Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

.୭༷ O


TaeHyun podía percibir cierta angustia por parte del doctor Choi; su mirada estaba lejos de expresar la tranquilidad que suele dar.

Había sido llamado a su consultorio de un momento a otro, simplemente, había deducido que se trataba de los avances respecto a su pedido.

El hombre lo estaba observando fijamente, logrando que el Omega se inhibiera ligeramente. En parte, no quería hablar sobre ello, más sabiendo que en todo el mes, no sucedió tal cosa como mencionar una operación; razón inicial de su acercamiento. Lo sentía inapropiado, según fue conociendo a BeomGyu.

Sin embargo, no se creía con el derecho de decidir algo tan importante en la vida del alegre Alfa. Mostrarle lo positivo que eran esas cirugías, debió ser su primordial objetivo, aunque se le hizo inevitable el querer compartir junto al mayor su forma de vida, su adaptación frente a las diferencias.

Así que, cuando el doctor hizo el ademán para iniciar la conversación, se recargó de energías y en poner su mejor estado de ánimo.

— TaeHyun, buenos días — cordial le saludó, el tono reflejado era uno sereno. Demasiado pacífico para concordar con el sonido que produce el piquete del lapicero que presionaba constantemente. Casi maniático —. ¿Cómo han ido las cosas con BeomGyu?

TaeHyun sonríe medio ansioso, la respuesta ahorcándose en su garganta. Realmente no sabía qué decir, porque era bastante obvio a qué se refería el doctor y, lamentablemente, él no poseía nada útil de lo cual informar.

Treinta días exactos han pasado. Tanto tiempo; mas la mención de una cirugía, de suma importancia, nunca fue mencionada en ningún lapso que pasó con el Alfa.

Nada. No tenía absolutamente nada.

Alzó la mirada al escucharlo exhalar, sus ojos azules parecían un pedazo del océano cristalizado, toda la vida representada en su expresivo vistaz; aquello suavizó el preocupado corazón del padre de BeomGyu.

— Te conozco hace años, TaeHyun. No quisiera abrumarte y entrometerme en tu vida privada, eso sería poco profesional de mi parte — inquirió el hombre mayor, de pie apoyado en el borde frontal de su escritorio. Sus gestos parecían compungidos al continuar —: A pesar de ello, no puedo evitar mortificarme por mi hijo; sé que son jóvenes, pero BeomGyu no es igual a ti.

Inmediatamente la incógnita se acentuó dentro suyo; no era el rumbo que esperaba. Confundido, no poseía ni la más mínima idea sobre qué clase de avispero se había metido. Movido gracias a la incertidumbre, se atrevió a cuestionarlo —: ¿No somos iguales?

TaeHyun no captaba en qué aspecto exactamente, el Alfa bicolor, era diferente a él. Quizás... ¿Apariencia? ¿Género secundario? ¿Gustos? En ese sentido, cada persona existente es diferente, sin embargo, ¿por qué el doctor parecía tan afligido al resaltar esa peculiaridad?

— BeomGyu es una persona especial que necesita de cuidados. No es lo mismo establecer una relación más allá de lo amical, que una de paciente — inquirió rígido, dándole la espalda al Omega al dirigirse a la ventana, ambas manos ocultas en los bolsillos de su pantalón marrón —. Seguro tus intenciones son buenas, pero, ilusionarse es lo que menos necesita ahora — señaló erguido en su postura.

Había pasado varios días escuchando rumores, entre el personal médico, sobre la cercanía entre su hijo y TaeHyun. En un principio, creyendo que era porque trataba de convencerlo de la operación; mas los vio, con sus propios ojos fue testigo de la forma demasiada apegada con la que ambos se relacionaban. Eran… demasiado cariñosos. Y pareciera que no les interesaba sus demostraciones públicas, no era de extrañar que fueran el bocadillo de las bocas chismosas.

— Doctor Choi… no entiendo que trata de decir — musitó un poco disminuido, jugueteando con sus dedos los entrelaza y los apreta; inseguro de cómo mantener quieta esa parte de él.

Pese que no mostraba una cara molesta o rigurosa, TaeHyun se preguntaba si había hecho algo malo. Estaba tan confundido de las palabras del Alfa que no pillaba nada.

Mientras tanto, el alto señor Choi se volteó completamente, sin avanzar ningún paso hacia el Omega, finalmente fue consistente al dejar de redundar su conflicto —: Estarás aquí por un par de meses más en lo que se acaban tus vacaciones, luego, tendrás que irte para continuar tus estudios en Busan. Lo que trato de decir, es que no te involucres de manera romántica con BeomGyu; no cuando eventualmente partirás. — Volvió a suspirar y negó con su cabeza conflictiva —. Eres un Omega demasiado joven para ocuparte de alguien con ceguera de manera personal, TaeHyun. Por favor, convéncelo de viajar a Londres para ser tratado lo antes posible — pidió esta vez, tremendamente ofuscado, evitó arrepentirse de su intervención cuando el menor desvió su mirada a otro lugar. Huyendo de sus revelaciones.

