Capítulo 02.
Jimin nunca creyó que el sexo con su jefe lo dejaría ansiado y desesperado por más. Creyó que el dejarse anudar por Jungkook calmaría sus ganas, la verdad es que no fue así.
El omega se encontró deseando tener más de aquel alfa de espalda ancha y ojos esmeralda.
Porque Jungkook era adictivo, aún recordaba su sabor en sus labios y las caricias en su cintura, los mordiscos en sus glúteos y las marcas en sus caderas.
Jimin inconsciente deseaba sentir más, se encontró pensando en Jungkook más de una vez en esos días.
Aún cuando el alfa lo evitaba.
Porque si, al parecer el imbécil de su jefe había decidido dejar pasar lo que sucedió en su oficina y comenzó a ignorar a Jimin.
No es como si funcionara, trabajaban juntos y el rubio era su secretario. Pero el pelinegro no hablaba con él a menos de que ocupara algo.
Y el omega interno de Jimin lloriqueaba por sentir de nuevo al alfa cerca, pero el orgullo de Park era mucho más grande y si el alfa había decidido ignorarlo y hacer como si nada hubiese pasado, él haría lo mismo, porque podía hacerlo.
✧✦✧
Había pasado bastante tiempo desde que había llegado al trabajo. Últimamente no había dormido bien y se sentía cansado, se veía en sus movimientos, lentos y temblorosos. Le dolía la cabeza y lo único que quería era descansar y dejar de darle vueltas al asunto de su jefe.
Horas y horas sumido en papeles y Jimin comenzaba a marearse, de repente las letras se veían borrosas y la oficina parecía más pequeña de lo que en realidad era.
El omega se pasó una mano por el rostro buscando despejarse y se levantó de la silla.
Se mareó de pronto y Jimin buscó recargarse contra el escritorio.
El ojimiel se quedó unos segundos en silencio, escuchando los teléfonos sonar y los tacones de las mujeres que pasaban cerca del lugar.
Tiró su cabeza hacia atrás, se sentía asfixiado ahí adentro y culpó el trabajo inmenso que había tenido esos días, sumándole al calor que sentía en su oficina.
Salió del lugar, estirando un poco el cuello de su camisa. Hasta que llegó con su compañero castaño, el cual hablaba con un hombre mayor, Yoongi le explicaba atentamente y el desconocido asentía de acuerdo.
Cuando por fin se marchó, se acercó hasta el beta.
—Hola, Yoongi... ¿podrías cubrirme un momento? No me siento bien —Jimin masculló en voz baja.
El castaño lo miró preocupado.
—¿Te duele algo? ¿Llamo a alguien? —preguntó preocupado.
Jimin negó rápidamente y le dio una sonrisa tranquila.
—No, está bien. Solo necesito aire fresco, no tardo.
Y dicho eso, el omega caminó apresurado hasta la salida del edificio, sentía cómo se ahogaba y su vista se nublaba hasta que avanzó torpemente, saliendo del edificio con aroma a medicamentos.
El aire lo golpeó en la cara y Jimin se relajó al instante al respirar y llenar sus pulmones.
Era solo un omega parado en aquella acera, con las personas mirándolo extrañadas por verlo ahí, tan agobiado y en medio de todos.
Park no le dio importancia, necesitaba esto porque estaba ahogándose y la única forma que encontró fue huir. Como siempre lo había hecho.
Después de un rato de caminar por las calles, buscando despejar su mente del alfa de ojos verdes, volvió al edificio.
Ni muriéndose, Jimin dejaba de pensar en él.
Perfecto.
Al entrar, todos lo miraron alarmado y el rubio se acomodó el cabello creyendo que se veía mal. Sintió las miradas de todos en su espalda y él no entendía nada hasta que abrió la puerta de su oficina y un fuerte olor a café y madera lo invadió.
Jimin abrió los ojos cuando vio a Jungkook sentado en su silla. El alfa olía a preocupación y Park volvió a marearse.
—¿Qué haces aquí? —preguntó el rubio.
Jungkook lo miró serio.
—A mi oficina, ahora —el alfa se levantó y le indicó a Jimin que lo siguiera.
Alfas, betas y omegas asomaban sus cabezas buscando saber algo o escuchar porqué el alfa se había exaltado tanto al no ver a Jimin. El omega los maldijo a todos y entrecerró sus ojos. Que se metieran en sus asuntos.
Cuando llegaron, Jeon abrió la puerta y entró, pero el omega se quedó quieto en la entrada, el pelinegro lo miró.
