Disclaimer: El Origen de los Guardianes, Enredados, Valiente y Como entrenar a tu dragón no me pertenecen, son de Dreamworks, Disney y Pixar respectivamente

N/A: Tanto Valiente como El Origen de los Guardianes pasaron. Enredados y Cómo Entrenar a tu Dragón, no exactamente...

Han pasado 2 años desde la última aparición de Pitch Black.

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"Me llamo Jack Frost y soy un guardián. ¿Que cómo lo sé? Porque la Luna me lo dijo. Y cuando la Luna te dice algo, debes creerle..." Jack Fost, el Origen de los Guardianes.

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— ¡Día nevado! —exclamó aquel joven guardián del invierno y la diversión mientras hacía su trabajo a la perfección en aquella ciudad donde más le encantaba estar.

Volaba de un lado a otro, repartiendo nieve a su camino con un poco de hielo. Su magia tan única lograba crear risas, sonrisas y felicidad en cada infante de cada lugar donde se encontraba.

— ¡Jack! — habló un niño castaño de ojos cafés, parecía compartir ciertos rasgos faciales con el guardián— . ¡Hola!

Frost sonrió acercándose lentamente.

— ¡Hola Jamie! Me alegra verte —alborotó los cabellos del niño con cariño. Desde hace dos años que su amistad con el pequeño había crecido.

Jamie correspondió la sonrisa y le abrazó cálidamente.

—De verdad te extrañé.

— ¡Jack! — exclamó una pequeña niña rubia de ojos verdes. Corrió a abrazar al albino imitando a su hermano.

— ¡Sophie! — Jack correspondió el abrazo con la misma dulzura—. Oye, has crecido mucho.

La pequeña rió un poco, y apretó un poco más el apapacho hacia el guardián.

— ¿Por qué no vamos a pasear en trineo? — preguntó Jamie con entusiasmo a su hermana menor. Ambos hermanos sabían que los días con Jack Frost eran memorables.

— ¡Sí! ¡Sí! ¡SÍ! ¡Trineo! — exclamó Sophie con una sonrisa mientras seguía al castaño.

Jack vio a los dos niños con una sonrisa. Para él no había nada mejor que verlos reír y divertirse. Nada más.

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>En otro lugar<

Caminaba de un lado a otro. El ruido de sus pasos se oía en todo el lugar. La molestia que reflejaba su rostro lo decía todo, deseaba venganza.

— ¡Guardianes idiotas! — exclamó Pitch. Miró su globo terráqueo, verlo tan iluminado lo frustraba— . Deben estar brincando de felicidad en este momento. En especial el maldito imbécil de Jack Frost.

Pateó un escombro de su guarida provocando una especie de eco. Una de sus pesadillas se acercó a él.

—Todo el mundo debe estar feliz por que el miedo se queda atrás... — dijo Black un fingido tono de felicidad y caminó apretando los puños dirigiéndose a una especie de trono de sombras.

Se dejó caer en el asiento aún enfurecido. Su vista seguía clavada en el globo terráqueo. ¿Cuánto tiempo tendría que pasar para volver a invadir el mundo con su miedo y oscuridad? ¿Cuánto tiempo tendría que esperar para vengarse?

De repente, su rostro perdió la molestia mientras una pequeña y maliciosa sonrisa asomó por sus labios. Tal vez había una forma de volver al juego.

— ¿Quién dice que debo esperar?

Se levantó en busca de un libro hacia algunos estantes llenos de polvo y restos de som

—Necesito ayuda... —hablaba para sí mismo mientras hojeaba un enorme libro que había encontrado en los niveles más altos de los estantes. Limpió rápidamente el polvo que cubría algunas páginas hasta encontrar la que le interesaba.

Con una sonrisa malvada giró su vista en dirección a la Luna, sus ojos llenos de rencor recorrieron la figura redonda.

— ¿Tus queridos guardianes serían capaces de detenerme si tengo compañía? —preguntó sin quitar la sonrisa y comenzando a desparecer entre las sombras lentamente— . Yo no lo creo...

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>Mientras tanto en el Polo Norte<

— ¿Azul? Vuelve a pintar eso, por favor...— pidió Norte amablemente a un Yeti, quien elaboraba juguetes. Del enojo tumbó toda una pirámide de locomotoras azules. Era la quinta vez en al semana que pedía eso.

El hombre comenzó a comer una galleta mientras supervisaba a sus trabajadores diligentemente. Estaba a unos pocos meses para la Navidad, y era la epoca en que se requería aún más su atención.

A cada paso que daba señalaba las mejoras que se necesitaban y felicitaba el esfuerzo de la inmensa mayoría. El trabajo de los Yetis era grandioso, y tenía que admitir que los duendes daban cierta chispa de alegría con sus ocurrencias cómicas.

Fue a su pequeña oficina para continuar con la revisión de algunos planos que se encontraban en su escritorio. Era un pequeño proyecto personal que esperaba alegrara a cierto amigo suyo y actual colega.

Estaba a punto de comer otra galleta cuando un toque en su puerta llamó su atención.

— ¿Ahora qué sucede? —dijo en un honor indiferente. Seguramente Phil habría detectado a cierto polizón en su taller.

Sin embargo al abrir la puerta no se encontró con Phil ni mucho menos el polizón esperado.

Uno de los muchos yetis explicó algo en su lenguaje que hizo preocupar a Norte. Sujetó su estómago con el semblante de preocupación aun en su rostro. Con tanta atención en otros detalles en su taller nunca se concentró en sí mismo.

Con la mayor velocidad se dirigió a donde sus ayudantes le informaron. Todo estaba tranquilo. El mundo continuaba con sus luces brillando con la misma intensidad que antes.

—Todo está en orden... —dijo un poco confundido. No podía ser una falsa alarma, ¿o sí?

Dirigió su vista hacia la Luna, como si esperase una respuesta de ella, o al menos una señal.

En el suelo se vieron reflejadas no una ni dos, sino cuatro figuras oscuras que no alcanzaban a distinguirse a simple vista. Dio paso hacia adelante.

Abrió los ojos enormemente, notando una que le resultaba muy familiar. Ya la había observado antes y la identificaría fácilmente des lejos.

Después escuchó una risa macabra que perfectamente reconoció, una que desde hace dos años no había escuchado. No podía ser riesgoso, ya no tenía fuerza después de todo.

—Pitch... ¿De regreso? —habló un poco incrédulo. Le iba a restar importancia, mas las otras figuras lo tenían intrigado.

Finalmente y después de meditarlo seriamente para sí mismo giró aquella palanca, llamando así al resto de los guardianes.

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Fue cuestión de minutos para que todos llegaran, incluido el más reciente miembro, quien no conocía el protocolo para estos casos pero esperaba hacer un buen trabajo.

— ¡Hola!—saludó Hada con una cálida sonrisa a sus compañeros, mostrando su mejor actitud ante la posible emergencia—. ¿Cómo han estado?

Todos le regresaron el saludo con amabilidad.

—Muy bien, Hada. Gracias por preguntar—respondió Conejo correspondió su gesto.

El hombre de arena alzó el pulgar en respuesta con una sonrisa.

— Bien, Hada. Gracias —comenzó a hablar Jack mientras congelaba a los duendes que se acercaban por pura diversión—. ¿Y qué sucedió? ¿A qué se debe la llamada? Soy algo nuevo en esto y aún no entiendo bien cotmo debo actuar o qué debo hacer.

Sandman formó un signo de interrogación sobre su cabeza, indicando que no tenía idea.

Norte miró a cada uno de sus compañeros con seriedad y respiró hondo.

—No sé por donde empezar... —habló el hombre de barba blanca—. Pero no creo que sea algo bueno. Pitch ha vuelto.

Conejo no pudo evitar soltar una sonora carcajada al igual que Jack.

—Vamos, Norte...—comenzó a hablar el conejo de Pascua—. No puede ser Pitch, hace poco lo derrotamos. Quedó tan mal que no creo que vuelva dentro de miles de años.

—Sí, Norte. Además, no creo que tenga muchas ganas de pelear contra nosotros—apoyó el guardián del invierno y la diversión—. Incluso los niños demostraron ser más fuertes que él.

—Estoy seguro de que es Pitch...— dijo el hombre con seguridad—. Mi panza lo dijo, Hombre de la Luna me mostró a él... Y a alguien más.

Las sonrisas burlonas desparecieron y sus rostros adquirieron expresiones de sorpresa.

—Tengo el presentimiento de que Pitch no está solo—continuó Norte con seriedad observando a cada uno de sus colegas.

—Espera, ¿estás diciendo que acaba de conseguir ayuda? ¿De quién? —preguntó Jack sorprendido, cuestionando si sus habilidades serían suficientes para enfrentar a Pitch y sus posibles socios.

— ¿De dónde podría conseguir aliados? —preguntó Hada preocupada, sus haditas tenían la misma expresión.

Meme empezó a formar distintas figuras sobre su cabeza, dando su opinión acerca de lo sucedido.

—No sé, Meme. Puede que tratemos con algo más poderoso de lo que pensamos —dijo Conejo cruzándose de brazos dirigiendo su vista hacia el mencionado y suspiró—. Necesitaremos encontrar una solución y rápida antes de que esto sea peor.

Norte dirigió su vista hacia el cielo con una mirada de esperanza. Aún no había nada escrito, era cierto.

— ¿Quién mejor que él para decirnos que hacer?

El joven albino miró la Luna con detenimiento, aunque inseguro de que la respuesta fuese tan sencilla. Estaba seguro de que sería una prueba.

—Un enorme saludo, Hombre de la Luna... ¿Qué es todo esto y qué deberíamos hacer con Pitch? —habló con solemnidad el hombre también llamado Santa Claus.

