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Un visitante de otra tierra

Japón:Musutafu, Hora: 8:30 pm. 

Nos encontrabamos en Musutafu, mas especifico en uno de sus parques mas antiguos, se veia un montón de familias volviendo a sus casas, varias de estas con una sonrisa. En una banca del lugar se veía a un hombre de tez blanca, aún no parecía pasar de los 40, con sus manos entrelazadas.

Cuando saldrán. — Se preguntaba aquel hombre de cabellos negros y ojos verdes, su vestimenta era un abrigo de color marrón claro, una camisa arrugada blanca que le quedaba bastante apretada, unos jeans negro ya desgastado. —Ya deberían haber salido hace media hora.  —Se volvia a cuestionar, metiendo su mano en su abrigo sacaba una cajetilla de cigarros, abriendola se disponía a fumar un rato. Este hombre era Hisashi Midoriya esposo de Inko Midoriya, ademas de padre de Izuku Midoriya.

Dando una reptida pisa demostrando lo impaciente que estaba, su hijo había entrado al doctor con su madre hacia unas horas para poder saber cual seria su don, el hombre llego tarde y no le dejaron pasar con su esposa e hijo. Se habia quedado esperando en el parque ya unas cuantas horas. 

-Hisashi MidoriyaEscuchaba un tono de voz grave a su espalda acompañado de un sonido de estatica,  para luego sentir una fuerte brisa tras de él, volteando rapidamente buscando a quien habia susurrado su nombre, sacando velozmente su encendedor apuntaba con este a todos lados, mientras una gota de sudor bajaba de su frente, sentía un nudo en su garganta, no podía ni hacer sonido alguno ante aquella mención de su nombre, sintiendo unos toques a su espalda volteaba preocupado para ver a una mujer de 1.65 de cabellos largos verdes, la vestimenta de la mujer era un sueter de color verde claro, y una falda de color verde oscuro, a su costado se encontraba su hijo de alrededor 5 años quien veia al adulto con curiosidad.

—¿Pasa algo? —Preguntaba la mujer viendo con preocupación a su esposo.

—Nada cariño. —Mentía.

La mujer se tranquilizaba para 2 segundos despues reaccionar levemente molesta y quitarle aquel cigarrillo de la boca al hombre, tirandolo al suelo para pisotear aquel cigarro.

—Que te he dicho de fumar. 

—Perdona, estaba ya impaciente y pense que saldrían en una hora mas. —Decía un poco nervioso el marido para mirar a su hijo para cambiar de tema. —¿Y? ¿Como les fue? —Ante aquella pregunta el niño solo bajaba la mirada y su esposa volteaba lentamente con un eje de tristeza, ya dandose cuenta de la respuesta se arrodillaba para poner su brazo en el hombro del menor. 

—Tranquilo campeón, no te sientas mal, aún sino tienes don puedes ser un heróe, no importa lo que los demás crean, solo importa lo que tú creas. —Decía en un tono calmado hacia el menor para luego darle un fuerte abrazo, el niño solo escondia su rostro en el hombro del mayor soltando unas cuantas lagrimas. 

En la oscuridad de la noche tras de un árbol un hombre esperaba, sus ojos carmesi veian con bastante atención a la familia peliverde quienes abandonaban el parque.

Unas cuantas horas pasaron, en el segundo piso de una vivienda un pequeño niño de cabellos verde se encontraba en su cama durmiendo placidamente, se notaba en el rostro del menor haber llorado hasta haber quedado dormido, en el primer piso de la casa se encontraban la madre con una copa de vino, era un comedor sencillos bastante pequeño habiendo una mesa para tres, en las paredes del comedor se veía varias fotos de la familia.

—¿Crees que nuestro pequeño pueda ser un heroe? —Preguntaba la mujer dando un pequeño sorbo a su copa de vino mirando a la puerta de la cocina, pocos segundos salía su esposo con una lata de cerveza.

—Con toda seguridad. —Respondia el hombre sentandose en una de las sillas del lugar, para mirar a su mujer con una sonrisa en sus labios.

—Pero no piensas que deba hacer otra cosa, no tiene un don podría salir lastimado o.... —Inko bajaba su mirada ante el pensamiento que le pasara algo peor a su pequeño hijo, no quería que su hijo se lastimase.

—Inko, muchos heroes no tienen un don que les favorezca sin embargo pero se las arreglan para cumplir su trabajo, ademas de ser la decisión de Izuku. En todo lo que elija lo apoyare, heroe, doctor, aestronauta, etc. Siempre apoyare a mi pequeño con su sueño. —La mujer sonreía ante aquellas palabras de su esposo, podía ser un poco revoltoso pero se notaba que amaba a su familia, en la calle pasaba  una fuerte brisa que hacia temblar a la mujer, escuchando un leve sonido de estatica en la calle, no daba importancia.

