Capítulo 32 "¿Todo se resuelve?"
Bueno mis queridísimas Abichuelas, empieza la cuenta regresiva!!!
8 Caps... [Masomenoscreokcioarriesguemosbueh]
The Big Four ELOL♥
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No sé quién soy, ni quién fui antes, no sé por qué estoy aquí...
Me llamo: Hipo Thunderbolt. ¿Cómo lo sé? La luna me lo dijo, pero es lo único que me dijo... Todas las noches vuelvo a mi árbol y me pregunto por qué estoy en donde estoy...
La primera vez que salí al pueblo hablé pero nadie me oía, luego pasé frente a un niño y éste me atravesó como si fuera un simple fantasma o un alma sin cuerpo. A veces siento miedo de jamás encontrar a alguien que me vea, me oiga o me... o me toque. Ese día va a llegar pronto, lo presiento en mis huesos. Sé que va a haber alguien para mí en algún lugar....
Sólo tengo que esperar...
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Norte tenía a Mérida en brazos y una expresión muy preocupada, horrorizada se podría decir también. Conejo estaba peleando con Jack y Rapunzel no sabía si estar entre feliz por recordar todo o triste por su mejor amiga.
— Bueno, lo único que podemos hacer es llevarla a la enfermería —dijo Norte mientras caminaba a una habitación, abrió la puerta y habían dos camas separadas con mismas sábanas blancas de seda—. Conejo llama a Hada y Sandmand, ellos quizás sepan qué hacer.
Norte colocó su oreja en el pecho de la chica, el corazón de ella latía, a paso lento, pero latía. Norte sonrió aliviado por no haberla perdido, pero no podía hacerse tantas ilusiones, si no la sanaban pronto quizás sí la perderían.
Minutos después Hada y Sandman o como lo apodan sus amigos "Meme" llegaron.
— Espero y tengas una buena explicación para ésto, pues nosotros no trabajamos una sóla vez al año —dijo Hada cruzándose de brazos.
— En realidad sí la tenemos —dijo Rapunzel—, es Mérida, está...
— ¡¿ESTÁ MUERTA?! —gritó Hada preocupada.
— No, no porsupuesto que no... creo. —dijo Jack.
— ¿Dónde está Hipo? —preguntó.
— Bueno... él se ha ido —dijo Jack bajando la mirada.
— ¿Y cuándo va a regresar? —volvió a preguntar.
— Murió, Hada —dijo Rapunzel, Hada se sobresaltó un poco—. Pe-pero eso no era lo que queríamos decirles...
Hada pasó junto con Meme a la habitación en la que tenían a Mérida. Meme y ella se acercaron a la pelirroja, Meme puso la oreja en el pecho y se sobresaltó, comenzó a hacer muchas señas con arenilla dorada que nadie entendía.
— No entiendo, lo siento. —dijo Rapunzel.
— Escríbelo. —le dijo Jack.
Norte buscó una hoja de papel para Meme, y cuando la alló heste comenzó a escribir, cuando terminó se la entregó a Hada.
— No puede ser...
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Narra Mérida...
Estoy dormida o al menos así me siento.
Todo es blanco, no hay compañía aquí. Estoy sola...
Derrepente abro los ojos, estoy en la misma habitación blanca de antes, sin paredes, ni muebles, ni nada... sólo yo.
— Levántate —escucho.
Obedezco.
— ¿Quién eres?
— No puedes verme...
— ¿Por qué no?
— Porque si me ves podrías hacerte daño.
— ¿A qué te refieres? ¿Eres malo?
— No lo sé.
— ¿Por qué puedo hacerme daño si te veo?
— Por que quizás sea malo... o te espantes.
— No lo haré, lo prometo, quiero ver a alguien. Tengo miedo y estoy sola.
En eso en el fondo blanco, apareció él. Hipo. Tenía su armadura puesta y me miraba con tristeza. Corrí hacia él pero no podía tocarlo, había una extraña pared invisible que me lo impedía.
— No se puede... Ya lo he intentado. —habló.
— ¿Por qué te fuiste? —pregunté mientras las lágrimas se posaban en mis ojos— ¿Por qué me dejaste sola?
— No te he dejado sola, nunca lo haré. Yo te lo prometí, nunca vas a estar sola, Mérida —dijo con suavidad.
— Pero... quiero tenerte aquí, conmigo, quiero abrazarte ¡¿Por qué no puedo?!
— Porque si llegas a cruzar ésta pared morirás —dijo él—, y no quiero que lo hagas. Eres una persona fuerte Mérida, sé que puedes aprender a vivir sin mí.
Comencé a llorar amargamente.
— Hic, quiero estar contigo... No me importa si morir o no ¡Quiero estar contigo! Porque estar sin ti es como morir... —dije— y duele mucho. Te extraño.
— Yo también te extraño, pero debes saber que siempre estaré aquí para ti. —dijo.
— Pero... pero no estabas allí cuando encontré a Pitch.
— No fisicamente, Mérida —dijo, su mano traspasó la pared invisible y su dedo tocó mi pecho.—. Aquí, Mer.
Más lágrimas calleron por mi rostro.
— Te dije que te podías hacer daño si me veías...
— ¡NO TE VALLAS! —grité— No quiero volver a estar sola.
— Pero te dije que est...
— No, no quiero tenerte sólo en mi corazón, quiero poder hablarte y que me respondas, quiero abrazarte y sentir que tus brazos me rodean, quiero besarte y sentir tus dulces labios, no sólo tenerte en mi corazón sin poder siquiera verte... —dije mirándolo a los ojos.
Entonces, ahí fue cuando todo lo que pedí se hizo realidad, él abrazándome, él besándome y diciendo que estaré bien, pero no quiero estarlo, no si eso implica que suelte mi mano...
— Te prometo que cuando vuelvas, estaré contigo —dijo él separándose de mí—, pase lo que pase no pierdas la esperanza. Mi pequeña valiente. —me dio un último beso en la frente acariciando mis mejillas con sus pulgares. Sonreí triste. Sabía que Hipo mentía, que no estaría conmigo, se está desvaneciendo, ahora parece sólo un alma, un fantasma... y se fue.
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Hipo caminaba por el bosque silvando, en eso escucha el ruido de unos arbustos moverse, él se pone en posición de ataque, y de los arbustos sale un enorme dragón negro asavache, un furia nocturna. Hipo sólo lo miró con una ceja levantada, el dragón cuando vio a el castaño se lanzó sobre él lamiéndole la cara, Hipo creyó que iba a atacarlo pero no. Sólo estaba "jugando" con él, el dragón comenzó a emitir sonidos de alegría y felicidad.
— Hola, ¿Quién eres? —preguntó Hipo acariciando a el dragón en la cabeza, el furia nocturna levantó un poco su cabeza dejando ver en su cuello una placa que decía "Chimuelo"— ¿Chi-Chimuelo?
A Hipo le resultaba vagamente familiar el nombre de el dragón, y le resultaba raro que éste se le hubiera lanzado encima lamiéndolo.
Chimuelo comenzó a levantar a Hipo con su cabeza, lo hizo tropezar con sus pies y finalmente estuvo montado sobre el furia nocturna.
— Chimuelo ¿Qué...? —Hipo no pudo continuar porque el dragón comenzó a volar— ¡AAAHHH! ¡Cuidado! ¡Árbol! ¡Derecha! ¡IZQUIERDAAAAAA!
Por alguna extraña razón Hipo sabía controlar a la perfección el equipo del dragón, ni él mismo sabía cómo lo hacía, pero sólo se abría paso una idea en su mente: Una aventura.
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Rapunzel y Jack volvieron a leer el papel con los mismos ojos abiertos que antes.
— ¿Y qué podemos hacer para que recupere su alma? —preguntó Jack mirando a Norte.
— Quizás podemos intentar hacer la transfución de nuevo —respondió Norte—, pero el cuerpo de Gothel ha desaparecido lo que nos dice que su alma está rondando por algún lugar.
— ¿Y... no puede volver a su cuerpo? —preguntó Rapunzel.
— Sí, per...—respondió Hada.
— Esto es un caso muy muy peligroso.—la interrumpió Norte.
—Dime cuales son las concecuencias...
— Hay un 30% de que sobreviva y un 60% de que muera —respondió.
— ¿Y el 10%?
Norte miró hacia abajo e hizo una pausa.
— Y el 10% de que no pueda volver a su cuerpo y su alma quede a la deriva... Pero todo ésto tiene que ver con las ganas de vivir que tenga Mérida —respondió Hada.
