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Extra 02.

—Luces increíble, amor —escuchó la dulce voz de Jungkook a sus espaldas.

El pelinegro prometió que irían a cenar esa noche a un restaurante muy bien ubicado en el centro de Paris. Si, habían viajado a Francia para pasar su aniversario, justo hoy estaban cumpliendo tres años como pareja enlazada.

Su pequeña hija se había quedado en Londres junto con sus abuelos. Jungkook había planeado ese viaje específicamente para ellos dos, aunque su alfa aullara al extrañar a su bebé. Jimin tampoco estuvo muy convencido de dejarla, pero su madre prometió cuidarla bien por esos dos días.

Así que ambos se despidieron de ella y el omega hizo a sus padres jurar que cuidarían de su cachorra con su vida. Ellos aceptaron cuidar a Jia porque la adoraban.

Entonces ahí estaban, habían llegado por la mañana a la capital de Francia y se pasaron toda la tarde recorriendo la ciudad hasta que tuvieron que volver a su hotel porque el alfa quería llevarlo a cenar.

Jimin miró por el espejo a Jungkook, el cual estaba apoyado en el marco de la puerta de la habitación. Le sonrió con coquetería y su alfa se acercó pasando los brazos por su cintura.

—¿Crees que me veo bien? —preguntó el rubio, acariciando el dorso de la mano de Jungkook. Se miraron fijamente a través del espejo de cuerpo completo.

—Eres perfecto, cualquier cosa luce maravillosa en ti, mi precioso omega —respondió tomando su cintura y girándolo con delicadeza. Jimin aprovechó el quedar frente a él para darle un beso en los labios.

El mayor le correspondió y cuando creyó que era suficiente, se separó de Jimin, sin embargo, el más bajo tenía otros planes y no dejó escapar tan fácilmente a su alfa. Volvió a besarlo, pasando sus manos por sus hombros, sintiendo la gruesa tela del traje que portaba. Jungkook pasó sus manos por la cintura de Jimin y delineó con su lengua los suaves labios de su pareja.

El omega soltó un pequeño gemido cuando se pegaron más, bajó sus labios por el cuello de Jungkook, dando pequeños besos y mordiscos a la tersa piel. Estaba pasando la punta de su nariz, olisqueando su maravilloso aroma a café cuando sintió un tirón en su cabello, haciendo que levantara la cabeza y dejara expuesto su cuello. El mayor besó su fuente de aroma y luego su marca, habló con los labios pegados a su piel.

—Terminaremos esto cuando regresemos, ahora tenemos que irnos o llegaremos tarde para la reservación —dijo claro antes de alejarse del cuello del ojimiel y darle un último beso en los labios.

—Me calientas más cuando te pones todo mandón, ¿sabes? —exclamó Jimin, alisando el traje que traía puesto. Su alfa sonrió con suficiencia y negó con la cabeza antes de salir de la habitación, él lo siguió.

✧✦✧

—Esto es delicioso —exclamó Jungkook mientras saboreaba su Quiche Lorraine. Un tipo de tarta elaborada con huevos batidos, crema de leche y una mezcla de verduras cortadas.

Mientras que Jimin había pedido un Coq au vin. Una especie de estofado de pollo con verduras y vino tinto.

—¿A qué sabe el tuyo? —preguntó el omega después de masticar un bocado de pollo. El mayor tomó con su tenedor un pedazo de la tarta y le indicó a Jimin que se acercara. Él lo iba a hacer hasta que se dio cuenta de las intenciones de Jungkook—. Estamos en un restaurante de Paris, no puedes hacer eso.

—¿Por qué? ¿Acaso es ilegal? ¿Van a multarme por darle de comer a mi omega? No lo creo, vamos, acércate —pidió el alfa y Jimin accedió. Abrió la boca y probó lo que el pelinegro le estaba ofreciendo desde su tenedor. Abrió los ojos, sorprendido.

—Wow, realmente sabe bien.

—¿Crees que quieran darme la receta? —preguntó Jeon en un susurro. El menor soltó una risa y bebió de su copa de vino.

—Aunque lo hicieran, tú no cocinas.

—Oh, cállate. Lo haría si me dejaras —contestó fingiendo indignación.

—Alfa, ni siquiera sabes hervir agua —exclamó Jimin riendo.

Su pareja abrió la boca y frunció el ceño.

—Retráctate.

—No lo haré.

—Te castigaré.

—Quiero que lo hagas.