— Y-Yo no... — balbuceó impresionado, con tal estupor apretó los labios hasta formar una rígida línea recta. Afectado por la declaración en voz alta de su prematuro interés hacia BeomGyu; pues aún se encontraba sometido en el descubrir de sus sentimientos. Aquellas palabras fueron un gran golpe directo a su inminente realidad, donde las fantasías solían dispersarse —. No quería retener a nadie, sé lo importante que es esa operación, doctor; intentaré hacer lo mejor que pueda para ayudarlo — formal le respondió con el afán de tranquilizarlo.

Sin titubeos o nerviosismo había contestado. Aunque, paradito en su sitio, era un mar de sudor frío.

A pesar de que el doctor, le mostró antes de que se retirara una aliviada sonrisa agradecida; no contuvo el gruñido interno de su Omega que retumbó las paredes mentales.

El lobo estaba disgustado.

— ¡Oh! Miren que tenemos aquí, un TaeHyun triste. ¿Nos están invadiendo seres malignos?

No podía retirar de su cabeza la conversación que tuvo con el padre de BeomGyu, dándole vueltas y siendo un desastre para atender a los pacientes. Simplemente los otros enfermeros lo mandaron a despejarse, asegurando que tenían cubierta la situación. Poco después, se dejó abandonado en una banca, siendo víctima de la amargura expresada de sus instintos. 

Suspiró con pesar. —No nos invaden, HeeSeunggie. Solo estoy un poco agotado.

— ¿Agotado? — La mueca en su cara le indicaba que no le creía en absoluto.

Lee HeeSeung es el carismático psicólogo del hospital, se hizo su amigo en sus vacaciones pasadas. Es un Beta con la capacidad de transmitir confianza simplemente al hacer compañía. Daba como aire de cierta divertida claridad. Los consejos del hombre tampoco se quedaban atrás, siempre mencionando las palabras correctas. Demasiado acertado.

— Uhmmm, has estado saltando sobre un pie, tu aroma ha estado más dulce por la alegría que portabas y ni qué decir de la sonrisa. Contagiabas todo tu alrededor de brillantes ánimos, ¿te cansaste de mostrarte feliz? — TaeHyun parpadeó sorprendido ante su obviedad. ¿Así lo han visto los otros? La profunda mirada contraria le manifestó sin necesidad de vocablos, seguridad —. ¿Es referente al Alfa que frecuentas en los tiempos libres?

Recordó una vez más la plática, reproduciendo los intercambios exactos. Deslumbró en sus pómulos un sutil coloreado rosa producto de tales declaraciones. ¿BeomGyu y él? Anteriormente estuvo bastante aturdido para analizar a profundidad aquellas palabras. Pero ahora que lo pensaba, ¿de verdad estaba ilusionando al picaresco Alfa?

— Tiene que ver con él... — aceptó bajito y se hizo más pequeño en el asiento. Contándole lo ocurrido.

— ¿Quieres a ese Alfa a pesar de que… — revoloteó los ojos a los lados al mismo tiempo que su cabeza — no pueda verte? — cuestionó entonces HeeSeung, emocionado hasta la bota. Siendo un amante de los buenos romances juveniles e inocentes. A él realmente le gustaba TaeHyun, claramente refiriéndose al carácter y personalidad. Lo que más apreció fue la rebosante aura alegre que traía, definitivamente necesitaba subirle el ánimo —. Solo creo que debes aclarar tus sentimientos. Eres un Omega y él un Alfa, es natural que sus uniones sean más fuertes. Aunque rebobinando un poco, BeomGyu ciertamente parece atraído por ti — ríe indiscreto —, lo recuerdo, antes rechazaba cualquier intento de consuelo por parte de las enfermeras; siempre distante, igual que un viajador en otros mundos. Solo que su cuerpo estaba erguido a la tumba de su buena abuela y su mente quién sabe dónde. Bastante misterioso.

 — Yo, realmente estoy perdido — susurró en pesadumbre. Agachando el mentón se fijó en sus muslos, y casi su imaginación fue real al recordar los cabellos rosas y cremas extendiéndose ahí mismo. TaeHyun no sabía cómo organizarse, a pesar que su Omega aullaba ya una respuesta rápida.

Además, estaban las cirugías; la distancia entre sus casas, si de verdad BeomGyu sentía algo verdadero por él. Algo ardiente y pesado se removió en la boca de su estómago, clara pista que delataba su nerviosismo. TaeHyun nunca ha participado en algún tipo de relación cercana-amorosa con otra persona; demasiado tímido y metido en su caparazón.

