5. Gris Oscuro
-Dedicado al Hombre Problemas-
No era como si Louis estuviera con el corazón roto, claro que no.
Pero allí estaba, acostado en su gran cama de sábanas blancas abrazado a su oso de peluche como si la vida se le fuera en ello. El viento se agitaba con fuerza en el exterior, provocando que extrañas figuras se formaran en la ventana del más pequeño producto de los árboles que parecían a punto de quebrarse por el viento. A Louis le gustaba pensar que el clima se había puesto acorde a como se sentía en esos momentos. Gris, Louis se sentía gris.
Louis no recordaba haber sentido aquella sensación de vacío alguna vez.
No era agradable, era lo opuesto a agradable realmente. Presión, vacío, como una bola de plomo sobre su pecho, no lo sabía con exactitud, y tampoco sabía si realmente existía una descripción concreta y realista sobre un corazón roto. Era simplemente indescriptible, y totalmente incomparable a cualquier tipo de malestar físico y emocional. No importaba lo que hiciera, no importaba cuanto tratara de distraer su mente sobre aquellos brillantes y bellos ojos verdes, no importaba, porque de todas formas, siempre volvía a ellos. Era como despertar de un mal sueño, sabes que lo que sea que hay en el sueño no es real, pero de todas formas la angustia sigue en ti hasta que vuelves a caer dormido. El problema era que Louis no podía volver a quedarse dormido.
Sumado a eso, Louis realmente no entendía las causas de su actual estado.
Louis había querido aquello, Louis fue quien le dijo a Harry que era mejor dejar de verse; definitivamente no se esperaba la misma propuesta por parte del de rizos, pero debía admitir que había facilitado las cosas. Pero Louis se sentía vacío, como si algo le faltara, como si su cielo se hubiera quedado sin colores. Y Louis no entendía, realmente no entendía como un chico que había conocido hacía apenas unos días podía provocarle aquello, como su ausencia era capaz de dejar a un Louis con el corazón roto.
Y es que la mente de Louis bullía a mil por hora.
No hubo más palabras de por medio, solo esas palabras fueron necesarias para que ambos individuos sonrieran con tristeza y se marcharan cada uno por su propio camino. Al momento, Louis se sintió aliviado, aliviado de no tener que darle explicaciones a Harry, explicaciones que serían más que dolorosas para Louis. Sin embargo, solo le basto poner un pie en su habitación y recostarse en su cama, cuando las preguntas correctas comenzaron a llegar a su mente. Preguntas que en la mente de Louis parecían hacer más daño del que podía llegar a provocar la tormenta en el exterior.
¿Por qué Harry consideraba que era mejor dejar de verse?
Louis tenía sus motivos más que claros, pero Harry, ¿Por qué Harry ya no quería verlo? Y ahí fue, cuando todas las inseguridades de Louis comenzaron a salir a flote. Tal vez a Harry no le había gustado su actitud, o que fuera demasiado inmaduro para alguien de su edad. No, no era eso, Louis sabía bien que era.
Se levantó con lentitud, parándose frente al espejo de cuerpo completo de su habitación. Jamás le había gustado, no le gustaban los espejos, odiando siempre el tener que mirar su reflejo por más de unos segundos. Muchos habían sido los intentos de Louis por convencer a sus padres de lo innecesario que sería poner un espejo en su habitación, pero ahí estaba, adornado con lindas pegatinas y con un marco dorado a su alrededor.
Louis rio cuando se vio en el espejo. Iluso, siempre iluso.
Tal vez a Harry no le molestaba su actitud, o que tal vez fuera algo inmaduro. Hasta podía jurar que había disfrutado la leve charla sobre pingüinos que tuvo lugar aquella tarde. Tal vez a Harry no le molestaba en absoluto, pero ni siquiera Louis saldría con la imagen que mostraba su espejo.
Caderas anchas, muslos gruesos, piernas cortas y regordetas, y aquella maldita curvatura en su estómago que se notaba en sus camisas. Sumado a eso, la barba de hace unos días y las ojeras bajo sus ojos tampoco ayudaban a darle a Louis una imagen más presentable, o incluso atractiva, solo lo hacían ver como un vago. Como un chico feo y gordo, como aquellos de los que se burlan en las películas de adolescentes que mayormente se esconden en los libros. Y Louis empezó a reír, reír del mal chiste que era la vida; ¿Harry? ¿Enserio pensaba que un chico como Harry se quedaría con alguien como él? Un chico feo y gordo que no valía nada ¿Tan iluso era?
