CAPÍTULO 21
Efectivamente, Mew está en casa; lo sé porque antes de abrir la puerta del apartamento oigo la televisión de la sala a todo volumen. Eso me alivia, pero al mismo tiempo me aterra. Tengo un nudo en la garganta cuando estoy girando la llave. Entro y lo encuentro tumbado en el sofá mirado una película de acción. Gira su cuello al escucharme y me dedica una mirada impersonal.
— ¿Regresaste de tu cita? —me pregunta, intenta fingir indiferencia pero sus ojos de hielo están llenos de desprecio.
—Sí. Y no ha sido una cita. Parker es solo un amigo —respondo mientras doy un paso en la sala.
—Por lo que me importa —Mew se encoje de hombros y regresa su vista al televisor.
¿Cómo hago esto?
—Es raro verte en casa un sábado a la noche —prosigo, y me siento a su lado en el sofá. Lleva la camiseta blanca y el pantalón negro que usa como pijama. También está descalzo y puedo ver la piel desnuda de sus pies.
— ¿Y dónde iba a estar? —me pregunta sin dirigirme la mirada.
—No sé...con Eric, tal vez
Mew apaga la televisión con un gesto molesto y me mira, furioso.
— ¡¿Con Eric?! ¿De que mierda hablas, Gulf? ¡Y sé claro, sabes que no me gustan los jueguitos!
Su rostro esta encolerizado, y eso despierta mi propia furia. Siento un volcán hacer erupción en mi pecho y le grito en un tono tres veces más alto que el suyo.
— ¡Pues tú fuiste quien inició los jueguitos entre nosotros, Mew! ¡Dios! ¡Qué hipócrita eres!
— ¡¿Hipócrita yo?! ¿Qué mierda te ocurre, Gulf? De veras...no entiendo una mierda.... — sacude sus rizos dorados, confundido —Primero me rechazas y después....
— ¡¿Yo te rechazo?! No fui yo quien prometió La mejor follada de tu vida y después se fue con otro.
Mew me mira con una expresión confundida.
—No te hagas el estúpido, sé que follaste con Eric.
Mew lanza una carcajada amarga.
—Por Dios, Gulf! No me digas que estabas celoso de Eric ¿De eso se trata todo esto? —ríe de nuevo y yo me quedo mudo durante unos largos segundos.
—Gulf, Eric es heterosexual —me explica con una sonrisa calma.
—Los vi despertar semidesnudos en este mismo sofá.
—¡El imbécil no tolera el alcohol! Pero jamás ha pasado nada entre nosotros ¡Le gustan las mujeres! Y solo las mujeres, ni siquiera es bisexual. Y personalmente, yo nunca lo he encontrado atractivo.
—No mientas.
—Nunca te he mentido. —Se encoje de hombros una vez más —Eric no es mi tipo. Tan atlético y extrovertido. Los dos somos dominantes, en la cama nos llevaríamos fatal. En cambio, un hombre introvertido, frágil, pero en el fondo un poquito controlador...
Se acerca a mí con la intención de besarme pero yo me aparto, a pesar de que el aroma su piel me eriza hasta el último vello del cuerpo.
—Entonces ¿las veces que me has dado días libres no era para follarlo a él?
— ¿¡Estás loco?! ¡Te di días libres porque te vi agotado! Siempre tratando de hacerlo todo tu solo, demasiado orgulloso para pedir ayuda....papá tiene razón ¿sabes? Eres demasiado inteligente para tu propio bien.
Dejo caer mi espalda en el respaldo del sofá, agotado. Mew tan solo me observa, puedo sentir sus redondos ojos oscuros estudiando cada curva de mi barbilla y las cosquillas comienzan.
— ¿Sabes cuánto lamento no poder cenar o almorzar contigo? Y esa noche que salí antes y tú me rechazaste pensé Muy bien, todo se ha terminado, Gulf se ha aburrido de mí ¡Y nunca entendí por qué!
— ¿Por qué no me lo dijiste? —le espeto.
— ¿Por qué no me dijiste tú que estabas molesto? —pregunta Mew.
— ¿Con que razón? —Suspiro abatido —estabas en tu derecho de follarte a quien quisieras. Nunca dijimos ser exclusivos.
— ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué seamos exclusivos?
No respondo.
— ¿Realmente estabas celoso?—Mew deja escapar una risita por lo bajo.
— ¡Cállate! Tú creíste lo mismo cuando salí hoy con Parker.
—Es verdad. —Se acerca con un violento felino y me besa. Mi boca no puede escapar de mis labios, y la verdad ni siquiera intento escapar.
¡Como he extrañado esos labios! Los saboreo, sintiendo su suavidad entre mis dientes, dejando que su lengua me explore y me haga enloquecer con sus caricias. Me doy cuenta que es la única persona a la que deseo besar, y ese descubrimiento me quita el oxígeno.
—Confieso que yo también estaba celoso —suspira Mew contra mi boca. — Cuando me enteré que ibas a volver a al universidad enloquecí. Imaginé que tendrías mil tíos acosándote, miles de opciones mejores que yo.