Ambos se miraron unos segundos antes de tomar de su copa de vino al mismo tiempo, Jimin rozó la rodilla del ojiverde con la suya. Jungkook tomó la mano de su omega por arriba de la mesa para empezar a acariciarla.

Se amaban y se lo demostraban siempre, darían la vida por su hija y estaban felices de la familia que estaban formando.

Así pasó la velada, entre risas y conversaciones sin sentido, entre muestras de afecto y miradas coquetas. Cuando se estaba acercando la hora de irse, el alfa empezó a mirar hacia todos lados, pensó que sería sutil, pero el rubio lo había notado.

Vio también como comenzó a mostrar sonrisas falsas y se extrañó. Porque todo estaba saliendo tan bien, hasta que Jungkook empezó a comportarse demasiado extraño.

—¿Estás bien? Te noto algo inquieto —preguntó Jimin con preocupación. Su alfa lo miró y negó con la cabeza, restándole importancia.

—No es nada, debe ser el vino —respondió en su lugar.

"Solo tomó dos copas" pensó el omega.

Y era extraño porque recordaba cuando todavía no eran una pareja enlazada, comenzaron a tener más resistencia al alcohol al prácticamente tomar vino todas las noches.

Lo vio golpear la mesa con su dedo índice en un tic nervioso y cuando estaba a punto de replicar, una mujer mayor se acercó hasta la mesa de ellos. Cargaba consigo un ramo de rosas.

—Buenas noches, señores —se giró mirando a Jungkook—. ¿Gusta comprar una rosa para este bello omega? —ofreció la mujer dándole una rápida mirada en dirección a Jimin.

El rubio estaba por negar cuando vio que su alfa sacaba la billetera que traía consigo.

—Jungkook, no es necesario...

Aún se sonrojaba con los regalos que le hacía su pareja, no importa cuanto tiempo pasara, él seguiría reaccionando igual ante los detalles.

—Déjame comprar una rosa para ti, amor —Jungkook sacó un billete y se lo tendió a la mujer.

Ella le pasó una rosa roja bastante bonita, con pétalos que se veían apetecibles al tacto. El menor podría estar volviéndose loco, porque juró ver un destello brillante en la rosa.

Cuando el alfa se la pasó por encima de la mesa, Jimin casi se ahoga al recibirla. Su cuerpo entero se tensó con anticipación. Sintió por un momento como si sus pulmones dejaran de funcionar. Fue como si le pasaran un cubo de hielo por la espalda, delineando la curvatura de esta para después ver destellos a través de sus ojos. Posiblemente eran las lágrimas que se estaban acumulando.

Sus labios le temblaron cuando lo miró, fue su parte humana que reaccionó de tal manera al verlo. Porque su omega ya estaba enlazado, tenía una marca. Pero él ansiaba algo más.

En el centro de la flor, un anillo de compromiso lucía brillante.

—Alfa...

Él solo se levantó de su asiento y le tendió una mano a Jimin para que hiciera lo mismo. El omega no entendía nada, porque si era lo que estaba pensando, se largaría a llorar. Sin importar quien estuviera mirando.

Jungkook se paró frente a él y tomó suavemente el anillo plateado de la rosa, miró fijamente al menor mientras se colocaba sobre una rodilla.

Mantuvo una mano acariciando la muñeca de Jimin y con la otra sosteniendo el anillo con sus dedos índice y pulgar. El rubio estaba al borde del colapso.

—He pasado mi vida entera buscando a alguien como tú —comenzó diciendo—. Desde el primer momento que te vi en mi oficina, supe que caería perdidamente enamorado de ti y sinceramente fue lo mejor que pude haber hecho, enamorarme de ti. Sé que nuestro comienzo no fue el mejor de todos y también sé que tuvimos demasiados problemas para llegar hasta donde estamos. Pero Jimin, eres el único hombre de mi vida y prometo que será así siempre. Quiero una vida a tu lado. Quiero todo contigo, quiero una familia contigo, un hogar, quiero ver crecer a nuestra pequeña y si decidimos tener más, serán recibidos de la misma forma. Quiero tantas cosas contigo y solo contigo.

A ese punto, Jimin ya había comenzado a llorar y cuando soltó un sollozo, El alfa continuó.

—Podría pasarme mil vidas adorándote y jamás serían suficientes para que conozcas todo lo que siento por ti. Te amo con cada parte de mí, hasta la más mínima. Te amo con lo que soy y sinceramente sería el hombre más feliz de la tierra si aceptaras este anillo. Te lo pido a ti, no como omega, no como lobo. A ti, Jimin, como persona. Mi alfa se enlazó con tu omega... yo quiero casarme contigo.

›› —Jamás terminaré de decirte ni explicarte lo feliz que me haces, pero espero que te des una idea cuando despertemos un día, con tu cabeza en mi pecho, para que escuches lo que no puedo explicar con palabras, para que sientas todo lo que yo siento por ti al mirarte y que sientas mi deseo por ti en tu propio cuerpo. Prometo hacerte feliz cada día de nuestras vidas, prometo amarte siempre, cuidar de ti y respetarte, amar a nuestra hija, criarla juntos, apoyarla siempre. Así que, Park Jimin... ¿quieres casarte conmigo?

El ojimiel mantenía la mano desocupada sobre sus labios para acallar sus sollozos. Seguía derramando lágrimas dulces porque seguía sin poder creerse lo que estaba ocurriendo. Lo único que atinó a hacer fue agacharse hasta quedar a la altura de Jungkook, tomarlo por la nuca y plantar un beso en sus labios.

Su alfa lo besó sin importarle las lágrimas que seguían saliendo, porque él también había comenzado a llorar, estaba demasiado nervioso y no pudo contenerse más. Así que ahí estaban, disfrutando un beso dulce y húmedo, con el sabor del vino en sus labios en el piso de un caro restaurante en Paris.
Jimin se separó primero, descansando su frente contra la de Jungkook.

—¿Eso significa sí? —preguntó temeroso de recibir una respuesta negativa.

Jimin sonrió y acarició su mejilla.

—Si, mil veces sí.

✧✦✧

Ellos salieron del restaurante con las manos entrelazadas después de que Jimin aceptara y algunos comensales aplaudieran hacia la pareja. Corrieron como dos adolescentes enamorados hasta el auto que Jungkook había rentado.

El alfa le abrió la puerta a su prometido para que subiera y luego él se adentró al auto, condujo por las calles de Paris hasta el hotel donde se hospedaban.

Jungkook mantenía su gran mano en el muslo de su omega, mientras que Jimin miraba maravillado el hermoso anillo de plata que relucía en su dedo anular. Seguía sin poder creérselo, se casaría con su alfa, con su destinado y el amor de su vida.

Sonrió feliz y besó la mejilla del mayor mientras seguía concentrado en el camino, Jungkook mostró su sonrisa cuando los labios de su omega tocaron su piel.

Entraron al estacionamiento del hotel donde el pelinegro aparcó el auto, el lugar se encontraba desierto, a excepción de los vehículos que se encontraban ahí, sin embargo, no había ninguna persona, así que cuando el alfa estaba quitando los seguros para poder salir, Jimin fue más rápido y se inclinó para volver a ponerlos.

Antes de que Jungkook preguntara, ya tenía el cuerpo de su omega encima de él, justo en su regazo. Él recargó su cabeza en el asiento y tomó la cintura de Jimin, el omega lo tomó de la nuca.

—Estoy muy feliz por nuestro compromiso, alfa —el omega acercó su rostro hasta que sus narices casi se tocaban, Jungkook miró sus labios rosados.

—También estoy emocionado por llamarte mi esposo.

Y antes de que se dieran cuenta, ya estaban besándose en el auto.

Jungkook lo pegaba más a él, tomando sus caderas con fuerza para ayudarlo a moverse justo encima de su erección, creando fricción en sus pantalones.

Jimin lo abrazaba a él por los hombros, acariciando el cabello de la parte posterior de su cabeza mientras seguía besándolo húmedamente. Inclinando su rostro hacia un lado para tener mejor acceso, sintió la lengua de su alfa en su boca y gimió bajo cuando un apretón en su trasero lo hizo volver a moverse.

Se balanceaba de atrás hacia delante sobre Jungkook y sentía la polla dura y grande de su alfa.

El lubricante pronto empezó a salir y su ropa interior se humedeció. El mayor se deleitó con el aroma tan delicioso a excitación que estaba soltando su pareja. Se le hizo agua la boca de solo pensar en probar de nuevo a su omega, de degustar su sabor dulce y acallar los gemidos con la almohada.

Jimin se separó un momento y lo miró a los ojos, su alfa tenía las pupilas dilatadas y los labios hinchados, sabía que él estaba igual.

—No quiero que seas cariñoso esta noche, Jungkook —mencionó, bajando hasta succionar su cuello.

—¿Qué es lo que quieres, mi precioso omega? —preguntó el alfa, introduciendo las manos dentro de su ropa para sentir la tierna carne de su trasero, él lo apretó entre sus manos. Jimin jadeó.

