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─ Capítulo 4.0 夜: Una Maestra testaruda.


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Definitivamente nunca me imagine esto, mire de reojo a mi supuesta mi supuesta maestra que mantenía un rostro serio y algo lúgubre, me quede estático sin saber que tipo de situación era esta.

─ ¡Jungkookie! ¿porqué no me dijiste que tu mamá era muy divertida? ─exclamó Minho de forma sonriente, me había preparado para lo peor, pero no para esto. ─ me había asustado por nada, idiota.

llevaba la cara manchada de harina acompañada de una reluciente sonrisa ¿y me había preocupado por el? ¡ja! que tontería, además tenía un delantal rosa pastel que mi mamá me obligaba a usar, cuando quería que le ayudara con sus recetas, enserio me causaba dolor de cabeza. 

─ Es usted muy crédulo Su Alteza, incluso creí que se desmayaría  antes de llegar aquí ─menciono burlonamente ─ entrar en su mente es tan fácil, debe tener mucho cuidado.

─ Maestra, su sentido del humor esta bastante oxidado ¿no cree? ─dije mirándola ─ además si todo esta en orden, me iré.

Estaba a punto de irme de aquí, agarré del brazo a Minho y me apresuraba a salir de ahí pese a las quejas de mi amigo, que molesto, pero las palabras de mi padre detuvieron mi andar.

─ Hijo, nuevamente insistes en irte ¿acaso no te basto abandonar a tu madre por 20 años? ─preguntó mi madre, con la voz quebradiza ─ ¿Cuánto tiempo debo esperar para tener nuevamente devuelta a mi hijo?

─  wow ¿20 años? eso quiere decir que yo tenía 7 años maldición, ahora me da miedo preguntar tu edad ─dijo Minho contando sus dedos ─ además yo me quiero quedar, tu madre me adopto como su hijo.

─ genial, ahora serás mi hermano numero 9 ─ anuncié sarcásticamente dejándolo sorprendido ─ ya tenemos una nueva esposa y un nuevo hijo ¿porqué no organizamos una fiesta?

El gran emperador teniendo una joven maestra ¡ja!, esto ya me lo se de rutina, cuando era niño mi padre trajo a las demás concubinas y a cada una me las presentaba como su doctora, secretaria, costurera y una infinidad de trabajos. Y así fue como nacieron mis otros hermanos, que aunque les tengo algo de aprecio, simplemente no puedo tolerar a sus madres.

─ Hijo mío, veo que aún no se te ha quitado esa idea de la cabeza ─escuche las palabras detrás de mi ─ pero debo decir que te sigues equivocando, la Doncella Rhee es mi respetada maestra, ella nunca sería una más de mis concubinas.

─ Vamos a fingir que tienes razón padre, pero después de todo no es mi asunto ─respondí terminando lo que podría ser un largo debate.

─ Veo que es muy testarudo su Alteza, pero dejaré que lo descubra por usted mismo ─dijo tranquilamente ─ por eso dicen que de tal palo, tal astilla 

─ yo confío en la diosa Rhee, por favor gran príncipe quedémonos ¿si? ─suplicó Minho, al fin me rendí se lo persistente que puede ser y no quiero que se vuelva un dolor de cabeza.

─ Me quedaré si es lo que tanto desean, pero no quiero que me obliguen a nada ─anuncié ya rendido.

─ Niño grosero, ¡que es eso de poner condiciones a tus padres! ─exclamó mi padre algo molesto 


─ Maestra ¿le sucede algo? ─preguntó mi querido alumno, sacándome de mis pensamientos ─ ha tenido la mirada perdida desde hace un buen tiempo.

─ Me preocupa tu hijo, Junghyeon ─respondí seriamente ─ esa actitud tan rebelde y testaruda que tiene, se parece mucho a ti cuando eras joven.

─ Es mi culpa y de su madre, fue muy consentido desde que nació y ahora cree que puede olvidarse de sus responsabilidades ─admitió finalmente─ maestra debe ayudarme, el es el único que puede heredar el trono, temo que las cosas sean como hace tiempo.

Mi cuerpo se estremeció de solo pensarlo, mi mirada se desvió hacia la sortija plateada que se posaba en mi dedo anular...maldición ni siquiera después de 500 años puedo olvidarme de ti. Enserio maldito seas donde sea que estés en este momento, yo no puedo dejar que el nuevo emperador vaya por ese mismo camino, no me lo perdonaría.

  ─ No lo piense demasiado maestra, el no podrá seguir huyendo toda su vida ─sus palabras me sacaron de mi pensamientos ─ se que al fin, podrá deshacerse de esto.

─ Lo se Junghyeon, sabes que he estado esperando este momento de hace años ─finalicé tomando sus manos entre las mías ─ se que te preocupa, pero debemos ser fuertes ¿de acuerdo?

El solo era un niño cuando sucedió todo esto, aunque ante todos sea un gran emperador temible, junto a sus esposas e hijos, fue aquel que puso fin a un largo periodo de tiranía. Para mi el sigue siendo el mismo niño pequeño que lloraba en mi regazo o que se ocultaba detrás de su madre, mi querido alumno.

─ ¡diosa Rhee! ¡diosa Rhee! ¿Dónde está?  ─exclamó el amigo peliazul de mi nuevo alumno.

─ ¿diosa? maestra usted es muy popular, aun recuerdo cuando en mi época de preparatoria todos me preguntaban por usted ─menciono burlonamente ─ en ese tiempo usaba un tono pelinegro ¿no es así?

─ Aunque este me sienta mejor, bueno te dejo que trabajes ¿ok? ─mencione levantándome de mi lugar ─ ahora veré lo que quiere este niño ruidoso.

Salí de la oficina de Junghyeon y busqué nuevamente al niño peliazul, no debe ser difícil el es el único después de mi que tiene un tono de cabello reluciente. Después de unos minutos estuve a punto de rendirme, hasta que lo vi a lo lejos tratando de entrar a...maldición debo detenerlo.

─ ¡Oye tu! alto ─exclamé fuertemente, que se detuvo al instante.

─ ¡oh diosa Rhee! la estaba buscando, realmente me asustó ─dijo tocándose el pecho ─ ¿acaso iba a entrar en un lugar prohibido?

─ Algo así, como sea ¿para que me buscabas? ─pregunté confundida, espero que sea una buena razón. ─ estuviste gritando de forma muy molesta.

─ perdone diosa Rhee, solo quería que probará mis galletas, es una nueva receta ─me mostró una bandeja con una serie de galletas de diferentes colores.

Agarré una de color rojo que me ofreció, me la acerqué lentamente a la boca, su mirada estaba muy fija en mi.

─ Están muy deliciosas, que increíble ─alague agarrando otra galleta.

─ No lo engañes, ni siquiera puedes saborearla ─dijo una voz detrás de mi.

Me detuve un instante, pero era cierto...yo le estaba mintiendo.

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Z I D I A N

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