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CAPÍTULO 22

Entro a nuestra habitación del hotel todavía un poco afectado por el jet lag.

Es la primera vez que vuelo en años y la cabeza me da vueltas. Aun así, estoy ansioso por ponerle las manos encima a Mew, mi jefe. Lo he estado observando por el rabillo del ojo todo el vuelo; con su camisa azul marino que resalta sus ojos oscuros y su piel pálida. El aroma de su loción también ha despertado en mí los deseos de tocarlo, de besarlo, de saborearlo. Una vez que le ha dado la propina al empleado del hotel y estamos solos en nuestra habitación, me abalanzo sobre sus labios y los beso.

–Parece que estás hambriento, pequeño Gulf –suspira con el aliento entrecortado.

–Cállate –le respondo antes de morder sus labios una vez más.

A pesar de que tiene tres años menos que yo, Mew siempre se ha referido a mí como pequeño Gulf. Me enoja, y me excita al mismo tiempo. De la misma manera que yo lo llamo jefe, no solo porque soy su asistente en la empresa familiar, sino también en la cama. El hombre de angelical rostro, impecable porte y sonrisa luminosa es un desgraciado en la cama; que disfruta atar, castigar y dominar a sus parejas. Tanto hombres como mujeres. Y me ha hecho descubrir lo mucho que yo gozo ser atado, castigado y dominado por él.

Hace un año que Mew Suppasit se ha graduado de la escuela de negocios y ha regresado a casa, donde yo solía vivir con su padre. Tharn Suppasit no solo es el presidente de la discográfica Dynamo sino que es el hombre que me ha adoptado y brindado un hogar. Crecí bajo su cuidado y a la par del arrogante y rebelde Mew. Nos llevábamos fatal de niños, y peor aún de adolescentes. El hijo biológico de Tharn siempre ha sido todo lo opuesto a mí; popular, extrovertido atractivo, y en un principio yo supuse que mis sentimientos hacia él eran simple envidia. Pero desde que ha regresado a casa y se ha hecho cargo del negocio familiar, algo cambió entre nosotros.

Él fue el primero en hacerme avances, tocándome por debajo de la mesa mientras su padre desayunaba con nosotros o escabulléndose a mi dormitorio para mirar cómo me masturbaba y por supuesto, asistirme con sus dedos en mi culo. En un principio yo rehusé sus avances por puro orgullo, hasta que descubrí quera mil veces más placentero rendirme a ellos. Es fácil decir que Mew y yo solo follamos, pero la verdad es que algo más ha crecido entre nosotros durante los últimos ocho meses.

Algo que me asusta.

Seguro, follamos sin parar, con excepción de este último mes donde el trabajo nos ha ahogado tanto que apenas podíamos mantener los ojos abiertos al llegar a casa. Y al trabajo de la discográfica, yo debía sumarle que he retomado los estudios universitarios. A los veintiocho años. Y a distancia, pues mi prioridad sigue siendo trabajar en Dynamo. Eso significó una época de sequía para ambos; no importa cuán calientes estuviéramos el uno por el otro, llegada la noche caíamos rendidos en la cama. La misma cama; hace tres meses que no solo comparto piso con Mew, sino también el dormitorio.

Pero era obvio que ambos necesitábamos un descanso urgente, así que una vez que yo rendí mi examen final en la Universidad de negocios y cerramos el último contrato con una banda nueva, nos tomamos unas vacaciones.

Y aquí estamos, en nuestra habitación en Roma, llegada la medianoche. Mew muerde mis labios y yo le arranco los botones de la camisa con una urgencia que jamás creí sentir por nadie. Le muerdo el cuello y deslizo mis labios por sus pezones. Atrapo uno entre mis dientes mientras mis dedos van nerviosos al cierre de su pantalón. Yo ya estoy duro bajo mis ropas, pero busco con desesperación liberarlo de los suyos.

–Tranquilo –ríe Mew mientras me acaricia los hombros y me aparta con suavidad. –En todo este tiempo ¿no has aprendido que mientras más se retrasa la recompensa, más placentera es?

–Basta de idioteces, Mew –refunfuño antes de morder sus labios una vez más. –Quiero que me folles.

–Puedo notarlo –susurra contra mis labios mientras sus manos descienden por mi cuerpo. Presiona su palma en mi entrepierna, y aun a través de la gruesa tela de mis tejanos puedo sentir su calor. Palpa la firmeza de mi miembro de una forma deliciosa, que me hace gemir contra su boca. Las pulsaciones aumentan en forma frenética, y mi cuerpo pronto está invadido por un calor insoportable.

En ese momento, Mew suelta mi entrepierna y se aleja de mí.

–Quítate la ropa –me ordena mientras camina hacia el rincón donde han dejado nuestro equipaje.

– ¿No vas a quitármela tú? –le digo en tono desafiante, pero al mismo tiempo estoy deslizando mi camiseta por encima de mis hombros. El clima fresco de la habitación produce una sensación agradable sobre mi torso desnudo.

Nuevamente, Mew se acerca a mí. Ha abierto una de sus maletas, donde se ha encargado de quitar todos nuestros juguetes sexuales. Se muerde el labio y me mira con sus ojos negros encendidos. Tiene un par de esposas en su mano derecha y yo me estremezco de recordar todas las cosas que hemos hecho con ellas.

–Estás demasiado altanero, querido Gulf. Creo que debo darte una lección de disciplina.

Eso estoy esperando, quiero responderle. Pero no tengo tiempo de hablar; Mew me jala del brazo rápidamente y me obliga a girar sobre mis talones. Mientras yo rio y las pulsaciones en mi polla se aceleran, él esposa mis muñecas detrás de mi espalda.

–Ahí está –dice una vez que el acero hace un sonido metálico y mis manos están perfectamente inmovilizadas. Luego me da una sonora nalgada y me ordena –A la cama. Iré allí en un minuto.

Camino con dificultad hacia el dormitorio, con mis manos esposadas detrás de mi espalda y mi erección palpitando en forma molesta debajo de mis pantalones. Tomo asiento en el borde de la cama, y segundos después veo a Mew entrar en el dormitorio con su pecho desnudo. Dios, me encantaría tener las manos libres para palpar su pecho firme y plano, sus abdominales con suaves músculos trabajados y el adorable vello oscuro entre sus pectorales. Sujeta mi rostro con ambas manos y muerde mis labios, casi como si quisiera atacarme. Me besa mucho más últimamente. Cierro mis ojos y separo mis labios para que su lengua me penetre. Nos saboreamos uno al otro en forma voraz durante unos breves segundos.

Cuando abro mis ojos, mi respiración esta agitada y mi polla late con fuerza entre mis piernas. Mew tiene los labios inflamados por mis dientes y las mejillas sonrojadas por el calor.

Acaricia el cabello de mi nuca con una mano y con la otra se abre el cierre del pantalón. Pronto su polla dura está frente a mis ojos, con la punta enrojecida y las pequeñas venas azules recorriendo su grosor. Casi puedo sentirla palpitando frente a mi cara, y se me hace agua la boca. Mis propias palpitaciones aumentan entre mis piernas, y me castiga la frustración de tener las manos esposadas y no poder masturbarme. Pero por supuesto, esa frustración solo añade placer. Separo mis labios y envuelvo su polla en mi boca, alentado por su mano urgente en mi cuello.

La tomo lo más profundo que puedo, moviendo mi cabeza hacia atrás y a delante. Lo hago despacio, saboreando cada centímetro y deleitándome con los gruñidos de placer que emite Mew. Aumento el ritmo, tratando hasta el fondo. Su glande cosquillea en mi garganta y me produce nauseas, pero insisto. Hago una pausa para recuperar el aliento y escupo el exceso de saliva en su miembro. Me lo vuelvo a meter en la boca hambriento desesperado. Lo aprieto con mis labios y me muevo cada vez más rápido. Mew da pequeñas embestidas con su cadera y presiona mi cuello con la fuerza justa. Me folla la boca y la saliva chorrea por las comisuras de mi boca.

Mi erección duele.

Mew me folla la garganta durante unos largos minutos, cada vez más rápido y más insistente. Creo que se va a correr en mi boca; puedo sentir su miembro palpitando con fuerza sobre mi lengua, incluso algunas gotas de pre semen resbalan por mi garganta. Pero de pronto, él se aparta con un movimiento violento. Tomo una profunda bocanada de aire mientras la saliva chorrea por mi barbilla. Mew me besa con hambre, con violencia. Muerdo sus labios mientras todo mi cuerpo vibra, y él me empuja de espaldas sobre la cama. Levanta mis piernas y prácticamente me arranca los pantalones.

Prosigue con la ropa interior, mientras mis manos continúan esposadas detrás de mi espalda, sepultadas por el peso de mi cuerpo. Una vez desnudo, Mew se inclina sobre mi cuerpo muerde mi cuello y busca mis pezones con sus dientes. Los aprisiona, los tortura, los besa, los succiona. Me hace gritar mientras los castiga uno por uno, y sus dedos se abren paso hasta mi entrepierna. Envuelven mi erección con suavidad y comienzan a acariciarla. Una descarga eléctrica sacude todo mi cuerpo y gimo de dolor y placer.

–Dios...necesitaba tanto esto...–gime Mew mientras su labios descienden por mi estómago.

Yo también.

Toma mi erección entre sus largos dedos y desliza su lengua por toda mi longitud. Arqueo mi cuerpo con una descarga de placer; su lengua es tan perfecta. Dibuja círculos en mi glande y me hace unas cosquillas deliciosas. Lo veo sonreírme antes de meterse mi polla en la boca. Quisiera enredar mis dedos en esos cabellos, pero mis manos permanecen esposadas bajo mi espalda, algo entumecidas por el peso de mi cuerpo. Su cabeza sube y baja, engulléndome como si quisiera tragarme entero.

Varios hombres me han chupado la polla desde que me asumí homosexual en mi adolescencia, sin embargo, ninguno jamás ha tenido la capacidad que tiene Mew para enloquecerme con tan solo un latigazo estratégico de su lengua. Lo siento engullirme con hambre y mi miembro palpita en lo más profundo de su garganta. Pronto me correré; siento la fuerza de mi orgasmo hacer eco en cada rincón de mi cuerpo, listo para desatarse. Y en ese preciso momento, Mew se aparta de mí.

– ¡Maldito! –chillo entre dientes mientras la frustración me golpea. –No sé por qué me sorprende su retirada; Mew es un verdadero maestro en el arte del orgasmo arruinado; sabe cómo jugar con mi frustración y hacerme rogar hasta la última instancia.

–Vamos, querido Gulf ¿Cuántas veces tendré que repetirte esta lección? –

Dice con sus labios húmedos y brillantes por su propia saliva –Sabes que mientras más lo retrasas, más placentero es...

Lo sé, pero aun así quiero estrangularlo. Todo mi cuerpo está palpitando, deseoso por un alivio que él me ha negado.

–Aunque siendo sincero, me agrada que seas tan terco. –Sonríe Mew –Date la vuelta.

Le obedezco con un poco de dificultad gracias a las esposas. Él me ayuda a voltearme en la cama y apoyarme sobre mis rodillas. Mis manos esposadas están detrás de mi espalda y mi mejilla sobre el colchón. Mi polla palpita, húmeda y desesperada, pero las atenciones de mi jefe se centran exclusivamente en mi culo. Siento sus dedos dibujando círculos alrededor de mi agujero, jugando y enloqueciéndome.

–Extrañé mucho este culo ajustado –suspira mientras introduce su dedo índice en mi agujero. Me estremezco por la presión, delicada pero poderosa.

Yo también te he extrañado dentro de mí, quiero decir, pero no lo hago para no arruinar las cosas. Me muerdo los labios y gozo de su dedo abriéndose paso en mi interior. Lo siento curvarse y empujar, despacio, y los latidos en mi miembro se tornan insoportables.

–Seguro que te gustaría tener las manos libres para masturbarte ¿no es cierto? Te ves tan frustrado e indefenso.... –se mofa Mew mientras entierra su índice en lo más profundo de mi culo.

– ¡Cállate! –refunfuño entre gemidos.

– ¡Oye! No es manera de hablarle a tu jefe...aunque estemos de vacaciones– ríe Mew, y agrega un segundo dedo –Háblame así de nuevo y te dejare así esposado toda la noche.

–Lo siento, jefe.

–Así me gusta –entierra sus dos dedos en lo más profundo de mí, dibuja una exquisita curva hacia arriba y toca lugares que me hacen vibrar de placer. Muerdo las sabanas y dejo escapar un sonido incomprensible, uno que lo hace reír por lo bajo.

–Te ves tan lindo cuando tiemblas –suspira Mew, y puedo notar que su excitación aumenta. Acelera las embestidas de sus dedos en forma brutal, y yo cada vez deseo algo más grande.

– ¿Quieres correrte? –dice con sus labios rozando la piel de mis nalgas.

– ¡Sí! Si, por favor...–gimo en forma lastimosa. Por más placenteros que sean sus dedos en mi culo, necesito que me toque la polla. Necesito correrme.

–Pues tendrás que esperar un poquito más, por haber sido tan maleducado antes –sentencia Mew, y retira sus dos dedos de mi interior con un solo movimiento. Luego lo siento escupir, y la saliva caliente me hace estremecer.

Sus manos se aferran a mi cintura y muerdo las sábanas con anticipación, siento que las rodillas apenas pueden sostenerme cuando su glande hace presión en la entrada de mi culo. Me penetra de un solo movimiento desesperado, llenándome.

Dejo escapar un gemido agónico, placentero, y me doy cuenta lo mucho que lo he necesitado este tiempo. Él gruñe mientras embiste, y con una de sus manos sujeta mis muñecas esposadas detrás de mi espalda.

–Mierda, Gulf, te sientes tan bien...tan bien...–jadea mientras embiste en mi interior. El dolor se mezcla con el placer y yo siento que me derrito. Empuja sin piedad y con cada estocada mi polla se siente a punto de estallar. Pero al mismo tiempo, no quiero que se detenga. Quiero que siga follándome así de duro hasta que yo no pueda más.

Siento sus manos ajustarse en mis muñecas esposadas y sus caderas golpeando contra mi cuerpo con insistencia. Está en lo más profundo de mi cuerpo y se siente delicioso; Mew y yo somos uno solo durante unos breves instantes. Hasta que su polla se contrae a un ritmo delicioso y mis paredes internas se ajustan alrededor de su grosor, tratando de retenerla para siempre. Lo oigo gruñir mi nombre y su semen caliente me desborda. Sonrío con mis ojos cerrados y mi cara enterrada entre las suaves sábanas. El placer me invade junto con ese líquido tan abundante, tan caliente.

Permanece unos segundos dentro de mí, con su polla latiendo a un ritmo más suave y su aliento agitado acariciando mi espalda. No quiero que nunca salga de mí.

Pero eventualmente lo hace, y un fino hilo de su semen resbala por la cara interna de mi muslo. Lo oigo dar unos pasos por la habitación y segundos después está soltando mis esposas. Una vez que mis muñecas están libres giro sobre la cama. Mis músculos todavía están palpitando y mi polla sigue dura.

Mew se abalanza sobre mis labios y los besa con pasión. Yo enredo mis dedos en su cabello y lo jalo con fuerza hacia mí, haciendo el beso más profundo y hambriento.

–Mereces una recompensa, mi querido Gulf –suspira contra mi boca, y sus labios se abren paso por mi cuello, mi pecho y mi estómago hasta mi entrepierna.

Sin perder mucho tiempo, envuelve la base de mi miembro con sus dedos y se mete mi glande en la boca. Su boca caliente y suave se siente perfecta, pero el ritual no dura demasiado; estoy tan frustrado y caliente que Mew solo necesita mover su cabeza un par de veces hacia arriba y abajo para que yo me corra en su garganta.

Arqueo mi cuerpo con violencia cuando el semen escapa de mí y llena la boca de mi jefe. Este traga hasta la última gota, como si se trata de un elixir delicioso. Acaricia mi glande con su índice y pulgar, para extraer hasta e ultimo rastro de semen. Limpia mi polla con suaves besos y con su lengua, hasta que mi corazón está a punto de estallar dentro de mi pecho.

–Mierda...sí que he extrañado esto...–suspira mientras se acuesta a mi lado. Inconscientemente, yo me acurruco entre sus brazos.

–Yo también –suspiro con ojos cerrados. Mi cuerpo es presa de un entumecimiento delicioso, y el aroma de su loción mezclado con sudor no hace más que arrullarme.

–Durante dos semanas, no tendremos nada en que preocuparnos. Solo hacer esto todas las veces que queramos –Mew deja escapar una exhalación, y aunque yo tenga los ojos cerrados sé que está sonriendo. Siento sus dedos jugar con mi cabello y yo deposito un suave beso entre sus clavículas antes de quedarme dormido.

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¿Y que tal les pareció el capitulo? ¿les esta gustando la obra?, por favor sean sinceras 😁💖

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