El rubio lo besó y el alfa sintió como su pantalón apretaba más cuando el menor mordió su labio inferior.

—Cuando volvamos a casa quiero que me hagas el amor, pero hoy... —Jimin lamió su mandíbula—. Hoy quiero que me folles duro hasta que me desmaye.

Estaba marcando su cuello cuando un tirón en el cabello lo hizo alejarse. Él miró a su alfa con las pupilas dilatadas y sonrió porque no iba a mentir, le encantaba que lo tratara de esa forma.

Jungkook lo sujetó más fuerte y lo hizo inclinar su cabeza hasta que tuvo completo acceso a su cuello blanquecino.

—¿Eso es lo que quieres, amor? Serás un buen omega y dejarás que tu alfa te haga lo que quiera, ¿bien? —preguntó pasando la punta de su nariz por la mandíbula de Jimin hasta llegar a su oído—. Ahora, vamos a salir del auto y vas a controlar tus feromonas para que nadie más pueda olerte.

—S-Sí, bien.

Jungkook ni siquiera le dio tiempo de estabilizarse porque en un momento ya había abierto la puerta y lo obligó a bajar de su regazo. Estuvo a punto de caer cuando salió del auto porque seguía un poco sensible, pero el brazo del alfa aferrándose a su cintura lo mantuvo de pie.

Le indicó que comenzara a caminar y así lo hizo, sentía su ropa húmeda y era incómodo, lo único que deseaba era estar en la habitación.

Entraron al hotel, con el mayor casi pegado a su espalda y mirando mal quien se atrevía a voltear su cabeza para ver a su omega. Jimin creyó que se había salvado cuando entraron al elevador y soltó un profundo suspiro, no duró demasiado su tranquilidad porque una pareja de betas entró al elevador, hablaban animadamente entre ellos, aunque no entendían nada de francés.

El omega tuvo que recargarse en su alfa debido al espacio tan reducido. Y abrió su boca cuando sintió la entrepierna de Jungkook en su trasero, lo sostuvo por sus caderas y lo incitó a pegarse más, el menor se mordió el labio.

—Tienes suerte que no puedan olerte —susurró Jungkook en su oído—. Pero todavía pueden escucharte, así que guarda silencio si no quieres que te castigue.

Se tuvo que tragar sus jadeos al sentir a su alfa frotándose contra él, cerró los ojos esperando que todo pasara y los betas por fin salieran.

Se bajaron dos pisos antes, y después de que Jeon apretara los botones nuevamente, empujó a Park contra la pared, el menor se quejó bajito antes de sentir las grandes manos del pelinegro en su trasero.

Hasta que las llevó más adelante y terminó metiendo una mano dentro de su pantalón. Jungkook sintió la tela de encaje y tomó entre sus dedos la polla endurecida de su omega. Jimin gimió bajito.

Comenzó a mover su mano tanto como la ropa se lo permitía, bombeando hasta que la puerta se abrió y Jimin se quejó al sentir como sacaba su mano.

Jungkook lo tomó de la cintura para salir y comenzar a caminar por el pasillo.

Estaba duro y su entrada lubricaba al pensar en su alfa anudándolo, maldijo todo cuando el mayor caminó más lento, como si quisiera torturarlo.

—Jungkook... vayamos a la habitación —exclamó cuando lo vio detenerse. Le sonrió a su omega de forma ladina y luego se acercó hasta él—. Por favor.

—¿Por favor qué, Jimin? ¿Estás desesperado por sentirme dentro? —preguntó, pasando su pulgar por los labios entreabiertos del menor—. Ya veo que sí, un omega desesperado porque lo follen, eso eres.

El rubio mordió levemente su pulgar, sonrió pensando en lo que diría porque sabía lo que eso iba a causar, él estaba emocionado.

—Si estoy tan desesperado, tal vez debería dejar que más alfas me anuden, ya sabes...

Sintió su espalda chocar contra la pared y luego la rodilla de Jungkook entre sus piernas, gruñó bajito de solo pensar en su omega siendo tocado por otras manos.

—Ni se te ocurra, Jimin —enterró el rostro en su cuello y mordió la marca. El menor sintió un espasmo—. Eres mío, completamente mío y mataré a los imbéciles que se atrevan a tocarte porque la única polla que tendrás en tu hermoso culo será la mía, la de tu alfa.

—La habitación —susurró—. Ahora.

Jungkook obedeció y se despegó de su cuerpo para poder abrir la puerta de la habitación designada, cuando la cerró detrás, unas manos ya se estaban aferrando a su cuello, Jimin lo besó con desespero.

