Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 1

Era una noche realmente oscura y fría, como siempre lo era en la gran ciudad, la cual estaba llena de todo tipo de habitantes, pero que siempre cuando el sol se ocultaba y las temperaturas bajaban las calles se vaciaban por completo, casi ni una sola alma solía vagar por las noches, la mayoría decidía quedarse en sus hogares, seguros de los peligros capaces de aparecer cuando sólo la luna era la única capaz de iluminar a las personas.

En esos instantes, una figura se encontraba moviéndose por un callejón realmente sucio y donde la luz de la luna no alcanzaba, basura y un pobre hombre de la tercera edad era la única compañía que esa figura tenía. Lentamente se acercaría hacia la salida del callejón contemplando al otro lado de la calle una taberna cerrada principalmente, iba a dar el paso hacia adelante hasta que unas notables luces azules se hicieron presente a la vuelta de la esquina, lo cual obligó a aquella figura a tener que dar unos pasos atrás y permanecer oculto en la sombra hasta que aquel carro de policías pasase. Tuvo que esperar casi un minuto antes de que el carro pasase por enfrente suya, tuvo que meterse aún más en el callejón pues el auto policial iba de forma lenta, como si estuvieran buscando a alguien o algo.

Cuando el carro finalmente es que se habría alejado lo suficiente es que la figura se acercó nuevamente a la salida para asomarse de forma leve y así observar como esas fuertes luces azules desaparecían poco a poco tras que la policía girase la esquina. Se mantuvo unos segundos allí parado para asegurarse por completo que no había ni otra preocupación en el lugar, por lo que tras observar a los lados es que caminaría a un paso rápido hacia el callejón que estaba aún lado de la taberna al otro lado de la calle. No tardo tanto en llegar apurándose en meterse, suspiro aliviado acomodando el sombrero de copa que llevaba y empezó a acercarse a unas escaleras que iban hacia una especie de sótano. Aquella figura se quedó unos pocos segundos observando la puerta que había allí abajo, empezó a bajar luego de pensarlo unos momentos y se paró frente a la entrada para golpear con dos de sus dedos a la puerta.

- ¿Quién es? – Se escucharía aquella débil y rasposa voz del otro lado.

-Elliot. Abre la puerta Alexander. – Comentaba aquella figura quienes retiraba el sombrero dejando ver su cabello castaño, corto y desordenado, levemente rapado en los costados de la cabeza. También Elliot poseía una barba levemente poblada y cerrada.

No tuvo que esperar mucho para que la puerta le fuera abierta, Elliot paso sin muchos problemas mostrándose una enorme habitación, aunque pobremente iluminada, teniendo una barra de bebidas como una gramola musical la cual complementará el ambiente con el dulce e cantar de una mujer. En el centro habría una mesa redonda donde podían verse a otros individuos, uno de ellos volteo para observar a Elliot y de forma burlona decir.

-Otra vez tarde Elliot. ¿Acaso tienes que esperar que tus padres vayan a dormir para escapar a vernos?

-Muy gracioso Travis... – Respondió amargamente Elliot, mostrándose molesto por la broma, pero ignorándolo.

Travis era un hombre de cabellos rubio más arreglado y atado a una pequeña cola, tenía un traje morado bien cuidado y elegante, acompañado de una camisa verde oscura debajo y una corbata rojiza, además de tener unos lentes circulares y pequeños. Travis también tenía unos cortes en sus orejas que llamaban la atención a primera vista.

Elliot miro detrás suyo de reojo observando a Alexander, quien cerraba la puerta con seguro. Alexander era algo grande, quizás el más grande entre todos allí, poseyendo una melena oscura que cubría hasta sus hombros y se notaba poco cuidada, tenía también un cubre bocas que ocupaba gran parte de su rostro, notándose unas marcas que iban creciendo bajo el mismo hasta sus ojos y también en parte de su cuello, esas marcas parecían deteriorar su piel poco a poco. Alexander también destacaba por tener pupilas amarillas y el utilizar ropas simples, usando una camisa blanca con mangas oscuras, y unos pantalones grises.

Elliot camino hacia la mesa para tomar asiento en una de las sillas libres, a un lado suyo había una chica de cabello castaño y largo, con dos mechones largos que cubrían una parte de su rostro, poseía una especie de vestido negro con una camisa sin hombreras de manga larga debajo, sus ropas estaban algo rasgadas y poseía algunos cortes en partes de sus brazos y rostro.

