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Aquella visita le tomó por sorpresa, su estudiante no solía visitarlo a menudo pero de alguna manera sabía que aquella duda era significativa y que, en efecto, afligía al joven, una vez adentro le ofreció una taza de té, la que fue recibida sin algún tipo de rechazo, no podía imaginar que era lo que aquejaba a Shaka, quizá podría tratarse de su decisión y los constantes reproches de esta hacía aquello el muy común "hubiera" a menudo estaba ahí, los minutos pasaron en silencio, ni Asmita ni Shaka se atrevían a hablar, tal vez por miedo o tal vez por no saber cómo comenzar, aunque pareciera fácil, en realidad no lo era.
—Dime, Shaka, ¿Qué es lo que te aqueja?, ¿Qué es aquello por lo que has venido? — pregunto con calma.
—Veras, Asmita... — su nerviosismo era notorio, le tenía confianza a aquel hombre pero eso no quiere decir que no se sintiese sin el varo suficiente para hablarlo, él que presumía aires de grandeza y que se había vuelto arrogante y honesto ya fuese algo malo o bueno, él que había renunciado a todo para librarse de algo que no soportaría ni muerto, él que se había ganado el respeto y la admiración de sus padres, de sus amigos, de sus compatriotas, él que se decía, había visto el futuro, ahora se encontraba preso del miedo.
Comenzó a relatarle a Asmita desde aquel encuentro inesperado, de como aquel muchacho que parecía tan calado como el sol en la playa y tan inoportuno e inocente como la brisa de una tarde de verano le había hecho dudar enteramente de seguir siendo el que hasta ahora era, el mayor escuchaba atentamente cada palabra, sonriendo tenuemente, y despues, todo cambió, el ambiente pasó a ser tenso, el silencio había vuelto, Asmita analizaba cada detalle, cada palabra, cada uno de los acontecimientos de esa tarde, nunca había conocido a alguien capaz de dudar de su elección y mucho menos a alguien capaz de sembrar dudad en otra persona, eso solo podía significar una cosa...
Shaka había caído preso de un sentimiento que, para alguien como él, es, en pocas palabras... inconcebible y supuestamente imposible, pero la esencia del ser humano puede ser variable al igual que su destino, algo debe tener aquel muchacho, quizá y era su espontaneidad, quizá aquella actitud que, relatada en palabras del joven, era todo lo que alguna vez, en sus ilusiones de adolescente, quiso encontrar, aquella flor de loto, antes marchita, había comenzado a florecer de nuevo, ahora más bella que antes, no obstante, debían de hacer algo, antes que se desatase el caos, un caos que sería imposible de parar, una serie de caminos rocosos y de destinos inciertos.
—Escúchame, Shaka — tomó entre sus manos el rostro del más joven, sus orbes tan azules como el cielo le veían con una mezcla de intriga y miedo — tienes dos opciones, la que decidas será tu futuro o tu perdición, aunque dependerá de ti, quiero que elijas sabiamente.
Tragó grueso, no otra vez, no podía decidir de nuevo, no cuando la última vez que lo hizo fue para ser infeliz, aunque estaba conforme con ello, nunca fue lo que quiso, su devoción por lo que ahora era, se podría decir, era inquebrantable o al menos eso se hacía creer, pero ahora, de nuevo lo volvía a invadir la incertidumbre, la duda, el miedo y la inseguridad; vio a Asmita como indicándole que estaba listo — aunque no del todo — para escuchar las opciones que tenía.
—Lo que te sucede es normal, pero nunca había escuchado algo como esto, sin embargo, puedes dejarte llevar por tus emociones y sentimientos y seguir por donde creas conveniente o no ir mañana al templo, donde seguro él estará, aislarte de aquel contacto y seguir como hasta ahora, no necesitas responderme enseguida, puedes pensarlo — le sonrió como pocas veces lo hacía.
— ¿Asmita? — Le volvió a llamar — creo que ya he decidido.
Le miró con incredulidad, ¿tan rápido?, no, eso no podía ser posible a menos que haya hecho una decisión mucho antes de que le presentara las opciones y su visita solo había sido para corroborar su decisión, quizá y ninguno de los dos sabía bien para donde iba el destino, peor vamos, todo aquello es incierto, el mayor le abrazo sin que se lo esperase, simplemente correspondió, sabía que Asmita le comprendía, por ello fue a él, por eso no lo dudo, ahora solo quedaba seguir por donde sus pies quisieran, despues de todo, ¿Qué más podía perder?.
Se despidió de Asmita con un abrazo apretado y salió de su casa, en cuanto la puerta chocó de nuevo con la cerradura, un par de ojos estaban atentos a los movimientos de aquel rubio, Shaka no lo notó, solo siguió su camino hasta las grandes puertas de su casa, entro con la esperanza de no hacer ruido, lo logró aunque su madre lo notó y despues de una serie de preguntas lo dejó en paz, su padre solo le veía llegar, con aquellas telas blancas cubriendo su cuerpo, nunca se percató de aquel brillo en aquellos ojos color de cielo que iba en aumento, a lo mejor y el secreto de su nueva decisión iba a ser ocultado por el tiempo que fuese necesario.
🦂👧
Vayan preparando las municiones, que se acerca lo que no quisiera pero es necesario.
Dan R
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