8
Miraba con rostro de espanto a ese hombre frente suyo, el que le detenía del cuello con furia, ¿de qué le estaba hablando? ¿Qué cosa era su culpa?, quizá se estaba confundiendo de persona pero se veía tan molesto que ni siquiera reparo en aquel asunto, el aire poco a poco le hacía falta y solo entonces comenzó a forcejear para que aquel chico castaño, de furiosos ojos verdes le soltara, hizo todo lo posible para lograrlo pero él era mucho más fuerte que él, sus grandes ojos azules comenzaron a llenarse de lágrimas, Aioria lo arrojó al suelo, viendo con arrogancia como recobraba el aire de manera desesperada.
—Me puedes decir ¡¿Por qué demonios vienes a mi casa a atacarme y acusarme de algo que posiblemente no hice?! — dijo recuperando en su total el aire que le hacía falta.
—Sé que es tu culpa, y lo sabes, ¡si tú no lo hubieses aconsejado, él no hubiese roto su promesa! — grito a punto de toarlo de nuevo del cuello.
— ¿De qué me estás hablando? — se hacia el loco porque recordaba a ese hombre, Aioria era alguien difícil de olvidar.
— ¡DE SHAKA, MALDITA SEA! — estaba harto, quería deshacerse de ese hombre que lo había humillado, turista o no, había golpeado su orgullo.
—Él no ha hecho nada malo, no sé porque vienes en ese plan, no tienes nada con él, no deberías hacer esto — ya se había levantado y estaba dispuesto a hacer lo que fuese por mantener a Aioria alejado de Shaka.
La furia volvió a llenar su cuerpo, no podía creer que fuese de esa manera, lo había visto con sus propios ojos y si é no hacía nada, entonces tendría que ir con sus padres y exponer qué clase de hijo era Shaka, solo podía pensar en ello, ahora ya no le importaba que el castigo de aquel rubio de ojos color de cielo fuera la muerte, su obsesión por él era cada vez más fuerte y no aceptaría de nuevo el agresivo rechazo de aquel al que amaba o al menos eso decía hacer.
— ¡Asmita! ¡Eres un hipócrita! — le vio con una mezcla de furia y decepción, pensó que sería un buen mentor pero tal parecía que nada de lo que decía o hacia era bueno y mucho menos para Shaka.
—Te equivocas, Aioria, tu nunca fuiste el adecuado para él y por eso decidió permanecer puro, pero ahora, ahora ha encontrado al correcto y no lo evitaras...
Un puñetazo directo a su rostro, ¿Cómo se atrevía a decir tal cosa?, no lo permitiría, Shaka tendría que morir antes de estar con alguien que no fuese él, ni siquiera noto una mueca de dolor en el rostro de Asmita, quizá porque no se arrepentía de sus palabras y de hecho eso era lo que hacía, no se arrepentía ni un poquito de lo que había dicho o hecho, se sentía feliz porque por fin había visto de nuevo en los ojos de aquel muchacho el brillo que hace tiempo había perdido.
Nunca lo diría pero en un punto, hizo lo posible para que Aioria no se acercase a él, porque quería mantenerlo a salvo, a salvo de una vida que posiblemente no era para alguien como él, de aquel temperamento que ahora estaba viendo con sus propios ojos, no le importaba nada ya, había hecho todo lo que estuvo en sus manos para ver a Shaka feliz y ahora todo dependía de él y de sus decisiones, ya no era el adolescente de 19 años, ahora sabía que le convenía y que no.
— ¡PAGARAS POR TU ATREVIMIENTO, ASMITA! — una sonrisa burlona se dibujó en sus labios, una última mirada a ese castaño y entonces cerró los ojos esperando su castigo, el que por supuesto no merecía peor que aceptaría con tal de ver a su estudiante feliz.
⁂⁂⁂
— ¿Qué piensas hacer? — Milo había logrado que la furia se fuera de la mente de Shaka.
—Iré a ver a mi maestro, tengo que contarle lo que ha pasado, solo él puede ayudarme a tomar la decisión correcta — suspiró, comenzó a caminar hacia la salida del templo, sin percatarse de la ventisca que recién comenzaba.
Milo lo vio alejarse unos cuantos metros, algo le decía que tenía que estar a su lado, le rogaba a todos los dioses que conocía que aquel nerviosismo que iba en aumento en su ser, solo fuese un efecto secundario del enfrentamiento que recién acababa de pasar, vio como los pies, ahora descalzos de aquel chico se aventuraban en la solitaria calle de Chennai, se levantó de donde estaba sentado y corrió hasta alcanzarlo y tomar su brazo con delicadeza.
—Te acompaño — dijo y recibió una afirmación como respuesta, mando un mensaje para Kanon y juntos caminaron hasta aquella casa.
Sus pasos eran pequeños pero presurosos, veía para todos lados, quizá por precaución, quizá por miedo o quizá solo porque era su costumbre, Milo se mantenía en silencio, esperando una señal para iniciar una conversación con el rubio, pero a esas alturas su mente se había secado, quizá el sol de la india era tremendo o quizá solo no deseaba molestar a su acompañante que parecía inmerso en sus pensamientos.
—Ahí está, si quieres puedes irte — dijo Shaka señalando aquella casa, al fondo de la calle.
Negó con la cabeza, Shaka sonrió como pocas veces lo hacía, caminaron juntos hacia la casa notando que la puerta estaba abierta, Shaka corrió siendo seguido por Milo quien llegó a tiempo para detenerlo antes de que su cuerpo chocara con el suelo, vio dentro de aquella casa la escena que hizo colapsar al rubio que ahora yacía en sus brazos, sus ojos se abrieron hasta más no poder, ¿Quién fue capaz de hacer tal atrocidad?, toda la pieza estaba desordenada, las cosas estaban rotas y dispersas por todo el espacio disponible y lo que más le sorprendió fue... el cuerpo inerte de aquel al que Shaka había llamado "maestro".
🦂👧
Hasta aquí el capitulo de hoy.
nos leemos la semana que viene.
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