Ella se mostraba burlona con Travis indicándole que ella había ganado el juego de cartas, lo cual Travis rápidamente acusó de hacer trampa a la mujer. En la mesa había unas cuantas cartas acompañadas de un cenicero con al menos 6 colillas de cigarro, también había un arma de fuego perteneciente a Travis y unos cuantos billetes situados en el centro, siendo tomadas por la chica hasta que Travis le dio un golpe en la mano, tomando el arma y recalcando que no estaba en la apuesta, recibiendo sólo una burla de la chica. Evellyon era el nombre de esa chica que ahora reía guardando en un pequeño bolso los billetes.

- ¿Les matara comportarse? Ya son adultos. – Comentó alguien desde el otro lado de la mesa llamando la atención de todos.

Era otro hombre que se notaba cansado, tenía una copa con alcohol en su mano izquierda y se mostró con una expresión molesta ante la situación. Era Nathan, era algo nuevo en la agrupación, pero sabía bien hacer su trabajo. Su rostro estaba lleno de cicatrices leves y algo de pintura, utilizaba un overol con manchas de pintura roja, verde y morada.

-Cierra el hocico Nat, nadie pidió tu opinión. – Respondió Evellyon con molestia levantándole el dedo de en medio a Nathan.

Este último no respondió y sólo miro hacia otro lado dándole un sorbo a su bebida.

Elliot se mantuvo en silencio en todo momento mientras que apoyaba ambos codos en la mesa y unía sus manos para cubrir su boca, les habían llamado a reunirse de forma urgente, pero ahora que lo veía parecía que a nadie allí le importaba. De repente fue que se escuchó el ruido de una puerta pesada y vieja abriéndose y rechinando, la mirada de todos fue hacia la parte de en frente observando a un hombre algo viejo, cabello castaño y corto bien peinado acompañado de un traje elegante, era un hombre bastante delgado y usaba unos lentes oscuros y redondos que cubrían por completo su mirada.

-Buenas noches mis queridos acompañantes, lamentó la demora, estaba arreglando algunos negocios... – Habló el anciano con algo de pesadez y con voz ronca mientras caminaba de forma lenta y coja hacia la mesa principal.

El ambiente agradable y divertido que había al inicio se esfumó, todos se mostraron más serios y sumisos ante la presencia del hombre. Travis estaba por levantarse, pero el hombre levantó un poco su mano.

– No es necesario Travis, quédense en sus asientos... No hay tiempo para saludos y formalidades. – Hablo con cierta gentileza.

-Entonces si es así... ¿Por qué nos ha llamado Operador? ¿Ha surgido algo? – Fue Elliot quien pregunto.

El silencio se apoderó de la sala de nueva cuenta, Travis observaba furioso a Elliot por preguntar sin pedir permiso y de forma tan irrespetuosa. Evellyon por su parte miraba de reojo a Elliot sonriendo de forma leve, estaba agradecida de que alguien más hubiera hecho esa pregunta.

-La razón por la que nos reunimos hoy, Elliot, es debido a todo lo que nos ha rodeado últimamente... La ley ha empezado a ejercer mucha más seguridad y vehículos de búsqueda para atraparnos a nosotros, a la Sociedad de Apreciación y El Pináculo... A pesar de los esfuerzos de mis contactos, al parecer un detective de gran influencia está moviendo las masas para atrapar a cada uno de los integrantes de nuestro club y los otros dos mencionados.

El anciano abriría con una mano un lado de su chaleco y con la otra sacaría un pequeño sobre el cual dejó sobre la mesa, observo a Travis y le asintió.

Travis ni corto ni perezoso tomó con cuidado aquel sobre para abrirlo y sacar lo que parecían ser retratos de Evellyon, Alexander y Elliot hechos por la policía. Travis fue pasando a los retratados sus dibujos mientras sacaba también de aquel sobre unas fotos las cuales mostraban a los miembros del club en zonas cercanas de algunas escenas del crimen.

-Como podrán ver, la policía tiene cierta información en nuestra contra... Pero por el momento, la noticia de nuestra búsqueda no se ha hecho en los medios de comunicación, lo cual deja ver que no tienen las pruebas suficientes para incriminarnos... Usaremos eso para que la Sociedad de Apreciación y el Pináculo unan fuerzas a nosotros y logremos deshacernos de todo lo que la policía cosechó.

Elliot se mantendría en total silencio durante esa explicación que daba el operador, a la vez estaba observando el retrato que habían hecho sobre él, habían inflado un poco su nariz y le pusieron algo más de cabello, además que sus ojos parecían de una caricatura animada... Esperaba que realmente no se viera así. Elliot miro de reojo a su lado, Evellyon observaba sorprendida el retrato, ella no estaba molesta ni asustada, si no que asombrada del hecho de que hubieran retratado de forma perfecta su bello rostro.

-Señor Operador, sabe que no suelo oponerme a sus ideas, pero... No creo que sea buena idea el unir fuerzas con la Sociedad de Apreciación y el Pináculo, en especial esos últimos. – Travis se levantó de su lugar alzando su mano derecha para llamar la atención del operador y sus compañeros.

El hombre de rubios cabellos se mostraba serio ante la situación y mantuvo su mirada en el jefe.

– La sociedad de Apreciación no son gente de confiar, han demostrado en el pasado ser una agrupación que va en su propio camino, y sus integrantes han demostrado en su mayoría no apreciar a los miembros de otras agrupaciones... Y el Pináculo muestra demasiado defectos, tienen un sistema de trabajo grotesco y sin un orden establecido, además que sus grotescas apariencias me incomodan.

-Entiendo tu preocupación Travis, pero en épocas donde la policía ha aumentado la seguridad y cada vez es más complicado que nuestros asesinatos no se hagan públicos, debemos de hacer sacrificios y unirnos con quienes consideramos son nuestros enemigos. – Respondería el Operador antes de empezar a toser un poco cubriéndose la boca con uno de sus puños. Luego de eso es que el Operador diría. – Y también se, Travis, que tú eres perfecto para las negociaciones... Así que te encargo a ti las negociaciones con la Sociedad de Apreciación y el Pináculo, oh, y lleva a Nathan contigo, él te cubrirá en caso de que ocurra algo.

Travis y Nathan se observaron por unos momentos antes de que Travis suelte un suspiro acomodando sus lentes y regresando a su asiento antes de aceptar el trabajo encargado por el Operador. Evellyon levantó su mano derecha para llamar la atención del Operador y este le dio la autorización para que hablase.

-Señor Operador. ¿Solamente nos llamó para esto? Ha pasado casi una semana desde el último asesinato y ya empiezo a sentir las ganas de quebrar huesos y arrancar dientes a alguien. – Comentó la chica con cierta decepción al inicio y luego mostrándose algo desesperada, apretando sus puños y dando un golpe a la mesa de paso, haciendo que sus compañeros le mirasen con cierta desaprobación por ese comportamiento errático.

-Bueno, justamente me llegó hace poco un mensaje de allá arriba... – Respondió el Operador mientras dibujaba una sonrisa divertida en su rostro.

El operador sacaría de su bolsillo derecho una pequeña carta la cual dejó en el centro de la mesa.

– El duque nos ha informado que su hijo ha estado engañando a su actual y futura esposa con una mujer mucho mayor a ella, una mujer de la alta clase e integrante del Congreso del duque. Ambos discutieron y ahora se teme que ella revele esa infidelidad al pueblo, sería una gran deshonra para la familia real... ¿Su misión? Asesinar a la amante antes de que el sol salga. – Tras esas palabras es que dio media vuelta para empezar a caminar hacia la puerta por la que entró. – Alexander, Elliot, Evellyon, les encargo el trabajo. Travis y Nathan, ustedes mantengan perfil bajo por el momento, empezaremos las negociaciones pronto.

-Yo tengo una pregunta, Operador. – Habló Elliot está vez levantando su mano derecha mientras mantenía su mirada sobre el Operador, quien volteo a verle. - ¿Dónde se encuentra Edmund? No creo que sea propio de gente de nuestro Club el llegar tarde a las reuniones.

El silencio se hizo aparecer en el lugar. Travis miro a los lados alzando una ceja, pues era cierto, Edmund se había ausentado de aquella reunión, aunque no era de extrañar sabiendo que sea alguien que solía hacer lo que deseaba. El Operador sonreiría de forma leve y respondió

-Edmund ya ha hablado conmigo, estará al tanto de todo lo que suceda, también Blair ya ha sido informada de la situación. Oh, y usen la parte trasera del callejón al salir, Elliot, en la carta están las indicaciones para entrar al hogar de la amante, les deseo el éxito. – Y sin más que decir es que el Operador se dirigió hacia la puerta para finalmente retirarse ante la mirada de todos.