Los cinco guardianes esperaron la respuesta sin quitar su vista hacia el gran astro.

Un pequeño rayo de Luna iluminó el suelo, mostrando una figura que simulaba ser Pitch, junto con otra que parecía un gran oso.

—Efectivamente es Pitch—dijo Conejo con semblante serio y sus ojos se desviaron hacia la figura que surgía posteriormente—. Aunque no se quien o que cosa sea el oso.

La figura del animal fue sustituida por un enorme dragón.

— ¿Qué quiere decir todo esto? —preguntó el Hada de los dientes entrecerrando los ojos, tratando de distinguir la silueta, mientras tanto un pequeño grupo de haditas se escondían detrás de ella.

Finalmente, en el lugar del dragón apareció la silueta de una mujer.

—Esto no tiene sentido—habló Jack mirando fijamente la figura con cierto recelo.

De repente, las figuras se desvanecieron y otro rayo de Luna iluminó al joven albino.

Norte enarcó una ceja con sorpresa pero ciertamente interesado.

—Parece que fuiste escogido para resolver este problema, Jack —declaró el hombre con una sonrisa.

—Espera, ¿estás tratando de decir que el se llevará toda la acción? ¿Por qué? —preguntó el Conejo de Pascua mostrando una expresión de inconformidad.

Sandman sonrió al igual que Hada, a la vez que miraban a Jack con cierta admiración.

— ¡Wow! ¿Yo solo resolveré esto? —preguntó Frost, al pensar en todo lo que vendría a continuación. Se sentía un poco vulnerable, insuficiente—. ¿Es en serio?

El brillo de la Luna cambió de dirección, anunciando un nuevo acontecimiento.

— ¡Escogerá a otro guardián! —exclamó Hada con una sonrisa entusiasta volando alrededor.

— ¿Ahora quién? ¿La marmota? —preguntó Conejo aún molesto, pero con cierto interés por ver quién sería el nuevo elegido.

Jack sólo podía ver con cierta asombro como un nuevo guardián era seleccionado. En especial al ser su primera vez presenciando ese evento.

Meme y Norte lucían ansiosos por la siguiente decisión. Para sorpresa de todos, las figuras de tres adolescentes (dos chicas y un chico) se vieron reflejadas al mismo tiempo.

— ¿Podría ser que...—se preguntó el hombre de barba blanca y sus ojos azules se abrieron enormemente ante el asombro de comprender esa señal— . ¿Hombre de la Luna planea reunir a los guardianes de las estaciones? ¡Claro!

— ¿De qué hablas, Norte? —preguntó Jack un poco confundido, intentando obtener respuestas de los demás guardianes sin éxito.

— ¿No lo entiendes, guardián del invierno? ¡Tienes que reunirte con el resto de las estaciones! —exclamó Norte— . Bien pensado, Hombre de la Luna.

El resto miraban a Santa Claus si entender una sola palabra, a excepción de Meme que parecía entender el hilo del pensamiento del hombre.

Hubo algo que alarmó a todos: El globo terráqueo comenzaba a cubrirse de arena negra como hace tiempo.

Norte llevó a Jack otra habitación lo más rápido que pudo sin darle tiempo a pensar más de sobre el asunto.

—Sigo sin entender una palabra—dijo el albino siguiéndole a duras penas— . ¿Por qué no me explicas lo que sucede?

—No hay tiempo de explicar—habló Norte con prisa mientras tomaba cuatro esferas de cristal—. Son cuatro enemigos, tú y ellos son cuatro, ¿Algo más? Ustedes formaran un equipo, es nuestra única oportunidad por ahora.

— ¿Y qué tal si no quiero trabajar con ellos? ¿Qué tal si ellos no quieren trabajar conmigo? —Jack lucía completamente confundido e inseguro.

—Lo verás después. Existen viejas leyendas que pueden ser contadas más tarde. Por el momento, lo más importante es que los encuentres a ellos antes de que se tarde—Norte tomó una esfera y sonrió enigmáticamente—. Ahora... ¿Qué estación viene antes del invierno?

— ¿Otoño? —respondió Jack confundido mientras que Norte sacudía una esfera.

—Pues hacia allá vas... —Norte habló antes de lanzar al joven guardián— ¡Buena suerte, Jack! —exclamó con cariño pese a la brusquedad.

El guardián fue empujado hacia un portal que desapareció tan pronto como había aparecido y su voz se desvaneció como en eco.

—Norte, las pesadillas están comenzando a atacar —habló Hada volando rápidamente hacia el guardián de barba blanca. Observó alrededor buscando—. ¿Y Jack?

—El regresará más tarde. Entonces les explicaré todo lo que pasa —Norte sacó sus espadas con una sonrisa—. Por ahora, hay que darles una lección.

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Si ven esto, ando reescribiendo/editando este pedazo de fic. Y no se, tal vez lo continúe. (?)