Él correspondió, tomando su cintura fuertemente, al mismo tiempo que besaba sus labios con hambre, sus lenguas danzaban juntas mientras caminaban a ciegas por la habitación. Cuando la parte trasera de sus rodillas tocaron la cama, Jungkook lo empujó hasta que quedó recostado.

Y su cabeza comenzó a dar vueltas debido al olor a excitación de su alfa, se mareó con los olores tan deliciosos en el lugar.

Fue despojado de su ropa rápidamente, el mayor no perdió el tiempo porque Jimin le dijo que no quería ser tratado delicadamente.

Así que casi desgarró las prendas que llevaba. Quitó sus zapatos con apuro y luego desabotonó su camisa hasta dejar su pecho expuesto, mordió los pezones de su omega y chupó hasta dejar bellas marcas.

El alfa disfrutaba de ver el cuerpo marcado de Jimin, de ver sus marcas en el cuerpo ajeno y sonreír satisfecho al saber que él las había hecho, formando constelaciones en su pecho y abdomen.

Park jadeó cuando fue liberado de su pantalón y su miembro erecto se marcó en las bragas que llevaba, completamente mojadas debido al presemen y al lubricante.

Jungkook se agachó para dejar un casto beso en su pelvis y luego llenarse del aroma tan delicioso del pequeño omega. Cerró los ojos cuando el olor de Jimin nubló sus sentidos.

El omega tomó su cabello negro cuando sintió la lengua del alfa por sobre la tela. Eso envió una descarga eléctrica por todo su cuerpo.

—Jungkook... mmh...

El alfa dejó un último beso antes de levantarse de la cama. Cuando Jimin apoyó sus codos para ver a su prometido, lo observó desvistiéndose. Jungkook sonrió arrogante cuando los ojos de su omega brillaron al verlo despojarse de su ropa.

El rubio quiso ayudarlo cuando desabrochó su pantalón y Jungkook supo lo que estaba pensando, pero una mirada bastó para que se quedara en su lugar.

Una vez que quedó únicamente en su bóxer, volvió a estar sobre su omega, lo besó ferozmente y pasó su mano sobre su muslo desnudo para apretar la suave carne, después pasó la mano hasta su trasero. Jimin se separó del beso cuando un gemido se le escapó al sentir las manos del alfa en su cuerpo.

Sentía la erección de Jungkook frotarse contra la suya y necesitaba con desespero sentirlo sin ningún tipo de prenda como barrera, piel con piel.

El alfa bajó sus besos hasta su mandíbula y luego por su cuello, bajando hasta sus clavículas, las cuales delineó con su lengua, su pecho, sus pezones rosados, su vientre plano y los lunares que tenía. Succionó muy cerca de su pelvis y tuvo que apoyar su mano ahí para que el menor se quedara completamente quieto.

—Planta tus pies en la cama —ordenó grave. El omega hizo lo que pidió.

Posó sus pies con los calcetines todavía puestos en la cama, para que sus rodillas quedaran en alto. Tenía al alfa en medio de sus piernas mientras él miraba al techo. Sintió como Jungkook hacía a un lado el encaje negro.

Sus piernas quisieron cerrarse cuando la lengua del alfa jugó con su entrada.

—Mantente así.

El pelinegro apartó la tela con ayuda de su mano para poder lamer y saborear el lubricante que salía de la entrada de Jimin. Escuchaba los gemidos agudos de su omega mientras él seguía jugando con su agujero.

El más bajo apretó con una mano la sábana de la cama y tomó un puñado del cabello del alfa cuando el placer lo golpeó. Lloriqueó al sentir un mordisco en su glúteo cuando quiso juntar sus piernas.

—A-Alfa... Jungkook —gimió—. Mierda, sí.

Eso solo incentivó al nombrado, quien lamió con más ganas y apretó las caderas de Jimin para evitar que se moviera, los gemidos del más bajo hacían eco en sus oídos y él solo siguió comiéndole el culo.

Estaba siendo bueno, el omega siguió apretando su cabello al sentir la lengua de Jungkook en su interior. Hasta que se detuvo y él respiró agitado.

—Date la vuelta, Jimin.

No obedeció al instante porque estaba tan sensible que necesitaba unos segundos para recomponerse, eso no le gustó a su alfa, quien lo tomó las caderas y lo obligó a girarse. Jimin soltó un jadeo sorprendido cuando de un momento a otro se encontró de manos y rodillas sobre la cama.

