10
Jinyoung
Instruir a esta chica es un caso. Son tres noches las que hemos pasado estudiando y apenas comienza a entender.
Youngjae no nos deja ni un momento solos, es tan frustrante no poder hacer nada con libertad. Hace unos días me llevó a un laboratorio para hacerme análisis de sangre.
Quería asegurarse que no estuviera enferma o embarazada, la verdad fue un alivio saber que no había un mini Jackson dentro de mi, esa chica es capaz de todo y si planeaba escaparse con él...
—¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi jardín?
Me toma por sorpresa escuchar a mi mamá a mis espaldas, lentamente me doy la vuelta, cuando estamos cara a cara sonrío y me inclino.
—Buenas tardes.
—¿Puedo saber quién eres tu? —De a poco se acerca a mi hasta quedar a unos cuantos centímetros de distancia.
—Soy Do Miri, mucho gusto. Soy la nueva asistente de su hijo.
—¿Jinyoung? ¿Qué pasó con Choi Youngjae?
—Ahora somos un equipo.
—Entiendo.
Está fingiendo estar sorprendida, Youngjae debe haberla puesto al tanto desde mucho antes. Ella le pidió que me hiciera los dichosos análisis. Como si no la conociera.
—¿Le molesta que este aquí?
—Para nada, admito que no permito que cualquier persona entre a esta parte de mi hogar, pero eres empleada de mi hijo y él es muy selectivo con las personas que deja estar con él.
Me he fallado mamá, deje que una mujer despreciable tome las riendas de mi vida, pero debo decirte que no es mi culpa.
—Debo regresar, hoy hay una cena con unos socios y debo acompañarlo. Si me disculpa...
—Puedes ocupar la ducha de alguna de nuestras habitaciones, si es que tienes contigo tus cosas.
—Gracias, pero desde hace días me he quedado aquí.
Y ya lo sabes mamá, no se que pretendes al hacerte la desentendida.
—¿En serio? Entonces tienes una buena relación con mi hijo.
—Mis capacidades lo tienen satisfecho.
Levanta una ceja, yo me encojo de hombros. Inclino una vez más mi cabeza y salgo de ahí. Esa es mi madre.
. . .
Las estilistas que arreglan a Miri también me atienden. Le digo a Miri que agregue un cero más a su paga. Han hecho un excelente trabajo, lograron que una chica simple sin atractivo alguno parezca alguien más, alguien con quien si me relacionará. Aunque conozco a alguien que haría un mejor trabajo.
—¿Lista? —Pregunto cuando Miri abre la puerta.
—Increíble. —Queda boquiabierta al verme.
—Lo se, te ves decente. No cabe duda que con ayuda del maquillaje y buena ropa, te ves bien.
—¿Debería agradecerte?
—Vamonos ya.
Enredo nuestros brazos, lo obligo a caminar. El vestido que uso es de seda color palo de rosa, por suerte esta chica no está pasada de peso, sino me vería horrible.
Afuera de la casa nos espera mi auto, el chófer nos abre la puerta. Reviso mi nuevo celular, hay un mensaje de Youngjae. Esta enfermo, del estómago.
Que raro. Él nunca se enferma.
—¿Qué tiene? ¿Qué habrá comido para enfermarse?
Quién sabe. No creo que la comida que le di esta mañana haya tenido laxantes.
Nos mantenemos en silencio hasta que llegamos al hotel, le recuerdo que es lo que debe y no debe decir.
La guio hasta el ascensor, presiono el botón del piso indicado. Arreglo su corbata justo antes de que las puertas se abran.
—¿Lista?
—Si.
—¿Recuerdas sus nombres?
—Si.
—Bien. No olvides los modales, esa gente esta de parte de Sungjin, no dudarán en ir a decirle el ridículo que hiciste.
Cuando llegamos a la recepción digo mi nombre, nos llevan a la mesa. Ya está uno de los dos socios con los que cenaremos, está acompañado de su esposa.
Miri saluda, se comporta a la altura. Yo también saludo. Esperamos unos minutos y entonces llega el otro. Por fin nos toman la orden. No aparto la vista de Miri cuando toma la copa de vino, siempre le tiembla la mano, es un alivio que en esta ocasión no.
La charla sobre negocios inicia. Ella parece un robot cada vez que responde, pero lo hace bien. Y no se ríe con cada chiste tonto que dicen.
Me disculpo para ir al sanitario, no soporto estar con ellos más tiempo, necesito un respiro.