Louis rio con más fuerza cuando recordó cuando se planteó la leve posibilidad de que tal vez Harry sintiera algún tipo de atracción por él.
No solo por su físico, sino porque era imposible, Ni Harry o el mismo podían estar enamorados de alguien a quien había conocido hacía apenas unos días. No en este mundo, no en la vida real, porque el amor no funcionaba así. Para Louis, el amor solo lucia bien en novelas cuyo final es perfecto, no en la vida real, donde el amor es mejor solamente cuando está en otra parte, asechando a otra víctima. Y por eso y muchos motivos más, Louis no podía estar enamorado de Harry, no podía haber caído como un tonto por aquella sonrisa encantadora y por aquellos ojos verdes. Se reusaba. Se reusaba al amor.
Amor que ni siquiera estaba seguro de si era real.
En las películas, libros y solo en casos excepcionales, el amor decidía golpear la puerta de una persona, presentándole ante sus ojos a su alma gemela, o al menos a un amor pasajero que por el momento será el más importante de aquella persona. Era solo cuando los planetas y estrellas se alineaban, y cuando Cupido hacia buen uso de las flechas que disponía, cuando una persona podía llegar a enamorarse perdidamente de alguien con tan solo haberse visto una o dos veces. Louis no era un caso excepcional, Louis no se había enamorado de un chico al que solo había visto tres veces como en una estúpida película adolescente. Era imposible, una fantasía, un sueño infantil.
Y hablando de sueños...
Louis aun no podía creer como había pasado de soñar miles de escenarios perfectos con el chico de ojos verdes, a ni siquiera poder dormir aunque sea unos pocos minutos sin terminar en llanto. Pero estaba bien así, era mejor así, porque Louis realmente preferiría nutrirse de tristeza y pasar noches de insomnio a dañar a Harry. Porque Louis no quería destruir a Harry, no quería atar a Harry a un chico con más problemas de los que cualquiera puede lidiar.
Y Louis haría todo lo posible por no destruir a Harry, incluso si aquello llevaba a que se destruyera a sí mismo.
Aparentemente todo se había vuelto verde.
Hace unos días atrás, Louis mantenía una fuerte postura con respecto a los corazones rotos, mostrándose incrédulo. Sí, incrédulo. Se reusaba a creer que una persona podía sufrir tanto por un amor no correspondido, se reusaba a creer que a una persona se le podía ir la vida en lágrimas al ya no tener a aquella persona especial en su vida. Pero por sobre cualquier otra cosa, creía que era algo estúpido, tonto, imposible, el hecho de que una persona enamorada, con el corazón roto, pudiera relacionar cualquier cosa con el fallido amor de su vida en un intento por superarlo, olvidar a aquella persona. Totalmente ilógico.
El universo se reía a sus anchas en ese momento.
Ni siquiera sabía cuándo había empezado, cuando el universo había conspirado en su contra al hacerle recordar a Harry en cualquier mínimo detalle. Louis estaba furioso, indignado, maldiciendo a cualquier dios que se encontrara allí arriba cada vez que la cosa más pequeña le hacía recordar a aquel alto chico de ojos verdes que se había quedado grabado en lo más profundo de su mente, al igual que en su corazón. Y Louis se odiaba, se odiaba mucho, porque de todas las personas de las que podía enamorarse - o encariñarse según la testaruda cabeza de Louis - de todas las personas a las que el corazón de Louis podía abrir sus puertas, fue a elegir a la única a la que Louis no tenía intenciones de dañar. Porque si, cualquiera que obtuviera al menos una mínima porción del corazón de Louis saldría dañada.
O al menos según su criterio.
Pero es que era tan patético. Louis se odiaba, se odiaba y no había forma de que pensara la contrario. Se odiaba por buscar en cada sonrisa que veía, aquel brillo que parecía haberlo hechizado de pies a cabeza en tan solo un segundo. Se odiaba por buscar en cada mirada aquel verde que había iluminado su mundo con un solo parpadear. Y se odiaba por sentir aquel sentimiento de angustia y tristeza al no encontrar aquel brillo en ninguno de sus compañeros de clase. Odiaba que hubiera tantos ojos a su alrededor y ninguno de ellos fueran verdes. Se odiaba por permitir que la ausencia de Harry le afectara de tal manera cuando solo se habían visto dos veces.
Patético, simplemente patético.
-El ser humano, anhelante de amor, buscara a cualquier persona para satisfacer su deseo de ser amado. Incluso si aquello involucra destruirse a sí mismo.
No.
Louis se había quedado estático, con su lapicera en la mano y la mirada perdida, procesando las palabras que su profesora de filosofía acababa de pronunciar. No era cierto, no podía ser cierto. Luego de unos segundos, su mirada perdida fue reemplazada por una de molestia a incredulidad; porque el ser humano no se enamora de cualquier persona que aparezca ante sus ojos para satisfacer un capricho; porque el ser humano no puede enamorarse de alguien que no conoce con tal de no sentirse solo; porque Louis no podía haberse enamorado de Harry. Era imposible.
-Muchos dirán que es mentira, que es un mito, que es imposible - Louis bufo con molestia - Pero todos necesitamos a alguien con quien contar, alguien que nos haga sentir amados y especiales. Algunos encuentran a aquellas personas en sus familiares, pero otros buscan a esa persona especial en una pareja o un amigo. Es indiferente. Todos necesitamos a alguien a quien amar y que nos ame.
Carajo, Louis estaba jodido.
Louis volvió a su casa con mil dudas rondando su cabeza.
Necesitaba un consejo rápido, de cualquiera. Zayn estaba enfermo, y ni aunque estuviera en su mejor momento Louis pensaría en volver a molestarlo con sus problemas amorosos. Ed tampoco era una opción, ni siquiera sabía sobre Harry, así que estaba igual de descartado. Así que quedaban dos opciones, su padre que con suerte podía mantener su matrimonio estable, o su madre que era la única que parecía ser la única que luchaba por mantener la familia unida. Ni siquiera hace falta mencionar a quien eligió.
El problema se presentó cuando encontró a su madre rodeada de papeles y una expresión frustrada.
"Carajo" fue lo primero que pensó, teniendo ya una vaga idea de lo que pasaba. Su madre no era una persona que viviera rodeada de papeles, era sencilla, y lo más cercano que estaba de tocar papeles era cuando los recogía o veía los exámenes del castaño. Las únicas veces que su madre tocaría papeles seria cuando el mes acabara, y el pago de tarjetas e impuestos golpearía su puerta. Pero era mitad de mes, y Louis no recordaba ver a su madre así de frustrada alguna otra vez. Y Louis sabía, que aquello solo significaba una cosa, una única cosa que ahora cambiaría su vida de gran manera.
Era su padre.
Louis recuerda, que ese año se habían ido de vacaciones. Felices, relajados y con grandes expectativas. Los primeros días todo fue de lo mejor, disfrutando los bellos paisajes que el lugar les ofrecía y visitando cualquier lugar que les recomendaran. Una de sus mejores vacaciones. Pero algo pasaba en las noches, porque Louis soñaba que se ahogaba, que se moría, que se hundía cada vez más profundo en el agua hasta llegar a un punto en el que negro era lo único que veía. Era extraño, así que el un día, Louis decidió investigar qué era lo que significaba, descubriendo que significaba que problemas económicos, familiares o personales se avecinaban.
Esa misma tarde se enteraron que su padre tenía una deuda de 100.000 dólares, Louis nunca más volvió a soñar que se ahogaba.
Jay era probablemente la mejor madre del mundo si a Louis le preguntasen. La noticia le había caído como un balde de agua fría, esperando seguramente cualquier cosa menos aquello. Louis tuvo que ser fuerte, neutral, tratando de ignorar los gritos provenientes de la habitación matrimonial de la cabaña distrayéndose con la vista que la ventana de su habitación le proveía. Habían hablado, con Jay jurándole a Louis que no iba a dejar que aquello le afectase, que la vida de ambos seguiría como si aquello nunca hubiera pasado.
Pretender que nada había pasado era tan imposible como el que Louis se hubiera enamorado de Harry.
-Hola bebe - Louis dijo con una sonrisa cuando Clifford comenzó a saltar a su alrededor. Se agacho a su altura para abrazarlo suavemente y depositar pequeños besos en su cabeza. Cuando considero que era suficiente, se acercó a su madre - Hola mamá.
Jay suspiro - Hola amor - comento para dejar un amoroso beso en la mejilla de su hijo. Louis conto hasta tres, esperando las ya conocidas palabras de su madre - Tengo que contarte algo.
Su padre no se conformó con deber 100.000 dólares, así que decidió deber 350.000.