La sonora carcajada del psicólogo interrumpió su atormentado sopesar y le prestó atención de reojo—. No tienes que estresarte por eso, tampoco busques una respuesta forzada en ti. Simplemente, cada vez que estés con BeomGyu, sé consciente de cuánto acercamiento quieres compartirle. Cuántos pensamientos también — le aconseja HeeSeung, el mismo chico que al sonreír brillaba tanto como el naciente sol —. Disfruta, TaeHyun, estás en tu edad perfecta. Deja que aquí — pinchó el dedo en la parte cercana al corazón — sea tu guiador. Tu mente ya lo consideró, así que, deja a tus instintos fluir.

BeomGyu concluyó que la descripción del color amarillo no era uno de sus favoritos, menos cuando TaeHyun lo asociaba con el psicólogo preferido del hospital. No le gustaba formar en su mente el rostro de una persona ajena que recibía adulaciones del lindo Omega que le suele acompañar.

Demasiado encariñado con su voz, no lo detenía; sencillamente trataba de captar la melodía de su timbre y descartar el significado de sus palabras.

Aprendió que el rojo puede representar al verano, igual al fuego candente que se incendió en su particular mente. Experimentó de primera instancia los celos momentáneos y dominio en él. Calurosas, fastidiosas y nubladas.

Ah, pero lo quería. Aún entre su confusión, BeomGyu cree fervientemente en las palabras de su abuela, en su sentir. Los cosquilleos traviesos en su estómago, el aleteo del corazón, la calidez segura, los brillantes colores, la suavidad de su carne.

No sabía lo que era soñar, le habían dicho que eran mundos fantásticos donde cualquier cosa podría suceder. Él vivía de esa manera, en un mundo fantasioso, lleno de estrellas y constelaciones; por esa razón, no quería que TaeHyun fuese solo un sueño. Lo anhelaba en la vida real, porque a pesar de su aturdido pensar; al lado de su toque podía conseguir claridad. Paz y burbujeante alegría.

Así que, mientras el Omega hablaba, probablemente el aire despeinaba sus cabellos, sus manos se tornaban frías, la respiración pesada y la sonrisa permanecía formada en sus labios. No podía realizar otra actividad, más que escucharlo detallar peculiarmente en un tono ahora no muy agradable.

Sin embargo, apreciaba la belleza que intentaba en sus oídos sumergir.

— La primavera alude al amarillo; alocada como la juventud, dulce al igual que las carcajadas de un niño, brillante a los inspiradores ojos poéticos. Si las personas estuvieran representadas por un color, el psicólogo, Hee, sería de un amarillo muy intenso, lleno de alegría y esperanza. Un esperado sol naciente, después de una terrible tormenta — culminó su descripción pedida.

El pelinegro aprieta la mano deslizada a la suya; protegiéndose del helado clima. Siendo muy consciente de lo abandonado que estaba al detallar los rasgos del rostro del Alfa; el tamaño de la mano ajena, en su aroma picante y cítrico que lo despejaba del agobio.

TaeHyun se perdía en la presencia de BeomGyu, mientras que él fue picoteado por una juguetona curiosidad. Despertando los nervios inseguros y la felicidad de su Alfa interior de hacer presente su turno. Quién no tan secretamente, gustaba también del menor.

Sin malas intenciones, acariciaba con sus yemas la piel de la mano contraria. — Me gusta cada vez que detallas los colores para mí. Pero me has dejado una duda implantada; si las personas pueden ser descritas mediante tonos, ¿con qué color tú me describirías? — curiosea BeomGyu, y consigue sorprender a TaeHyun, ocasionando exactamente la misma reacción que tuvo a la primera petición del Alfa. Sin palabras y delirando por su edad.

No obstante, TaeHyun recostado en medio del anochecer sobre su cama, solía relacionar al Alfa con diferentes tintes. Riendo de sus, a veces, absurdas palabras; y luego, avergonzándose al darse cuenta de lo acaramelado que sonaba.  

Oh, TaeHyun estaba perdido, sin rumbo dentro de un gran bosque desconocido.

Tragó duro, masticando los bordes de su labio inferior. En la garganta, experimentaba claramente el continuo palpitar de su eufórico corazón. Debido a la cercanía, el olor de BeomGyu se infiltraba lentamente navegando. Cuando el mayor estrechó sus dedos, no dominaba el movimiento inquietante de los azules ojos que poseía.

Sonoro expulsó un gran suspiro y empezó, tras poner un mechón suelto en orden. — Te describiría con el... púrpura — arrugó la nariz al sonreír porque BeomGyu parecía feliz con la elección.

— ¿Por qué el púrpura? — indagó el Alfa, quien se dejó caer de costado, apoyándose contra el menudo cuerpo del Omega.

