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CAPITULO 10

 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐒𝐒'𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑

Toda mi vida supe que Mew Suppasit era inmaduro, caprichoso y alborotador. Sin embargo, si algo ha heredado de su padre es que siempre cumplía sus promesas.

Pero nunca me hubiera imaginado que cumpliría sus palabras en el sex shop de una forma tan literal, es casi medianoche del sábado y yo me encuentro totalmente desnudo en su dormitorio, con todo mi cuerpo temblando de anticipación.

—Desnúdate para tu jefe —me ha dicho cinco minutos atrás, mientras él permanecía tumbado en su propia cama con su cuerpo semidesnudo apoyado sobre su codo. Y yo obedecí, me despoje una a una de mis ropas frente a sus ojos resplandecientes y dilatados por el deseo.

Ahora cada rincón de mi piel está expuesto a sus ojos, y yo le devuelvo la mirada en forma desafiante. Tal vez es cierto que no hay nada de malo en disfrutar ser dominado, pero tampoco se lo voy a poner tan fácil. Mew sonríe, y sus labios se ven más rosados, húmedos y tentadores que nunca. Durante un breve segundo recuerdo que he sentido esos labios en mi cuello y en mi polla, pero nunca sobre los míos. Por alguna extraña razón eso me molesta. Su pecho está desnudo, luciendo esos pectorales firmes y ese abdomen plano con músculos suaves pero definidos. Y ver su cabello azabache solo puedo pensar en jalarlos. Lleva un pantalón negro y está descalzo sobre los cobertores azules de su cama, donde todos los juguetes que hemos comprado esta tarde están obscenamente dispuestos.

—Eres muy hermoso, Gulf. Siempre lo he pensado —susurra. Se forma un nudo en mi garganta y yo me quedo mudo. —Ponte de rodillas.

Obedezco, descendiendo sobre mis rodillas.

—Ven aquí —me dice mientras se incorpora y se sienta al borde de la cama — No camines, arrástrate.

Obedezco de nuevo. Camino sobre mis manos y rodillas hasta llegar a él. Sus dedos juegan con mi cabello en forma cariñosa y mi polla comienza a palpitar entre mis piernas.

Toda mi vida me he sentido atraído por hombres mayores, de cabello gris, voces profundas y pequeñas arrugas en las comisuras de sus ojos. Un intento de compensar mi deseo frustrado por el hombre que me adoptó de niño, siempre he sido consciente de ello. Pero ahora mismo, a los pies de Mew, siento que todo mi cuerpo arde de deseo. Nunca creí que podría calentarme tanto con un muchacho tres años menor que yo. Nuestras miradas se sostienen durante unos instantes que se sienten eternos, sus dedos peina mi cabello y su sonrisa me petrifica. Todo lo que ha ocurrido en estas últimas semanas, toda la tensión que Mew ha construido en mí con sus ataques furtivos, sus trampas, sus miradas y su boca, convergen en este preciso momento. Y creo que voy a explotar.

—Eres un chico tan obediente —susurra con una irresistible voz roa mientras acaricia mis mejillas y mi mentón —Sin duda mereces una recompensa.

Y mientras dice eso, utiliza su mano libre para bajar su cremallera. Mis ojos van directo a su polla, semi rígida y algo enrojecida, que salta frente a mi cara. Puedo sentir el calor que emana de ella y mi erección no tarda en parecer. Veo como Mew la envuelve en su mano derecha y comienza a masturbarse lentamente.

—Me has servido muy bien estas semanas —habla en tono bajo mientras su mano sube y baja por su miembro largo. Observo en forma hipnótica la cadencia de sus movimientos y comienzo a salivar. Los latidos en mi miembro resuenan en mis oídos y el calor me invade. —¿Vas a continuar sirviéndome bien?

—Sí, jefe —respondo mientras me relamo los labios. Mew sonríe y dirige su polla hacia mis labios. Los separo para envolver su glande, e inmediatamente siento un relámpago golpear mi cuerpo.

Mew gruñe cuando su polla entra en mi boca, despacio. Trato de engullirlo completo, pero también me deleito en cada centímetro. Su miembro está hirviendo, y se siente maravillosamente bien sobre mi lengua. Sostengo la base con mi mano derecha peor Mew me da un golpecito en la mueca.

—No, no. Usa solo tu boca— me regaña con una sonrisa. Yo me acomodo sobre mis rodillas y pongo las manos detrás de mi espalda como un prisionero. Utilizo solo mi boca para complacerlo, bajando mi cabeza lo más que puedo, hasta que su miembro me provoca arcadas. La saliva correa por la comisura de mis labios y sigo insistiendo, tomando cada vez más de su polla en mi boca. Mew gruñe complacido y enreda sus dedos en mi cabello. Acompaña la cadencia de mis movimientos con sus manos firmes y yo dejo que me folle la boca. Me aparto unos segundos para respirar y tomo una profunda bocanada de aire. De nuevo, deseo que me bese. Pero Mew solo sonríe complacido, con sus mejillas deliciosamente ruborizadas.

—Eres muy bueno, Gulf. Muy bueno —suspira mientras empuja suavemente mi cabeza hacia su polla una vez más. Abro mi boca y envuelvo su glande con mis labios de nuevo. Beso toda su longitud y deslizo mi lengua por ella antes de volver a tragarlo. Mew gruñe complacido y lo siento estremecerse cuando acelero mi ritmo.

¿Quién hubiera dicho que algún día le chuparía la polla al hijo de Tharn? Pero lo más curioso es que lo estoy disfrutando machismo, mi miembro palpita duro entre mis piernas mientras mi cabeza sube y baja cada vez más rápido.

—¡Basta! —exclama Mew, apartándome de su erección. Lo observo jadeando y confundido. Obviamente, no quiere correrse tan pronto; unas gotas de pre semen ya están resbGulfdo de su orificio y yo muero por saborearlas con mi lengua. Pero mi jefe se aparta de mí, multiplicando los latidos de mi corazón y de mi polla.

—Sube a la cama— me ordena, y yo obedezco. Hay algo tan increíblemente excitante en cumplir sus pedidos...no quiero analizarlo ahora, solo quiero disfrutar las miles de punzadas que atormentan mi miembro.

Me tumbo sobre mi espalda, como Mew me indica. Mi polla dura apunta hacia el techo del dormitorio, y Mew la admira con sus hambrientos ojos negros. Deseo con todo mi ser que la tome entre sus dedos, que me toque. Pero en su lugar se abGulfza sobre mí con la soga de seda que hemos comprado más temprano. Con dedos sorprendentemente hábiles y veloces, pronto tengo mis dos muñecas unidas e inmovilizadas sobre mi cabeza, al respaldo de la cama.

Nunca me habían atado a la cama antes, y es una sensación poderosa. Los nudos no son lo suficientemente ajustados como para lastimar mi piel solo ejercen una deliciosa sensación constrictiva. Y encontrarme en una posición tan vulnerable frente a Mew, mi joven jefe, desata un calor inaudito en todo mi cuerpo. Siento que mi corazón va estallar fuera de mis costillas y que mi polla va explotar en cualquier momento. La anticipación es tan poderosa que apenas puedo respirar, veo mi propio pecho desnudo subir y bajar mientras Mew me observa de pie frente a la cama. Su cuerpo jamás se ha visto tan espectacular: olvido todo eso de que me gustan los tipos mayores y que los jóvenes no son mi tipo. Ahora mismo, la única persona que quiero que me folle es el hijo de mi jefe y mirada bestial.

—Que hermoso te ves...tan indefenso...— susurra Mew con voz ronca. Se inclina sobre mí y acaricia mi pecho con las yemas de sus dedos. Una caricia tan suave y aun así, capaz de hacerme correr en seco. Me muero el labio inferior y tensiono mi cuerpo, refrenando mis impulsos. Mew sonríe de nuevo ante mi reacción y sus dedos pasean por mi abdomen.

—Otra vez duro —ríe cuando sus dedos dibujan círculos en mi vello púbico. Pero el muy desgraciado ignora mi erección. Sus dedos la rodean pero nunca llegan a tocarla, a brindarle el alivio y la fricción que tanto necesito —Seguro quieres que te masturbe de nuevo. O que te toque...

—Si...—suspiro, inmovilizado a su cama.

—Paciencia, mi querido Gulf. Paciencia —Mew se aleja de mí, y la ausencia de sus caricias es una tortura terrible. Lo veo caminar hacia uno de los muebles del dormitorio y buscar uno de los juguetes que hemos comprado.

