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CAPÍTULO 17

Llego al estudio de grabación cerca del mediodía. Todavía tengo dudas de haber tomado la decisión correcta, pero un extraño entusiasmo resuena en mi estómago. El primero en recibirme es Tharn, lleva una expresión severa en su rostro paternal y maduro, pero se convierte en un gesto orgulloso cuando me abraza en mitad del pasillo.

— ¡Gulf! ¡Te felicito! Mew me ha contado las noticias...—dice el hombre mientras palmea mi espalda. Esta escena atrae la atención de los demás empelados, pero continúan sus tareas como si nada.

— ¿Qué cosa? —pregunto algo incómodo.

— ¡Que te has apuntado para la Universidad! ¡Estoy muy orgulloso de ti!

¡Mierda, que carajos! Yo quería contártelo en persona, pienso ¿En qué momento Mew habló con su padre de mí?

—Entonces ¿asumo que apruebas mi decisión?

— ¿Estás bromeando? ¡Hace años que intento convencerte para que estudies! ¡Con tu cerebro es un desperdicio no hacerlo! ¿Necesitas tomarte un año del trabajo? ¿Para adaptarte a la vida estudiantil?

No había visto tan entusiasmado a Tharn en años. El entusiasmo ha derretido el hielo de sus ojos y su semblante juvenil es casi parecido al de Mew. Que sensación extraña.

—Tranquilo. Solo me he apuntado a un curso. Y lo haré a distancia, no pienso dejar de trabajar. Mucho menos ahora que hay fecha de lanzamiento para el disco de Amenaza. .

—Bueno, como te parezca —Tharn sonríe y palmea mi espalda de nuevo. Luego su expresión se torna seria una vez más — ¿Necesitas dinero para la matricula?

—Ya está pagado —Lo tranquilizo —He pagado de mis ahorros. No quiero que me des nada. Ya soy niño grande.

Tal vez demasiado para empezar a estudiar.

—Bueno...—asiente Tharn, no del todo convencido —Pero si cambias de idea y quieres tomarte un año sabático solo me lo dices y ya. Podemos conseguir algún asistente temporal para el debut de Amenaza.

—No seas tonto. Sabes que este lugar no camina sin mí —bromeo. —Y ahora tengo que atender los desastres que Mew haya hecho.

Tharn me abraza nuevamente y yo camino hacia mi oficina con una sensación de culpa. Tharn siempre ha sido tan bueno conmigo, que ni siquiera soy su hijo bilógico. Me ha dado un hogar, cariño y la mejor educación. Y desde que tengo conciencia, yo he intentado devolverle parte de ello. Por eso me convertí en su asistente personal, y trate de ser lo más eficiente posible a pesar de no tener educación universitaria. No asistí a la universidad por dos razones; la primera, no me creí capaz de sobrevivir la parte social de la vida estudiantil. Apenas sobreviví la preparatoria. Y segunda; no quería alejarme de Tharn. En aquel entonces yo no era más que un adolescente idiota que creía estar enamorado de él.

Es gracioso, no fui a la Universidad por estar enamorado de Tharn. Y ahora estoy anotándome en una para alejarme de Mew ¿Acaso es posible que yo esté...?

—Buenos días, Universitario —Mew está esperándome dentro de mi despacho, sentado en mi silla y con sus botas encima de mi escritorio.

— ¡Baja esos pies asquerosos, vas a ensuciar todo! —lo regaño antes de dar un portazo.

—Uy que mal humor tenemos hoy —Mew baja los pies de mi escritorio y se incorpora. Camina hacia mí y yo comienzo a estremecerme. Tiene esa mirada en los ojos, esa que pone siempre que va a follarme. Y yo quiero que me folle.

Me toma en sus brazos y besa mis labios, muerde mi cuello y el aroma cítrico de su loción me sobrecoge ¿Debería aprovechar esta ocasión para preguntarle qué ha ocurrido con Eric esa noche que durmieron en el sofá? ¿Para aclarar todo?

¿Aclarar qué? Ni siquiera yo entiendo lo que estoy sintiendo. Ese puto sueño...

Me pierdo en el calor de su piel y en las sensaciones que me embargan.

—No aquí...nos van a ver —murmuro. Pero mi pulso ya está acelerado por sus labios y caricias bruscas.

—Que nos vean —suspira Mew en tono divertido.

Vuelve a besarme, y la realidad se mezcla con las imágenes de mi sueño.

Sabes que me quieres, Gulf, deja de fingir.

No, no te quiero. Solo es sexo. Nada más que eso.

Una voz en mi interior me dice que debería negarme mientras Mew muerde mi cuello y sus manos descienden por mi espalda. Me toma de las nalgas y me aprieta contra su cuerpo caliente con un gruñido. Siento su incipiente erección contra mi entrepierna, y un débil gemido se escapa por debajo de mi lengua.

