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Capítulo 28 «Ya no somos niños...»

Capítulo 28 [5/5]

                                   «Narra Hipo»

Ya estaba atardeciendo y seguía en la casa de mi madre, por supuesto que no estaba mal, sólo sí estaba preocupado por Jack y Rapunzel. Los había dejado en el bosque hace un día. ¿Estarán preocupados? ¿Alterados? ¿Al menos les importará? No lo sé, pero si sé que tenemos que ir a el Polo y averiguarlo. Si hipotéticamente Jack sigue buscándome debe estar agotado y aflijido. Al menos debo decirle que estoy bien, o alguna señal... Pero no sé. También tengo que buscar a Chimuelo, mi otro mejor amigo. Tengo miedo de que le haya pasado algo, si Pitch tiene a Chimuelo puede causar serios problemas. Es un Furia Nocturna, uno de los dragones más fuertes y peligrosos. Claro que Chimuelo es bueno y jamás le haría daño a nadie, mucho menos a mí. Pero recordando que Black logró hacer anteriormente que Mérida se volviera oscura y me atacase no sólo a mí... Creo que es muy peligroso. Un sólo disparo del Furia Nocturna y estás muerto.

- ¿Estás escuchándome?- Preguntó Mérida detrás mío. Yo sacudí mi cabeza levemente "esfumando" mis pensamientos.

- Lo siento ¿Qué? - Pregunté mirándola. Ella suspiró irritada.

- Naaada, ya no importa.- Dijo algo molesta e hizo un puchero que me pareció muy tierno. Sonreí.- ¿En qué tanto pensabas como para no escuchar las increíbles y sumamente importantes cosas que te he dicho?- Preguntó con autosuficiencia sobre actuada.

- Nada, sólo en los chicos.- Dije ella enarcó una ceja.- Y en Chimuelo. Hay que hacer muchas cosas, Mer.

- De acuerdo, entonces vamos por pasos. Cosa importante que debemos hacer, Número 1: Buscar a Chimuelo. - Dijo yo reí por lo que había dicho.- Qué- Preguntó seca y volvió a enarcar la ceja.

- Nada, sólo...- Dije divertido, pero me interrumpí al mirar sus ojos- Sólo que...- No podía despegar mi vista de ellos, ella me miraba interrogante mientras que yo seguía perdiendome en ellos.- Sólo que...

- «Sólo que...»- Dijo con voz burlona y encogiendo los hombros muchas veces.

- ¡Hey yo no hablo así! Y dime ¿Desde cuando hago eso con los hombros?- Dije divertido.

- Lo acabas de hacer ahora.- Dijo sonriendo. Y era cierto, lo había hecho, yo reí negando con la cabeza.- Bien, prosigue. Sólo qué.

- No lo sé ahora me olvidé.- Dije.

- ¡Aish! ¡Haddock!- Me regañó.

- Perdón, perdón- dije levantando mi mano en forma de inocencia.- Bueno no importa. Segunda cosa importante que debemos hacer: Ir a el Polo y verificar que Jack y Rapunzel estén allí, y si por el contrario no lo están: buscarlos.

- Okey. - Dijo y cerró los ojos.

La miré confundida.

- ¿Qué haces?- pregunté incrédulo.

- Shh, estoy haciendo una nota mental, así que harías bien en dejar de hablar para que me concentre.- Respondió.

Yo reí levemente y me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y me aparté lentamente sonriendo. Ella seguía en la misma posición. Sólo quería molestarla un rato, amo cuando se enoja, es súper gracioso. Me acerco de nuevo, esta vez a su cuello y le doy pequeños besos.

- ¡Hipo! Basta, no es divertido.- Dijo nerviosa y aun con los ojos cerrados.

Tomé su cadera por detrás y la acerqué más a mí para luego susurrarle al oído «Hola», un escalofrío la recorrió.

- ¡Hipo! - dijo ella abriendo los ojos y fulminandome con la mirada.

- ¿Qué?- respondí incrédulo.

- Me estoy tratando de concentrar.- Dijo obvia, y abriendo los ojos.

- Oh vamos, Mer. No juegues.- Dije sonriendo.

- No estoy jugando Hic, necesito reflexionar muchas cosas, y para eso hace falta tranquilidad y silen...- dijo pacífica pero yo la dejé de oír perdiendome nuevamente en sus ojos y miles de pensamientos comenzaron a rondar por mi cabeza.

Mi padre, mi madre, Jack, Rapunzel, Chimuelo, Mérida, Pitch Black, Gothel, Mord'u, Norte, Meme, Hada, Conejo, Elsa, Mérida, Bocón. Todo lo relacionado con ellos estaba en mi cabeza. Pero volví a la realidad al ver como los ojos de Mérida se apartaban y ella se iba hacia otro lugar. Volví a sacudir mi cabeza y me gire a ver a Mérida que estaba sentada en el sillón con los brazos cruzados y una mirada fulminante.

Caminé y me senté a su lado pero ella se alejó.

- Oh, vamos. ¡No te vas a enojar por eso!- Dije serio.

- Sí, sí me enojo por eso. Se ve que no te importa cuando hablo.- Dijo y frunció los labios.

- Perdoname pero de verdad estoy muy perdido en mis pensamientos.- Contesté sonando bastante arrepentido.

