•{ Capítulo II }•
ϯ MΔLDITΔ HISTΩRIΔ ϯ
A la mañana siguiente desperté con un agradable olor a tortitas. Casi levitando, me adentré en la cocina con un feroz hambre de lobos. Me encontré con Edd, quién hacía las tortitas, y luego con Matt y Tom, a la espera de ellas. Me senté en una de las dos sillas libres y saludé con un simple "buenos días".
—¿Qué tal tu primera noche? ¿Has dormido bien? —preguntó Matt, agradablemente.
—Sí, he dormido a pierna suelta —dije risueña—. En dos días tengo que ir a la universidad de Los Peninos.
—De acuerdo —dijo Edd—. Si quieres yo te puedo llevar, no queda muy lejos de aquí.
—¿Serías tan amable? —pregunté atónita, pues tenía pensado ir en metro.
—Claro —sonrió—. ¿Zumo o leche?
—Eh... ¿Batido de chocolate? —respondí con otra pregunta.
Tom se interpuso en nuestra conversación.
—En el armario de allí —señaló uno al lado de la nevera.
—Gracias —contesté.
Comíamos tranquilamente las tortitas, cada uno a su propio gusto, excepto Edd. A él le gustaban, pero por alguna razón prefirió cereales. Hablando de él, tenía algo importante que decirnos.
—Ah chicos —atrajo nuestra atención—. Va a venir... —empezó a explicar pero con la ansiedad de hablar y comer, no nos enteramos de nada.
Los tres quedamos llenos de cereales por toda la cara, yo me quité uno y lo aparté, algo asqueada.
—Ehm... ¿ok? —dijo Tom, afirmando algo que no había entendido.
Edd se llevó la última cucharada feliz, como si se pensara que lo habíamos entendido todo.
Tras quedarme con la duda, me fui directa a estudiar un poco, ya que el examen de prueba decidía a que clase iba a ir, y como intento aspirar a lo mejor, quería ir a la mejor.
Estudié historia, que era lo que más me costaba, junto a la física. Nada me entraba a la cabeza y me empecé a poner nerviosa, ya que exigían un sobresaliente o un notable muy alto. No había manera de que el rey Carlos I de España, V de Alemania me entrara en la cabeza.
—Total, ¿a quién le importa la historia? —susurré, devastada.
Justamente Matt pasaba por el pasillo, así que le pedí ayuda, ya que era al menos un par de años mayor y, tal vez, solo tal vez, sabía como ayudarme.
—Oye, Matt —le llamé desde mi cama, tenía la costumbre de hacer todo ahí—. ¿Puedes venir un segundo?
Retrocedió unos pasos y se adentró, era la primera vez que veía la habitación decorada a mi estilo.
—¿Qué sucede? —se sentó en el borde de la cama.
Reboté un poco debido al impulso.
—Es que se me da mal la historia, y me gustaría que me ayudaras un poco.
Le brillaron los ojos, no como para llorar, pero si de ilusión.
—¡He estado esperando este momento! —se puso de pié y puso sus brazos en forma de jarra— Y decían que nunca iba a servir para nada —rió con algo de tristeza.
Me reí un poco al verlo de esa manera. Me agarró del antebrazo y me sacó del cuarto, no sin antes llevarme mi "amado" libro de historia. Juro que cuando acabe, lo voy a quemar.
—Lo primero que tenemos que hacer es escoger los personajes —dijo, levantando el dedo índice.
Subimos unas escaleras, la verdad es que tampoco sabía que se ocultaba al subirlas. Pude apreciar una cama rodeada de un montón de armarios llenos hasta reventar. Matt buscó y rebuscó.
—¿Te ayudo? —pregunté, viendo todo el desastre que estaba haciendo.
—No, ¡ya lo tengo! —sacó de a saber donde tres trajes de...
—¿Matt? ¿Que vamos a hacer con eso? —dije señalándolo, no muy convencida.
—Ya verás —guiñó un ojo.
~Después de unos minutos...~
—¡No pienso ponerme eso! —rechazó Tom al ver la vestimenta.
—¡Por favor, Tom! —suplicó Matt— Hazlo por Catt.
Me miró sin ánimos, luego a Edd y finalmente a Matt. Volvió a negar.
—Ella ya es mayor, no necesita un espectáculo de niños para aprenderse la basura de historia —se cruzó de brazos.
—Tom, que poca empatía —dijo Edd, quitando algunas arrugas del traje—. Me has decepcionado.
El chico que tanto se negaba al final accedió de mala gana. Le di las gracias y él dijo que le debía una.
Una vez ya los cuatro preparados en el patio trasero, empezaron los chicos a actuar. Edd hizo de Carlos I/V, Tom de Felipe II, hijo de Carlos, y Matt... no lo sabía realmente, pero ahí estaba.
—Toma hijo, te entrego todas mis tierras menos Austria y el titulo de emperador, mejor se lo doy a mi hermano —dijo Edd.
—Oh, gracias papá —habló Tom sin entonación alguna, haciendo todo de forma muy aburrida—. Ahora con esto dominaré el mundo —tosió falsamente—, quiero decir, un mundo mejor, sí, eso... —desvió la mirada.
El pelirrojo narraba la historia de ambos personajes, y de esa forma todo entraba mejor en mis inútiles neuronas.
—Oh, no, mi imperio —volvió a decir Tom de la misma forma.
Me empecé a reír sin explicación alguna.
—¡Esto es muy absurdo y a la vez tan útil!
Pasados los minutos, toda la obra acabó. Se hizo tarde, sobre las ocho. Me la llegué a saber entera, incluso Matt se quedó impresionado. Por otra parte, Tom se fue lo más rápido posible a quitarse el disfraz y la barba falsa. Me senté en el borde de la piscina, metiendo los pies en el agua. Edd y Matt hicieron lo mismo. Estuve un rato mirando mi reflejo.
—Muchas gracias, chicos —les miré agradecida—. Sois los mejores compañeros.
Matt pasó un brazo por detrás de mi cuello y juntó nuestros rostros de forma amistosa, mientras que, a la vez, con su otra mano revolvía mi cabello. Edd fue por una cola y Tom llegó con su ropa casual.
—¡Hola Tom! —exclamé, haciendo ver que no lo había visto en días— ¿No habrás visto a Felipe II, por casualidad? —reí, sacando la lengua en forma de burla.
Se mostró molesto y tomó asiento en la hierba. Estuvimos hablando de temas triviales hasta que decidí continuar estudiando. Cogí el libro y, en cuanto lo volví a ver, casi me desmayo.
—No puede ser... —dije, al borde del llanto.
—¿Qué pasa? —preguntó Edd.
Le enseñé la página donde empezaba el tema. Él se encogió de hombros, aún sin entender.
—¿Ves que no está en flúor? —asintió— ¡Significa peligro! —grité, agarrando mi cabeza con fuerza.
—Explícate —ordenó Tom, irritado—. No hay quien te entienda.
—¡Este es el único tema que no tenía que estudiar!
Los tres se quedaron sorprendidos. Tom, hecho una furia, exclamó:
—¡Eres una inútil incluso para estudiar! —suspiró.
—Lo sé... Ni siquiera sé por qué me han dado la maldita beca, yo estaba bien allí —entristecida, me dejé caer sobre el pasto.
Los tres se quedaron en silencio. Me sentía mal conmigo misma, era una estúpida. No pensaba en nada, pero igualmente se me hizo un nudo en la garganta.
—¡Vamos Catt, aún tienes mañana! —intentó animarme Matt.
—Si... —fingí una sonrisa.
Tom se levantó y cogió las llaves.
—Lo mejor que puedes hacer para ahogar las penas es tomar unos tragos —habló— ¿Vienes?
Negué.
—Lo siento, no bebo.
—Vamos, solo serán un par de copas —insistió.
Edd, algo molesto, también se levantó.
—No la lleves por ese camino, Tom —defendió—. Es un malgasto de tiempo y dinero.
El sin ojos se encogió de hombros y, abriendo la puerta, dijo:
—Tú te lo pierdes.
Cerró. Pensé durante unos instantes y me arrepentí. Sabía que beber era malo, pero decidí que por una vez no pasaría nada.
—Lo siento chicos, he cambiado de opinión —cogí lo necesario y salí detrás del bajista.
—¡No, no vayas, Catt! —escuché a Edd gritar, pero lo evité.
No se encontraba muy lejos y ya iba bebiendo de su petaca.
—¡Espera!
Se paró y volteó a verme. Cuando llegué a su lado, seguimos caminando.
—No pienso llevarte a casa si estas borracha —habló con una media sonrisa burlona.
—Lo mismo digo —desvié la mirada—. Tampoco es que lleve mucho dinero.
Pareció no importarle. Llegamos a un bar y ahí él pedió su bebida favorita, mientras yo veía toda la carta de alcoholes, impresionada.
—Te recomiendo este —señaló uno—. Así es como empecé a beber.
—Pero yo no quiero empezar a beber, solo será una noche... Además, el alcohol va mal para la garganta —dije, a modo de seguridad.
—Pero si lleva miel y no es de dieta, no te va a hacer nada.
—Esta bien, si tanto insistes... —llamé al mesero— Una de Rock n' Roll, por favor.
Después de unas horas, ya me había gastado todo el dinero y Tom, borracho, me había invitado a dos vasos más. Si él ya lo estaba, no podía imaginarme como yo llegué a estarlo. Inclusive llegué a cantar en el escenario, exactamente la canción de Friends de Marshmello y por otra parte, Tom se hizo un selfie con una botella de whisky...
Decidimos volver a casa. Nos cogíamos mutuamente de los hombros, caminábamos de un lado a otro como un baile y hablábamos arrastrando las palabras.
—Entonces dije... ¡No fui yo, fue el gato! —dijo Tom divertido y yo me empecé a reír como nunca.
Íbamos tan borrachos de la vida que nos perdimos. Sin darnos cuenta, entramos en una calle pequeña, fría y oscura. Allí aguardaba compañía, pero no muy agradable. Divisamos a unos cinco hombres un poco más mayores que yo y se acercaron con picardía.
—Hola, veo que vas bien acompañada —dijo uno—, pero estarás mejor conmigo —intentó apartarnos.
—Dejadnos —murmuró Tom, amenazante.
No hicieron caso y lograron despegarnos. Mi compañero fue rodeado por dos hombres con intención de robarle -aunque tampoco iban a encontrar mucho-, mientras que por mi parte tres chicos empezaron a coquetearme. Olían terriblemente mal.
—¡Tom! —grité, pero uno de ellos me tapó la boca desde la espalda.
Ese mismo me cogió de la cadera y se apoyó en la pared. Mordí su mano y le provoqué unos pequeños hilos de sangre.
—¡No! ¡Suéltame! —me resistí, pero la cosa no se iba a quedar así.
Los dos restantes me cogieron de los brazos y empezaron a acariciarlos, a la vez que el de atrás iba oliendo mi cuello. Tom logró golpear a uno, así que uno de los tres se fue a ayudar al otro agresor. Conseguí pisarle con fuerza y golpearle en sus partes íntimas.
La cosa iba empeorando, pero por suerte Edd y Matt llegaron en el momento adecuado. Se encargaron de los malhechores y nos llevaron de vuelta a casa.
Me senté en el sofá, agotada.
—Te lo he dicho, Catt —habló Edd como si fuera mi padre—. Tom tiene experiencia, pero tú no deberías haber ido, es muy peligroso.
—Tienes razón, lo siento —fue lo único que pude decir.
Matt también regañó a Tom. Tras ver que no podíamos aguantar más tiempo despiertos, finalmente fuimos a dormir. Lo último que pensé de esa noche fue: Si mañana tengo resaca, no podré estudiar... Ugh, maldito Tom, no debería haber ido...
∞ Continuará... ∞
23/4/18
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