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CAPITULO 11

 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐒𝐒'𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑

El domingo llega como un día común y corriente; nos despertamos cerca del mediodía y pasamos la tarde viendo televisión o leyendo. Ni siquiera mencionamos lo ocurrido anoche, pero hay una sensación intangible e incómoda en el aire.

Por la noche, me encuentro en mi dormitorio tratando de leer un libro. Pero me es imposible concentrarme en la lectura; los recuerdos de los juegos con Mew dan vueltas en mi cabeza. Cuando repaso estar atado en su cama, sentirme dominado por mi jefe, y ser follado tan duro por su polla, solo puedo sonreír como un idiota. Todavía no tengo en claro lo que siento por él, pero estoy seguro que lo de anoche fue increíble y quiero repetirlo. Dejo el libro a un lado y escucho la televisión que proviene de su cuarto. Está despierto, y un escozor delicioso me invade.

Cierro el libro con un sonido seco y decidido, y abandono mi cuarto. El cosquilleo en mi estómago crece con cada paso, y cuando estoy a punto de cruzar su puerta me muerdo el labio con anticipación. Entro a su dormitorio y lo encuentro tumbado en su cama mirando una película. Está usando una simple camiseta banca y su ropa interior negra. Ver sus muslos fuertes y desnudos sobre la cama inmediatamente me provoca recuerdos ardientes.

—¿Gulf? Creí que estabas durmiendo —dice mientras se sienta en su cama. La expresión de sorpresa en su cara lo hace todavía más irresistible.

Cierro la puerta detrás de mí y camino hacia su cama con pasos determinados, a pesar de que mis rodillas tiemblan un poco ante su presencia. Me desabotono la camisa mientras me acerco a él, y cuando llego a su cama ya la he arrojado aun rincón y mi pecho está desnudo.

—Vengo a hacerte cumplir tus responsabilidades como jefe —le digo mientras pateo mis zapatos a un lado y me trepo a su cama. Me arrastro sobre mis manos y rodillas sobre su cuerpo, hasta que sus labios están a milímetros de los míos. Puedo oler el jabón en su piel y los cosquilleos crecen. En un arrojo de valentía beso sus labios. Es un beso fugaz y suave, pero suficiente para que las pulsaciones en mi entrepierna crezcan —¿Acaso no he obedecido todas tus ordenes las últimas semanas?

—Sí, lo has hecho —responde Mew con una media sonrisita algo confundida. Su expresión me hace descubrir que soy yo quien tiene el control en este momento, y eso me gusta.

—Entonces es tu deber recompensarme —susurro antes de besarlo una vez más. Sus labios son adictivos —¿Crees que lo anoche ha sido suficiente? Pues no, mi querido jefe. Me ha prometido un fin de semana inolvidable, y el fin de semana aun no se ha terminado.

Me abalanzo sobre su boca nuevamente y muerdo sus labios. Esta vez el beso es más largo y hambriento. Nuestras lenguas se encuentran y Mew toma un puñado de cabello de mi nuca con fuerza. Los latidos en mi cuerpo aumentan, y se concentran entre mis piernas. Estoy duro mientras su lengua me está saboreando. Sus manos descienden por mi espalda hasta llegar a mi culo. Me acaricia las nalgas con firmeza y mi erección no tarda en llegar.

Con un movimiento rápido, Mew me tumba de espaldas sobre la cama. Me cubre con su cuerpo caliente y se arranca la camiseta. Agradezco tener mis manos libres para acariciar sus pectorales y su abdomen. Mew se inclina nuevamente sobre mí y muerde mis labios con pasión. Me hundo en el beso y gimo en su boca mientras mi corazón se acelera. Ahora soy yo quien desliza las manos por su polla y comienzo acariciarlo. Sin dejar de besarlo, le deslizo la ropa interior hacia abajo y acaricio su polla.

—Eres un chico muy atrevido, Gulf. Exigirle algo así a tu jefe —suspira Mew contra mis labios. Su respiración está agitada y sus pupilas dilatadas.

—Entonces tal vez deberías castigarme de nuevo —respondo antes de morder sus labios. Mew se separa de mi boca y deja escapar una risita.

Se baja de su cama y va en busca de los juguetes. Los segundos que no tengo su cuerpo cálido sobre el mío me siento vacío y frio. Pero disfruto ver su pecho desnudo mientras regresa a la cama, y la erección que se abulta bajo su ropa interior negra. Cuando finalmente se la quita. Su miembro duro queda expuesto en toda su gloria frente a mis ojos.

Vuelve a atarme, entre besos y mordidas entusiasmadas, y yo dejo que sujete mis manos y mis pies con la soga roja de seda. En cuestión de segundos, mis muñecas y tobillos están inmovilizados a cada esquina de la cama, con mi cuerpo desnudo formando una X sobre el colchón. Mi miembro duro apunta hacia el techo enrojecido y palpitando. Mew también se ha quitado la ropa, y muero por tener mis manos libres para sentir su firmeza entre mis dedos. Pero ya habrá tiempo para eso más tarde.

—Así es cómo me gusta verte. Inmovilizado e indefenso —suspira Mew mientras pellizca uno de mis pezones. Dejo escapar un gemido de dolor y placer ante sus caricias bruscas. —Me gustan los sonidos que haces cuando te follo. Sin embargo, mereces un castigo por las palabras tan osadas que le has dicho a tu jefe.

Y sin más preámbulo, toma la mordaza de cuero que hemos comprado ayer y la coloca en mi boca. La ajusta detrás de mi nuca y la pequeña bola de hule roja queda justo entre mis dientes frontales. Mew se sienta a horcajadas de mi cuerpo.

—Hermoso —dice mientras acaricia mis pezones y los tortura con sus dedos — De ahora en más elegirás tus palabras con más cuidado.

Sus labios continúan la tortura de sus dedos, besando, succionando y mordiendo mis pezones inflamados. No puedo hacer otra cosa más que gemir y babear con la mordaza en mi boca, y Mew arremete sin piedad. Siento su erección palpitar contra la mía y me vuelvo loco. No puedo esperar por sentir esa polla tan dura y gruesa enterrada en lo más recóndito de mi cuerpo , igual que anoche.

Pero por supuesto, mi jefe va a hacerme esperar. Prolonga la tortura con el dildo púrpura una vez más; lo sostiene contra mis huevos al nivel de intensidad más bajo al principio. Los cosquilleos aumentan y aumentan hasta que apenas puedo tolerar el dolor en mi polla. Pero no puedo decirle nada; solo puedo balbucear con la mordaza en la boca. Mew sonríe, sentado desnudo entre mis piernas, y aumenta la intensidad el vibración. Las lágrimas corren por mis mejillas y la saliva escapa groseramente por las comisuras de mi boca.

—Te ves tan lindo así —ríe Mew, y aumenta todavía más la vibración. Creo que voy a enloquecer. Arqueo mi espalda me forma violenta pero las ataduras en mis muecas y tobillos me impiden moverme. Tan solo puedo recibir ese placer tan salvaje, indefenso.

—No entiendo lo que me quieres decir —dice Mew en forma inocente — ¿Acaso quieres que te folle?

Sacudo mi cabeza hacia arriba y abajo en forma violenta.

—No te entiendo con esa mordaza...

Intento gritar un necesitado Si pero gracias a la mordaza entre mis dientes, solo salen sonidos lastimosos e incoherentes.

—Parece que sí, quieres que te folle. Que chico tan sucio —sonríe Mew —Y dime ¿quieres que te folle con esto o con mi polla?

Con su polla, por supuesto. Pero me es imposible expresarme; solo puedo babear y gemir mientras se retuerzo de dolor y placer.

—Pobrecito Gulf. No se te entiende cuando hablas. —suspira Mew en fingido tono preocupado. Aleja el vibrador de mi entrepierna y lo unta con el lubricante —¿Quieres que te folle con esto?

Gimo con más ímpetu, suplicándole por su polla con mi boca amordazada.

—¿Estás pidiendo el dildo ¿verdad? —dice mientras lo acerca a mi agujero.

Desgraciado, sabe muy bien lo que le estoy pidiendo. Aun así hace presión con el juguete y me penetra lentamente con él. Dejo caer mi nuca en la almohada y despido un largo gemido de placer. Lo mueve despacio, abriéndose paso en mi culo ajustado. Se siente malditamente genial. Pero aun así quiero su polla follándome.

—Si te comportas, tal vez tengas mi polla después —anuncia Mew con una gran sonrisa, y comienza a embestir con el juguete. Mis músculos internos lo aprietan mientras se mueve, provocándome una salvaje oleada de placer en toda mi columna. Y Mew arremete con fuerza en mi interior, moviendo su brazo sin piedad. Siento el juguete tocar puntos dentro de mí que no sabía que existían, pero aun así necesito su polla.

Mew saca el dildo de mi culo y lo arroja al piso. Mi pecho sube y baja agitado y me siento vacío. Mi jefe escupe sobre mi polla y se abalanza sobre ella. Me la chupa como si quisiera tragarla entera. Veo su cabeza subiendo y bajando a toda velocidad, engullendo mi miembro. Alza su vista y sus ojos oscuros se clavan en mí. Otro escalofrío me recorre. Quiero gritar pero la mordaza me lo impide. Mew sonríe con mi glande entre sus labios y continúa chupándomela. Sube y baja su cabeza a un ritmo frenético, ayudándose con su mano. Me masturba a la vez que me la chupa y yo apenas puedo soportarlo.

—Vamos, córrete para tu jefe —suspira con su aliento caliente contra mi glande, y vuelve a engullirme. Esta vez se traga mi polla completa de un solo movimiento, yo retuerzo de placer mi cuerpo entre las ataduras de la cama.

Me es imposible no obedecer su orden; el vibrador me ha dejado a mitad de su camino y ahora su lengua me empuja al precipicio. Todo mi cuerpo se contrae con violentos espasmos y mi semen brota de mi con furia. Vacío todo mi contenido en la bella cara de mi jefe.

Mi jefe se limpia mi eyaculación con sus dedos y lengua, y saborea mi semen como si fuera lo más delicioso del mundo. Se inclina sobre mi cuerpo mientras todavía estoy jadeando y me quita la mordaza de la boca, solo para besarme los labios. Prueba mi propio semen de sus labios y lengua y un escalofrío me recorre, Mi cuerpo todavía está palpitando por el placer mientras nos besamos. Pero Mew todavía está duro, así que desata mis tobillos pero no mis manos, sujeta mis muslos con mis manos y los anuda en su cintura. Me penetra mientras nuestras lenguas todavía están entrelazadas, y yo muerdo su labio ante la presión de su polla.

Se siente jodidamente bien dentro de mí. Estoy húmedo y dilatado así que le es fácil abrirse paso dentro de mí. Cuando ha llegado al punto más profundo deja escapar un gruñido de placer. Comienza a empujar despacio al principio, y cada embestida me enloquece. Mis manos siguen atadas al respaldo de su cama, así que no puedo acariciar su pecho ni sus increíbles hombros. Solo puedo disfrutar como me penetra, como me folla cada vez más rápido y duro. Las embestidas se tornan mas brutales mientras suspira mi nombre, y yo me derrito. Los latidos de mi orgasmo anterior todavía palpitan suavemente en mi interior cuando Mew se corre. Desborda mi culo con su semen caliente y yo me siento completo, feliz.

Permanezco unos segundos tumbado boca arriba, con mis manos atadas en su ama y cosquilleando por la tensión. Cierro mis ojos y sonrío, sintiendo cada latido de placer invadirme. Mew descansa sobre mi pecho, con su miembro todavía enterrado en mi culo. Lo siento palpitar suavemente y cada segundo es glorioso. Eventualmente mi jefe me desata de su cama, y se retira de mi interior. Mientras camina al baño para higienizarse, los rastros de su semen se deslizan calientes por la cara interna de mis mulos., y yo adoro esa sensación. Regresa a la cama y es mi turno de ir al baño. Me doy una ducha rápida y cuando salgo, Mew está dormido en su cama. La idea de deslizarme bajo sus sábanas y dormirme acurrucado contra su cuerpo me tienta muchísimo, pero aun así regreso a mi dormitorio en silencio.

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