Parte ocho.
Felix seguía succionando y lamiendo el cuello de su mayor, Chan gruñía con cada pequeña mordida en su piel. Ambos sabían que gracias a esto se quedarían unas muy visibles marcas en aquella zona, muy difícilmente podría deshacerse de estas.
Este era el primer paso de la venganza de Felix hacia su novio por haberlo usado de muñeca para su jueguito ridículo.
¿Probar que estaba celoso de un tipo que no conoce?
¡Pff! ¡Por supuesto que no!
Iba a demostrarle a todo el mundo que Bang Chan ya estaba marcado por alguien más y no estaba disponible para cualquier perra en celo que se le pare en la calle.
Felix bajó sus manos hasta el elástico del pantalón de Chan, el mayor sintió un escalofrío cuando las uñas de Felix le rozaron su piel atrapando ambas prendas que cubrían su parte baja, estás fueron bajando lentamente.
El mayor por instinto levantó sus caderas ayudando a bajarlas sin dejar de besar a su novio.
Ambas bocas bailaban a un ritmo apasionado y húmedo, sus lenguas se encontraron en el proceso probándose mutuamente con gusto.
El miembro de Chan se liberó rápidamente demostrando lo duro que se había puesto en cuestión de minutos.
— ¿Te pones así de caliente con solo los besos, eh? Y así intentabas rechazarme... — dijo Felix tomando el extenso falo entre su mano.
Su frío tacto hizo que Chan sobresaltar a la par que un ligero jadeó escapaba por su boca.
— ¿Te dolía tenerlo ahí atrapado? — preguntó mirando directamente a Chan, quien solo cerró los ojos sin responder, su respiración era pesada. Esto hizo molestar al menor responde — su mano acarició con brusquedad la débil polla y Bang no pudo hacer nada más que gruñir y asentir. Esto no era suficiente para Felix — tienes boca, háblame — volvió a torturar con su mano.
— ¡Ugh! S-si, dolía demasiado — Felix sonrió.
— ¿Y quieres que te ayude con tu problema, cariño?
Chan asintió.
Parecía no entender que Felix buscaba ser dominante y que obedeciera.
Si el menor quería ganar en su juego, debía imponer más su voz de mando con el mayor.
— ¿Acaso te tragas la lengua? ¡Respóndeme! — preguntó con un tono autoritario y su mano comenzó a moverse de arriba hacia abajo por toda la extensión erecta del australiano, llevándose un ronco gemido gracias a esta inesperada y ruda acción.
— Mierda, mierda, mierda... ¡Sí! ¡quiero necesito que me ayudes!
Aunque no lo demostraba, Chan estaba sorprendido por la actitud dominante que Felix optó en cuestión de unos segundos.
— Eso es — felicitó Felix con una sonrisa retorcida —, esto es un castigo, pero si me obedeces te daré un premio.
"Quién es la que juego ahora, mi amor" pensó el menor.
Felix dejó de manosear el miembro de su novio y gateó por el colchón buscando acomodarse entre de las piernas de este. Una vez ubicado volvió a atrapar el falo en su mano, escupiéndole en un intento de lubricarlo, así podría deslizar sus toques con más libertad.
Mientras se encargaba de masturbar a su novio, Chan había echado su cabeza atrás chocando con el espaldar de la cama, apagando sus ojos mientras se dejaba mamar por las expertas manos y boca del pecoso. Felix besaba los muslos bronceados y desnudos del mayor, incrementando el ritmo en su manos, cada recorrido que dejaba era húmedo, viajando desde los carnosos muslos hasta su ingle, donde un cosquilleo fue recorriendo la parte baja de Chan, los cabellos chocolate de Felix también topaban con la piel sensible de Bang, soltando un gemido al sentir tan cerca de su polla la cabeza de este.
El cálido aliento de Felix rebotó en el, jadeando al instante.
— No quiero que me agarres del cabello, sabes que no me gusta cuando lo haces, ¿Entiendes? — mandó el menor y Chan cortamente pudo responderle.
El moreno nada más pudo agarrar las sabanas lista para lo que proseguía.
Felix pasó su lengua tibia desde la parte más baja de la extensión hasta llegar a la punta, finalmente introduciéndolo en su boca, Chan jadeó tan fuerte al sentir como su polla era bien recibida dentro de la pequeña calidad bucal de su novio, rozando la esponjosa lengua y el duro paladar chocando con su glande.
— Oh... — tragó fuerte, intentaba no sonar tan fuerte o que los vecinos la puedan escuchar.
Aunque el obsceno sonido de la boca de Felix chupando su miembro pareció apoderarse de cada rincón en la habitación y el tan débil y rendido no pudo hacer nada más que mandar al carajo los oídos de los vecinos y disfrutar de su chico.
Felix movía sus manos y boca de arriba a abajo saboreando y manoseando el venudo falo, mientras sus oídos se deleitaban con los gemidos que su novio emitía por lo bien que se la estaba mamando.
Dejó a un lado la polla sin dejar de masturbarla, y bajó hasta los testículos donde comenzó a lamer, incrementando un mayor nivel de éxtasis en el mayor, quién contenía sus ganas de tomarlo por el cabello y controlarlo.
Y por más que quisiera, sentía curiosidad de saber hasta donde podía llegar Felix con su nueva actitud de mando.
Felix sintió su centro palpitar y su entrada comenzó a soltar fluidos debido a lo excitado que se encontraba. Para ayudarse un poco el misma, bajó su mano libre y movió en círculos sus dedos, y por esto acompañó a su novio en cuanto a gemir al unísono por el placer que estaban recibiendo.
— Oh, cariño... estoy p... por... venir...me — la voz de Chan era contarte y temblorosa, sus piernas estaban siendo atacadas por espasmos por el orgasmo que se acercaba.
Felix gimió más agudo y su ceño se frunció mientras continuaba mamando la polla, su sensible entrada también estaba por llegar a un deseado orgasmo, y sus fluidos no dejaban de salir, brindando mayor capacidad en sus movimientos.
Agradecía por haberse corrido primero que Chan.
Y sin más, se apartó del miembro inesperadamente, ganándose la mirada exhausta e incrédula del mayor.
—¿Qué ha... haces? — preguntó Chan.
Felix no dijo nada, limpió su labios y arregló su cabello hacia atrás.
— ¿Felix, qué crees que haces? — el mayor tragó fuerte, sin comprender por qué su novio se alejó sin razón aparente.
Vio como Lee se volvía a acomodar bajo la gruesa cobija dispuesto a dormir plácidamente.
Chan rió con ironía y rascó su nuca, mientras intentaba ajustar su respiración normal — Felix, estaba a punto de correrme, por qué me dejas así.
— Lo siento cariño, ya tengo mucho sueño.
Chan carcajeó esta vez con más gracia. ¿Era una broma? — no me digas que estás haciendo esto por venganza, Felix, por Dios, no puedes ser así de malo. ¡Felix!
El pecoso parecía restarle importancia a sus palabras, pues estaba plácidamente acostabo bajo las sábanas y durmiendo con una leve sonrisilla.
"Hombre del diablo" — pensó Chan con coraje.
Pero Felix tampoco podía negarse la idea que le hubiera gustado hacer correr a su novio y que está le llene la cara antes de que lo folle con rudeza, justo como le gustaba, sin embargo su orgullo y ganas de cobrarle todo lo que me hizo a lo largo del día eran mayores que su calentura.
Al menos, le dio una lección a su novio, y por sus marcas cualquiera que lo vea sabrá que no está disponible para otro hombre aleatorio.
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