—Mira lo duro que estoy, Gulf ¿no vas a aliviar mi dolor? Te he extrañado... —susurra Mew en mi oído, y su voz me produce carne de gallina.

Su dureza hace presión contra mi cuerpo, y cuando bajo la vista encuentro el bulto debajo de sus tejanos. Tan irresistible que s eme hace agua la boca.

¿Por qué debería negarme? Si mi relación con Mew está basada en el sexo y nada más que ello ¿Por qué negarlo? Además, esto será bueno para que yo elimine la tensión de un viaje tan largo.

—No podemos dejarlo así, jefe —le respondo, y lo empujo contra la silla de mi escritorio

Mew cae sentado y la silla de cuero cruje. Rápidamente yo me arrodillo en el suelo y me coloco entre sus piernas. En efecto, está duro como una roca. Bajo su cierre y libero su erección. Compruebo su firmeza con mis dedos y un estremecimiento me recorre. Mew acaricia mis cabellos y cuando alzo mi vista, lo encuentro sonriendo. No separo mis ojos de los suyos mientras beso la punta de su polla y deslizo mis labios por ella. Mew cierra sus ojos y echa el cuello hacia atrás. Paseo mi lengua por toda su longitud, y beso desde sus testículos hasta su glande. Me tomo mi tiempo, lamiéndolo y besándolo hasta que su polla esta dura, rosada y brillante por mi saliva. Cuando Mew está empujando mi cabeza con algo de insistencia, me lo meto en la boca. Él gime cuando envuelvo mis labios en su grosor, y durante unos breves segundos yo temo que alguien nos oiga.

Muevo mi cabeza hacia arriba y abajo, sujetando la base de su miembro con mi mano derecha. Adoro sentir su dureza y su sabor en mi boca, y mi miembro se pone más duro que nunca. Pero me olvido de él y solo pienso en Mew, en lo bien que se siente sobre mi lengua. Al cabo de unos minutos presiono mis manos en su muslo y solo uso mi boca para complacerlo. Trato de hundirme lo más posible, hasta que su glande cosquilleo en mi garganta. Lucho contra el reflejo de nausea y me lo meto todavía más profundo. Gimo con su polla en mi boca y algunas lágrimas ruedan por mis mejillas. Mew acaricia mis cabellos y gruñe mientras su clímax se acerca.

Yo acelero el movimiento de mi cabeza, hasta adquirir un ritmo rápido y frenético. Con esta cadencia desenfrenada, Mew se corre en mi boca. Lo oigo gemir de alivio y su semen caliente brota en mi garganta. Trago hasta la última gota, extasiado, y luego me dedico a limpiar hasta el último rastro de su eyaculación.

—Eres tan hermoso, Gulf —suspira Mew con el rostro arrebolado. Acaricia mi mentón y yo instintivamente busco sus labios. Nos besamos en forma hambrienta, y yo creo que mi corazón va a explotar. Mew sonríe contra mi boca, y deja escapar una risita al encontrar su propio sabor en ella.

La cabeza me da vueltas mientras nuestros labios se saborean el uno al otro y nuestras lenguas se acarician ¿Qué me está ocurriendo?

— ¿Estás duro? —susurra Mew contra mis labios

—Sí, jefe —ronroneo, anticipando mi recompensa luego de haberlo complacido.

—Bien —Mew me mira fijo, con sus enromes ojos negros y su sonrisa luminosa. Acaricia mi mejilla y luego se pone de pie —Mantenlo así hasta esta noche ¿sí?

Se sube el cierre y camina casualmente hasta la puerta. Yo permanezco sobre mis rodillas, enfurecido.

— ¡¿Qué?! —le grito.

—No puedo follarte ahora, mi querido Gulf, tengo mucho trabajo que hacer. Y tú también —me explica en fingido tono inocente. Podría estrangularlo.

— ¡¿Vas a dejarme así, hijo de puta?! —le espeto.

—Lenguaje, Gulf, lenguaje. Recuerda que si le hablas así a tu jefe, serás castigado —me regaña Mew —Aguanta hasta esta noche, y te daré la follada de tu vida. Ya sabes que lo bueno se hace esperar.

Abandona mi oficina y yo lanzo una retahíla de insultos por lo bajo. Mi polla todavía está latiendo con dolor y frustración cuando me incorporo y noto que mi móvil está vibrando en el bolsillo de mi pantalón. Al verla pantalla, encuentro un mensaje nuevo de Parker.

Parker:¿Has llegado bien a casa, vejestorio?

No puedo evitar sonreír, él y humor del chico es un alivio para el calor horrible que me está torturando.

Yo: Si, gracias. Estoy en el trabajo.

Parker: Oh, bueno...Tal algún día podamos quedar para un café.

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