—Puedes entrar, Jimin. Tienes mi permiso siempre que quieras venir aquí —mencionó Jungkook con voz grave, al mismo tiempo que se deshacía de su saco.
El omega caminó despacio y admiró todo con ojos curiosos, el lugar lucía diferente, o era el hecho de que su lubricante había estado por todas partes y las paredes encerraban los más profundos gemidos de Jimin.
De repente se sintió mareado de nuevo de solo recordar lo que había pasado y como había rogado para tener sexo con el alfa.
—Pero creo que no pediste permiso para salir —Jungkook volvió a hablar.
—Me sentía mal y tuve que salir a tomar aire fresco —el omega se encogió en su lugar al sentir la mirada del más alto.
Era la primera vez en días que no hablaban directamente y se sentía extraño.
—Min me lo dijo. Tuviste que avisarme.
El omega lo miró indignado.
—Disculpa, ¿qué? Me sentía mal y lo único que hice fue salir unos minutos. Podría ser algo grave y tú solo te molestas porque no avisé —Jimin hablaba fuertemente y el alfa lo miraba serio, parecía estar a punto de hablar cuando el rubio lo interrumpió—. Sinceramente, ¿qué carajos, Jungkook? Puedes ser mi jefe, pero no eres nadie más para pedir permiso por cualquier cosa.
—Jimin, tranquilízate, empiezo a olerte —exclamó el alfa frunciendo su nariz.
—Genial, primero decides ignorarme y luego te enojas porque salí un momento, yo no... —Jimin se cortó cuando sintió como si su cabeza diera vueltas y cerró los ojos.
Jeon lo miró alarmado al notar el cambio brusco en el omega frente a él, se levantó enseguida al ver como Jimin temblaba y hacía un esfuerzo por mantenerse de pie.
Llegó hasta él, sujetándolo por los hombros y obligándolo a verlo. Cuando Park abrió los ojos, el alfa se tensó al verlo derramar lágrimas, como un día de lluvia.
—Omega... ¿qué pasa? —llamó Jungkook, sintiéndose cada vez más angustiado al percibir que el menor rehuía la mirada—. Jimin. Dime lo que ocurre.
—No me siento bien. No sé que es —habló bajito. Sollozando en silencio y queriendo guardar el aroma de Jungkook en su mente, llenarse de él hasta que su omega se cansara y sus sentidos se vieran nublados por el delicioso aroma del alfa.
Jeon tragó saliva y lo abrazó por los hombros. Ocultando a Jimin del mundo y refugiándolo para ser solo él quien tuviera la suerte de presenciar la belleza de un ser tan delicado como Jimin.
Dichoso de haberlo hecho suyo por lo menos una noche.
El alfa acarició su cabello y Jimin sollozó más fuerte, lo que hizo a Jungkook ponerse alerta, tenía a un omega lastimado entre sus brazos y no sabía que hacer porque jamás había sentido interés en cuidar a nadie más.
—¿Alguien te hizo daño? —Jeon preguntó en un murmuro y soltó un gruñido cuando Jimin asintió—. ¿Quién fue?
Jungkook estaría seguro de que mataría a cualquiera que hubiera dañado al menor. Y se sentía aterrado de desear protegerlo de repente, de cualquiera que quisiera ponerle un dedo encima. Nunca había tenido esa sensación. Y todo era tan diferente con el rubio de ojos mieles. Ni siquiera se llevaban bien.
Pero su alfa le exigía cuidarlo, hasta que su llanto cesara y no sintiera más esa angustia, como si pudiera sentir físicamente el dolor de Jimin.
—Tú —afirmó, haciendo que el alfa quedara perplejo—. P-Primero me alejas como s-si lo que hubiésemos hecho fuera el peor crimen y ahora estás aquí consolándome —habló entre lágrimas—. Te odio, Jeon Jungkook.
El alfa no quiso reconocer que había estado mal en ignorarlo y poner sobre sus hombros una gran carga solo porque estaba frustrado al no saber que había significado aquella noche.
—Lo siento, Jimin. Nunca fue mi intención hacerte sentir de esta forma, perdóname por favor.
Lo obligó a mirarlo, levantando el mentón del omega, Jeon acarició su mejilla y lamió las lágrimas saladas como un alfa lo hubiera hecho con su pareja, la diferencia era que Jimin no era su omega, pero ambos se sintieron internamente en paz con ese momento.
El alfa de Jungkook le exigía cuidar a Jimin. Y el omega de Jimin se sentía calmado y atento.
—No me siento bien, Jungkook —dijo Park, tallando sus ojos. El alfa asintió de inmediato y lo llevó con cuidado hasta el sofá en la habitación.
El mismo donde Jimin lo había montado.
—¿Necesitas algo?
—No, estoy bien —respondió recostándose. Acariciando la tela del sofá, sintiendo los recuerdos como si estuvieran vivos y enmarcados.
El mareo desapareció cuando Jungkook besó su frente y luego su cuello, besando debajo de la oreja mientras acariciaba la cintura de Jimin, sin ningún otro tipo de intención.
Su omega se relajó al instante, ya no había mareos, ni dolor, ni agobio. Se sentía tranquilo, aunque un poco cansado.
Cuando intentó levantarse, Jungkook se lo impidió, haciendo que se recostara de nuevo, el alfa lo miraba atentamente, con mirada preocupada y aroma a bosque.
—Tengo... tengo que ir a trabajar —Jimin exclamó.
—No, quédate aquí. No te sientes bien, quédate aquí —la voz grave del mayor lo hizo entrar en un trance donde solo quería dormir y descansar, olvidarse de todo.
El alfa observó al omega con los hombros tensos y las ojeras debajo de sus ojos, sintió una punzada en el pecho al verlo tan frágil.
Jimin cerró los ojos, dispuesto a dormir en la oficina de Jungkook, hasta que dejó de sentir la leve presión en su cadera y despertó.
—Alfa... —se quejó.
—Shh, omega. Estaré justo ahí —Jungkook apuntó el escritorio—. Descansa, duerme un rato, prometo que no me iré hasta que despiertes.
Jimin asintió no muy convencido, pero el cansancio lo venció en unos minutos y durmió rodeado del olor de Jungkook. Sintiendo que en unas horas descansaba lo que no había podido en días.
✧✦✧
Cuando despertó, el sol se había ocultado, y la habitación estaba a oscuras, a excepción de unas lámparas que el pelinegro tenía. Que, por cierto, no vio al despertar, así que se levantó con cuidado, mirando a todos lados, en busca del alto alfa con ojos verdes.
Se asustó un poco al no verlo por ahí, pero estaban sus cosas todavía.
—Jungkook —llamó angustiado. El alfa apareció por la puerta en unos segundos.
—Estoy aquí —mencionó llegando hasta donde estaba Jimin.
—¿En dónde estabas? —preguntó el omega, bostezando.
—Ordenaba tus cosas, no me mires así. Es mi deber hacer lo que te pedí.
El menor rodó los ojos y Jeon sonrió al saber que el verdadero Jimin estaba de vuelta.
—¿Te sientes bien? —cuestionó, acariciando su hombro y observando como su rostro parecía brillar bajo la luz de la luna.
—Mejor, realmente no sé que pasó. Lo siento.
—No te disculpes. Me alegra que ya estás bien —Jungkook pasó su mano por su nuca y lo atrajo hasta su pecho.
Jimin soltó pequeñas risitas.
—Mierda, ¿quién eres y qué hiciste con mi espantoso jefe? —preguntó bromeando. Escondía su rostro entre el hombro y la cabeza de Jeon, pasando su nariz por el cuello del alfa.
—Estaba preocupado. ¿Qué ocurrió? Debió ser el trabajo excesivo, lo siento mucho, omega. No debí desquitarme contigo —Jungkook acarició las hebras rubias de su cabello, sintiendo la suavidad de este.
—Fue eso o es que estoy embarazado.
El alfa paró sus toques cuando lo escuchó y se tensó de inmediato. Jimin salió de su escondite y lo miró, Jungkook se mantenía serio, lo cual hacía que fuera imposible identificar alguna emoción.
—No lo creo, estás tomando supresores y yo también —negó rápidamente moviendo su cabeza.
Jimin se carcajeó y Jungkook suspiró rodando los ojos, se levantó del sofá, pasando las manos por su rostro, la camisa blanca se pegó más a su torso y brazos. Park lo siguió y lo abrazó por la espalda, acariciando la tela de su traje. Pegando su mejilla a la espalda del mayor.
—Estoy bromeando, eso no pasará. ¿O enserio creíste que llevo un cachorro tuyo en el vientre? —preguntó el omega cerca de Jeon. El alfa dio la vuelta para luego bajar la vista hasta su estómago, el rubio tomó la mano del mayor para posarla en su vientre plano.
—Justo aquí estaría si hubiera uno —explicó el ojimiel en voz baja.
—Es que eres idiota, Jimin.
—Aww, alfa. Quieres que lleve a tu hijo dentro —afirmó el omega sonriendo mientras acariciaba sus mejillas como si fuera un bebé. Jungkook lo apartó y Jimin siguió riendo.
—No, no llevarás a nadie en el vientre, vamos a seguir cuidándonos y punto —dijo exasperado. No se había dado cuenta de lo que había dicho hasta que el rostro de Jimin pareció iluminarse.
—¿Habrá próxima, Jungkook? Estoy ansioso.
El alfa bufó de nuevo, se acercó hasta su silla, donde se sentó y se dispuso a teclear algo en su computadora mientras Park lo veía impasible. Esperó por una respuesta, que no llegó.
Así que el menor se acercó hasta donde estaba, interponiéndose entre Jungkook y el monitor, el alfa lo veía molesto, pero solo lo ignoró y se sentó encima de él. Con su espalda recargada en su pecho. El alfa pasó un brazo por su torso y el otro lo utilizó para seguir escribiendo.
—Eres insoportable —masculló Jungkook.
—¿En serio? Te veo muy cómodo —apuntó Jimin—. ¿Todavía quieres que te acompañe a Italia? —preguntó dudoso.
—No —respondió firme. Jimin frunció el entrecejo y el alfa besó su nuca—. Te sientes mal y no quiero que viajes así.
El rubio hizo el intento por levantarse, pero Jungkook lo sujetó más fuerte, obligándolo a quedarse sentado encima de él y olisqueó su cabello. Llenó sus fosas nasales del delicioso aroma del omega, almendras y coco. Dulce, pero sin llegar a ser empalagoso.
—Oye, Jungkook. Estaba bromeando sobre estar embarazado. No lo estoy y ya no me siento mal, quiero ir —explicó el menor, removiéndose en el lugar. Empezó a sentir incómoda su ropa interior al tener al alfa besando la parte posterior de su cuello y acariciando su estómago.
—Ya lo sé, pero no quiero arriesgarme, debes estar en reposo y dormir —dijo Jungkook con la voz ronca.
—Que lástima, porque justo ahora estaba pensando en salir y ahogarme en pollas —contraatacó el omega, sonriendo cuando el alfa gruñó y lo apretó más contra sí.
—No lo harás —su aroma se volvió más concentrado.
—Si lo haré, dejaré que algunos alfas me anuden hasta que olvide quien soy —respondió tranquilo.
Jungkook mordió el lóbulo de su oreja y suspiró en rendición.
—Bien, vendrás conmigo, iremos juntos a Italia —afirmócerrandolosojos.Jiminfestejó internamente y se levantó del regazo de Jeon.
—Perfecto, pero de todos modos iré a follar —Jimin se inclinó hasta el rostro de Jungkook y dejó un beso en la comisura de sus labios.
Jeon aprovechó para propinarle un azote en su culo, perfectamente enmarcado por el pantalón oscuro. El omega se quejó.
—Deja de provocarme, Jimin —lamió su mandíbula—. Si quiero, puedo hacer que la única polla que desees dentro sea la mía.
—No tienes que esforzarte mucho —aclaró mordiendo su labio inferior—. Eres el único que deseo, alfa.
Y con eso, el omega dio la vuelta para caminar hasta la salida, Jeon lo siguió con la vista, admirando su cuerpo y sonriendo ante el maravilloso olor que sentía a su alrededor.
✧✦✧
Dos días después, ambos iban en un avión privado, algo pequeño.
Jimin miraba atento todo a su alrededor y saludando a todos aquellos que estrechaban la mano con el omega. Jungkook se controlaba para no bufar cada que alguien se acercaba de más al secretario. Quienes usualmente eran las alfas azafatas y dos betas de la misma compañía.
Se sentía estúpido por su manera de actuar, Jimin no era su omega, no era su pareja pero aún así sentía que le hervía la sangre cuando alguien lo miraba de más o sobrepasaba su espacio personal.
Solo irían tres días, era un viaje rápido de negocios y luego regresarían, así que Jungkook pidió que llevara exclusivamente las cosas que necesitaría.
Ambos iban sentados en los asientos más alejados, observando el cielo de noche, Jeon leía un libro, bastante inmerso como para notar que Jimin se quitaba sus audífonos y levantaba su cabeza para mirar sobre los asientos.