TaeHyun se aclaró la garganta tras toser —. Gyunnie, yo… — murmuró tímido — considero ese color al igual que un romance: cambiante, lleno de sorpresas, difícil de saber a dónde nos llevará o porqué, es indómito e inesperado. La interpreto como una suave brisa al leer un libro, una reconfortante y cariñosa. — Conforme hablaba, la vergüenza estaba devorando sus venas. Prácticamente, palpaba sus sentimientos en cada oración que terminaba —. También, simboliza a un rey caprichoso que vive en un castillo trabajando por su gente. Que no abusa del gran poder que tiene, es... amable y protector. Es alma; esencial y verdadero.

Paró por un instante, buscando retener aire pues pesado su corazón latía desembocado. Todo él parecía vibrar, ¿cómo conseguiría seguir hablando? No podía mantener por más tiempo su cabeza elevada, el rubor rojizo le resplandecía en los blancuzcos pómulos. Ver a BeomGyu, que no decía absolutamente nada, tampoco lo ayudaba; sin más, apoyó su frente en el hombro del Alfa de cabellos bicolor. Retorciendo sus dedos en el abrigo que vestía.

— P-Personifica los sueños que te elevan a los aires; entre nubes y estrellas... — Aspiró la esencia de pimienta y bergamota con el objetivo de tranquilizar su pulso que elaboraba un tambaleante sonido en su voz. Terminó en un pequeño susurro especial —: Es el futuro. Eres el futuro, BeomGyu. Mi futuro.

El silencio se estableció después de la última palabra soltada.

BeomGyu arrastró suavemente el aire para transformarlo en un suspiro. Movilizando las falanges, los guía entre los cabellos negros naturales para sumergirse; sin prisa aspiró el aroma desde la cumbre de su cabellera con la nariz apoyada en ella. Una presión reconfortante y cómoda se acentuó cuando TaeHyun hundió su rostro junto a su pecho contra el suyo.  

Los corazones estaban tan cercanos que parecían haber acordado un ritmo, el cual era bailar y sincronizar, siendo rítmicos y melodiosos. El espacio que se creó parecía solo destinado para ellos, sutil como una guitarra cantando promesas, bajo un deslumbrante sol, a punto de ocultarse tras otro inminente anochecer.

Igual de mágico que el brillo de las gotas de agua, que se deslizan sobre los pétalos de grandes rosas rojizas. Sus instintos reunidos, gozaban de encontrar a un contrario capaz de hacerlo aullar por compañía, de raspar por su protección y las ganas de juntarse en esas vidas quizás, una vez más. Residía la belleza en la fortaleza de lazos no vistos, pero ya establecidos, y que han tenido la oportunidad de encontrar el complemento faltante. Delante de sus pies extensos caminos se mostraban; ciclo de la vida aventurera y lleno de sorpresas.

Daban su primer paso. BeomGyu alzó el rostro del Omega que sostenía entre sus manos, sus sentidos enloqueciendo con premura. No conocía palabras reales que expresaran ni la parte más mínima de la chispeante felicidad afectuosa que afrontaba. ¿Quién alguna vez lo había descrito de tal manera?

Dudaba de lo magnífico que sonaba el púrpura, pero era TaeHyun quien lo decía. Aunque no fuese cien por ciento real, él creería y flotaría sobre ellas. El contacto físico era la única forma en la que podía expresar sus sentimientos.

BeomGyu no solo quería decirle gracias, había ansiado tanto que lo notara como una persona que podría tomar su mano y encaminarse a un futuro juntos.

Es muy consciente de TaeHyun, capaz de trazar su silueta y casi de admirar la hermosura de su suave rostro. Típico miedo caló dentro del Alfa acarreada por cierta inseguridad; no obstante, el sujetar de los dedos pertenecientes a TaeHyun, le entregó la confianza para avanzar. Después de un delicado suspiro tembloroso por parte del pelinegro, BeomGyu encontró la competencia entre dulzura y plenitud. Detallando en cada de sus movimientos descubridores, la textura de los labios del Omega. La humedad que compartían en el instante que implementaron sus fervorosas lenguas para definir. . . sentir.

Ambos compararon su beso con el arcoíris; no solo pintaba el cielo al término de una cruel tormenta o desolada lluvia, era el valor de su salida, los colores que te animaban, las amplias definiciones variantes y el optimismo que daba. Indescriptible. Maravilloso. Muy importante como un recuerdo que nunca se quisiera olvidar. Un sentimiento que les encantaría volver a sentir.

Ellos habían presenciado al arcoíris en un solo beso.

¿Vieron la nueva portada? Es muy bonita, me gusta mucho.

Todos los créditos a DANMERI <3

Ando tan dormida, que no sé si dejé pasar algo por alto. Cualquier cosa, me avisan <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro