Miri

El chófer me deja frente al restaurante, le pido que me deje ahí y que se marche sin preocuparse, se niega diciendo que Youngjae se molestará cuando lo sepa, acordamos entonces que se quedará afuera esperándome.

Suerte con eso, yo no me voy de mi casa.

No retraso más las cosas, entro, está lleno como siempre. No veo a mi mamá por ahí, debe estar en la cocina. Minho debe estar en la escuela, ¿dónde estoy yo?

—Adelante, en un momento tomo su orden. —Escucho por fin a mi mamá, cargando con una charola llena de platos.

Doy un paso decidida a ayudarla, pero alguien se me adelanta. ¿Qué hace él aquí...?

—¿Qué haces aquí? —Mamá y yo pensamos lo mismo. Madre e hija, innegable.

—Me enviaste a comprar muchas cosas, no podía cargar con todo yo. —Sigo de pie a mitad del lugar, me doy la media vuelta al escuchar mi voz.

En cuanto me veo, me doy cuenta que es real. No es un sueño o una ilusión, realmente estoy ocupando el cuerpo de alguien más.

Veo como Jinyoung (si es que realmente es él) suelta las bolsas que carga. Su boca se abre, comienza a mirar en todas direcciones.

Jackson regresa y levanta todo, le pregunta si está bien, luego me mira a mi.

—¿Lo conoces?

La confusión abandona mi rostro (¿o debería decir su rostro?), lo ignora por completo y viene hacia mi. Sé que me estoy viendo a mi misma, pero siento que no soy yo, no me reconozco, me da miedo la Miri que estoy viendo.

Retrocedo un paso y luego otro hasta chocar con una mesa, por suerte desocupada.

—¿¡Qué fue lo que me hiciste!? ¿¡Dónde está Youngjae!?

Todos voltean a vernos. No quiero armar un escándalo aquí, la última vez que algo así ocurrió las ventas bajaron.

Cubro su boca con mi gran mano, podríamos ir a mi habitación, pero creo que será raro. Wow, estar en un cuerpo diferente, en el de alguien culto me hace razonar más las cosas, mis acciones.

O tal vez solo sea que estoy cerca de la muerte y por eso estoy cambiando un tanto.

¿Dónde podemos hablar tranquilamente? ¿Dónde? ¿Dónde? Podría llevarlo a mi escondite con Jackson, pero él iría a buscarnos y está algo lejos.

No hay de otra, a mi habitación. Comienzo a caminar de espaldas, cruzamos el restaurante, trato de aparentar que es ella, digo él, quien me guía. Sin liberar su boca salimos del restaurante, enseguida entramos a la casa. Una vez que estamos en mi habitación cierro la puerta con llave.

Sigo sin creer que este viéndome y no a través de un espejo.

—¿Quién eres tú? ¿Cuánto te pago Youngjae? ¿Qué haces con mi cuerpo?

Quiere golpearme, es evidente, pero se detiene porque se golpearia a él mismo. Es absurdo.

—¡Responde, carajo! —Me siento en mi cama, jamás pensé extrañar tanto este lugar. Antes de esto soñaba con huir.

—No lo sé. —Respondo con tranquilidad. Realmente veo todo más pequeño, no es mucho el tiempo que pase en la casa de Jinyoung, pero creo que me he acostumbrado ya.

No responde, en los primeros instantes no le tomo importancia, suelto un suspiro y cuando volteo a verlo, recibo un golpe en la mejilla.

—¡Deja de mentir!

—¿Cómo voy a mentirte si ni siquiera he hablado?

. . .

Jinyoung

¡Carajo!

No me importa que me este hiriendo a mi mismo.

Comienzo a golpearme, una bofetada tras otra, tengo las uñas largas ahora, bastante sobresalientes, dejo finas líneas rojas en mis mejillas.

—¡Basta! —Dice esa persona.

—¿Qué me hicieron? ¿Cómo me metieron a esto?

—Oye, no vas a estar insultando a mi cuerpo. Puede que no sea el mejor, estoy tan flaca como una escoba y no tengo atributos que resalten, pero estoy conforme con lo que tengo y no me quedaré de brazos cruzados mientras un niño mimado me insulta.

—¿Niño mimado? ¿Acaso me conoces?

—Hasta que esto ocurrió, no tenía idea de tu existencia.

Un puñetazo aterriza en su nariz (mi nariz). Se levanta, yo me siento en la cama con las manos hechas puños.

—No vuelvas a tocarme.

—En realidad me estoy golpeando a mi mismo, ¿no entiendes? ¿Estás bien de la cabeza?

—Abre ese puño, no habrá más golpes.

Es que no lo comprendo, ¿cómo es posible que me este viendo a mi mismo en este momento? Trato de calmarme, soy capaz de golpearlo hasta no poder, pero solo yo saldría perdiendo.

Demonios, no se como referirme a la persona que tengo enfrente, no estoy seguro de que realmente sea la chica que veo en el espejo, tal vez sea otro hombre, no lo sé, y no me importaría si no supiera lo mucho que  puede afectarme.

—¿Eres la dueña de este cuerpo? —Me animo a preguntar cuando me siento más relajado, dejaré mi ira para cuando vea a Youngjae.

—Si. Do Miri, mucho gusto. —Está extendiendo su mano hacia mí cuando nota algo detrás. —Eso... ¿Eso es...?

Volteo para mirar a donde ella (sí, así debo llamarla), no veo nada raro, más que la basura que encontré en su armario.

—¿Acaso no tuviste infancia? —Me aparta con brusquedad, ahora que soy una chica es fácil derribarme. Si tan solo este cuerpo no fuera tan delicado.

Comienza a lloriquear mientras toma todos esos papeles que rompí en un ataque de frustración.

—¿Cómo te atreviste a romper esto? Es mi tesoro más preciado.

—No es buen actor.

—¿Acaso lo conoces?

—Por supuesto, por eso te puedo asegurar que... —Soy interrumpido por ella. Ahora es esa chica quien me esta golpeando, jala mi cabello, pellizca mi brazo. —Sueltame.

Me defiendo como puedo, recurro al último de mis planes de agresión y le doy una patada en la entrepierna.

Cae sobre la cama, me coloco encima para ahora yo jalarle el cabello. No sé como sentirme al respecto, es una chica dentro del cuerpo de un chico que se pelea con un chico en el cuerpo de una chica. Para otras personas esto es bastante injusto, pero para nosotros no. Tenemos nuestro límite, se cuando detenerme, se hasta que punto mi rostro puede soportar.

—¡Miri! —Escuchamos la odiosa voz de ese chico, esta del otro lado de la puerta. —¿Todo bien?

Dejamos de golpearnos, me empuja para poder levantarse. Se posiciona frente al espejo para arreglar su cabello y ropa. Después regresa a mi para hacer lo mismo.

—No digas o hagas algo que me afecte.

—No me importa lo que pase con tu vida.

—Haz que se marche, debemos terminar de hablar.

—Tu y yo no tenemos de que hablar.

—Park Jinyoung haz lo que te digo.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Lo leí en la identificación que encontré en la habitación de hotel en la que desperté.

—¿Qué sabes tú de eso?

—Primero que Jackson se vaya.

—¿Qué le viste para salir con él?

—No te hablare de mi vida privada.

A la fuerza me levanta, vamos a la puerta y retira el seguro, al abrirla, se esconde detrás. De nuevo veo la cara de ese molesto hombre.

—¿Qué quieres? ¿Por qué sigues aquí?

—Tu mamá me envió a verificar que todo este bien, ¿Quién es él?

Trata de dar un paso y levanto la mano para detenerlo.

—¿Dónde está? —Trata de asomarse al interior.

—Por favor vete, después hablamos.

—Pero Miri...

—Vete o me enfadare contigo.

Algo que descubrí sobre él, es que es muy fácil manipularlo, simplemente debo fingir estar molesto para que haga lo que le pida. No veo porque esta ocasión sea una excepción.

—Tu madre vendrá si no le digo nada.

—Primero debe arreglar algo con él antes de hablar con ella o contigo.

—Esta bien, yo iré por Minho. Tómate tu tiempo.

—Como sea, ahora vete.

Apenas se mueve un centímetro cierro la puerta. Con calma regreso a la cama, ella vuelve a asegurar la puerta.

—Cuéntame que fue lo que pasó, cuando despertaste. —Le digo.

—Abrí los ojos en una habitación de hotel lujosa, una mujer, que por cierto apenas cumplió la mayoría de edad, estaba desnuda a mi lado. Me cambié y huí, afuera del hotel me encontró Youngjae y después me llevó a una mansión, había una fiesta de aniversario.

—Por favor dime que no me hiciste quedar en ridículo.

—No, Youngjae hablo por mí.

—Por eso lo consiento para que no renuncie.

—Deberías ser más amable con él, hace tanto por ti y tu ni siquiera le das las gracias.

—Eso no te interesa. Bien, ahora te diré que me paso a mi. Desperté este basurero, me pusieron a sacar el agua del restaurante y después llevé al mocoso ese a la escuela, horas más tarde me olvidé de él y a las nueve de la noche que salí de aquí me encontré con tu novio, él lo traía. Ah, me dijo que el próximo viernes se irían, ¿a dónde?

La veo tragar saliva.

—¿Este viernes?

—Si. ¿A dónde? —Repito.

Piensa demasiado su respuesta, odio que hagan eso. Así que le digo que esa charla queda para después.

—Bueno, vamonos ya. No soporto estar aquí un minuto más.

—¿Ir a dónde?

—¿No es obvio? A mi casa.

—Actualmente no eres Park Jinyoung, eres Do Miri.

—Tengo el dinero suficiente para pagarle a alguien y que me regrese a mi cuerpo.

—No creo que sea sencillo.

—Choi Youngjae puede hacer todo lo que le pida.

No se que ocasión sea, pero una vez más me levanto de la cama. Abro la puerta y salgo de la habitación, enseguida de la casa, entro al restaurante, ella viene detrás de mi. Ignoro lo que dice.

Estoy por cruzar la puerta principal cuando esta se abre.

—Aquí estás imbécil. —Youngjae aparece frente a mí. Está enojado, muy enojado.

Mil años después actualizo, pidan un deseo. ❤️