Al notar que los betas dormían, Jimin deslizó su mano hasta el muslo de Jungkook, y por supuesto el alfa lo notó, bajando la vista hasta los dedos gordos del omega.
—Jimin...
—Sigue leyendo Jungkook —demandó el rubio, pero le pareció muy difícil prestar atención a la lectura al tener la mano de Park muy cerca de su entrepierna.
El omega se acercó más hasta el pelinegro, acariciando con la palma de su mano su miembro que parecía despertar. Jungkook bajó el libro y cerró los ojos al sentir las caricias en su entrepierna. Soltaba suspiros extasiado, pero igual se sentía traicionado por su propio pene. No podía reaccionar de esa manera con las caricias de Jimin.
El rubio sonrió al ver el rostro del mayor, así que desabotonó el pantalón del alfa y llevó la mano adentro, para sentir más directamente al alfa. Metió la mano dentro del bóxer y tomó la polla del alfa entre sus dedos, sintiéndola grande y dura.
Comenzó con un vaivén lento, tirando de arriba abajo, repasando con su pulgar las venas del alfa. Se le estaba haciendo agua la boca al pensar de nuevo en Jungkook dentro de él, follándolo como aquella vez.
El alfa comenzó a soltar bufidos bajos y gemidos ahogados. Así que Jimin se acercó hasta su rostro y lo tomó de la mejilla para besarlo.
Lento y delicioso, tragando los gemidos del alfa y ahogándolos en su garganta, acallando los sonidos que soltaba debido al vaivén en su miembro erecto.
Al principio, el alfa se encontraba sorprendido, pero luego se dejó llevar y devolvió el beso, lamiendo los labios del omega y chupando. Bajando los besos por su mandíbula y luego su cuello blanquecino.
—Alfa, q-quiero... quiero, ah... —un jadeo al sentir una succión en su clavícula, aún moviendo su mano más rápido que antes.
—¿Qué quieres, amor? Dímelo —pidió el alfa.
—Dijiste que querías tener sexo en un avión —recordó—. Y quiero cumplirlo, quiero sentirte ahora.
El pelinegro asintió y bajó su mano para detener los movimientos de Jimin. Aunque lo estaba llevando al borde, el alfa no quería terminar en los dedos del omega.
—Vamos al baño. Sal con cuidado —el pelinegro desabrochó el cinturón del ojimiel y este se levantó con cuidado, intentando no hacer ruido hasta llegar al baño del avión.
Después de unos segundos, el alfa entró, cerrando la puerta detrás de él.
No era el lugar más espacioso, pero no importaba porque lo único que querían era sentirse, acariciar sus cuerpos y compartir gemidos.
En cuanto estuvieron juntos, el omega se abalanzó hasta Jungkook, pasando los brazos por su cuello y besando sus labios desesperado.
El más alto levantó su camisa hasta que pudo introducir sus manos y acariciar la cintura de Jimin, cuanto había extrañado esa piel tan suave y delicada. Esos besos dulces y los sonidos más maravillosos producto de sus toques.
Devolvió el beso, ladeando su cabeza para tener mejor acceso. Tomó los cabellos de Jimin e introdujo su lengua en la cavidad bucal de este.
Se frotaban juntos y el aroma a excitación y lubricante pronto inundó el pequeño espacio, haciendo que todo se volviera mucho más caliente.
Como pudo, Jungkook bajó el pantalón del omega, revelando unas bragas blancas demasiado húmedas. El alfa gimió de solo verlo y quitó su propio pantalón, haciendo que su erección saliera gustosa por enterrarse en ese bello culo.
—Te necesito ahora, alfa. Por favor —pidió Jimin con la voz entrecortada. Cuando Jungkook hizo a un lado la tela para poder tocar su mojada entrada, el menor se quejó—. No tenemos mucho tiempo, Jungkook. Hazlo ya, puedo tomar todo.
Así que el alfa lo empujó a la pared, haciendo que su espalda quedara inclinada, pasó los dedos por su agujero y se lo llevó a los labios para degustar de nuevo ese sabor dulce.
Maldita sea, como le encantaba el sabor de Jimin.
Lo iba a volver loco.
Se colocó detrás y bañó su polla con el lubricante del rubio, hizo a un lado su ropa interior y se enterró de golpe.
—Ah... sí, ¡sí! —gimió el omega.
Jungkook volvió a salir y se impulsó para entrar de nuevo en él. Mordisqueaba su cuello y acariciaba su espalda baja hasta que sintió que era más fácil deslizarse dentro del omega. Lo estaba follando tan bien.
—Eres hermoso, Jimin. Tu culo es maravilloso, me tomas muy bien —habló excitado, tomando sus caderas con fuerza.
Primero fueron estocadas lentas pero duras, hasta que los movimientos se volvieron más rítmicos y Jimin sentía como la polla de Jungkook salía y entraba en él.
Estaba follando su agujero tan bien que se le hizo imposible no gemir agudo hasta que el alfa tapó su boca, amortiguando sus jadeos.
—Me encanta escucharte, bebé. Pero ahora tienes que ser silencioso —empujó más fuerte.
Jeon impulsaba sus caderas hacia adelante, chocando contra el trasero del omega, lo tomaba de las caderas y obligaba a Park a restregarse contra él.
—Ah, justo ahí, justo ahí —gimió el rubio—. Más rápido, alfa.
Sentía la cabeza del miembro de Jungkook chocando una y otra vez contra su próstata, abriendo sus paredes y haciendo que el lubricante resbalara por sus muslos.
Jungkook golpeó una mejilla de su trasero.
—Guarda silencio, omega. Nadie más puede escucharte.
Siguieron durante unos minutos, con el mayor follándolo fuertemente y Jimin tirando su cabeza hacia atrás, llorando de placer al no poder gemir en voz alta.
El movimiento del avión y la adrenalina de ser descubiertos hacían que todo fuera mucho más excitante. Al omega le temblaban las piernas y solo las manos del alfa lo ayudaban a mantenerse de pie.
Sentía que estaba cerca, así que llevó una mano hasta su propio miembro, rojizo y necesitado de atención. Bastaron pocas sacudidas para que el omega se corriera en la pared del baño.
Jungkook sentía su nudo cerca, pero no podría anudar a Jimin, no podría arriesgarse a que los descubrieran, era mucho tiempo.
Así que salió del abusado agujero de Jimin y lo hizo voltearse. Comenzó a bombear su propio miembro y el omega captó la indirecta, así que se colocó en sus rodillas, quedando frente al gran pene del alfa.
Sacó su lengua y cerró los ojos, esperando por la venida de Jungkook. No bastó mucho para que el pelinegro acabara, mirando la carita roja del omega y sus labios hinchados.
Tiras y tiras de semen cayeron en su boca, algunas gotas en su cuello. El omega tragó todo, degustando el sabor salado del alfa, chupó el glande, haciendo que Jungkook se estremeciera.
El mayor gruñó al sentir el tan ansiado orgasmo, su nudo creció y se sintió incómodo de no haberlo hecho dentro del chico de rodillas, pero ya tendrían tiempo para eso.
Cuando terminó, Jimin le dio una sonrisa cansada a Jungkook desde el piso y el alfa limpió con su pulgar la comisura de los labios del otro, lo pasó hasta su boca. El omega lamió su pulgar y lo miró con los ojos acuosos.
—Precioso —exclamó el alfa. Ayudando a Jimin a levantarse. Acomodó sus bragas y lo vistió, peinó su cabello y el omega se dejó gustoso.
Cuando terminaron de vestirse, el alfa dejó un beso en sus labios, sencillo y rápido antes de salir del baño del avión.
Cerraron la puerta y se quedaron quietos cuando vieron a una alfa frente a ellos. Jungkook pasó su brazo por la cintura del menor y entrecerró los ojos como si la azafata fuera una amenaza.
—¿Está todo bien, señores? —preguntó con rostro amable.
Jeon quiso ocultar al menor detrás de él, pues acababan de tener sexo y el alfa se sentía mucho más posesivo. Joder, es que ni siquiera tenía que sentirse así. Maldijo todo.
—Sí, mi omega —respondió Jungkook señalando a Jimin con su cabeza—, se mareó un poco y lo acompañé —el rubio se mantenía en silencio, frotando su rostro en el pecho del mayor.
—Estoy cansado, alfa. Quiero dormir —bostezó, tallando sus ojitos. El mayor asintió de inmediato.
—Claro —le dio una mirada a la alfa de cabello negro—. Con permiso.
Ella se hizo a un lado, dejando que la pareja pasara.
Alfa y omega se sentaron y no pasó mucho tiempo hasta que se quedaron dormidos, con Jungkook abrazando los hombros de Jimin y el menor enterrando su rostro en el cuello del mayor, durmió sintiéndose seguro.
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