Sus dedos acarician mi mejilla y yo me derrito. Siento mi corazón palpitar con violencia y mi pulso acelerarse. Miro en los profundos ojos negros de Mew, tan salvajes, tan hermosos.
—No he estado con nadie en estos últimos meses, Gulf. Solo contigo —susurra con una voz ronca que acaricia mis oídos. La expresión seria de su cara me hace estremecer —Me gustas. En serio. Y eso me asusta mucho.
—A mí también me asusta —confieso con un tartamudeo débil.
Y una vez más, me siento indefenso y vulnerable. Pero por primera vez en mi vida, ese miedo no me paraliza. Al contrario, este terror que crece en mi estómago y garganta es dulce y reconfortante. Tanto como los labios de Mew ronzando los míos. Enredo mis manos en su cabello negro y separo mis labios. Su lengua entra en mi boca, ansiosa, hambrienta. Se nota que ambos estuvimos surgentes por los labios del otro hace mucho tiempo. La tensión explota en un beso apasionado, frenético. Mew gruñe contar mi boca y yo le devuelvo gruñidos agónicos. Muerde mi labio inferior y yo muerdo el suyo. Lo jalo del cabello y aprieto su cuerpo cálido contra el mío, buscando absorber hasta la última gota de su calor.
—Prométeme una cosa —dice Mew con el aliento entrecortado, cuando separa sus labios de los míos para buscar aire —Prométeme que la próxima vez que algo te moleste, me lo dirás directamente, en lugar de suponer cosas.
—Lo prometo —respondo antes de arremeter contra sus labios en forma voraz.
Mew inclina su cuerpo sobre el mío y caigo de espaldas sobre el sofá. Envuelvo su espalda ancha con ambas manos y hurgo desesperadamente debajo de su camiseta. Sentir su piel ardiente bajo las yemas de mis dedos revive miles de recuerdos, y al mismo tiempo me enciende en cuestión de segundos. Hunde su lengua en mi boca, saboreándome como si quisiera devorarme vivo. Lo oigo gruñir de placer mientras roza su erección contra mi cuerpo. Yo también estoy duro, con un delicioso escozor volviéndome loco. Desearía arrancarnos la ropa y sentir su miembro duro contra el mío o más bien dentro de mi. Con el aliento agitado y el calor agobiándome, logro quitarle la camiseta. El alza sus brazos para ayudarme a desvestirlo y yo me apuro a besar sus clavículas y cada parte de su pecho. Lo beso, y lo saboreo, mientras el calor y la dureza entre sus piernas palpitan contra la mía. Mew me jala del cabello y muerde mis labios con frenesí. Siento que algunas gotas de pre semen se derraman en mis pantalones.
—Mejor vamos a la cama —alcanzo a decir con un hilo de voz.
—Tienes razón —suspira Mew con una sonrisa. Se pone de pie y la abultada erección bajo sus pantalones me llama la atención. Se ve tan apetitosa. Me ofrece su mano para ayudarme a ponerme de pie —Allí están todos nuestros juguetes.
— ¿Sabes? —Le confieso —No estoy de ánimo para mordazas, esposas o castigos esta noche. Prefiero el sexo vainilla y aburrido.
Mew me dedica una sonrisa tan sorprendida como reconfortante.
—Jamás será aburrido contigo —dice mientras acaricia mi mejilla.
A duras penas llegamos al cuarto de Mew, atacándonos con frenéticas caricias y besos. Tengo el pecho desnudo al cruzar la puerta y ya he pateado mis zapatos a un rincón. Mew está luchando con los botones de su cremallera y yo le ayudo sin despegar mis labios de los suyos.
Libero su miembro duro y lo acaricio entre mis dedos, sorprendido por el calor que empapa mis yemas.
Beso su cuello y su pecho y me entretengo con uno de sus pezones mientras froto su erección. Sigo mi rumbo hacia abajo mientras lo masturbo suavemente y Mew gruñe de placer y alivio. Parece que ha esperado esto tanto como yo. Deposito un beso en su estómago y me siento en el borde de su cama, de manera que su miembro endurecido queda justo frente a mi cara.
Beso su glande y Mew se estremece. Me gustaría tomarme mi tiempo para saborearlo y torturarlo, con mi lengua, pero la verdad es que estoy demasiado impaciente. Así que escupo sobre su grosor y me lo meto en la boca de un solo movimiento. Él se aferra de mi cabello y yo lo envuelvo con mis labios. Muevo mi cabeza hacia atrás y adelante, engulléndolo, llenándome de su calor y sabor. Pronto adquiero el ritmo rápido que lo hace estremecerse y jadear. Quiero devorarlo por completo.
Me sujeta de la cabeza y comienza a embestir en mi garganta. La saliva chorrea por las comisuras de mis labios y yo cada vez deseo más. Deseo que se corra en mi garganta, pero claramente Mew tiene otros planes.
Me jala del antebrazo y me obliga a ponerme de pie. Me besa con furia, haciéndome temblar, y me arroja de espaldas sobre el colchón. Mientras yo estoy riendo, el me arranca los pantalones y al ropa interior. Una vez desnudo besa mi cuello mientras retuerce uno de mis pezones. Me muerdo los labios y mi miembro está palpitando contra el suyo. Sus labios encuentran mi pezón inflamado y lo besan, lo lamen, los succionan hasta hacerme chillar, cuando no puedo tolerarlo más, repite la misma tortura exquisita con el segundo. Sus manos se deslizan por mi estómago y mis muslos, y sus labios descienden con una cadencia que me pone la carne de gallina. Siento su aliento caliente en mi entrepierna, cosquilleando con mi vello púbico, hasta que sus labios mojados envuelven mi glande.
Miro hacia abajo y encuentro sus ojos negros devolviéndome la mirada, mientras su cabeza sube y baja. El placer me invade y me obliga a cerrar los ojos. Gimo mientras su boca me traga completo y su lengua juguetea con mis testículos. Acelera el ritmo y yo siento la punta de mi miembro rezar su garganta. Se aparta violentamente para respirar y los finos hilos de pre semen cuelgan entre sus labios y mi glande. Mew los limpia rápidamente con su lengua hambrienta y sigue su recorrido hasta mi culo. Su lengua lame con insistencia mi agujero, llenándome de unos escalofríos deliciosos.
Unos gemidos vergonzosos escapan de mí, y su lengua me devora. Dibuja círculos en mi entrada y me penetra, la curva dentro de mí y me hace chillar. La saca y la mete de mi culo cómo si me quisiera follar con ella, y yo no paro de gritar su nombre.
Luego las atenciones de su boca regresan a mi polla. Me chupa la punta con entusiasmo mientras su dedo índice se abre paso en mi culo. La presión es deliciosa, más aun cuando agrega un segundo dedo. Comienza a embestir con ellos mientras me chupa la polla, y yo apenas puedo tolerarlo. Me corro en su boca de manera violenta y súbita, todo mi cuerpo se estremece de placer y arqueo mi espalda con un espasmo furioso. Mew me sujeta de los muslos con sus manos fuertes y bebe hasta el último chorro. Lo siento lamerme con furia, sin desperdiciar ni una sola gota de semen caliente.
Una vez que mi orgasmo me ha derrotado, dejándome sin aliento sobre la cama, Mew se arrastra sobre mi cuerpo y me besa. Puedo saborear mi semen en su boca y eso agudiza los cosquilleos que aun palpitan entre mis piernas con suavidad.
Me besa, me lame, me muerde los labios como una bestia en celo. Instintivamente envuelvo su cintura con mis piernas, y su polla dura hace presión contra mi entrada. Húmedo como estoy gracias a su lengua y mi semen, logra penetrarme de un solo movimiento vigoroso. Abrazo sus hombros con mis brazos y rasguño su espalda. Mew me besa el cuello mientras su polla llega hasta el punto más profundo de mi cuerpo. Comienza a embestir sin piedad, haciéndome gemir y chillar.
Ajusto el abrazo de mis piernas en su cintura, haciendo que la penetración es más brutal y profunda. Mew se siente tan ajustado en mi interior...mis paredes internas palpitan alrededor de su grosor, y su dureza me llena de placer. Mi miembro cosquillea bajo la presión de su estómago, bajo la fricción que provoca cada una de sus embestidas. Mew muerde mis labios y me folla más rápido y más duro. Apenas puedo respirar y gimo su nombre contra sus labios.
Acelera sus estocadas con una brutalidad y una velocidad que jamás creí posibles, hasta que su polla late fuera de control en mi interior y vierte todo su contenido. Mew aprieta sus dientes y sus párpados mientras se corre dentro de mí, desbordando mi culo con su semen caliente y abundante. Mientras da las últimas embestidas lentas, lo siento chorrear por la cara interna de mis muslos y sonrío.
Permanece dentro de mí durante unos minutos, palpitando suavemente.
Entierra su rostro en la curva de mi hombro y yo acaricio sus mechones de cabellos cubiertos de sudor. Me besa.
Me besa con una suavidad inaudita, y yo recibo ese beso agotado y feliz.
Cuando retira su miembro de mi culo, todavía palpitante y algo dolorido, me siento vacío. Pero esa sensación desparece cuando Mew me envuelve en sus brazos y entrelaza sus piernas con las mías bajo las sábanas. Compartimos unos lentos y perezosos besos y caricias, regodeándonos en los ojos y la sonrisa del otro,
—Entonces ¿exclusivos de ahora en más? —pregunta Mew.
—Si —respondo, y esa palabra me provoca un dolor extraño en el pecho. Lo beso una última vez y me aparto de sus brazos.
— ¿Adónde vas? ¿A dormir a tu cuarto? —pregunta Mew un tanto decepcionado mientras yo salgo de la cama.
Este es mi cuarto de ahora en más, pienso.
—No, solo voy al baño —respondo después de besarlo fugazmente —Más le vale recuperar sus fuerzas pronto, jefe.
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