Parte cinco.
— ¿Estás celoso, Lix? — preguntó divertido Chan mientras apartaba el plato de comida casi terminado a un lado.
Felix tragó saliva y rodó la mirada por tal pregunta — ¡Pff! Claro que no, solo que nunca antes había visto a ese hombre, es todo.
— Uhm, pues hace un rato lo llamaste chico y ahora es un hombre, mi amor estás celoso.
— ¡Qué no!
Chan soltó una carcajada a ver el rostro rojo y enojado de su novio — ajá.
El australiano mayor terminó de comer y llevó los platos hasta el lavadero y se encargó de enjuagarlos.
El no iba a mentir, por mucho que le divirtiera molestar a su novio al hacerse el cojudo con respecto a "eso" y saber que estaba celoso de Shim, su cuerpo estaba matándolo de cansancio y podría tirarse en ese mismo instante al suelo e hibernar unos veinte siglos.
Cuando acabó se fue al baño a asearse.
Entró únicamente con una toalla y la pijama para cambiarse ahí dentro. Una vez entró a la ducha su mente se fue despejando.
Por otro lado, Felix se le había ocurrido la maravillosa idea de despojarse de todas sus prendas y entrar bajo el agua junto a su novio.
Así que, mientras la ducha corría las frecuentes gotas de la fría agua y el perfume del jabón invadían el pequeño cuarto, Chan al parecer estaba de espaldas, el menor mordió su labio inferior y sigilosamente camino hasta la puerta de cristal.
Sin embargo, toda su emoción se desvaneció al agarrar la manilla e intentar deslizarlo a un lado, pero este se quedó quieto en su lugar.
Felix volvió a intentar abrirla, pero Chan se volteó nuevamente y aunque por el diseño distorsionado del cristal, pudo notar que una cínica sonrisa se dibujó en el rostro de este.
— ¿Qué tratas de hacer, Felix? Yo me estoy bañando ahora mismo.
— ¿Le has puesto el seguro a la puerta? ¿Por qué lo hiciste? — interrogó con indignación y confusión — nunca antes lo has hecho.
— Amor mío, estoy bañándome, luego puedes entrar tú una vez que salga.
Felix frunció más el entrecejo.
¿Acaso estaba de broma? Porque estaba empezando a cansarse de ello.
— Me tienes que estar jodiendo Bang, casi siempre me dejas bañar junto a ti, pero hoy de pronto has optado por asegurarla y hablarme con tal sarcasmo. ¿Acaso me estás tratando como tu payaso?
Y Chan sentía que iba a explotar de risa en cualquier momento.
Su juego de molestar a Felix estaba llegando mas lejos de lo que esperaba, lo más interesante era que Felix se estaba dando cuenta de ello.
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