- Bueno, tú sigue pensando en tus cosas y yo en las mías. No me molestes y no te molestaré.- Dijo notoriamente enojada. Rodee los ojos y también me crucé de brazos.

- Odio que te enojes por tonterías- dije sin mirarla.

- Pues qué pena porque así soy, y me enojo por tonterías SIEMPRE.

Quedamos en silencio unos segundos sin mirarnos. Solté un bufido, ya no era divertido. Verla enojada ya no tenía gracia, es que se enoja demasiado por cosas absurdas y...

Me interrumpí a mi mismo al escuchar un gemido de parte de Mérida, ella apretó con fuerza los ojos y se llevó una mano al costado de su cabeza. Al principio creí que estaba reflexionando cosas duras pero luego al ver que su dolor no paraba me preocupé y me puse lo suficientemente cerca como para abrazarla por completo.

- Shh, tr-tranquila. - Dije una vez que la tenía entre mis brazos ella temblaba por toda la fuerza que hacía y su expresión se hacía cada vez más dolorosa, su ceño se fruncía más y seguía gimiendo.- Aquí estoy, Mer... No pasará nada.

Ella dejó de luchar y se aflojó en mis brazos, me asusté un poco al ver que no abría los ojos.

- Pss, Me-Mérida... Mer ¿Estás bien?- pregunté pero no obtuve respuesta alguna, desenredé mis brazos y su torso calló sobre mis piernas. Acerqué mi cabeza a su pecho y apoyé la oreja en él... ¡Uff...! Qué susto.

Solté un suspiro de alivio y la acomodé en el sillón. Ya era tarde, el sol se había ocultado y mis padres junto con Bocón salieron a Berk a anunciar la llegada de mi madre, Mérida y yo nos quedamos a cuidar el lugar y los dragones, ya que mamá tenía mucha precaución con ellos. Mérida comenzó a abrir los ojos lentamente. Me fijé que fuesen realmente los suyos y los eran. Ella me miró sin expresión alguna... Sólo me observó, y cuando estaba por romper el silencio ella puso un dedo en mi boca y negó con la cabeza, así que no dije nada, aunque quería preguntarle si estaba bien y disculparme. Pero no quería enojarla más.

Ella se levantó y caminó hasta el lavavajillas, abrió el grifo de agua y se mojó la cara, resfriegó sus manos en su rostro y luego de cerrar el grifo y secarse se acercó a mí con esa misma expresión de nada.

Se sentó a mi lado y miró a ningún punto, sólo se quedó ahí... Mirando la nada.

Acerqué mi rostro a el suyo y le di un beso en los labios. Ella no lo correspondió, ni siquiera cerró los ojos. La primera vez que no lo hacía. Separé nuestros labios y me la quedé mirando, ella no me miró. Levanté su mentón con mi dedo índice.

- Vamos Mer, no tengas miedo a mirarme.- dije suavemente. Ella levantó poco a poco la mirada y por fin me miró a los ojos. Pero estaban tristes, ella estaba preocupada.

- Vamos a dormir. - dijo casi inaudible.

Asentí, nos acomodamos en posición "cucharita", la típica de parejas.

La vaga luz que había se apagó y yo undí mi cara en el cabello de Mérida cerrando los ojos. Sólo quería sentir que era ella quien estaba conmigo.

Lo único que podía rondar por mi cabeza ahora era Mérida.

En eso ella se da vuelta hacia mí. No distingo muy bien su cara, pero sus ojos están algo iluminados por el reflejo de la luna.

- Lo siento.- Murmuró.- Sólo... No me gustó que me vieras así.

Yo asentí. Sabía que a Mérida no le gustaba verse débil frente a las personas. Pero el caso es que ella no es así. Ella es fuerte, no débil.

- Comprendo, está bien.- Dije haciendo una sonrisa de medio lado. Ella acercó su cabeza y me dio un beso en la nariz. Bueno, la perdono esta vez sólo porque no veía nada.

- Te quiero.- Susurró en mi oído. Yo la abracé pagándola a mí. Amaba tenerla cerca, tenerla conmigo. Como yo sí la veía le pude dar un beso en los labios, esta vez sí correspondió, y luego se abrazó a mí.

- No dejaré que nada malo te pase, lo prometo, mi vida.- Dije. Podría jurar que sonrió con satisfacción.

- No sé que haría sin ti, Hic. - Dijo- Eres... Increíble. Te amo, no lo olvides.

- Te prometo que no lo olvidaré jamás.- Dije cerrando mis ojos.

- No, ahí es cuando dices «Y yo a ti»- susurró, yo reí.

- No, estaría mintiendo. Pues yo te amo más.- Dije ella besó mi cuello para no tener que moverse mucho y arruinar el momento, pero yo sí lo hice.- Oye no dormiré con la armadura puesta.

Ella se despegó de mí y se levantó del sillón, prendió la vela nuevamente. Yo me senté en el sillón. Ella me miró incrédula esperando.

- ¿Qué esperas chico dragón?- Preguntó impaciente.

- Qué ¿No me vas a ayudar?- pregunté inocente.

  No voy a poner lo q pasó porque me da cringe lo que escribí así que en resumen sí, pasó lo que esperan chau

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