Sintió una palmada en su trasero, lo cual lo hizo aferrarse a las sábanas. Tomó una almohada para colocarla frente a él y escondió su rostro ahí cuando la lengua de Jungkook volvió. Lamiendo su entrada y mordisqueando sus glúteos. Gimió contra la almohada.

—Separa tus piernas —pidió, moviendo con sus dedos la tela húmeda. Jimin se preguntó porqué no lo despojaba de sus bragas si tan molestas resultaban. Pero no lo hizo y Jungkook siguió comiéndolo mientras apartaba el encaje.

El alfa ingresó un dedo primero y sintió la estrechez de su omega, vio como desaparecía en el culo de Jimin y comenzó a moverlo lentamente, tratando de ir lo más profundo posible.

Hizo que el torso de su omega quedara en el colchón para que su trasero se mostrara en alto, cuanto le encantaba esa posición porque amaba esa faceta de sumisión de su prometido. En general, Jimin no era para nada sumiso, a excepción de cuando tenían ese tipo de sexo o cuando estaba en celo.

Y lo amaba, cuando lo dejaba tener el completo control. Palmeó con fuerza una mejilla de su trasero, escuchando los quejidos de su omega.

—Eres jodidamente hermoso, Jimin. Y eres solo mío —gruñó.

—Sí, t-todo tuyo —exclamó—. Carajo, sigue por favor.

Adentró otro dedo, moviéndolo en seguida para tratar de dilatarlo. Dentro y fuera de su agujero, sintiendo sus paredes internas y escuchando los gloriosos gemidos que soltaba cuando los largos dedos de su alfa tocaban aquel pedacito sensible en él.

Jimin mordió la almohada cuando tres dedos estuvieron en su interior. Se quejó cuando dejó de sentirlos.

—No quiero que te calles, deja que toda Francia escuche cuando tu alfa te folla —Jungkook tomó su cabello en un puño y lo obligó a despegar su rostro de la almohada, Jimin se mordió el labio inferior con coquetería.

Porque si admitiría que lo volvía loco esa faceta de su alfa, su lado rudo y dominante le fascinaba.

Los dedos del mayor volvieron a su entrada rápidamente y comenzaron a moverse más rápido que antes, con más intensidad, sonidos de chapoteo que salían con el lubricante. Jungkook siguió aferrado a su cabello mientras movía sus dígitos dentro del omega.

Y gimió fuerte cuando su próstata fue golpeada una y otra vez. Cerró los ojos del placer y se dejó hacer, perdiéndose en los jadeos que el alfa soltaba al verlo. Su cabeza se nubló cuando lo sintió cerca, el tan ansiado orgasmo anal. Tan cerca que podía desmayarse porque todo era tan intenso que lo hacía perder la cabeza.

Los gruñidos del alfa, sus gemidos agudos, su rostro enrojecido, los dedos de Jungkook entrando y saliendo de él, su lubricante chorreando por sus piernas, su cuero cabelludo doliendo ante el agarre del pelinegro.

—Oh, mierda —gimió alto—. ¡Jungkook! Y-Ya...

El alfa sacó sus dedos en cuanto lo sintió apretarse y un chorro de lubricante mojó la cama y el piso, volvió a adentrarlos en el agujero sensible de Jimin y fue imposible que el omega se quedara quieto, lloriqueando de placer.

Otro chorro fue expulsado y el más bajo no pudo aguantar más en esa posición porque sus piernas temblaron y lo dejaron caer, recostado boca abajo en la cama mientras seguía sintiendo su cuerpo febril y sus piernas como si fueran gelatina.

Al menos Jungkook cumplió su promesa de dejarlo con las piernas temblando.

El alfa apretó su cintura y se acercó a su oído, donde mordió el lóbulo de la oreja.

—No hemos terminado —su omega negó con la cabeza—. Oh, vamos. Solo fue el comienzo, pienso anudarte toda la noche.

—N-No puedo —hipó, respirando irregularmente—. No ahora, dame un minuto, por favor...

—Ahora.

Así que el alfa lo tomó de la cintura y lo obligó a posar sus rodillas nuevamente en la cama hasta que trasero se mostró en alto.

El rubio jadeó ante el movimiento tan brusco de Jungkook, pero obedeció y se mantuvo en esa posición, respirando agitado y con sus piernas sensibles debido al reciente orgasmo.

Cuando Jimin llevó sus manos temblorosas hasta su ropa interior, el mayor lo detuvo, tomándolo por la muñeca.

—No, voy a follarte con las bragas puestas —exclamó grave. El omega solo asintió extasiado y volvió a su posición. El alfa amaba como se veían en el cuerpo de su pareja, así que las dejó y solo las hizo a un lado para tener acceso.

Jungkook pasó su pulgar por su agujero y dio una última lamida a la franja de piel antes de bañar sus dedos en lubricante y luego llevárselos a su polla. Y amaba la sensación de aquel líquido viscoso en su miembro.

Tomó su erección y la llevó hasta la entrada del más bajo, Jimin sintió como el alfa estaba restregando su pene contra su trasero, pero no sentía esa sensación de ser llenado y comenzaba a desesperarse.

—Jungkook... —pidió removiéndose.

El mencionado escuchó su lamento y sonrió de lado. Se lamió el labio inferior y apretó sus caderas con fuerza hasta que sus dedos quedaron enmarcados en la piel ahora rojiza.

—¿Qué es lo que quieres? Pídelo bien, omega.

En ese estado, Jimin ni siquiera pudo rodar los ojos, aunque eso era lo que quería. Ahogó un grito de frustración en la almohada.

—Por favor, alfa. Fóllame ahora —lloriqueó.

El mayor no respondió pero se acomodó mejor detrás de él y encajó la punta de su miembro en el agujero de Jimin, acarició su cintura dulcemente al mismo tiempo que se abría paso en el interior de su prometido. Escuchó un jadeo del menor ante la intromisión y él pasó su mano por su columna vertebral para relajarlo.

—¿Esto es lo que querías, Jimin? Ser malditamente llenado por mi polla, dime que si, bebé.

—Sí, alfa —suspiró—. Muévete... por favor.

Esperó unos segundos antes de empezar a moverse para que su omega se adaptara, sintiendo el calor y la estrechez de Jimin envolver su polla, gimió cuando el más bajo se apretó a su alrededor.

Comenzó con vaivenes lentos hasta que se volvieron más duros y fuertes. Lo tomó de las caderas para adentrarse lo más profundo que podía. Jimin gimió más fuerte cuando Jungkook ya entrada y salía de él rítmicamente.

Apoyó un lado de su rostro en la almohada y llevó sus manos hasta su culo para separar sus mejillas. Su alfa gruñó de satisfacción ante la acción. Pudo tomarlo mejor de la cintura cuando los dedos gorditos de su omega apartaron el encaje negro, al mismo tiempo que dejaba más expuesta su entrada para que me lo tomara bien.

—Jungkook, mierda, sí... s-sí —gimió agudo cuando el pene del alfa rozó su próstata—. Justo ahí, justo ahí.

—Mírate, amor —jadeó grave, siguiendo con sus embestidas—. Tan desesperado y rogando por mi gran polla. Dime quién es tu alfa.

El mayor siguió penetrándolo, pero se agachó hasta que pasó su mano por el cuello de Jimin y apretó levemente.

—Tú lo eres, joder... mmh.

—Mío, todo mío —mordió su hombro.

Las estocadas incrementaron y el choque de pieles junto con los gruñidos y gemidos inundaron la habitación. El omega sentía el miembro de su alfa entrar y salir de él, tan profundo que era imposible mantenerse estable. Le temblaban las piernas cada vez que Jungkook se impulsaba y chocaba su pelvis contra el trasero de Jimin, embistiendo su agujero sensible.

Y el mayor se impulsaba cada vez más rápido, dando estocadas duras y certeras que hacían que el cuerpo de Jimin colisionara ante el placer de ser follado con rudeza.

Jungkook veía como su miembro salía y volvía a enterrarse en el culo de su omega, entonces sabía que no había imagen más excitante que ver a un Jimin muy sudado y con el trasero expuesto, dejándose penetrar.

—Mírate, que hermoso te ves siendo un maldito sumiso —Jungkook dio un pequeño azote en uno de sus glúteos y Jimin se quejó bajito cuando el golpe fue a dar a una de sus manos que todavía se mantenía separando sus mejillas.

Las embestidas no pararon, los gemidos fueron incrementando cuando sabían que sus orgasmos se formaban.

El alfa salió de su interior en cuanto supo que su omega estaba cerca. Escuchó un jadeo frustrado por parte del rubio, demasiado enfadado por querer correrse. Jungkook lo ayudó a quedar recostado en la cama y lo puso de lado.

El alfa hizo lo mismo, se recostó detrás y pegó la espalda de Jimin a su pecho. Lo sintió tembloroso todavía pero poco le importó, lo ayudó a subir su pierna y él acarició su muslo suave.

—Vas a mantenerte así, serás mi buen omega y tendrás tu pierna en alto para que pueda cogerte bien, ¿sí? —Jimin asintió, moviendo su cabeza, demasiado abatido para responder con palabras.

Así que el omega sostuvo la parte interna de su rodilla y volvió a sentir la polla de su alfa adentrándose sin esfuerzo alguno. Él inclinó su cabeza hasta que pegó con el hombro de Jungkook y este se inclinó para besar su sien, impulsando sus caderas fuertemente.

Y Jimin ronroneó gustoso al sentirse nuevamente entre los brazos de su alfa, su omega interno se mantenía calmado entre la nube de placer y felicidad al tener a Jungkook besando su cuello y su marca.

Fue en un momento donde las penetraciones se volvieron demasiado intensas, que el mayor tomó la mano del más bajo y la llevó hasta su vientre bajo.

—¿Puedes sentirme aquí, omega? —preguntó. Jimin se mordió el labio al tocar su vientre y sentir el pequeño bulto que hacía la cabeza de la polla de Jungkook.

Fue imposible seguir manteniendo su pierna en alto, así que la dejó caer y se acomodó mejor para apretar la sábana entre sus dedos cuando una corriente de placer lo inundó, sus pies se encogieron y el cosquilleo en su pelvis se hizo presente.

Jimin se corrió sin siquiera tocarse, manchando sus bragas. El alfa siguió embistiendo hasta que sintió su nudo comenzar a hincharse y él sostuvo con más fuerza sus caderas hasta que estuvo completamente dentro de Jimin, por fin lo anudó.

—Maldita sea —se quejó el menor—. Maldita sea, eres jodidamente enorme, Jungkook.

Jadeó al sentir las oleadas de semen en su interior, su alfa corriéndose y llenándolo de su semilla.

Parpadeó para eliminar los restos de lágrimas saladas, una combinación de dolor y placer que lo hizo llorar. El alfa lo notó y lo abrazó, besando su hombro y olfateando su cabello, dejando que su olor calmara a su omega.

—Espera un poco, cariño, todo estará bien —Jungkook posó su gran mano en su abdomen hinchado.

Se quedaron en silencio unos minutos, dejando que sus respiraciones se estabilizaran. Jimin dormitaba con el aroma a bosque de su alfa rodeándolo.

Cuando el nudo por fin bajó y Jungkook salió de su interior, lo tomó entre sus brazos para cargarlo como un niño pequeño hasta el baño. Lo dejó sentado en la taza del váter mientras él llenaba la bañera, viendo como el omega se removía incómodo.

Tanteó con sus dedos el agua y cuando estuvo a una temperatura adecuada, lo ayudó a levantarse para que se metiera en la bañera. Vio su propia corrida resbalar por sus muslos, una combinación de semen y lubricante que estaban poniendo incómodo a su omega. Así que se apuró a ducharlo para deshacerse de todo aquello.

Jimin se dejó, un poco adormilado como para decir algo, solo dejó que su alfa lo cuidara como siempre lo hacía después del sexo.

—¿Estás bien, omega? ¿Fui muy rudo? ¿Te he lastimado? —preguntó preocupado, pero solo vio como su pareja negaba con su cabeza y estiraba sus labios para recibir un beso. Jungkook lo besó tiernamente mientras enjabonaba su cabello.

Al final, lo sacó de la bañera y secó su cuerpo mojado para poder vestirlo. El alfa tomó su merecida ducha cuando su omega por fin estuvo sobre unas mantas limpias en la cama.

Se apresuró en asearse porque los llamados de su omega se volvían dolorosos y sabía que Jimin necesitaba muchos mimos después de eso. Así que cuando estuvo listo, llegó hasta su prometido y lo abrazó con afecto.

—Te extrañé, alfa —besó sus labios.

—Tomé una ducha solamente, pero ya estoy aquí —Jungkook olfateó su cuello—. Vamos a dormir.

El ojimiel aceptó y se acomodó mejor hasta que quedó escondido en el pecho de su alfa, fue entonces que cayó en un profundo sueño, sintiéndose seguro, sintiéndose en casa.


A la mañana siguiente, cuando el alfa despertó, se quedó admirando el anillo en la mano de Jimin. Aún seguía sin poder creérselo. Pero cuando el omega parpadeó y el sol dio directo en sus ojos, volviéndolos aún más claros, le dejó en claro que efectivamente, no era un sueño.

Y él se casaría con su omega destinado, eso era definitivamente perfecto.

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