Estoy por empujar la puerta cuando esta se abre, un hombre de traje sale por ella, otra vez me confundí. No ha pasado mucho tiempo, no he podido acostumbrarme al cambio, por eso trato de resistir lo más que puedo ir a orinar.
Una vez que estoy en el lugar correcto, me lavo las manos una y otra vez, debo hacer tiempo. Estaban a nada de terminar sus platillos, tal vez pidan un postre, máximo veinte minutos más y ya podemos irnos de aquí.
Cálculo que pasaron algunos minutos y regreso a la mesa. Estoy casi llegando cuando algo ocurre, es demasiado rápido que no puedo comprender que fue lo que ocurrió con exactitud.
El vestido termina arruinado, caen sobre mi algunas bebidas. Quiero suponer que un mesero torpe no me miró.
Resisto no maldecirlo, dramatizo la escena dejándome caer al suelo. Que humillación, no quiero ni levantar la cabeza porque estoy seguro que me están observando y murmurando.
—Discúlpeme señorita, no era mi intención. —El responsable comienza a disculparse.
Cuento hasta diez e intento levantarme, los zapatos altos y el piso mojado evitan que en mi primer intento lo logre.
¿Dónde está esa mujer? Debe defender su honor. Salvarme de esta situación bochornosa. Y... ¡Hasta que haces algo bien!
Es colocado en mis hombros un saco, enseguida siento unas manos que me levantan. Evito que mi expresión cambie, esquivo la mirada del mesero, de la recepcionista, de todos. Me dejó guiar por Miri, vamos directo al ascensor, por inercia doy un último vistazo al lugar, quiero ver el caos que quedo.
Entonces...
Entonces...
Entonces...
¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué Miri sigue en esa mesa con esos viejos locos? ¿Por qué solo me observa? ¿Quién me ayudó? ¿Con quién me estoy yendo?
Miro hacia el otro lado y... ¡Esto debe ser un chiste! ¡Maldito Jaebum! ¿Por qué te entrometes en asuntos que no te incumben?
Entramos al ascensor. Espero que es a mujer no tarde en llegar.
—¿Te encuentras bien?
—Si.
—Vi lo que ocurrió, alguien le reclamo al mesero, al parecer se equivoco de bebidas, luego apareciste tu y se hizo el caos.
—¿Por qué me habla de manera informal?
—Disculpa, pero no pareces mayor que yo y eres mi fan. Hay confianza. Puedes emocionarte, no esta tu jefe presente.
—Prefiero guardarlo para mis adentros.
El viaje termina, estamos en el lobby.
—Te llevo a tu casa.
—Gracias, pero declinare a su oferta. ¿Podría prestarme su celular? Debo volver con mi jefe.
—Ni se inmutó con lo que te paso, debe seguir disfrutando su cena.
—Mis cosas están con él. Es solo una llamada, no quiero molestarlo más.
—Insisto.
¿Qué tiene este tipo? ¡No puede ser! ¿Le gusta la rara? Quisiera reírme en su cara. No cabe duda, Jaebum es un tonto.
Insiste demasiado, cuando se da cuenta que no cambiaré de opinión me de su celular. Llamo a Miri, ella me dice que viene bajando. Trato de no contar los segundos que tarda, no soporto que Jaebum me mire así, es incómodo, él no sabe que soy yo.
Podría quitármelo de encima gritando que estoy siendo acosada, pero es un escándalo que solo me estresara.
—¡Do Miri! —Por fin llega esta tipa. —¿Te encuentras bien?
Retiro de mis hombros el saco de Jaebum, sonriéndole se lo devuelvo. Me acerco a la chica para quitarle de las manos el suyo.
—Gracias por lo que hiciste, pero no era necesario. —Le dice ella.
—Tardaste mucho en hacer algo, aunque creo que no te moviste ni un centímetro.
Entendió bien mis lecciones.
—Estoy bien, eso es lo que importa. Gracias señor Im. ¿Nos vamos señor Park?
—Si, el chófer nos espera.
Antes de que intente hacerme sujetar su brazo o que Jaebum quiera decir algo más, comienzo a caminar hacia la entrada/salida, lo que sea.
Miri
Mi ídolo me reclamo por no tener caballerosidad, es algo tonto, pero lo consideraré una logro más en mi vida. Me siento realizada.
¡Se preocupó por mi! Aunque sea el alma de Jinyoung la que esta en mi cuerpo, ¡Jaebum no lo sabe! Él defendió a Do Miri y punto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro