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El guardián del otoño

Disclaimer: Cómo Entrenar a tu dragón, El Origen de los Guardianes, Enredados y Valiente no me pertenecen. Son de Dreamworks, Disney y Pixar respectivamente.

N/A: Nos ubicamos en la película de Cómo entrenar a tu dragón, después de que Hipo ha sido escogido para matar a su primer dragón.

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Y cuando lo ví, entonces me ví a mí mismo...— Hipo Horrendo Abadejo III, Cómo entrenar a tu dragón.

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Hipo suspiró pesadamente. Echó una última mirada a su alrededor para asegurarse de que nadie más lo había seguido hasta ahí. Sabía que técnicamente sería acusado de traición si alguien lo descubría.

—¡Me voy! —exclamó para sí mismo, tratándose de convencer que era la única solución viable para evitar un enfrentamiento con la aldea y con su padre.

El joven castaño comenzó a guardar algunas de sus pertenencias. Prefería mil veces huir a herir a un dragón. Sin embargo, era más que obvio que nadie en toda la aldea entendería su punto de vista, ni siquiera escucharían. Tampoco estaba dispuesto a dejar que lastimaran a su nuevo amigo.

—Nos vamos Chimuelo — le dijo al Furia Nocturna quien lo observaba un poco confundido.

Y justo cuando pensaba que aquel día no podía ser más complicado, sucedió algo inesperado.

Un frío similar al que sentía en épocas de invierno comenzó a sentirse en compañía de una brillante  luz blanca. Hipo giró su vista hacia la fuente del resplandor cubriendo sus ojos ligeramente para evitar cegarse.

— ¿Qué rayos es eso?

El dragón entrecerró los ojos colocándose detrás del vikingo, como si el también intentara distinguir que era ese extraño evento.

—Mataré a Norte cuando lo vuelva a ver... — exclamó el joven albino de ojos azules y cabello blanco mientras se apretaba el puente de la nariz, logrando recuperar el equilibrio tras semejante viaje.

Pronto se percató que no estaba sólo. Ambos chicos se observaban extrañados. Definitivamente no era como esperaba que sería conocer a ese guardián.

—¿Te puedo ayudar en algo? — habló Hipo un poco extrañado por el aspecto del aquel joven y el hecho de que apareciera de la nada.

¿Por qué no decirlo? También estaba algo asustado pero trató de ocultarlo lo mejor que pudo. Chimuelo se mantuvo detrás del joven vikingo, mientras se camuflajeaba en la oscuridad de las ramas. Tampoco parecía bastante entusiasmado por el arribo de ese extraño.

—No creo... Estoy buscando a un... — comenzó a explicar el ojiazul un poco irritado, después de reflexionar giró su vista hacia Hipo sorprendido—. Espera... ¿Puedes verme?

El ojiverde quedó extrañado por la pregunta, que a su parecer era tan insignificante.

— Amm... ¿Sí?

—Debe ser una señal —la sonrisa volvió a aparecer en el rostro de Jack Frost. Quizá Norte sí tenía razón después de todo y podrían hacerle frente a Pitch Black.

— ¿Señal? ¿De qué? -preguntó el castaño sin comprender—. Por cierto, ¿quién eres?

—Jack Frost. Soy un guardián, el guardián del invierno — respondió el albino con una sonrisa, comenzando a entender su papel en esta prueba —. Estoy buscando al guardián del otoño, el cual debes de ser tú.

Puede que Jack sólo hubiera visto una figura, pero estaba casi al cien por ciento seguro de que ese joven era uno de los futuros guardianes que buscaba. El hecho de que lo viera podría ser una señal de eso.

— ¡¿Qué?! — preguntó Hipo exaltado, definitivamente todo estaba mal ese día—. Debes de estar bromeando, yo no puedo ser ningún guardián. Sólo mírame.

El  castaño tenía muchas cosas en la cabeza. Primero es elegido para matar a un dragón frente a todo Berk, y luego un loco que sabe Odín de donde salió asegura que el es él guardián del otoño que busca. Tenía que huir cuanto antes, y él no podría ser guardián de lo que fuera. No había mucha grandiosidad en él, o eso es lo que él pensaba de sí mismo.

O tal vez él era el que se estaba volviendo loco con todo esto. Respiró hondo mirando fijamente al chico frente a él. Tal vez sólo era un espíritu enviado por Loki para molestarlo.

—No bromearía con este tipo de cosas —dijo Jack con seriedad sosteniendo su mirada. Él conocía de primera mano ese sentimiento de incredulidad ante la idea de ser elegido como guardián, pero no tenían tiempo que perder—. Sígueme.

El albino jaló al castaño del brazo comenzando a caminar lo más rápido para abrir otro portal.

— ¡O-o-oye, espera! No puedes simplemente llevarte a una persona sólo porque dices que es algo que tú crees — dijo Hipo tratando de zafarse del agarre como acto reflejo e intentó alejarse un poco para pensar mejor esa afirmación.

De repente, Chimuelo puso enfrente de Jack y rugió con fuerza para asustarlo. Al ver a su amigo en problemas no había dudado en sorprender al guardián de la diversión.

El albino le apuntó con su cayado como modo de defensa. Nunca había visto una criatura semejante, seguro se trataba de una obra de Pitch.

— ¿Acaso es una pesadilla? Su forma es muy rara... —Jack se dijo a sí mismo con extrañeza sin dejar de apuntar con su cayado firmemente.

