02
NOTA: He tomado la decisión de que la historia llevara una base Omegaverse, sin embargo, a diferencia de otras historias de mi autoria, no todo girará en torno a esto, habrá variaciones, a medida que vayamos avanzando lo entenderán, esto con el fin de explicar la jerarquia en las familia, no cambia ni influye mucho.
A medida que avanzaba por los pasillos principales, sus náuseas iban en aumento, porque por alguna razón, estar fuera de las fortalezas de su hogar, le causaba una descomunal ansiedad, miraba alrededor desconfiando hasta de las hojas de los árboles que se mecían delicadamente con el viento. Estaba intrigado y al mismo tiempo molesto, no quería estar en ese lugar, pero nuevamente, como todo en su vida, no tenía opción.
Entró al primer edificio, al central, donde uno de los guardias le indicó el camino a la dirección del plantel, confiaba en que su abuelo haya hecho los trámites correspondientes, para así evitar que él tuviese que mover un simple dedo. Caminaba lento, porque sus ojos vagaban interesados en las bellas obras de arte que se exhibían en aquellas paredes de madera importada, el lugar tenía una fachada tanto interna como externa, elegante y con un toque de época. No le sorprendía en lo absoluto, al contrario, le encantaba. Esperaba que los dormitorios continuarán con aquella vista elegante y costosa.
—Disculpe señorita, vengo a ver al director—dijo en un tono formal, sin cambiar el semblante serio de su rostro.
La mujer al verlo cambio su expresión cansada y fastidiada, por una sonrisa pícara, no era ajeno al significado de aquella sonrisa, sabía bien el efecto que causaba en hombres y mujeres, porque su belleza estaba fuera de lo que ellos hayan podido ver alguna vez, era una realidad que lejos de molestarle le ayudaba, se aprovechaba de su belleza como la mejor de las armas.
—Espera un momento—dijo poniéndose de pie, acomodo el corto vestido que llevaba, uno que hacía lucir sus piernas largas y esculturales, sonrió ladino, él tenía mejores piernas—. Dice que puedes pasar, adelante.
Asintió regresando una ligera sonrisa, la cual fue suficiente para hacerla suspirar, se adentró a aquella oficina, esta mantenía la elegancia del pasillo, añadiendo no sólo piezas de arte, sino también, figurillas de metal o porcelana. Hizo una pequeña reverencia a la persona que se había puesto de pie detrás del escritorio.
—Joven Falcon—dijo con entusiasmo—. Es un gusto tenerle por fin aquí, lo esperaba hasta más tarde, por favor, tome asiento.
Se movió de forma lenta y elegante hasta el asiento que aquel hombre alto y rubio le indicaba.
—Gracias...señor Piere—sonrió ligeramente—. Mi abuelo no quería que perdiera más tiempo de clases, si me pregunta, es algo que me tiene por completo sin cuidado, nunca he sido idiota para aprender.
—Me parece fantástico tenerle aquí, su abuelo me ha dado las indicaciones necesarias, no tiene de qué preocuparse, este lugar es el más seguro de toda Europa.
—Sería pertinente que lo fuera ¿No es así? La progenie de personajes importantes está aquí, no se preocupe, sé que me adaptaré rápido, sólo necesito un poco de indicaciones. Este lugar es enorme.
Piere le miró con una sonrisa ladina. —Lo es, te daré las indicaciones sobre los dormitorios y las clases, también algunos consejos, verás, muchos de los chicos que están aquí, normalmente tienden a ser un poco duros, bromistas o algo...intimidantes. Si algo ocurre, debes decírmelo.
—Sé cuidarme solo, no tiene de qué preocuparse, estoy seguro de que si hay algún problema podré resolverlo. No le tengo miedo a nada ni a nadie.
El director le observó con una ceja alzada, aclaró su garganta antes de continuar.
—Su abuelo me encargo que cuidara de usted, por favor, evite meterse en problemas—le miró con profundidad.
—Lo tengo controlado, sólo vine a estudiar—se encogió de hombros.