—Te he prometido un fin de semana que nunca olvidarías. Pero no tendría nada de especial si te follo o te masturbo normalmente. Eso sería monótono y aburrido. Tu mereces algo mejor, mi querido Gulf —explica mientras me da la espalda.

A pesar de que quiero estrangularlo por hacerme sufrir tanto, nunca he deseado a nadie una manera tan intensa y primitiva—. Todo mi cuerpo clama por él. Observo su espalda suave pero musculosa, la perfecta curva de su espina dorsal y sus omoplatos de porcelana. Mis ojos descienden hacia sus piernas, firmes y fuertes debajo de sus pantalones negros. Cuando gira, veo la erección que se está abultando en su entrepierna y me estremezco.

—Mereces disfrutar tu regalito —dice con una sonrisa, y camina hacia mí con el dildo púrpura en la mano. No recordaba que era tan enorme cuando lo elegí en la tienda.

Mew se sienta en el borde de la cama con el juguete fálico en la mano.

—Separa las piernas —me susurra, y yo obedezco.

Mi jefe toca un botón en la base del dildo y este emite un sonido bajo y vibrante. Dejo escapar un pequeño gemido de anticipación y veo como lo acerca a mis testículos lentamente. Su vibración suave pero intensa me hace estremecer en forma violenta. Un sonido salvaje de placer escapa de mi garganta y arqueo mi espalda.

—Te gusta ¿eh? Tú lo has elegido —sonríe Mew mientras mantiene firme el vibrador entre mis piernas. La vibración contra mis testículos y la base de mi polla me va enloquecer. Despido su nombre entre gemidos y me sacudo entre mis ataduras.

—¿No irás a correrte tan pronto? —se mofa Mew al ver mis sacudidas y oír mis gemidos —¿Acaso nunca has usado un vibrador antes?

No puedo responderle; si lo hiciera probablemente lo insultaría. Pero el placer que me está brindando es el más intenso de mi vida. Con otro movimiento de sus dedos aumenta la vibración del juguete y el placer se duplica. Aprieto mis parpados y un gemido agónico escapa de mi boca. Oigo a Mew gemir y siento unas gotas de pre semen escapar de mi glande. Cuando abro los ojos, Mew está inclinándose sobre mi miembro. Me limpia el glande con sus labios y lengua mientras mantiene el dildo contra mis huevos. Esa combinación va a asesinarme, y gimo de nuevo.

—¡Por favor, por favor, Mew! —suplico entre lágrimas.

—Por favor ¿Qué? —pregunta en fingido tono inocente —Y recuerda que soy tu jefe, debes dirigirte a mí en forma correcta.

Desgraciado.

—Por favor...jefe...fólleme , por favor...no...puedo...—las lágrimas ruedan por mis mejillas y el placer me golpea más duro que nunca. Las pulsaciones en mi polla se están tornando más dolorosas que placenteras.

—¿Quieres que te folle? Pero creí que deseabas a mi padre y no a mí....—los labios de Mew rozan mi polla y se alejan.

—¡Hijo de puta! —le grito entre gemidos. —¡Ya te he dicho que te deseo a ti! ¡No a tu padre, a ti!

Mis propias palabras me golpean. Mew, quien también parece algo sorprendido por mi declaración, apaga el vibrador. La repentina quietud es un alivio, peor mi polla sigue palpitando, necesitada.

—Esa no es manera de hablarle a tu jefe, chico sucio —se mofa Mew. Lo veo tomar una botellita de lubricante al costado de la cama y segundos después está introduciendo sus dedos en mi culo. Otra vez, arqueo mi cuerpo de placer.

Tengo miles de cosas para decirle, pero solo puedo gemir mientras su dedo índice y su dedo mayor, empapados por el lubricante, se abren paso en mi culo. Entran y salen en forma rítmica, volviéndome loco. Mientras, mi polla es completamente ignorada y la frustración se mezcla con el placer en un coctel explosivo.

Mew retira sus dedos de mí y comienza humedecer la punta del dildo con el lubricante.