Todos en el lugar, tan pronto como el Operador se marchó, hicieron lo mismo. Elliot tomó la carta para poder abrirla y salir junto a sus demás compañeros, la carta indicaría la forma en que debían entrar a la casa de aquella amante. Evellyon se acercó dando algunos brincos y ya en el callejón es que pregunto.

- ¿Qué dice la carta? ¿Es alguna forma en la que debamos matarla? – Realmente ella estaba ansiosa por poder nuevamente sentir la cálida sangre sobre su cuerpo.

Alexander también se acercó en total silencio parándose detrás de Elliot para ver que decía la nota.

-No, cabeza de chorlito. Son indicaciones de como ingresar a la casa, trata de no arruinarlo.

Elliot diría eso para posteriormente darle un leve golpe en el rostro con la carta haciendo que la chica llevará ambas manos a su nariz sintiendo un cosquilleo y mostrándose molesta, causando una leve risa por parte de Alexander.

-Más les vale el hacer bien su trabajo, no quiero tener que ir a un juzgado a defenderlos... Y si es posible, traten de no dejar testigos. – Mencionaba Travis mientras se mantenía junto a Nathan y le pedía al mismo que le encendiera su cigarro, lo cual Nathan haría sin mucho problema con su mechero.

Elliot, Evellyon y Alexander no prestaron atención a lo dicho por Travis y los tres se dirigieron hacia la parte trasera del callejón, según la carta debía haber una entrada a las alcantarillas por allí, debían usar ese lugar para poder cumplir con su trabajo.

[Residencia Woons]

- ¿Qué es está cosa desagradable? ¡Ese tonto sólo quiere hacerme enojar! – Exclamaba aquella mujer mayor y de dorados cabellos, se mostraba molesta y con cigarro en mano.

Uno de sus guardias le había traído lo que parecía ser un regalo de su "novio", que resultó ser una muñeca de payaso a tamaño humano. ¡Ella odiaba a los payasos!

– Guardia, llévate está cosa asquerosa directo a la basura...

- ¡Si, señora! – Dijo el guardia para moverse de su lugar e ir hacia la mesa donde estaba la muñeca tomándola y yéndose de inmediato de la habitación.

La mujer en esos momentos se encontraba en una enorme mansión, la cual tenía rejas en sus alrededores además de un encantador jardín, como siempre tenían las casas de clase alta. Pero, la diferencia ahora es que la casa estaba llena de distintos guardias, la mujer no sabía por qué, pero su papi decidió contratar a todos esos guardias cuando ella le dijo que salía con el hijo del Duque.

El guardia saldría luego de unos momentos para dirigirse hacia uno de los costados de la casa, donde habría algunos tachos de basura que serían sacados en el amanecer. Sin más es que tiró a aquella muñeca dentro de uno de los contenedores.

-Agh, no entiendo como a los niños les gustan esas cosas... – Diría el guardia teniendo un pequeño escalofrío.

Pero antes de que pudiera volver a la mansión es que sería golpeado en la cabeza con una palanca por alguien, siendo ese alguien Alexander, quien se posaría sobre el guardia quién apenas soltaba algunos quejidos del dolor, Alexander finalmente alzó la palanca para continuar golpeando continuamente al guardia, salpicándose con su sangre y manchando el suelo y la palanca con la misma.

-Oye, te dije que esperaras. – Diría Elliot susurrando mientras saldría de detrás de una de las esculturas que habría allí junto a Evellyon, se le escuchaba molesto, pues su plan era no matar a nadie más que no fuera el objetivo.

-No te enojes Elliot, Alexander y yo solo queremos algo de adrenalina. – Diría la chica mientras que jugaba con una de sus dagas posando uno de sus dedos en la punta de la misma.

Elliot soltaba un suspiro llevando una mano hacia su frente, de por sí el tener que viajar por las cañerías para poder entrar por un desagüe en el patio ya había sido molesto para él. El castaño miro la hora en su reloj, ya casi iban a ser la 1 de la mañana, por lo que miro a sus acompañantes dándoles la señal de que fueran hacia la ventana trasera, según las indicaciones del Operador, por allí era la mejor forma de entrar a la casa, y aunque no le agradase la idea, seguramente tendrían que encargarse de eliminar a gran parte de los guardias. No les tomó mucho para llegar a aquella ventana, siendo Evellyon quien se asomaría para observar que no hubiera nadie, la habitación se trataba de la cocina principal de aquel hogar.

