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Tiempo

Disclaimer: Enredados, El Origen de los Guardianes, Cómo Entrenar a tu dragón y Valiente no me pertenecen. Son de Pixar, Disney y DreamWorks.

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Lentamente abrió sus ojos al notar la pequeña cantidad de luz que entraba por la ventana. La verdad no notó en que momento se había quedado dormida la noche anterior.

Vio que su compañera de habitación ya no estaba. Su cama estaba perfectamente tendida.

La pelirroja pasó una mano por su alborotado cabello y se puso de pie desganada.

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Tomó sus precauciones antes de salir, había tomado su sartén y Pascal parecía vigilar que no hubiese algún peligro sobre su hombro.

Le intimidaba un poco esas enormes criaturas peludas que cargaban cosas enormes, pero le maravillaba lo que creaban. Todas esas cositas con bellos detalles le resultaban fascinantes.

Se acercó con cuidado sin verse descubierta, y de repente se percató de algo. Había pintura

Sonrió como una bendita. Las maravillas que estaría por hacer.

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—Creo que tú y yo debemos hablar —Jack se encontraba en el pequeño rincón de Norte.

—Bueno, ¿por dónde empiezo? —habló el hombre de barba blanca.

—No lo sé, en primer lugar, ¿qué es lo que está pasando exactamente?

Norte buscó entre sus cosas un libro.

—De acuerdo, hace tiempo atrás, muchísimo tiempo antes de que tú incluso nacieras; y justo después de que nos unimos como guardianes hombre de la Luna habló...

Jack le miraba impaciente, incitandolo a continuar.

—Como sabrás, las señales que él manda pueden ser confusas a veces, o no del todo completas... El día que formamos este grupo la Luna iluminó un círculo ante nosotros, señalando cuatro puntos exactamente...

El albino escuchó sin decir palabra.

—En ese momento no sabíamos que quería decir, pensamos que era referencia a nosotros... Entonces el círculo se dividió en cuatro mostrando así las estaciones del año.

Norte abrió el libro y se detuvo en una página que mostraba el círculo, exactamente dividido en cuatro partes. Tres de estas se hallaban en blanco.

La cuarta parte reflejaba a un hombre blanco, quien tenía la mitad del rostro cubierto por una capa azul.

— ¿Soy yo? —Jack se animó a preguntar.

El hombre mayor asintió.

—Después de que accediste a convertirte en guardián sucedió.

El albino miró detenidamente la página.

—Pero... no entiendo...

Norte colocó una mano sobre su hombro.

—Ya llegará el momento, Jack. Por ahora nuestro deber es saber que planea Pitch, y tratar de defendernos de cualquier ataque de su parte.

La puerta se abrió de golpe. Phil lucía agitado.

— ¿Ahora que sucede?

El yeti dijo algo en su idioma que Jack ni siquiera entendió.

— ¡¿Que está haciendo qué?! —exclamó el hombre mayor saliendo enseguida de la habitación con Jack detrás de él.

Norte llegó al taller y abrió la boca enormemente.

— ¡Shostakovich!

El joven guardián que se encontraba a su lado rió después de que Norte hiciera esa expresión y fijó su vista sobre la novedad del taller.

La joven rubia se encontraba pintando algunos juguetes con una habilidad y creatividad inigualable. Incluso daba consejos a los yetis sobre la combinación de colores.

—De esta forma queda mejor —dijo con una sonrisa mientras mostraba su trabajo finalizado.

—Veo que te diviertes mucho aquí —dijo el hombre de barba blanca con una sonrisa.

Rapunzel le regresó el gesto algo avergonzada.

—Lo siento... Uno de mis pasatiempos favoritos es pintar —habló la chica.

—Pues lo haces de maravilla —dijo Norte admirando el trabajo de la rubia.

—Gracias —Rapunzel sonrió con un poco de timidez.

—No hay de que —Norte sonrió y dirigió su vista a Jack—. Es necesario que comiences a explicarles lo que es todo esto.

—Eso intentaré —respondió el albino un poco pensativo.

— ¿Explicar qué? —preguntó Rapunzel.

— Cuál es la verdadera razón por la que ustedes están aquí.

Jack comenzó a caminar seguido de la rubia.

—Jack...

—¿Sí, Rapunzel?

— ¿Crees que Norte se haya enojado conmigo? —la joven movió sus dedos un poco nerviosa y bajó la mirada.

Jack soltó una suave carcajada girándose hacia ella.

—Él no suele enojarse, además no hiciste nada malo.

—Phil lucía molesto...

—Es un buen tipo, confía en mi —Jack sonrío sinceramente hacia Punzie quien más animada correspondió el gesto.

En cuanto Jack regresó su vista hacia adelante Pascal hizo un ruido burlón hacia la rubia señalando al guardián.

— ¿Q-qué dices? —dijo avergonzada la chica—. Sólo es amable.

Rapunzel apresuró el paso para caminar a lado de Jack, quien se mostró cómodo con esa iniciativa.

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Devoraba con prisa aquellas galletas que se encontraban en la mesa ante la mirada atónita de los duendes, los yetis y de Hipo.

—Eh, ¿sabes? No creo que se vaya a ir la comida —comentó el castaño un poco extrañado.

Merida simplemente rodó los ojos.

—Lo siento. Tengo mucha hambre de verdad —respondió la pelirroja bebiendo un poco del chocolate caliente.

Al terminar Merida dirigió su vista hacia el Libro de Dragones que Hipo cargaba bajo el brazo.

— ¿Qué es eso? —preguntó la princesa de DunBroch.

— ¿Un libro? ¿No es obvio? —respondió el castaño con cierto toque de sarcasmo.

Merida rodó los ojos.

—Se que es un libro, me refería a qué libro es.

Hipo extendió le libro y aprovechó para acercarse a la joven pelirroja.

—Este es el único e inigualable Libro de los Dragones —dijo el joven vikingo tratando de sonar un poco dramático.

La pelirroja puso los ojos en blanco y esperó a que el chico continuara.

—Aquí se encuentran advertencias y características específicas de cada dragón habido y por haber... —Hipo abrió una página al azar mostrándole a Mérida.

La joven tocó con delicadeza la página observando los detalles. Se preguntaba si ella sería capaz de acercarse a un dragón, después de Chimuelo, en su vida.

—Ojalá así fuesen los libros que mi madre me obliga leer.

Hipo rio y continuó mostrándole el libro.

—Hay algo que no entiendo —dijo Merida.

— ¿Qué? —preguntó Hipo.

—Si la mayoría de ellos son peligrosos... ¿Cómo es que tú lograste entrenar uno sin ayuda de nadie?

—Al fin los encontramos —dijo Jack interrumpiendo la pequeña conversación entre los dos jóvenes.

— ¿Sucede algo? —preguntó Hipo.

—Nada en especial, necesito hablar con ustedes —dijo el guardián indicando que le siguieran.

Salieron del taller de Norte hasta donde se encontraban Angus y Chimuelo.

— ¿Y bien? —preguntó Merida un poco impaciente.

—Hace unos cuantos años, muy pocos en realidad yo me enfrenté a Pitch Black.

—En verdad creí que el Coco eran de sus cuentos para que los niños vayan a dormir.

—Es igual de real que la noche —Jack les miró fijamente— Y lo peor es que en verdad... Puede asustar incluso al guerrero más valiente.

La pelirroja sintió un escalofrío.

—Oh, es bueno saberlo —habló Hipo en tono irónico.

—Debemos tener cuidado, puede estar en cualquier parte... No se que tanto haya podido recuperarse...—prosiguió el guardián—. Necesito entrenarlos, y ustedes necesitan descubrir su centro.

— ¿Nuestro centro? —preguntó Rapunzel.

—Lo que Norte dijo ayer.

— ¿Y si tardamos en encontrarlo?

—Todo llega a su tiempo, eso dice Sandman.

De repente una sacudida extraña hizo temblar el taller.

Los cuatro jóvenes cayeron al suelo.

— ¿Qué está pasando? —dijo la rubia intentando levantarse.

Los renos se agitaron al igual que Angus. Chimuelo parecía más asustado que ellos mirando hacia todos lados.

— ¿Qué ocurre amigo? —preguntó el joven vikingo.

Otra sacudida y algo parecido a una explosión se oyó.

—Norte...—susurró Jack quien salió corriendo al lugar del ataque seguido de las dos chicas.

Uno de los rincones ardía en unas llamas de un color extrañamente negro.

— ¡Pero si es Jack! Bienvenido a la pelea... —habló Pitch con malicia— ¿No me extrañaste acaso?

El albino no lo podía creer. Bajo el hombre se encontraba un enorme dragón de feroz y robusta apariencia.

—Les presentaría a mi nuevo amigo, pero le desagradan los extraños.

El dragón pareció rugir en respuesta y lanzó un ataque directo hacia el guardián, el cual apenas pudo desviar.

— ¡Cuidado! —exclamó Merida aventando a la rubia antes de que las llamas la alcanzaran.

— ¡¿Cómo te atreves a atacar mi taller?! —exclamó Norte con furia.

—Por favor, sólo eran unos cuantos juguetes... ¿Acaso no puedes hacer más?

Pitch le miró con burla.

Dominado por la ira el hombre de barba blanca se abalanzó hacia el Coco.

