─ Capítulo 8.0 夜: El Mundo Humano.
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El reino humano es adictivo y tentador, atrayendo a sus habitantes a lugares lleno de colores fluorescentes y cautivadores, nunca antes había estado por tanto tiempo aquí, había venido ocasionalmente a buscar encargos especiales del Emperador.
Voy a enloquecer; la concentración de voces, de aromas, de pensamientos, había seguido un estricto régimen que no me permitía convivir nada que no perteneciera al Imperio, pero este estúpido humano se atrevió a tentarme con su embriagante sangre, demonios fui demasiado débil y permisiva.
Los colmillos me han estado picando desde hace rato, todo había sido tan fugaz, que el sentimiento era abrumador y sofocante, pero no puedo causarle daño...no puedo causar daños en aquel mundo ajeno al mío.
Se había quedado profundamente dormido, sobre mi hombro que aún podía oler y percibir ese delicioso olor, me saboree conteniendo mi deseo, apreté los puños y recordé mi entrenamiento, no debo ceder a los deseos carnales, maldito donde sea que estés Bang-won.
Lo recosté sobre el sofá, enserio eres muy raro niño...¿Cómo se te ocurre ofrecerte en bandeja de plata a un vampiro? su temperatura estaba aumentando, demonios veo que no eres tan fuerte como aparentas.
Busqué rápidamente el botiquín y empape un paño con agua fría, se supone que así lo hacen los humanos ¿no? limpié la marca, su aroma es demasiado fuerte si hubiera vampiros cerca, vendrían frenéticamente a buscarlo.
Vende la zona de mi mordida, después de haberlo sellado para que no se infectara, no nos quedaríamos mucho tiempo y lo menos que necesita es llamar la atención. Pase el paño por su manos y rostro, parece que todo va bien, finalicé colocándolo sobre su frente.
Me retiré cuando el deseo aumentó más de lo que debería, maldición necesito tomar aire.
─ ¿Te gusta complacer a los demás, cierto? ─escuché una voz, detrás de mi ─ Me parece que es muy caritativa maestra, por eso mi padre debe estar complacido.
─ No estoy de humor para lidiar con sus comentarios sarcásticos y fuera de lugar, así que me retiraré ─dije, pasando a su lado, pero este me sostuvo del brazo ─ suélteme, si quiere que siga manteniendo el respeto.
─ ¿Cuál es tu próximo paso, acostarte con mi padre o con Minho? o bueno puede que ya lo hayas hecho antes ¿no es cierto?─afirmó desvergonzadamente ─ creí que tu amabilidad era sincera, pero solo lo haces por tu propio beneficio...
No lo pude resistir, con mi mano empuñada lancé un puñetazo...había soportado todas sus insinuaciones y sarcasmos, fui paciente y di lo mejor para poder ganarme su confianza, como mi aprendiz. Lo que no le permitiré es que mi honor e integridad sea ensuciada con esas palabras empapadas de mentira.
Me miró furioso, pero no me inmute, le enseñaré cual es su lugar, deje que pisoteara mi superioridad por respeto a sus padres y a su puesto de príncipe heredero.
Lo tome de la camisa y lo levanté lo más que pude, si no aprendía por las buenas, le enseñaría por la malas.
─ Me sorprende mucho tu imaginación, eres muy arrogante e insolente, pero te equivocas conmigo no soy como las tantas concubinas de tu padre ─empecé ejerciendo un poco más de presión ─ Soy la mano derecha y segunda al mando en el Imperio, puede que lo recuerdes pero te vi nacer y crecer...así que como tu superior exijo respeto, vi levantarse al reino que tanto aborreces, instruyendo a la primera generación de Emperadores ¿Crees que eres mejor que yo?
Finalicé soltándolo, de ahora en adelante no iba a permitir que mi posición sea cuestionada por nadie.
─ ¡Esto es inaudito! Solo se fueron por un día ¿Y que es lo que pasa? recibo una llamada del señor Min, diciendo que han sido llevados a la comisaría por quejas de ¿violencia doméstica? ─interrogó completamente furioso, mi padre ─ ¿Alguien puede darme algún tipo explicación?
─ Yo lo provoqué Su Majestad, cedí completamente ante la tentación y complací una petición indecorosa ─admitió seriamente─ agredí a un miembro de la familia Real y comprometí la integridad del reino, merezco ser castigada como lo dictamina la ley de la corte Imperial.
─ ¿Algo que agregar, hijo? ─preguntó firmemente ─ me parece que estás libre de todo esto ¿no es cierto?
─ ¿Cuál es tu relación con mi "maestra"? ─cuestione finalmente ─ ¿todo es cuestión de status o es una simplemente aventura?
Recibí esta vez una cachetada por mi madre, en cambio mi padre me dio una mirada recriminatoria.
─ ¡Jeon Jungkook! eres mi querido hijo, pero no permitiré que hables así de tu padre y mucho menos de la Maestra Rhee ¿Crees que yo permitiría que cualquier mujer interesada, este cerca de tu padre? ─recrimino mi madre fuertemente ─ Como tu madre, la Emperatriz recibirás un castigo excepcional, no puedo permitir que esas ideas tuyas, nos metan en problemas.
─ ¡Madame Hong! acompañe a mi hijo y a la maestra, al salón Ppyeo para hacer cumplir la ley del Emperador ─ordenó mi padre.
Nana nos escoltó en el camino, me miro decepcionada, incluso mi madre y padre me habían dado la misma mirada. Miré de reojo esperando ver una reacción diferente a lo habitual, pero su rostro esta sereno, el Salón Ppyeo había escuchado muchas cosas sobre el, sin embargo nunca había entrado ahí.
La puerta se abrió repentinamente, el lugar era ostentoso, en comparación con los tonos rojos, negros y dorados del palacio, este era completamente diferente, tonos traslucidos que te hacían sentir en el cielo.
Varios guardias se pararon en fila, aunque dos de ellos sostenían una vara ornamentada, recibí una golpe en las pantorrillas, haciéndome caer de rodillas. Pero parece que no había sido el único y aunque formé una mueca de dolor ella seguía serena y parece que no se inmuto con aquel golpe.
─ Según la ley del Emperador, el príncipe heredero del clan Jeon, Jeon Jungkook será castigado con 50 tablazos por la ofensa dirigida al Emperador y a Su Excelencia, la Maestra Rhee de Banwolseong ─clamo uno de ellos, dejándome atónito. ─ Su Excelencia, la Maestra Rhee de Banwolseong será castigada con 100 tablazos y un mes de exilio en el Salón Geum por ceder a los deseos carnales y romper su voto de abstinencia, agredir a un miembro de la familia Real y comprometer la integridad del Imperio.
¿Quién eres en verdad? un castigo como ese no se puede comparar el mío, incluso puedo imaginar lo mucho que mi madre debe haber pedido por piedad. En cambio ella, nadie la ha defendido, acepto toda la culpa así sin más ¿Qué crees que haces?
Uno uno fui recibiendo los golpes, me curvee y mi cara se deformó del dolor, en cambió su cuerpo se mantenía erguido y firme, su cara seguía serena. Intente también guardar la compostura, pero me era completamente imposible.
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Z I D I A N
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