— ¡Espera, no le hagas daño! —exclamó el ojiverde interponiéndose rápidamente entre el joven y el dragón—. Es mi amigo, él es Chimuelo.

Jack bajó su cayado lentamente un poco más calmado. Reconoció en su mente que había juzgado mal al animal frente a él.

—Lo siento extraña cosa, pero me tengo que llevar a... —comenzó a hablar el albino hasta que se percató de un detalle, uno muy importante a estas alturas—. ¿Cómo te llamas?

—Hipo —respondió el castaño haciendo reír al ojiazul. Rodó los ojos, sabía que su nombre no era el más genial pero era parte de su legado.

—Vaya nombre —dijo Jack con una sonrisa más amigable tendiéndole la mano—Hipo, en verdad necesito que me acompañes.

—No puedo simplemente acompañarte porque lo dices. ¿Qué tal si no soy quien buscas?

—Debes ser tú. Por algo estoy aquí.

El Furia Nocturna se acercó al ojiverde sin despegar la vista del albino, como si vigilara y estuviese preparado para neutralizar cualquier ataque.

Hipo pareció pensarlo, y reflexionando todo lo ocurrido en los últimos días, le convenía dejar Berk por un rato. Sólo un rato, hasta que las cosas se calmaran o se olvidaran de su existencia nuevamente.

—Bien. Iré contigo —dijo el castaño con determinación y una sonrisa—. Pero pondré dos condiciones.

—Te escucho — dijo Jack con amabilidad.

—Primera, Chimuelo vendrá conmigo. Segunda, necesito dejar una nota a mi padre.

—Bien... —Jack echó una mirada rápida al dragón y suspiró. Deseó que los renos de Norte no se alteraran por el nuevo compañero que llegaría a su establo—... Si eso es necesario para que me acompañes, de acuerdo.

—Espera aquí... Vuelvo en un rato.

Hipo comenzó a alejarse con velocidad, dejando solos a Chimuelo y Jack. El dragón no le quitaba la vista a Jack, con una mirada un poco hostil hacia él.

— ¿Sucede algo, lagartija subdesarrollada?—preguntó el ojiazul con burla mientras creaba algunos copos de nieve.

Chimuelo sólo gruñó en respuesta mientras se recostaba en el suelo. El albino miró al cielo y suspiró. Suplicaba mentalmente al Hombre de la Luna que estuviera haciendo lo correcto para el bien de todos.

Notó como algunas nubes comenzaban a asomarse. No eran nubes cualquiera, estas eran más negras de lo normal y sabía perfectamente que significaba eso. Al parecer las pesadillas se estaban acercando.

"¿Por qué demonios se tarda tanto ese tipo?" —pensó Jack un poco preocupado observando a todos lados en busca del castaño.

El dragón también miró al cielo con sorpresa. Después dirigió su vista al horizonte.

Minutos más tarde, el joven vikingo regresó al lugar donde se encontraban Jack y Chimuelo. Traía una pequeña especie de bolsa con provisiones y algunas cosas más. Definitivamente no pensaba regresar en un largo.

—Listo, pero créeme que sigo pensando que no soy la persona que buscas —dijo Hipo con seriedad acomodando sus pertenencias. Subió en Chimuelo y acarició su cabeza—. Vamos amigo.

—Eso lo veremos después — dijo Jack un tanto apurado tomando una de las esferas que Norte le había otorgado antes de enviarlo a buscar—. En cuanto el portal se abra, entrarás en el, ¿entendido?

El castaño asintió. Inhaló lentamente y exhaló del mismo modo. Sintió como Chimuelo se preparaba para seguir sus órdenes, fuesen las que fuesen.

¿Y si pasaba algo malo? ¿Y si nunca podía volver a Berk? ¿Y si su padre no quería bolder a verlo después de huir así?

—Verano... — el albino susurró a la esfera y la aventó frente a ellos. Ya no había marcha atrás. Hipo contuvo la respiración, al menos Chimuelo estaría a salvo si se mantenían juntos.

El portal se abrió y los dos chicos, junto con el dragón entraron en el, desapareciendo sin dejar rastro tras de sí.

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>En otro sitio<

—Es perfecto —dijo Pitch contemplando a una enorme criatura. Su sonrisa se ensanchó aún más cuando la bestia rugió con potencia—. Nunca creí que la Intimidación tendría está forma...

Aquella criatura no era otra más que un  dragón. Un enorme y atemorizante dragón. El dragón que el hombre de la Luna había mostrado. Su tamaño era colosal que Black estaba seguro que ni siquiera todos los guardianes unidos podrían liquidarla.

El animal comenzó a cubrirse de arena negra. La bestia trató de resistir , pero era imposible. Los dragones más pequeños que se encontraban alrededor de la guarida albergaban un temor enorme hacia la enorme criatura que sólo aumentaban las fuerzas de Pitch.

Finalmente, el dragón se rindió y dejó que la arena lo cubriera después de que el hombre de las sombras pronunciara unas palabras en otro idioma. Su risa macabra cubrió toda la cueva y algunos dragones huyeron atemorizados. Pitch no le dio importancia, ya había cumplido su objetivo de la forma más fácil.

—Tú me perteneces ahora —dijo Black con malicia

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Muchísimas gracias por sus comentarios, de verdad :3 Espero les guste el capitulo.

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