Hipo llegó corriendo y no pudo creer lo que vio. Esa era la razón por la que Chimuelo había actuado tan extraño.

—La Muerte Roja...—susurró el castaño.

Las cosas no lucían bien para el guardián del asombro.

—Creo que ya estás un poco cansado, Norte —rio Pitch con maldad—. ¿O debo decir viejo?

—Te recuerdo que eres más viejo —dijo Norte con firmeza sin dejarse vencer.

Una fuerte ráfaga de escarcha derribó a Pitch.

—No te metas con los guardianes —dijo el albino entre dientes.

Pitch intentó levantarse con dificultad pero soltó una carcajada.

—Créeme Frost, esto sólo comienza...

Black desapareció sin dejar rastro junto con el corpulento dragón. Norte respiró hondo y perdió el equilibrio.

Los cuatro se apresuraron a sostenerlo.

—Debes descansar —ordenó Jack.

—Nece-necesito reparar el lugar, Jack —replicó el hombre mayor.

—No en ese estado —recriminó Jack.

Rapunzel bajó la mirada un poco pensativa. Cerró los ojos y suspiró.

—Yo me encargaré de atenderlo, Jack —Punzie comenzó a dirigir a Norte hacia su habitación— Ustedes podrían comenzar con reparar el lugar...

Jack echó una mirada triste al lugar. A cualquier niño se le rompería el corazón al ver la escena.

Notó como el dragón había dado justo en el sistema de comunicación de los guardianes. Por eso Norte no había llamado a los otros.

Los yetis ayudaban a los duendes a salir de los escombros y viceversa. Igualmente trataban de levantar los restos del trabajo que había tomado meses y días.

—Gracias, Punzie —dijo Jack con una media sonrisa.

La joven le regresó el resto animada y cerró la puerta tras de sí misma.

—Esto no es nada —dijo Hipo— Ese dragón se contuvo. Sus disparos han logrado derrotar una flota completa.

— ¿Conocías ese dragón? —preguntó Merida un poco inquieta.

—Viene en el mismo libro de los dragones, además en mi aldea se cuenta historias de cada uno de esos.

—Creo que necesitaremos tus conocimientos para enfrentarnos a esa criatura, ¿podrías enseñarnos? —habló Jack con una sonrisa.

El castaño correspondió el gesto.

—Claro, será un placer.

—Creo que harás que comience a tener un gusto por la lectura —bromeó la pelirroja colocando una mano sobre su hombro.

—Puedes pedirme el libro cuando quieras —respondió el castaño.

De repente comenzaba a sentirse parte de un grupo.

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—Eres muy amable Rapunzel, veo que tienes muchas cualidades como persona —afirmó con la voz un poco débil.

—Agradezco tus palabras...—la joven inhaló hondo— ¿P-podrías sostener mi cabello?

El hombre de barba blanca le miró extrañado pero asintió tomando la larga cabellera de la chica en sus manos.

Rapunzel aclaró su garganta y comenzó a cantar:

"Flor que da fulgor, con tu brillo fiel, vuelve el tiempo atrás volviendo a lo que fue..."—conforme la joven cantaba su cabello se iluminaba ante la mirada atónita de Norte.

La joven sin embargo prosiguió con naturalidad mientras una sensación de alivio llenaba al hombre de barba blanca.

"Quita enfermedad y el destino cruel, mueve el tiempo atrás volviendo lo que fue a lo que fue"
...—la joven terminó de cantar y le miró un poco insegura.

—Rapunzel, ¿Tus amigos saben de esto? —preguntó Norte sin intención de incomodarla.

La rubia negó con la cabeza.

—No sabía como reaccionarían si les decía.

—Creo que encontrarás el momento indicado para hacerlo —el hombre sonrió con ternura para animarla—. Gracias por curarme.

Punzie sonrió con alegría y lo abrazó.

—Por ahora tu secreto está salvo conmigo, pequeña...—Norte prosiguió— Pero en este momento necesito que me hagas un favor...

La joven se acercó y escuchó con atención.

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—Norte, no podemos dejarte solo aquí —insistió Jack.

—Tonterías, no tienes que preocuparte... Pitch sabe que están aquí. Ustedes deben estar un paso adelante.

Norte tomó unas cuantas esferas de nieve y las colocó en un pequeño saco.

—Úsalas sólo en casos de emergencia.

—No estoy listo —admitió el joven de ojos azules con pesar.

—Es por eso mismo que se que estás listo —Norte sonrió y lo animó a seguir—. Y no te preocupes por los demás, Punzie me hizo el favor de avisarle al resto.

— ¿Punzie?

—Creo que una agradable chica, Jack... necesita más confianza.

El guardián de la diversión asintió un poco confundido y se despidió del hombre mayor con un fuerte abrazo.

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