¿Qué debía hacer Louis? ¿Llorar? ¿Golpear a su padre? ¿No hacer nada? Por Dios, solo tenía diecinueve años, sus únicas preocupaciones debían ser la universidad y su vida social y amorosa, no pensar en cuál de estos días su cena seria efectivamente su última cena. Porque ellos eran pobres, y 300.000 dólares eran más de lo que aquella familia podría juntar en su vida.
Su madre no estaba bien, no lloraba pero se notaba a leguas que hacia un gran esfuerzo para no hacerlo. Louis no sentía nada, no sabía qué hacer. Solo se mantuvo con ella toda la tarde hasta que la noche cayo, distrayéndola con datos absurdos o con que había pasado en la escuela. Louis se odio por no tener alguna calificación en ese momento, sus notas altas parecían ser lo único que animaba a su madre a esas alturas. No hace falta mencionar que Louis ni siquiera menciono a Harry en todo aquel tiempo. Suficientes problemas tenía ya su madre para que Louis fuera a darle más.
El punto de quiebre realmente vino cuando su padre cruzo la puerta.
Mark no era mal padre, no era mal sujeto, su único problema era su pésimo manejo de economía. Amaba a su madre, y sabía que a él también lo amaba, pero todo ese amor parecía no existir cuando solo se dedicaba a traer más y más problemas a aquella familia que a duras penas se mantenía a pie.
Louis había decidido tomar una ducha, no dispuesto a escuchar la discusión y la guerra que se desataría en el cuarto de sus padres. El sonido del agua correr parecían no ser suficiente para cubrir los gritos, sin embargo. No eran gritos en sí, simplemente palabras pronunciadas muy fuertes. Louis respiraba hondo y exhalaba, tardando tal vez más tiempo de lo usual. En la mayoría de las duchas de Louis, música reinaba el lugar, con el mismo cantando o haciendo movimientos tontos en la ducha, corriendo el riesgo de caerse gravemente. Pero ahora solo había a un Louis parado bajo el chorro de agua, pensando. Pensando.
El labio de Louis comenzó a temblar cuando escucho la voz rota de su madre.
En total silencio, y con su respiración volviéndose cada vez más irregular, Louis subió a su habitación, con Clifford siguiéndolo en el mismo silencio. Cerró la puerta con cuidado una vez que Clifford entro, con ambos acostándose en su cama. Prendió la televisión, apago su celular, y miro el techo, respirando y exhalando, mordiendo su labio y jugando con sus labios, aun escuchando la discusión que tomaba lugar un piso abajo.
Solo le basto que Clifford lamiera su mano y se recostara en su pecho para que Louis comenzara a llorar.
El problema de Louis era que era egoísta.
Con pasos lentos y delicados, Louis se hizo paso entre las diferentes tumbas del lugar. Había dejado con anterioridad unas bellas flores en la perteneciente a su abuelo, decidiendo esta vez no hablarle para su propia salud mental. Louis no quería empezar a llorar como alma en pena en menos de dos minutos. Miraba los nombres, las fechas de nacimiento y muerte, frunciendo el ceño con tristeza al ver que algunas tumbas allí eran pertenecientes a niños. Louis creía que la muerte de niños ni siquiera debía existir, que ellos debían conocer la vida que les esperaba por delante, la misma que no debía ser arrebatada de sus manos en un suspiro.
-El hombre siempre volverá a donde es feliz.
Y Louis quería ser feliz.
Por eso no dudo cuando se acercó con pasos rápidos a la persona que yacía sentada en la misma banca donde Louis lo había visto infinidad de veces. Por eso no le importo la mirada confundida que aquella persona de bellos ojos verdes le brindo cuando ambos se encontraron frente a frente. Verde con azul. Por eso no lo pensó demasiado cuando hundió su rostro en el pecho de Harry en un abrazo forzoso, sonriendo levemente cuando aquellos fuertes brazos se envolvieron a su alrededor.
Louis quería ser feliz, y tal vez no le importaría ser un poco egoísta para conseguirlo.
________________🍁________________
•Capitulo dedicado a: ElOsoSabroso • (Gracias por el apoyo ♥️)
Primer comentario con parte favorita para dedicación 🏵️
Realmente espero que les haya gustado este capítulo, si es así haganmelo saber mediante votos y comentarios. Cualquier idea o sugerencia es bienvenida. 🌼
10 votos para el siguiente capítulo. 🙂
All the love in the World for you 💓
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro