5
Los ropajes blancos que usaba aquella persona solo le hicieron alucinar de más, nunca creyó encontrarse con alguien dentro de ese desolado templo, estaba en shock, esos ojos del color del cielo no podían ser reales, esa piel dorada debía, definitivamente de ser de una divinidad, eso o ya estaba alucinando, estiro una de sus manos solo para comprobar que no era una ilusión, las yemas de aquellos dedos tocaron la mejilla de Shaka, quien se sorprendió ante aquel acto y brinco un poquito.
— ¿qué crees que haces? — hasta su voz parecía de otro mundo, hablo en su idioma natal, surte que había aprendido Hindi.
—Nada — respondió nervioso, ladeo la cabeza de un lado para otro y volvió a desplazar sus manos por aquel rostro — ¿eres real?
—Por supuesto que soy real — su tono denotaba molestia — ¿Que esperabas que fuera, un fantasma?
Su risa se escuchó por todo el templo, Kanon abrió los ojos como platos, si la memoria no le fallaba eso era una gran falta de respeto para la divinidad a la que el templo estaba dedicado, por lo que solo pudo rogar que su amigo no saliera cargando una piedra inmensa o algo peor.
— ¡Cállate! — Recibió un golpe por parte de aquel chico de ojos color de cielo — este es un lugar sagrado.
—Lo siento — se sobo el golpe.
Quería saber un poco más de aquella enigmática figura pero también estaba la tentativa de irse, había leído que las ropas denotaban también un estatus social, creencias y prácticas, ese joven vestía de blanco por lo que tenía dos opciones: o era un monje budista o estaba con voto de castidad, decidió, ante la mirada horrorizada de Kanon, intentar seguir con la conversación
—Y bueno. ¿Cómo te llamas? — preguntó expectante de una respuesta amistosa, recibiendo como respuesta un ceño fruncido, muy rara vez un turista le preguntaba su nombre, a menudo solo le hacía preguntas con respecto al templo y a su estancia ahí.
Pero, sobre todo pronóstico, esa actitud tan amistosa le pareció divertida y hasta cierto punto infantil, ese hombre frente a él debería de tener su misma edad, sin embargo, eran muy diferentes, por un momento sus pensamientos se volvieron oscuros, llenos de una enviada indescriptible, en su imaginario, Shaka pensaba en toda la libertad que hubiese tenido en lugar de aquel joven, pero ya no podía hacer nada, había decidido estar ahí, mantenerse casto y así iba a ser; se perdió por un momento ente sus pensamientos, recordando aquellos días en los que sus pies descalzos pisaban las calles de Chennai.
—Shaka — sacudió la cabeza despues de pronunciar su nombre.
— Es perfecto — le sonrió como si fuese un amigo cercano.
Kanon veía de lejos aquella escena, nunca antes había visto a Milo actuar de esa forma, por un momento quiso reprenderlo pero lo conocía muy bien y sabía que aparte de inmaduro, era un necio de primera, lo dejaría ser solo por esta vez, ya tendría oportunidad de regañarlo en cuanto llegasen a su habitación en el hotel, a conversación entre ellos seguía, Milo ya se había presentado y seguía con el interrogatorio, parecía detective; pero vamos, cualquiera haría lo mismo o al menos lo hubiese intentado, como si fuese algo surrealista, un par de horas pasaron y ellos dos seguían hablando, pasaron de preguntas simples a los relatos sobre las divinidades indias*, no supo en que momento habían pasado a ello. . La tarde ya se asomaba en el cielo y al parecer, los tres muchachos lo notaron.
—Deberías irte, pronto anochecerá — la voz de Shaka llegó a sus oídos.
—Te aré caso — respondió — nos vemos, Shaka. — se despidió con la mano pues no estaba seguro de cómo hacerlo.
Tomo a Kanon del brazo y salió de aquel templo; Shaka se quedó sentado a los pies de Vishnu, preguntándose que había hecho, si bien, en un principio estaba en el tempo solo para distraerse un rato de lo aburrido que era estar en casa todo el tiempo y ese fue el mejor lugar que se le ocurrió, sobre todo porque sus padres no lo considerarían fuera de su juramento; ahora se debatía entre si lo que había hecho era correcto o no, en un momento se dijo así mismo que era totalmente correcto porque solo había hablado con él, peor una parte de él le decía que no era lo correcto, pues muy dentro de él estaba albergándose un sentimiento de impureza.
— ¡Dioses! ¿Qué he hecho? — soltó al aire, la respuesta jamás iba a llegar, eso era un hecho, sin embargo, ahora se cuestionaba sobre sus actos pero también no se arrepentía, y si las dudas atacaban su mente, solo había una persona que podía ayudarle, alguien igual a él que había decidido encerrarse en aquella jaula de pureza en lugar de estar infeliz junto a alguien.
Salió del templo con paso apresurado hacía su destino, buscando entre las calles la casa de aquel a quien buscaba, sonrió cuando los recuerdos de la dirección se posaron en su mente, sus pies tomaron rumbo y velocidad, cuando hubo estado frente a la puerta dio tres toques en ella, un hombre rubio igual a él abrió y la sorpresa inundo su rostro.
— ¿Qué te trae por aquí, Shaka?
—Una duda aqueja mi mente, Asmita — respondió jugando con sus dedos.
—Por favor, pasa.
👧🦂
Hay un poquito de problemas en la mente de nuestro querido Shaka y es hora de la verdad.
Me disculpo por la tardanza
Dan R
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