—Tienes razó- —No terminaba de hablar al ver el repentino cambio de expresión del hombre, mirandola con seriedad sacaba de su bolsillo su encendedor.

—Inko ... Anda por izu- —Repentinamente la puerta de la casa habia sdo destruida soltando una nube de polvo, se escuchaban pasos de como alguien entraba a la casa, rayos verdes salian del polvo dislumbrandose una silueta que caminaba lentamente.

—¡Inko corre! —La mujer hacia caso omiso observando aquella figura tras del polvo, seguía mirando para fijarse que ya no se encontraba ahi, buscando por toda la habitación veia como su esposo era ahorcado con una mano por aquel ser, el hombre distinguia mejor a su atacante,  media alrededor de 1,85, un pasamontañas tapaba su rostro tenia un saco totalmente negro y unos pantalones del mismo color.

—Donde está. —Exclamaba aquel hombre, presionando su agarre en el cuello del peliverde hacia que el hombre suelte algunos gemidos de dolor, cubriendo su mano derecha de rayos verdes para amenazar al hombre.

—¿De que estas hablando? ¿A quien buscas?—Preguntaba con calma, aún esta situación no podía dejarse caer presa del panico, levantaba su mano derecha cerca del encendedor.

—De quien mas, ¡tú hijo! — Acto seguido el ser daba un fuerte puñetazo al padre para hacerlo contra la pared, al ver como su esposo habia sido golpeada la mujer trataba de correr para sentir como sus manos eran agarradas por aquel ser que soltaba rayos verdes.

—Veamos si tú eres mas coperativa. —La mujer se quedaba impactada ante la velocidad del ser, poco despúes sentia el agarre del velocista quien aumentaba su fuerza hasta sentir que sus huesos estaban por romperse. —¡Dime donde es-! —No terminaba de hablar sentir una fuerte llamarada contra el que lo lanzaba unos cuantos metros fuera de la casa para chocar contra un poste.

Volteando por donde vino la llamarada veía como su esposo caminaba a paso lento sosteniendo su brazo izquierdo que seguro estaba roto, su ropa estaba un poco destrozada y quemada por los rayos del hombre.

—Tiene lo que buscas. —Caia al suelo sosteniendose su brazo, soltando uno que otro gemido de dolor ante aquel poderoso golpe.

—Hisashi... ¿te encuentras bien? —Preguntaba la mujer quien ayudaba al hombre a levantarse, viendo como aquel ser de rayos verde se levantaba como sino tuviera mucho daño,  su pasamontañas ademas de su ropa empezaba a consumirse lentamente en las llamas, pero parecía no importarle estar quemandose, con gran hostilidad miraba a la pareja.

—Parece un demonio. —Hablaba en voz baja Hisashi. —Inko, toma a Izuku y vayanse de aqui. 

—De que hablas, no te deja—

—Mira, este sujeto va tras nuestro hijo, no me gusta la opción de combatir, pero si es para darte tiempo para que te lo lleves con gusto lo hare, toma a nuestro hijo y corre todo lo que puedas. —Antes que la mujer si quiera hablase, varias esferas de fuego del tamaño de un balón de basquetball aparecian gracias a la habilidad de Pyrokinesis del hombre.

Al ver que la mujer había desaparecia lanzaba cada esfera de fuego al velocista quien las esquivaba con suma facilidad, para correr contra el y darle varios puñetazos en el rostro, sangre caia por las manos de aquel demonio bañado en fuego.

—¿En serio crees poder hacerme algo? Incluso los mejores heroes de diferentes tierra han tenido bastante problemas para tratar conmigo, crees que un civil pueda hacerme algo.

—¿No dejas de hablar? —Aprovechando la cercania con el velocista acertaba un fuerte golpe bañado en llamas contra  la boca del estomago, el contrario retrocedía unos pasos agarrandose del estomago.

—¡Te matare frente a tu hijo, tal como ya he hecho con otros! 

—Haslo si puedes. —Sosteniendo su brazo lleno de quemaduras producido por su ultimo ataque, dando un fuerte gancho contra el rostro del peliverde quien no reaccionaba a tiempo lo hacía caer al suelo, seguido a ello el corredor lo agarraba de su cabello para darle un rodillazo justo en su rostro sacandole un par de dientes, luego arremetía con puñetazos  a gran velocidad, dirgidos a su rostro, abdomen, brazos. Terminando ante aquella paliza lo levantaba para hacer vibrar su brazo y atravesar al hombro de peliverde.