Elliot entonces le daría la señal para que abriese la ventana, Evellyon asintió y entonces tiro con fuerza para abrirla... Pero no se abrió ni un poco. Evellyon miro con sorpresa a la ventana para empezar a hacer fuerza para intentar abrirla, pero era en vano. Elliot le miro confundido y empezando a molestarse.

-Ya deja de jugar y abre la maldita ventana. – Exclamó Elliot entre susurros apretando uno de sus puños.

-La ventana no abre. – Respondió Evellyon frunciendo su ceño y mirando a Elliot como si le echará la culpa de eso.

Evellyon entonces retrocedió un poco maldiciendo en voz baja y antes de que Elliot le dijera algo es que ella corrió contra la ventana dando un salto y embistiendo la misma, rompiéndola e ingresando a la casa, también causando que empiece a sonar una fuerte alarma dentro de la casa que alarmó a todos los guardias.

- ¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?! – Le reclamó Elliot asomándose por la ventana observando con total molestia a su compañera.

Alexander también se acercó mirando la ventana rota admirando la fuerza de su compañera para poder haber roto la misma sin mucho problema.

-Agh... ¡¿Tú tenías una mejor idea?! – Respondió enojada Evellyon mientras se levantaba de su lugar quitándose algunos cristales pequeños que se clavaron en su ropa y parte de sus hombros.

Empezó a levantarse de entre los cristales hasta que noto a un guardia aproximarse, Evellyon aprovechó para sacar ambas dagas que tenía y antes de que el guardia sacase su arma es que ella daría un salto para entonces clavar una de sus cuchillas directo en el cuello del guardia, quien empezaría a ahogarse en su propia sangre, llevando una mano débilmente a su garganta mientras se tambaleaba y la sangre caía al suelo. Evellyon tomaría la cuchilla para sacarla de forma brusca, manchándose con la sangre y dejando que el guardia cayera al suelo. Evellyon soltaría una leve risa, volteando a ver a Elliot y Alexander.

- ¿Van a ayudar o se quedarán ahí?

Elliot se quedó en silencio ante esa pregunta para soltar un quejido e ingresar con cuidado por la ventana mientras que Alexander le seguía. Evellyon se movería hacia la salida de aquella habitación notando a un guardia aparecer, antes de que el guardia hiciera algo es que ella le lanzaría una de sus dagas clavándola directo en su garganta de nueva cuenta haciendo que el guardia cayera de espaldas al suelo, ahogándose con su sangre mientras se retorcía.

Elliot por su parte se acercó al guardia muerto en la cocina para tomar el arma que traía consigo, este la revisaria para verificar cuantas balas traía consigo viendo que eran 8. Alexander mientras saldría de la cocina junto con Evellyon, quien pisaba el pecho del guardia que habría matado para sacarle la cuchilla.

- ¡La facilona debe estar arriba! – Diría la chica señalando hacia el piso de arriba y sin pensarlo es que empezó a subir por las mismas.

Unos dos guardias aparecerían, Evellyon se detuvo de inmediato, pero antes de que pudiera lanzar una de sus dagas es que empezaron a disparar, ella dio un grito saltando por los costados de la escalera siendo rozada por una bala en una de sus piernas. Alexander tomó con firmeza su palanca para lanzarla con fuerza contra uno de los sujetos dándole de lleno en la cara haciéndolo caer de mala manera por las escaleras.

- ¡Dispárenle al grandote también, que no se acerquen a Lady Woons! – Exclamó uno de los guardias y otro más aparecería para disparar contra Evellyon y Alexander.

Alexander salto hacia el interior de la cocina aprovechando su cercanía a ella, aunque una de las balas logró darle en el hombro haciendo que lleve una mano hacia la misma sintiendo un fuerte dolor. Evellyon por su parte empezó a gritar corriendo hacia otra ventana cercana, ella se mantuvo agachada en todo momento y dio un salto para atravesar la ventana más cercana cayendo en el patio de adelante.

- ¡Bajen y aniquílenlos, vamos! – Grito el que parecía ser el jefe, haciendo bajar a los tres guardias que estaban en las escaleras.

El jefe se dio media vuelta para dar indicaciones a los otros 2 guardias que resguardaran a la señorita Woons.

Los guardias empezaron a bajar acercándose hacia la puerta principal, estos levantaron sus armas, pero Elliot aprovechó esto para disparar desde la cocina dándole justamente en la espalda a uno de los guardias. Los otros voltearon de inmediato para observar sorprendidos a Elliot, pues no esperaban a un tercero. Pero antes de que hicieran algo es que Evellyon daría una patada abriendo la doble puerta y dio un salto, sostenía con firmeza las dagas en sus manos y al estar por caer es que daría un giro como si fuera un trombón.

Evellyon usaría las dos dagas para hacer cortes profundos en la garganta de los dos guardias que había golpeado con la puerta, notándose como estos intentaban detener el sangrado de su garganta mientras caían al suelo. Evellyon soltaba una risa, teniendo sus ropajes y rostro cubierto por la sangre de estos, pisando los cuerpos de los mismos mientras se movía hacia el centro del enorme salón.

- ¡I-Imposible! ¡Somos la Guardia Nacional, se supone que no podrían sobrepasarnos! – Exclamó en total shock el jefe de aquellos guardias mientras sentía sus manos temblando.

No podía creer que sus hombres ahora mismo estaban muertos y pintando el suelo con su sangre. De repente es que el jefe recibiría un balazo directo en la boca haciendo que empiece a dar unos pasos hacia atrás, llevo ambas manos hacia su boca sintiendo un intenso y fuerte dolor seguido del sabor a la sangre, la cual empezó a caer manchando sus manos, traje y demás. El hombre simplemente se desvaneció en un momento cayendo de costado en el suelo.

-Los de la Guardia Nacional suelen hablar de más. – Diría Elliot mientras que soltaba un suspiro observando la masacre hecha por su compañera.

Evellyon se mostraba totalmente orgullosa y habría empezado a presumirle a Alexander de sus increíbles técnicas de matanza.

– Ya deja de hablar tanto o terminarás como el de arriba. Ahora vamos por nuestro objetivo.

Evellyon se mostró emocionada al escuchar a Elliot y sin esperar un momento es que se acercó a las escaleras empezando a subirlas sin ninguna precaución, Alexander fue detrás de ella sosteniendo su palanca mientras que Elliot iría con cierto cuidado teniendo el arma de fuego en sus manos, esperaba que pudieran acabar todo eso rápido, pues con el ruido de los disparos seguro que la policía ya estaba en camino.

La 1 AM en punto, finalmente había llegado esa hora. Fuera de la enorme casa, en los contenedores de basura, es que uno de ellos empezó a moverse un poco hasta que caería al suelo abriéndose la tapa, de su interior, arrastrándose como pudo, saldría aquella muñeca de payaso la cual apenas salió del contenedor es que se levantó de un tirón tambaleándose un poco mientras que sus brazos y piernas se movían como si fueran gelatina.

-Wuuu... – Fue lo único que dijo aquella muñeca antes de observar sus manos por unos momentos y empezar a reír.

¡Estaba viva! La payasa alzó sus brazos en el aire mientras reía de forma victoriosa, aquella mujer esposa del Duque tenía razón, cuando llegase la 1 am en punto ella tomaría vida... Y ahora debía cumplir con su misión de asesinar a Martha Woons.

Aquella muñeca empezó a moverse de forma bastante tosca y torpe, intentando no caer en el proceso. Ella tenía un rostro totalmente blanco, contando con una nariz roja delgada a diferencia de cómo debería tenerlo un payaso, también poseía un cabello rojizo y desordenado que casi llegaba hasta sus hombros, acompañaba eso con un gorro morado de Copa con una flor amarilla y unas rayas de color rosado pastel y pálido, contaba también con un vestido morado y con lunares del mismo color que su sombrero, tenía por encima un moño verde que cubría en parte la zona oscura de su cuerpo, siendo que su torso y brazos eran totalmente oscuros, teniendo unos guantes anaranjados de 4 dedos y finalmente unos pantalones verdes con grandes zapatos de payaso.

La muñeca llegó a la puerta principal viendo que esta ya se encontraba abierta, eso era grandioso para la muñeca. ¡Pues su trabajo ahora era más simple! Empezó a suponer que ya sabían que ella vendría por lo que no quisieron complicarse y prefirieron dejarle todo en la palma de su mano. La payasita camino con total confianza hacia la puerta y se asomó para decir.

- ¡Hola a todos, ya estoy aquí!

Pero grande fue su sorpresa al ver la enorme cantidad de cuerpos que habría en el suelo de la sala principal. La payasita de quedó sorprendida ante ello mirando a todos lados, viera donde viera, la sangre manchaba todo el lugar. La muñeca sonreiría con total emoción al contemplar todo ese espectáculo empezando a emocionarse aún más y a dar algunos saltitos.

- ¡Espléndido, espléndido! Alguien me ha dejado un hermoso retrato de muerte.

De repente es que se escucharían unos gritos provenientes del piso de arriba que llamaron la atención de la payasa, entonces supo que quien hizo tremenda obra de arte para su llegada debía seguir allí. La payasita no perdió tiempo y estiró sus brazos por completo hasta la barandilla del segundo piso y dio un salto para ser arrastrada por sus brazos hacia el segundo piso, dando una vuelta en el aire y aterrizando de pie sobre el cuerpo del jefe de los guardias.

La payasa noto dos cuerpos más tirados en el segundo piso, uno con dos disparos en el rostro y otro con un corte en la garganta, ella dio unos pasos más acercándose a donde escuchaba los gritos notando otro cuerpo tirado en la entrada de una puerta que tenía el rostro deformado, como si le habían golpeado varias veces. La muñeca sentía su inexistente corazón bombear aún más de la emoción al ver las formas en que esos hombres habían sido asesinados.

- ¡POR FAVOR, NO ME MATEN! ¡LES DARE TODO EL DINERO QUE QUIERAN, MI PAPI PUEDE DARLES TERRENOS, BARCOS Y MAS! – Exclamaba Martha mientras se encontraba arrinconada contra una pared.

Las lágrimas caían por su rostro a la vez que su cuerpo completo temblaba teniendo que sostenerse de la pared para no caer, su respiración estaba agitada y en su hablar y mirar se notaba el horror.

-Lo lamentamos señorita Woons, pero ya tenemos una paga especial por silenciarla para siempre. – Comentaba Elliot mientras apartaba el cuerpo del último guardia que había quedado.

La muñeca se asomó observando con curiosidad lo que sucedía en aquella habitación que parecía un dormitorio. La muñeca contempló como Elliot le daba indicaciones a Evellyon para que acabará con la mujer y entonces es que la payasa entró a la habitación para exclamar.

- ¡Ustedes sí que son grandiosos! Esa forma de manchar las paredes y desfigurar a los vivos es algo espléndido. ¡Ustedes deben ser artistas del matar! – La muñeca hablaba con bastante emoción mientras unía sus manos soltando algunas risillas.

Todos en el dormitorio se quedaron fríos por un momento y contemplaron a aquella muñeca quedando en total shock. Elliot alzó ambas cejas para parpadear dos veces seguidas antes de llevar una de sus manos a sus ojos para cerrarlos y frotarse antes de abrirlos nuevamente y confirmar que no estaba alucinando.

- ¡¿E-está viva?! ¡¿Cómo?! – Diría Martha quedando aún más horrorizada al observar a aquella horrenda muñeca hablando y moviéndose como si se tratara de una persona.

- ¡Si, estoy viva! Y estoy aquí para llevarme tu alma mortal Martha Woons. ¡Te envía cariños la señorita Duquesa! – Respondería la muñeca con total diversión lista para cumplir con su trabajo.

-Wowowo, pisa el freno muñeca, ella es nuestro objetivo. – Comentaba Elliot interrumpiendo a la muñeca mirándole de mala manera, no iba a permitir que una muñeca le robase a su víctima luego de tanta matanza. – El duque nos contrató a nosotros para acabar con ella.

- ¡Si, el Blackpool Club son quienes se quedan con la recompensa! – Diría Evellyon algo alterada mientras señalaba con una de sus dagas a la muñeca, no iba a permitir que perdieran el dinero bien ganado por culpa de una payasita.

Elliot le daría un codazo a Evellyon tras eso, aunque ella se quejó él le indicó que no debía mencionar nada sobre el Blackpool club, aunque parecía ya ser demasiado tarde. La payasita se mostró encantada al escuchar eso empezando a mover un poco sus manos para decir.

- ¡Oh, por todos los leones! ¿Tienen un club de asesinos? ¡Yo quiero unirme! Quiero asesinar, masacrar, mutilar y sentir la sensación que ustedes tienen. ¡Por favor, acéptenme! – La payasa empezó a rogar uniendo sus brazos y poniéndose de rodillas mientras cerraba sus ojos oscuros y sin ninguna pupila existente.

Los tres integrantes del club se observaron por unos momentos no sabiendo bien que debían de hacer ante aquella situación. Elliot se encogió de hombros cuando Evellyon le observo buscando una respuesta, pero fue Alexander quien hablaría con su ronca y profunda voz.

-Lo siento niñita, pero nuestro club no aceptará a alguien como tú, eres sólo una muñeca pequeña. – Dijo sin más Alexander, aliviando un poco a Elliot que él lo dijera.

- ¡Si, no tienes lo necesario! Para entrar al Club debes ser fría, amante de la matanza y tener experiencia en esto, no contratamos a amateurs. – Continuaría Evellyon mientras se burlaba de la payasa dándole la espalda cruzándose de brazos.

La payasa quedó devastada ante el rechazo que estaba recibiendo por parte de esos dos haciendo que guiará su mirada hacia el único que no dijo nada, Elliot. El hombre de castaños cabellos miro a la payasa por unos momentos, y aunque esa payasa no tuviera ojos, sabía que le estaba observando a él, pero en esos momentos no sabía que decir.

- ¡Les probaré lo que puedo hacer, y me tendrán que aceptar! – Sonaba bastante decidida, entonces es que sus manos se agrandaron un poco y las estiró directo hacia Martha apartando a los tres asesinos.

Martha dio un grito empezando a rogar por su vida cuando fue tomada por la muñeca, está última empezó a reír y empezó a ejercer una fuerte presión sobre el cuerpo de Martha escuchándose como sus huesos se quebraban mezclándose con los fuertes gritos de dolor de Martha. Los tres asesinos sólo contemplaron en total shock como aquella muñeca empezó a utilizar sus manos para arrancar con fuerza los brazos de Martha mientras los gritos y sonidos de la carne siendo arrancada resonaban por toda la habitación, mientras la sangre caía a montones manchando el suelo por completo. La payasa reía con total satisfacción mientras era bañada también por la sangre que caía del cuerpo de Martha, mientras que con sus manos continuaba rompiendo cada hueso, músculo y demás que hubiera en el cuerpo de Martha, pero evitando en todo momento el matarla de forma rápida.

Elliot, Evellyon y Alexander observaban con horror como las piernas de Martha eran arrancadas como si de una rama de un árbol se tratase, los gritos de la mujer ya habían cesado, por lo que la payasa procedió a terminar. Empezó a apretar con mucha fuerza el cuerpo de Martha y así estuvo por medio minuto hasta que el cuerpo de Martha no soporto la presión reventando finalmente y manchando toda la habitación y a todos los presentes con su carne, intestinos y sangre.

- ¿Ahora si puedo entrar? – Pregunto con emoción la muñeca mientras que aplastaba el corazón aún latente de la mujer.

Ella observaba con una sonrisa esperanzadora a los tres asesinos, quienes habrían quedado enmudecidos, lo cual para la payasa era algo bueno, ya que significaba que les había sorprendido.

Elliot estaba con los ojos bien abiertos y con un nuevo trauma que añadiría a su larga lista, miro a sus compañeros quienes estaban en el mismo estado de shock que él, por lo que, tomando su rol de líder de la misión es que diría.

-B-Bienvenida al club... – Elliot intentaba sonar seguro, pero estaba aterrado por lo que la muñeca hizo.

La muñeca apenas escucho eso es que explotó de felicidad, dando gritos de total emoción y agitando sus brazos mientras saltaba de un lado a otro, sentía como si hubiese sido elegida como reina del baile o algo así. La payasa estiró sus brazos hacia Elliot para atraerlo hacia ella abrazándolo con fuerza y empezando a dar vueltas y vueltas sin soltarlo. Elliot ya empezaba a arrepentirse totalmente de su decisión mientras que la payasa estaba alegre de haber encontrado a tal maravilloso asesino y club, y estaba segura que iba a divertirse con ellos por lo que restaba de su vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro