en su expresión.
— No estamos solos en esto. Lo que pasó allá... siempre será parte de nosotros, pero ahora, estamos de vuelta. Aquí. Y debemos aprender a vivir con eso — respondió Yaesol.
Nos quedamos en silencio, contemplando lo que significaba esa verdad. Tres de nosotros sabíamos lo que realmente había pasado en el Coma, mientras que Dan Hyug, inocente de todo, seguía con su vida sin saber la magnitud de lo que habíamos enfrentado. Quizás era mejor así.
Finalmente, me levanté del banco y miré a mis compañeros.
— Tenemos una segunda oportunidad, ¿cierto?
— Sí —respondió Youngho. — Y no pienso desperdiciarla.
Mientras salíamos del parque, supe que, aunque habíamos dejado atrás las pesadillas del Coma, las cicatrices de esa experiencia siempre estarían con nosotros. Pero también entendí que, con el tiempo, tal vez podríamos encontrar algo de paz en medio de todo.
—Aunque los entrenare si vuelve el Coma y ese traidor — dijo Yaesol.
Fin del capitulo 2
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