—¿Qu- que... tie- tienes contra.... mi fam- familia? —Hablaba como podía el peliverde, casi no podia respirar ante los poderosos golpes del velocista, sintiendo como la sangre bajaba por el hueco donde estaba antes su hombro, decidía dar un gancho izquierdo contra el velocista, antes que se diera cuenta no sentía su brazo, viendo hacia arriba para ver como su brazo habia caido a un lado de él.

—Eres el primero de los Hisashi Midoriya que da algo de pelea, normalmente los atraviesos con un solo golpe, eres especial y no te puedo permitir vivir. —Antes que el mayor pueda reaccionar senti como su cuello era roto ante un golpe contra su garganta, la sangre caia del ahora muerto hombre. —Bueno. —Viendo la luna sacaba un botón de su bolsillo para colocarlo en su pecho, un toque y aquel artilugio formaba una armadura de color rojo intenso. —A donde habran ido. —Mirando fijamente para sonreir y correr contra sus nuevas presas.

Inko midoriya ahora viudad corria con sus hijos en medio de la ciudad la mujer ya estaba bastante lejos de donde se encontraba su difunto esposo, sentía una opresión en su pecho como si algo le dijera que su esposo habia sufrido hasta el ultimo segundo antes de su muerte. 

—Mamá.. que pasa. —Se preguntaba el pequeño ya bastante asustado, hacia tan solo unos minutos se habia despertado encima de su madre quien lo cargaba corriendo. —¿Donde está papá? —Preguntaba el menor al no ver en ningún lado a su padre.

—El.... ya vendre, no te preocupes Izuk- —Se callaba antes de retroceder al ver la silueta  del velocista quien estaba en la oscuridad.

—No le mientas, acaso no sabes que no se le puede mentir a un hijo, su padre ya esta muerto y siguen ustedes. Sentenciaba el velocista para empezar a correr alrededor de ellos, la mirada atonita del pequeño al caerle la dura verdad, su padre habia asesinado por aquel hombre, pocos segundos un fuerte tornado se creba alrededor de ellos, no se podia distinguir casi nada excepto el coler verde brillante del velocista.

Poniendose en frente de su hijo con tal protegerlo, el velocista daba un veloz golpe a la mujer que la lanzaba a un costado, llegando a tiempo a su costado daba otro fuerte lanzandola de regreso a doonde estaba, aquel ser agarraba de los cabellos a la mujer para estrellar su cabeza repetidas veces contra el suelo que era destrozado ante el impacto de la cabeza de la mujer.

El menor solo miraba atonito como aquel hombre de rayos verdes estrellaba repetidas veces a su madre contra el pavimento, concentrando una gran cantidad de rayos electrocutaba a la mujer quien no podía parar de gritar al sentir la intensa descarga atravesandola.

—¡Dejala! —Arremetía con furia el pequeño para sentir como una poderosa rayo lo hacia caer, levantaba la mirada para ver el rostro destrozado de la mujer, su rostro estaba totalmente rojo con aún parte de del pavimento en su cara, varios de sus dientes ya no estaban en su lugar, el ojo izquierdo de la mujer estaba totalmente negro ante los golpes contra el pavimento, su ojo derecho no estaba mejor un pedazo de piedra se allaba en atravezando una parte del craneo-

—Mira. —Exigia aquel hombre contra el niño, subía su mirada para ver el el ya roto rostro de su madre, mirando con extremo terror como su brazo empezaba a vibrar.

—I- Izu- Ku —No podía ni hablar por el extremo dolor que sentía, miraba a su hijo esperando que no haya levantado su rostro. —N-no mi..res.—

—Por que nos haces esto, los heroes no deben protegernos, ¡por que! —Gritaba el niño contra el velocista con bastante ira, tratando de moverse.

Soltando unas cuantas carcajadas ante el comentario del niño, lo veía con bastante gracia para atravesar el pecho de la mujer quien solo escupía sangre.

—¡No! —Gritaba el peliverde al ver como el cuerpo de su difunta madre caía al piso ya estando muerta.

—Izuku Midoriya, no existen los heroes, solo somos seres egoistas que hacemos lo que queramos. 

Ante esa ultima oración el velocista desaparecía en un instante dejando al infante quien abrazaba el cuerpo de su madre, con lagrimas de ira corriendo por sus mejillas daba un grito animal hacia el cielo tan fuerte maldiciendo a aquella bestia que habia acabado con su familia, los rayos negros salian disparados sin algún control sobre la calle destruyendo levemente el vecindario, segundos despúes el chico caia al piso bastane exhausto por presenciar el asesinato de su unico familiar antes vivo

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