Jack y Rapunzel intercambiaron miradas preocupadas.
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Chimuelo volaba en dirección al Polo Norte, y en poco tiempo estuvieron ahí. Hiccup admiró el lugar, ésto también le resultaba vagamente familiar ¿Pero de dónde? Chimuelo aterrizó frente a el taller de Norte, Hipo bajó de él y lo acarició.
— ¿Por qué me tragiste aquí? —le preguntó, Chimuelo señaló con su cabeza la puerta, Hipo asintió y se acercó a la puerta, suspiró y tocó dos veces. Nada— Me parece que no hay nad...
La puerta se abrió en ese instante dejando ver a un albino con los ojos abiertos y la boca formando una perfecta "O". Hipo lo miró confundido, su piel se erizó, estaba seguro de haber visto a ese chico antes, ¿Quién era? no lo sabía.
— ¡Hipo! —gritó Jack abrazándolo—, ¿qué haces aquí? Cre-creímos que...
— ¿Me conoces? —preguntó el castaño confundido.
— ¡Sí! —dijo Jack con una sonrisa, pero ésta se borró al instante— Tú... ¿Tú no sabes quién soy? —preguntó Jack preocupado.
— No... —dijo Hipo, Jack bajó la mirada—, ah no espera... tú eres Jack Frost ¿Cierto? —Jack lo miró con esperanzas—, el espíritu del invierno, he oído hablar de ti.
— ¿Jack con quién...? —preguntaba Rapunzel caminando hacia él, y cuando vio a su amigo castaño parado frente a él se sobresaltó. Abrió unos ojos como platos y se avalanzó sobre Hipo abrazándolo— ¡Estás vivo! ¡Estás bien!
— ¿Qui-Quiénes son ustedes? —preguntó Hipo quitándose a Rapunzel.
— Punzie, busca a Hada —ordenó Jack, Rapunzel asintió y corrió escaleras arriba, el albino tomó del brazo a Hipo y lo entró en el taller—. Hipo, creo saber exáctamente lo que te sucedió, no recuerdas nada, sólo sabes quién eres gracias a la luna y te preguntas por qué estás aquí.
Hipo abrió ligeramente la boca.
— ¿Cómo sabes todo eso?
— Lo leí hace poco, cuando un guardián mortal muere, se convierte en un guardián inmortal, pero pierde sus recuerdos y memorias. Sin embargo, no pierde los sentimientos, cuando me viste te debí de haber resultado familiar, al igual que a Punzie... —explicó Jack.
— ¿Quieres decir que antes de ser... antes de ser yo era... era otra persona? —preguntó Hipo.
— Sí, Hipo. Eras el chico dragón, eras mi mejor amigo... pero mejor no te explico nada, con la ayuda de Hada lograrás recordar todo, no te preocupes. —dijo Jack sonriendo.
Hipo asintió confundido, cuando Hada bajó también se avalanzó sobre Hipo. Jack le explicó lo que debían hacer, Hada mandó a tres hadas a buscar los dientes de "Hiccup Haddock".
Luego de unos minutos, las hadas llegaron, Jack condujo a Hiccup a una habitación a solas, Hipo tomó aire, observó la cajita, era un chico de cabello marrón y ojos verdes, era exáctamente igual a él, sólo que Hiccup Thunderbolt tenía los ojos color violeta, y "Hiccup Haddock" verdes. Soltó un suspiro y tocó el diamante...
Era él, montado arriba de el dragón negro asavache junto con una pelirroja abrazándolo por la cintura.
— Prometeme algo...—dijo ella, Hipo la mira— prometeme que me protegerías pase lo que pase...
— Mérida, prometo protegerte pase lo que pase, no importa lo que sea, yo te protegeré y siempre te querré ¿si? —dijo Hipo
Entro corriendo directamente a su celda ella aún sigue en la misma posición, abro la puerta y camino hacia donde estaba ella. Me pongo en cuclillas y pongo una mano en su brazo. Ella levanta la mirada y abre mucho los ojos.
— Hiccup...—Murmura y me abraza, yo me arrodillo correspondiéndole el abrazo— ¿Qué haces aqui? —Dijo sonriéndo y separándose de mi.
— Vengo a salvarte —Dije limpiándole las lágrimas.— Ya, no llores más, esta vez te tengo Mer y no dejaré que nada ni nadie te separe de mí.
La abracé más fuerte pagándola más y más a mi. Amaba la sensación de estar con ella...
— Mérida ¿Qué hacen las estrellas?
— No lo sé, Hic ¿Qué hacen las estrellas?
— Brillan, como tú.
Los cuatro chicos estaban alrededor de la fogata, eran completos desconocidos, sin embargo se tenían mucha confianza.
— Iremos por mas madera, ya volvemos — Dijo el peliblanco.
— Chimuelo cuídalas —dijo el castaño y salió tras el peliblanco.
Los dos se adentraron en el bosque en busca de ramas, hablaban y reían.
— Contempla el poder de la fuerza del dominio —dijo Drago. Chimuelo dejó de retorcerse y levantó su cabeza, abrió los ojos, pero en vez de tener su pupila redonda como era de costumbre, ésta estaba alargada como una línea.
— ¡CHIMUELO PARA! ¡MÉRIDA, NO! —Dijo Hipo alterado.
— ¡Cuidado, Hic, corre! —le dijo ella al ver como Chimuelo se acercaba peligrosamente a él.
— ¡HIPO! —Gritó Estoico corriendo hacia él, la pelirroja dejó de prestar atención a Drago para mirar la escena, así que éste la atacó por detrás encerrandola en sus brazos.
— ¡PAPÁ NO! —Gritó Hipo alzando la mano.
El furia nocturna estaba a punto de arrojar la bola de plasma, lo último que se escuchó fueron los gritos de Mérida cuando todo para él se volvió blanco.
— ¿Qué esperas chico dragón? —Preguntó ella impaciente.
— Qué ¿No me vas a ayudar? —pregunté inocente.
Ella caminó lentamente hacia mí y comenzó a sacar las partes de la armadura, yo me paré para que continuase. Y sin pensarlo dos veces comencé a besarla mientras ella seguía yo comencé a tirar de los hombros de su vestido hacia abajo. Y mientras lo hacía pude apreciar su figura, llegué hasta suscaderas y el vestido calló al suelo. Mérida ya había terminado con la armadura y sin despegar sus labios de los míos comenzó a tirar del cierre de mi traje, yo coloqué mis manos en su cintura mientras ella seguía quitándome la ropa. Tiró de los hombros del traje y los deslizó hacia abajo. Quedamos ambos en ropa interior, yo la pegué más a mí poniendo más pasión en el beso. Retrocedí un poco y me recosté sobre el sillón tomando a Mérida de las caderas la alcé mientras me recostaba y ella quedaba arriba mío. Ella detubo el beso y puso ambas manos en mi pecho desnudo.
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Jack y Rapunzel se sentaron en la cama del cuarto de las chicas, él la abrazaba mientras ella apoyaba su cabeza en su hombro.
— Te quiero, Jack.
— Y yo te amo. —dijo Jack pegando su nariz con la de ella.
— Yo más.
— Yo aún más. —Jack le dio un beso para terminar ganando.
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Hipo tenía los ojos abiertos como platos, ahora todo tenía sentido ¡Él era un guardián! Hipo salió de la habitación corriendo, buscó a Jack y Rapunzel en su habitación, no estaban allí. Corrió hacia la habitación de las chicas y los encontró ahí besándose. No dijo nada sólo se quedó ahí parado. Rapunzel notó su presencia y se separó de Jack al instante antes de que la situación se pusiera más comprometedora.
— ¿Hic? ¿Estás bien? —preguntó Rapunzel levantándose.
Hipo sonrió y la abrazó, ella correspondió el abrazo segundos después. Jack sonrió también y los abrazó a ambos. Luego de unos segundos se separaron.
— ¿Dónde está Mérida? —preguntó Hipo mirando a los lados.
— Bueno, ella...
Hipo corrió desesperadamente hacia la habitación en la que tenían a su amada (>w<) y al verla ahí acostada en su cama con muchos cables en el cuerpo se preocupó y se acercó desesperadamente a ella. Se puso de cuclillas para quedar a la altura de su cabeza, colocó el brazo en su cintura y se acercó a su rostro... la besó. Una pequeña lágrima calló por su rostro, puso su cabeza entre el cuello de ella y la cama. Sintió un suave roce en las manos, levantó la mirada y pudo ver los hermosos ojos zafiro de su pelirroja, sonrió.
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