El castaño sonrió ladino, una sonrisa que le quitaría el aliento a cualquiera que no estuviese entrenado, Piere, supo entonces que en eso radicaba su encanto, como aquellas flores de colores hermosas y ponzoñosas, era interesante, nunca había conocido a un chico tan apuesto y seguro de sí mismo, que hablara y se comportara con una formalidad exorbitante. No podía prever si el chico sería un problema en el futuro, pero por el momento, podía mantenerlo bajo vigilancia.
Escuchó atento las indicaciones, eran sencillas, haría lo que fuese para pasar desapercibido en aquel lugar. Tenía en cuenta quienes estaban ahí y por qué, sus años de formación le dictaban que, si quería sobrevivir, tenía que ser invisible. Tomó las hojas que se le ofrecieron y salió de oficina.
Estaba distraído en lo que llevaba en las manos que no se dio cuenta que frente a él se encontraban dos personas, esperándole. Se detuvo antes de chocar contra uno de ellos, levantó la vista y lo primero que vio fue a dos chicos casi idénticos, las diferencias más marcadas eran el color de cabello y color de ojos. Sus facciones eran similares, perfiladas, rostro redondo, pálidos, el primero era delgado, vestía de negro con una sudadera del mismo color, su cabello era oscuro y brillante, tapaba parte de sus ojos oscuros, con nariz y labios pequeños. El segundo delgado, vestido de negro con verde militar, cabello rubio, ojos grises y con un rostro mucho más expresivo.
—Así que tú eres el nuevo—dijo el rubio con una media sonrisa—. No pareces tan interesante como para tener que ser cuidado.
—Agust cállate—suspiró el pelinegro con notorio fastidio—. Me presento, soy Yoongi Gambino, pero me dicen Suga, él es mi hermano mellizo, Agust Gambino, somos nietos de Victorino Gambino.
—La Cosa Nostra—susurró Taehyung con seriedad—. Soy Taehyung Falcón, pero todos me dicen V, o Vante.
—Te diré Falcón—dijo Agust con desdén.
—Pendejo—bufó.
—Sabemos español—dijo Suga con una sonrisa—. Mi hermano es así de especial, bueno, ahora que nos conocimos, podemos llevarte a ver el lugar ¿Qué dormitorio te tocó?
Taehyung miró una de las hojas que estaba en sus manos. —Sur, edificio 1D, habitación cero quince.
Los hermanos se miraron con una ceja alzada. —Estás cerca de nosotros, no me sorprende que te hayan mandado al edificio mejor resguardado—Suga se encogió de hombros—. ¿Y tus cosas?
—Fueron mandadas ayer por la tarde—respondió con tranquilidad—. ¿Estamos juntos en las clases?
—En las regulares sí, en las suplementarias no sé, depende de qué elijas, si elijes algo como música, estoy yo, si eliges algo de tecnología, entonces estas con Agust.
—Quiero artes—respondió con una mueca.
—Entonces estás solo, pero no te preocupes, los clubs son lo menos de lo que tienes que preocuparte aquí.
—¿Sobre qué me tengo que preocupar? —preguntó con una ceja alzada.
—No llames la atención—respondió Agust—. Nuestro abuelo nos habló de tu familia, supongo que al ser tan secreta no les conviene llamar la atención ¿Me equivoco? Por algo han permanecido en las sombras, me sorprende que estés aquí.
—Mi abuelo pensaba que era lo mejor—se encogió de hombros avanzando a su lado—. De igual manera ¿Qué tan malo puede ser este lugar?
Observaba su desayuno sin un mínimo rastro de apetito, su estómago estaba revuelto, desde aquella mañana donde buscó a la amante de su novio nada había podido quitarle el mal sabor de boca, estaba seguro de que Jungkook estaba con alguien más, lo presentía en lo más profundo de su ser, pero al no encontrar a nadie, supuso que posiblemente se estaba volviendo loco.
—¿Pasa algo Jimin? —preguntó uno de sus amigos, quien le miró con preocupación—. ¿Peleaste con Jungkook?
—No, Jessica—suspiró—. No dormí bien ¿De qué tanto hablan? He escuchado en los pasillos hablar de algo, pero no puse atención.