—Ya me has dicho que me deseabas, sí. —dice mientras lo introduce muy lentamente en mi culo dilatado. —dice mientras lo introduce muy lentamente en mi culo dilatado. Dejo escapar otro gemido cuando lo siento ensanchar mis paredes internas —Pero ahora quiero que me lo demuestres.

Todo mi cuerpo arde, y el dildo se abre paso en mi interior gracias a las embestidas de la mano derecha de Mew. Lo mueve de una manera deliciosa, y no dejo de pensar si será asi de bueno con su polla. Pero por lo pronto, mi jefe no me dejará saborear aquel placer, solo me masturba con el juguete. Lo gira en mi interior, haciendo sentir un gozo que jamás creí posible llegando a lugares de mi interior que no conocía. Entra y sale cada vez mas rápido, volviéndome loco, y yo no paro de gemir y retorcerme.

—Demuéstrame lo mucho que me deseas, Gulf. Si logras convencerme, tal vez te folle. —dice mientras entierra el juguete cada vez más duro.

—¡Fólleme, jefe! Por favor...—suplico entre lágrimas. Desearía tener mis manos libres para aunque sea tocarme la polla mientras Mew me penetra. Pero es imposible. Aunque debo admitir, que tal frustración solo aumenta mi placer al límite.

Cuando abro mis ojos, húmedos por las lágrimas, encuentro a un Mew que me mira con una expresión extraña. Mueve su brazo hacia atrás y a delante, embistiendo entro de mi cuerpo con el vibrador, pero su rostro posee la expresión pacifica de una obra de arte. Sus ojos me observan, confundidos y extasiados, y brillan de una manera particularmente hermosa.

—Eres tan hermoso, Gulf. Siempre lo he pensado —suspira con voz baja y ronca. En estos momentos, no sé qué me brinda más gozo; si su voz, su mirada o sus palabras. —No sabes hace cuanto que deseo tenerte así...indefenso para mí. Solo para mí.

Hay algo primitivo y salvaje en su voz, algo que hace que todo mi cuerpo vibre. Todos mis impulsos pierden control y me retuerzo sobre su cama, con mis manos atadas al respaldo. El vibrador está enterrado en lo más profundo de mi cuerpo mientras me corro; gruesos borbotones blancos se despiden de mí con violencia. Manchan mi estómago, mi pecho y hasta mi rostro mientras yo gimo de placer. Incluso algunos chorros salpican el rostro sonriente de Mew. Él no se queja; solo cierra sus ojos y ríe por lo bajo mientras yo eyaculo.

El placer me desborda por completo, me golpea sin piedad hasta dejarme vencido en su cama. Cubierto de sudor y con mis manos todavía atadas sobre mi cabeza, mi pecho sube y baja agitado. Mi polla, todavía palpita en forma sueva, inerte sobre mi muslo, y Mew retira el dildo de mi culo con un movimiento lento.

Me siento increíblemente satisfecho, lleno de placer y paz, pero al mismo tiempo, vacío y todavía necesitado. Cierro los ojos y me hundo en esa satisfacción que me rodea. Pero no es una satisfacción completa, todavía falta algo. Siento los labios y la lengua de Mew en mi miembro y abro los ojos en forma violenta. Lo veo besar y lamerme con devoción, hasta limpiar la última gota de semen de mis muslos. Su lengua sube por mi estómago y mi pecho, despertando miles de nuevas cosquillas en mi interior ardido. Cuando su cuerpo está sobre el mío, siento contra mi entrepierna la fuerza de su propia erección, oculta bajo sus pantalones. Me hace recordar que todavía lo necesito dentro de mí, que todavía no me ha dado lo que más deseo.

Y cuando menos lo espero, los labios de Mew cubren los míos.

Abro los ojos con nuestras bocas aun unidas, saboreándose en forma salvaje, y sus mechones de cabello acarician mi rostro. Sus labios son suaves y mullidos, deliciosamente húmedos y generosos. Una corriente eléctrica me recorre y siento sus brazos y su calor envolverme. El peso de su pecho sobre el mío me enloquece, y siento contra mi entrepierna la fuerza de su propia erección, oculta entre sus pantalones. Separo mis labios y dejo que su lengua me penetre. El beso se torna hambriento y apasionado, como si ambos hubiésemos esperados años por esto.

Y tal vez lo hemos hecho.

Cuando Mew se aparta de mí, tengo más hambre de él. Su rostro esta ruborizado y jadea frente a mis labios. Desearía tener mis manos libres para apretarlo contra mi pecho, pero no puedo. Quiere decirme algo entre jadeos, pero se queda mudo. Las palabras también se atoran en mi garganta, solo puedo sentir este hambre tortuoso por Mew.

Se sienta a horcajadas de mí y se baja el cierre. Parece que está demasiado urgente y acelerado como para quitarse los pantalones. En su lugar deja que su erección, dura y enrojecida, asome por su cremallera. La observo apenas unos segundos, antes de que la tome por la base entre sus manos y la dirige a mi entrada húmeda y dilatada.

Me penetra sin decir una palabra, sin preámbulos ni aviso. Su miembro se desliza fácilmente en mi interior y yo gimo. Arqueo mi espalda y él me toma de los muslos. Sabía que era grande, pero dentro de mi cuerpo se siente deliciosamente grueso y duro. Lo siento palpitar suavemente, abriendo mis músculos internos hasta que llega a la parte más profunda.

Ambos respiramos hondo, sin decir una palabra y sin dejar de sostener nuestras miradas. Mew se queda enterrado en lo más profundo de mí, sin mover un músculo, tan solo fundiéndonos el uno con el otro.

Cuando empieza a moverse, creo que voy a enloquecer. Parece que fuimos hechos el uno para el otro; su polla es gruesa y me provoca una presión exquisita. Mis músculos internos se contraen rítmicamente, ajustándose a su grosor.

Mis manos continúan atadas por encima de mi cabeza, así que no puedo rasguñar sus hombros o acariciar su pecho cubierto de sudor mientras me embiste. Aun así, disfruto como me folla sin piedad, enloqueciéndome, haciéndome gritar y gemir.

Con un gruñido, Mew se inclina sobre mi cuerpo y me da más duro. Noto que está frenando su propia eyaculación, está esforzándose para durar más. Mi propio miembro ya se ha puesto sudor, y cuando Mew se mueve sobre mí, nuestro abrazo es tan estrecho que su abdomen me provoca una fricción extra de placer. Pronto me correré de nuevo. Mew empuja y empuja y asumo que pronto se correrá dentro de mí.

Pero en su lugar se detiene. Se detiene y extiende sus brazos para destarar mis manos. Con dedos nerviosos deshace mis nudos en cuestión de segundos y mis muñecas quedan al fin libres. Desesperado por tocarlo, hundo mis uñas en su espalda y abrazo su cintura con mis piernas. De este ángulo la penetración es más profunda y toca un punto en mi interior que desata la locura.

Siento que su polla vibra dentro de mí y me preparo para recibir su carga. Muerdo sus labios y Mew me recibe en forma asombrada. Nos devoramos el uno al otro y me pregunto cuanto tiempo hemos postergado esto ¿tal vez nuestra competencia cuasi fraternal no era más que deseo reprimido? Ahora mismo siento que sus labios, su polla y sus manos son lo único que necesito en el mundo. Siento su miembro embestir y palpitar en forma violenta, pero Mew se detiene.

Vuelve a incorporarse sobre sus rodillas, me toma de la cintura y me gira sobre la cama. Me acomodo sobre mis rodillas y manos y él entra una vez más. Con sus manos en mi cintura, sus estocadas se tornan cada vez más brutales. Y en esta postura siento que golpea mi próstata. Deslizo una mano hacia mi entrepierna y comienzo a masturbarme mientras él me folla. Las primeras gotas de mi semen se derraman sobre sus sábanas mientras yo gimo.

Y con una fuerza descomunal, Mew se entierra en lo más recóndito de mi cuerpo., grito cuando su polla se contrae en mi interior y mis paredes internas se ajustan con violencia sobre su grosor. Siento su semen caliente desbordarme y chorrear por la cara interna de mis muslos mientras el da las últimas embestidas desbocadas.

Caigo desplomado sobre mi estómago y Mew cae sobre mí. Siento su pecho jadeando contra mi espalda y su calor enterrarme. Se mueve lentamente y me ayuda a girar sobre la cama. Mi primer impulso es besarlo de nuevo pero Mew se inclina con su cara en mi entrepierna y toma mi polla en su boca.

Me acaricia con su lengua y con sus manos hasta que me corro en su boca. Él envuelve mi glande con sus labios calientes y traga hasta la última gota. Me aferro a su cabello azabache mientras el placer de mi segundo orgasmo golpea hasta el último músculo de mi cuerpo.

Mew también gira sobre su espalda, y se acuesta a mi lado en la cama. No nos tocamos, tan solo recuperamos nuestros alientos con nuestros ojos fijos en el techo. Me cuesta más que lo acostumbrado regresar a la realidad luego de una experiencia tan demoledora. Oigo a Mew respirar y me pregunto que esta pensando. Creo que este es el primer momento en nuestras vidas en el que ambos estamos realmente desnudos.

—¿Por qué has regresado, Mew? —le pregunto unos minutos después en un arrojo de sinceridad. Me mira con sus ojos celestes abiertos como platos y gira hacia mi lado. Apoya su mentón en su codo y me susurra con el aliento todavía entrecortado.

—¿A qué te refieres? Me he graduado y regresé a casa, a hacerme cargo del negocio familiar.

—No es eso a lo que me refiero y lo sabes ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué...?

Ni siquiera puedo terminar la oración; cuando giro mi rostro y encuentro sus ojos me duele el pecho. Tal vez la experiencia sexual más intensa de mi vida me ha dejado idiota y demasiado vulnerable, pero el rostro de Mew en este momento me parece lo más cercano a la perfección. Como cierta vez me ha parecido su padre, pero al mismo tiempo increíblemente diferente.

—Nunca te has dado cuenta ¿verdad? —Mew sonríe y por primera vez, su sonrisa tiene un dejo amargo. —Imagina que toda tu vida crees que eres hétero, te follas a mil chicas y estás en la cima. Hasta que te das cuenta que la persona con quien realmente quieres estar es otro hombre. No solo otro hombre, sino uno que tu padre ha adoptado y se ha criado contigo. Alguien mucho mejor que tú en todos los aspectos; ordenado, inteligente, pulcro. Hermoso.

Mew hace una pausa para respirar y es a mí a quien le duele el aire en el pecho.

—Bueno, imagina que regresas a casa y descubres que esta persona no está interesada en ti. Nada nuevo ¿Por qué alguien tan perfecto se fijaría en alguien tan irresponsable y descuidado? Pero lo verdaderamente doloroso es que esta persona está enamorada de otro. No caliente, ENAMORADO. Y nada más y nada menos que de tu padre, aunque tú no puedes hacerle ni sombra.

—Estás loco, Mew —susurro con un hilo de voz.

—Si, tal vez lo estoy —se tumba una vez más sobre su espalda y descansa su nuca en sus brazos cruzados. —Pero me dije a mi mismo, si no puedo hacer que me ames, puedo conformarme con que me desees.

No sé cómo responder a tales palabras. Mi cabeza da vueltas y vueltas y mi cuerpo se encuentra agotado. No puedo darle forma a las emociones que me están desbordando, aquí mismo en esta cama. Tal vez porque no quiero cometer una locura; no quiero decir algo de lo que después me arrepienta. He hecho un buen trabajo en ocultar mis sentimientos hacia Tharn durante más de una década. ¿Por qué ahora no puedo contenerme con su hijo? Me digo una y otra vez que lo que estoy sintiendo es solo producto de la lujuria...fruto de un buen orgasmo cuando nadie me lo ha dado en meses. Que no debo confundir amor con calentura.

Pero otra voz me dice que esto es algo verdadero. Que he conocido a Mew toda mi vida. Que todos estos años he estado confundido, que el amor que siento por su padre es mero afecto y admiración. Amor hacia la única figura paterna que he tenido en mi vida. Amor que, en mis épocas de pre adolescente sin un ápice de experiencia de vida, he confundido con amor sexual. Ahora mismo, me resulta extraño imaginar con Tharn lo que recién he hecho con Mew. Y quiero repetir mil veces con mi jefe nuevo.

De todas maneras, cuando cobro valentía para hablar, Mew se ha quedado dormido. Lo veo roncar suavemente con su nuca sobre la almohada y una sonrisa se dibuja en mis labios. Instintivamente me acurruco contra su cuerpo antes de quedarme dormido yo también.

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