—Al parecer hoy llega un chico nuevo—dijo Johan con una sonrisa—. Dicen que es español. ¿Será omega o beta? Ay espero que sea alfa.
Jimin les miró con una mueca. —¿Qué importa quién sea?
—A ti debería importarte Jimin—respondió Dalia con una mueca—. Sabemos cuál es el protocolo, si llega a ser omega ¿Quién crees que estará interesado?
—Basta Dalia—regañó Jessica mirando con aplomo a Jimin—. Eso era antes de que ustedes comenzaran a salir Jiminie, sabes que Jungkook no haría algo para humillarte de esa manera.
—Pero ya lo hace—soltó Johan con reproche—. Todos sabemos que Jungkook Válcov no es muy fiel que digamos, pero eso Jimin lo sabía ¿No es así carino? Ningún hombre cambia por amor, esa es la realidad.
—No creo que ese sea el caso con el nuevo—interrumpió Remir quien se había mantenido en silencio hasta el momento—. Ya tiene guardaespaldas.
—¿Quiénes? —preguntó Dalia con una ceja alzada, mientras sonreía con sus rojizos labios.
—Ciertos mellizos se han encargado de mostrarle todas las instalaciones, al parecer y por lo que pude ver, uno de ellos está especialmente interesado, Suga.
Jimin le miró de inmediato con los ojos entrecerrados. —¿Gambino?
—¿Qué otro Suga conoces? —se encogió de hombros—. No les voy a mentir, el nuevo es increíblemente apuesto y muy elegante, hace buena pareja con el amargado.
—¿Quién podría hacer buena pareja con Yoongi? —bufó con burla—. Nadie en su sano juicio se quedaría con aquel imbécil bueno para nada, é un peccato per l'azienda.
—Pues hay quienes dicen que es un az en la cama—sonrió Jessica—. Yo sí me metería con él.
—No lo creo, su cuerpo es delgado, no ha de tener mucha virilidad—se burló Johan.
—Ja, si supieras lo que hace con esa virilidad—chasqueo Jimin sin darse cuenta de sus palabras, sus amigos le miraron confusos—. Yo también he escuchado los rumores, quien sabe, me da asco de pensar en él de esa forma—desvió la mirada a los ventanales que daban al patio trasero, a esos enormes jardines, donde había un laberinto muy secreto—. Me voy, tengo que llamar a mi madre, mi scusi.
Jimin se levantó de aquella mesa sin haber probado bocado alguno, camino con tranquilidad y seguridad, podía sentir las miradas sobre él y eso le encantaba, sonreía de una manera tierna, pero seductora al mismo tiempo, saludo a algunas personas casualmente con la mano, mientras que salía de esa cafetería, necesitaba caminar y ver con sus propios ojos al chico nuevo, a aquel del que todos hablaban, intentando al tiempo guardar la calma.
No le gustaba tener que preocuparse por personas ajenas a su círculo íntimo de amistad, sin embargo, había ciertas ocasiones en donde tenía que salir de su zona de confort para enfrentar posibles peligros, como sus padres le habían enseñado, siempre estar un paso adelante.
Era cauteloso, nadie lograba descubrirlo, si se lo proponía, podía incluso pasar desapercibido aun siendo él, lamentablemente tenía el defecto de ser muy impulsivo, algo bueno cuando tenía que enfrentarse a alguien, malo cuando necesitaba analizar la situación.
Llegó entonces a los jardines delanteros del edificio de artes, donde sabía que a los mellizos les gustaba estar, buscó cuidadosamente con la mirada, hasta que los vio, Agust estaba acostado en el pasto posiblemente dormido, Yoongi en cambio, se recargaba en un árbol con un semblante relajado, vio con molestia como este le sonreía a un castaño de tez acanelada, cuerpo delgado y muy apuesto, no había visto a alguien tan apuesto en mucho tiempo, su sonrisa era igual de hermosa, no le agrado, desde ese momento decidió que aborrecía a aquel chico de quien no conocía el nombre, lo odiaba por el simple hecho de hacer lo que él no podía, hacer sonreír a Yoongi.
No le gustaba ser el centro de atención, había crecido en un lugar donde conocía a todo el que estaba a su alrededor desde su infancia, nadie le miraba de forma curiosa o le hacía sentir incomodo, pero suponía que esas miradas se debían a que era el chico nuevo, con suerte en unos días se olvidarían por completo de su presencia. Estaba frente al lienzo, en aquella clase de pintura, con una mueca, el profesor tardaba y eso les daba tiempo a sus pocos compañeros de torturarlo con sus miradas, pensaba que eran personas sin un tramo de educación en el cuerpo.
La puerta se abrió, por un momento pensó que se trataba del profesor, pero se equivocó, al salón entro un chico, de mirada profunda, su cabello era largo, vestía de negro y se mantenía completamente serio, tragó en seco cuando este le miró fijamente, podía sostener la mirada de quien sea, incluso su mirada era mucho más pesada, pero la forma en la que ese chico le observaba le dejó sin reacción alguna.
Este se acercó detonando seguridad, cada paso que daba se escuchaba en el salón a pesar de ser amplio, poco después se dio cuenta que sus compañeros habían guardado silencio absoluto y que las miradas curiosas se habían convertido en miradas preocupadas y expectantes.
Caminó directo, hasta que se posicionó a un lado de él, por su fuerte aroma corroboró que aquel chico era un alfa, intentó mantener la calma, parecer insípido.
—Estás en mi lugar—dijo con seriedad.
—Lo siento, no sabía que los lugares estaban asignados—dijo poniéndose de pie, estaba por moverse, pero el chico lo tomó sorpresivamente del brazo—. ¿Disculpa?
—Úsalo—dijo con la misma seriedad, lo soltó sin despegar los ojos de él—. ¿Eres nuevo?
—Sí—susurró confundido.
—¿Cuál es tú nombre? —ladeo ligeramente la cabeza mirando no sólo su rostro, sino también su cuerpo.
—Taehyung Falcon—respondió con suficiencia alejándose de él, tomó sus cosas y se movió de lugar a uno más alejado, quedando así en la esquina de aquel salón, su corazón latía con fuerza, pudo ver como sus compañeros miraban asombrados al chico de mirada fría que se había quedado parado mirándolo.
Era el momento justo cuando el profesor arribó al salón de clases, este miró alrededor hasta que dio con su persona.
—Buenas tardes chicos, lamento la tardanza, estaba hablando con el prefecto, me dijo que tenemos un nuevo alumno—repasó su vista por todo el salón hasta que lo vio—. Ese debes de ser tú, ¿Podrías ponerte de pie y presentarte? Por favor.
Taehyung asintió, nervioso y aún afectado por el suceso anterior, se puso de pie, las vistas fueron de nuevo hacia su persona, sintió una en específico que le hizo tener escalofríos.
—Mi nombre es Taehyung Falcon, pero me gusta que me llamen V, vengo de Sevilla, España—respondió con formalidad, intentando no hacer alguna expresión que delatara su ansiedad.
—¿De quién eres hijo? —la voz que se alzó, hizo que la vista cayera en otra persona, él miso miró al chico de mirada fría y entrecerró los ojos.
—¿Disculpa?
—Tú apellido no me suena ¿Quién es tu familia? —en sus ojos pudo ver reto, sonrió ligeramente.
—¿Por qué tendría que sonarte mi apellido? ¿Quién eres tú? —algunos cuchicheos se hicieron presentes en el salón, lo que le puso aún más nervioso.
El profesor carraspeo. —Jungkook, por favor, deja que tu compañero termine de presentarse.
—Era una simple pregunta—dijo encogiéndose de hombros.
Taehyung estaba por refutar aquello, cuando sintió como si bolsillo vibraba, tragó en seco antes de mirar al profesor. —¿Puedo salir un momento?
—Sí, está bien, no tardes en regresar—asintió acomodándose las gafas.
Sin esperar, salió del salón sintiendo las miradas de todos, contestó el teléfono caminando hasta uno de los balcones. —Abuelo, ¿Por qué me llamas en horas de clases?
—Te dije que me mandaras el horario y no lo hiciste—contestó con voz rasposa, Taehyung sonrió ligeramente—. ¿Os habéis instalado?
—Lo hice, es más grande de lo que pensaba—suspiró mirando los grandes jardines—. Está lleno de gente, no han parado de mirarme.
—Ambos sabíamos que esto iba a pasar, puedes regresar en cualquier momento.
—Creo que podré con esto—suspiró—. He conocido a los mellizos, me han agradado, lo demás parece en orden.
—Bien, si necesitas algo tienes que llamarme de inmediato.
—Está bien abuelo, te he dicho que puedo con esto, cuídate, no queremos que enfermes de nuevo.
—En eso estoy muchacho, os dejo para que sigáis en tus clases, estar al loro.
—Hasta pronto—dijo antes de colgar.
Suspiró cansado, recargó su cuerpo en la barandilla de piedra y observó el campus, la inmensidad de aquel lugar le estaba abrumando.
—Falcon de Sevilla—dijeron a su lado. No tuvo que volverse para ver de quien se trataba, apretó su mandíbula desconfiando por completo de aquel chico—. Lamento el interrogatorio anterior, es sólo que no sé manejar la curiosidad.
Le miró de reojo. —¿Quién eres tú?
—Jungkook Válcov, Moscú, Rusia.
Al escuchar sus palabras comprendió entonces de quien se trataba, antes de acudir a ese lugar estudio a las posibles mafias que se encontraban en ese lugar, le miró con una ceja alzada.
—Odio el frío—respondió sin expresión alguna.
—Y yo odio el calor—se encogió de hombros—. Bienvenido Taehyung Falcon.
Taehyung le miró antes de asentir. —Gracias Jungkook Válcov.
—Si lo sigues mirando te voy a romper la cara—una tercera voz les hizo desviar la mirada.
Cerca de ellos estaba un chico más bajo, con cabello rubio, su expresión era tranquila, pero sus ojos demostraban enojo total.
—Jimin—advirtió Jungkoook con frialdad.
—¿Te lo vas a llevar a la cama? ¿Puedes hacerlo en un lugar secreto? Porque no quiero sonreír mientras ven que te paseas con él—le miró de pies a cabeza.
—¿Quién eres tú? —preguntó Taehyung molesto por lo que escuchaba.
—Jimin Pironalli, perteneciente a La Ndrangheta, quien te pondrá un tiro en la frente si no te alejas de mi prometido.
Taehyung le miró con la cabeza ladina, quería burlarse en su cara, pero decidió que lo mejor era no hacerlo, no quería escándalos en su primer día de escuela.
—Y yo te daré un tiro en esa linda boquita tuya si le sigues hablando así a mi prometido.
Tanto Jimin, Jungkook y Taehyung se volvieron a ver a los mellizos acompañados de dos chicos más quienes observaban interesados la escena.
—¿Tú qué? —preguntó amargo Jimin con las manos empuñadas.
—Jmin non tutti vogliono il tuo ragazzo—respondió con una sonrisa ladina—. Vamos Tae.
—Joder, esto es una mierda—bufó antes de caminar hacía el chico que le debía muchas explicaciones.
JungKook y Jimin se quedaron solos, el primeto miró a su novio confuso, la forma en la que Jimin miraba como los otros se iban le llamó la atención.
—Deja tus celos Jimin, te he dicho que no me gustan.
—Entonces deja de humillarme—le respondió mordaz, era el único que podía mirarlo como lo hacía sin tener una leccion sobre respeto—. Si sigues así yo tendré que llamar a tu madre ¿Quieres que ellos se involucren?
Jungkook comenzó a reír, se acercó a él y lo tomó de la cintura. —Vamos amor, sabes que te amo, soy algo inquieto, pero ¿Qué esperabas? Cuando nos casemos no seré de esa manera, pero entiendo, debo tranquilizarme—dijo con una media sonrisa—. Pero tú tambien tienes que controlar tus celos y tus miradas, vamos a pasar el día juntos.
Jimin suspiró. —Aléjate del nuevo.
—Claro, no tienes de qué preocuparte, no me interesa el chico nuevo.
Mucho tiempo de esta historia ¿No?
Espero actualizar más seguido 💜
🖤🖤🖤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro