Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Las populares.


Capítulo 1 – Las populares.

Era un día como otro cualquiera en McGraull School, el mismo bullicio de siempre, los cafres corriendo por los pasillos, los cerebritos discutiendo sobre el teorema de pitágoras, las populares riendo escandalosamente hablando sobre chicos, y los profesores en su sala preparando sus clases.

Por supuesto yo no pertenecía a ninguno de esos grupos, era del grupo de los frikis, tenía un don nato para la tecnología, y sabía piratear cualquier aparato electrónico, no era malo en los estudios, pero no era eso lo que me hacía famoso entre mis amigos, si no los videojuegos, y los trucos que hacía para ganarlos todos. Era un crack en ello, esa era la realidad.

Pete y Jacke eran mis mejores amigos, solíamos movernos los tres por el instituto, sentarnos juntos en el comedor, y pasar del resto. Éramos de los que nos sentábamos al final, para hablar de nuestras cosas, y echar cuenta lo menos posible al profesor.

- Miradla – comenzó Jacke, que no se cansaba de mirar a Charlote Miller una de las cinco divas, perteneciente al grupo de las populares, por supuesto – hoy viene con su top rosa – babeaba, como de costumbre, daba asco con solo mirarlo. Volví a prestar atención a mi móvil, pues estaba a punto de pasarme el nivel del Fornite.

- ¡No me lo puedo creer! – comenzó Pete, mirando hacia la puerta - ¡Es Christine Gleen! ¿Cuándo ha vuelto del internado? – preguntó hacia mí, pausé el juego y miré hacia él, encogiéndome de hombros, sin tan siquiera mirar hacia las chicas.

No tenía tiempo para esas nimiedades, había muchas cosas más importantes que las chicas, como aprender a vivir solo porque tu madre viaja tanto por trabajo que apenas tiene tiempo para ti. Ese era mi pan de cada día.

Mi madre era enfermera de naciones unidas, por lo que siempre estaba en algún país en vías de desarrollo, haciendo su trabajo. No era algo que me preocupase en exceso, desde muy pequeño aprendí a valerme por mí mismo, y en aquel momento no era un problema en lo absoluto. A pesar de tener dieciocho años, era como uno de veinticinco, podía hacerme hasta la colada.

- Cris – llamó Charlote, en cuanto la vio aparecer - ¿Cómo te ha ido en el internado para pijos? – preguntó – he escuchado que tu madre ha vuelto a encontrar algo que hacer con su tiempo libre.

- No me lo recuerdes - se quejó, apoyando su mochila en el suelo – Steve y su odioso hijo vendrán a vivir con nosotros la semana que viene – se quejaba, molesta, mientras el profesor abría el aula, y todos entrábamos a mansalva.

Me senté justo donde siempre, al final del todo, junto a Pete y Jacke, guardando el teléfono, sacando mis libros de la mochila, para luego prestar atención a la profesora. Aquel día tenía que estar atento, no me podía permitir el lujo de volver a suspender un examen de literatura. Si quería ir a la universidad, no me quedaba más que prestar atención en las clases del profesor Cheester.

Charlote estaba cuatro filas por delante a la nuestra, masticando un chicle de forma exagerada, mientras le hablaba a su amiga de su nuevo fichaje Paul West, el nuevo alumno de intercambio. Ella rió, divertida, y yo negué con la cabeza, sin echarles demasiada cuenta.

La clase fue un gran muermo, nos tocó hablar de Shakespeare y su obra Romeo y Julieta, ¡Por Dios! Iba a morirme de aburrimiento.

La clase terminó, luego tuvimos física y química, fue la clase más incómoda de la historia, me tocó compartir pupitre con Charlote, lo que fue horroroso, pues no dejaba de mirarme como si yo fuese subnormal.

En geología las cosas fueron mejor, y en matemáticas dejé de prestar atención en los números primos y me puse a jugar con el móvil un rato, ya había estudiado todo eso el año anterior, en la academia de verano, era algo que me sabía al dedillo.

En la hora del almuerzo nos sentamos en una de las mesas al aire libre, en el césped, disfrutando de nuestros arroces tres delicias y el pollo con pasas, estaba delicioso, no había comido nada igual en toda mi vida.

Tenía la mochila en el suelo, justo como siempre, y miraba despreocupado a Clark Donovan, que no dejaba de ligar, descaradamente con Christine Gleen, en una de las mesas cercanas. Esa chica siempre brillaba con luz propia, pertenecía al grupo de animadoras de los Black Bears, el famoso equipo de fútbol de nuestro instituto. En aquel momento su color de pelo era rubio, pero se le veían las raíces castañas debajo, y las puntas coloreadas de violeta.

- Le queda genial ese color de pelo – comenzó Pete, haciéndome salir de mis pensamientos – le queda incluso mejor que el natural – negué con la cabeza, volviendo la vista hacia Isy Scott, esa chica morena con la que había hablado alguna vez, sentada junto a los cerebritos, era una de ellos.

La profesora Adams había vuelto a faltar. No entendía por qué no traían una sustituta, en vez de tenernos sin educación física. Por supuesto nos dejaron en clase, mientras un profesor de guardia nos vigilaba a ratos, ya que el profesor de biología también había faltado, y tenía revueltos a los alumnos del último curso.

Me puse a repasar la tarea del próximo día sobre la relación de los capuleto y la otra familia, era todo un rollo, mientras las populares se largaban a estudiar a la biblioteca, justo después de pedir permiso al profesor Roggers, excepto ella, que se sentó en la última fila, un par de sillas después de la mía. La miré, sin comprender por qué no se iba con los suyos, observando como sacaba sus apuntes de matemáticas, y se ponía con ello.

- Ps, Gleen – la llamó Donovan, intentando que ella le prestase atención – deja de hacerte la estrecha y ven a esa cita – insistía, mientras ella le sacaba el dedo y seguía prestando atención a su tarea.

Él no volvió a molestarla, y minutos después se marchó junto al resto de sus colegas, a la biblioteca, mientras los demás seguíamos absortos en nuestras cosas. Excepto yo, que seguía observándola, sin comprender por qué ella prefería ponerse a hacer deberes en vez de irse a hacer el tonto con sus amigas.

Ella era delgada, no demasiado alta, tenía el cabello castaño, aunque siempre lo tenía coloreado de algún color, en aquel momento era el rubio y el violeta, de piel clara y ojos verdes. Siempre vestía a la moda, pero era muy sencilla haciéndolo. Tenía la manía de no repetir más de una vez con el mismo tío, y tenía mala fama entre los chicos, era una borde y una guarra, eso decían todos.

Levantó la cabeza, frustrada, emborronando el papel, percatándose de que la observaba.

- ¿Qué miras, cara culo? – espetó, haciéndome sonreír - ¿te hace gracia? – insistió, haciendo que ella se levantase, justo cuando el profesor sustituto llegaba a la clase, sentándose junto a mí, agarrando el discurso en el que trabajando y leyéndolo en voz alta – "Los capuletos son unos egocéntricos y unos egoístas, deberían de ..." ¿No te has leído la obra no? – preguntó, haciendo una bola con mi papel, para luego tirarlo a la papelera, haciendo canasta – lee un poco más antes de hacer birrias como estas – concluyó, para luego volver a su lugar, divertida.

- La chica mala y rebelde dando ejemplos a alguien cómo yo – le dije, haciendo que ella me sacase el dedo, molestándome incluso más.

- Déjalo estar – pidió Pete, en cuanto vio que iba a levantarme para ir hacia ella. Pero le ignoré, me puse en pie, justo cuando el profesor se marchaba de la clase, y agarré el folio en el que trabajaba, haciendo que ella me mirase con cara de malas pulgas.

- ¿Tan torpe eres que no sabes relacionar los números primos? – pregunté, divertido, mientras ella se levantaba, me quitaba el papel, y me empujaba.

- ¡Capullo! – espetó – métete en tus asuntos.

- Podría ser tu tutor si no fueses tan orgullosa – le dije, casi sin pensar, haciendo que ella volviese a sacarme el dedo, volviendo a sentarse – pero eres tan egocéntrica que ni siquiera mereces mi ayuda – ella volvió a mirarme, cabreada, levantándose de golpe, rompiéndome la nariz, sin más.

Él profesor nos separó, y la mandó a ella al despacho de dirección, mientras a mí directo a la enfermería. ¿Esto era en serio? ¿Acababa de ser tumbado por una tía? Me parecía de lo más irreal.

- ¿Por qué le has zurrado? – preguntaba Charlotte en la salida, mientras yo la miraba con cara de pocos amigos, con el trozo de algodón aún atorado en la nariz – no es típico de ti.

- ¡Es un imbécil! – espetó, para luego marcharse sin más, sin darle tan siquiera una explicación a su mejor amiga.

No tener a nadie que te espere en casa, es algo bueno, pues no tienes que preocupar a nadie cuando llegas lleno de sangre seca en tu camiseta a casa.

Me aseé, cené algo, y empecé aquella estúpida redacción, ayudándome con los resúmenes de internet, era más que obvio que no iba a leer aquella mierda.

Los gritos de los vecinos retumbaron en todo el vecindario, haciendo que me asomase por la ventana de mi habitación y me percatase de algo en lo que no había caído en toda mi vida. ¡Joder! ¡Llevaba toda mi vida viviendo allí, y nunca me percaté de que Christine Gleen vivía justo en frente! Salió de la casa, dando un fuerte portazo, marchándose sin más, mientras su madre salía a la calle, y gritaba para que se detuviese.

- ¡Christine! – la llamaba, mientras ella hacía caso omiso y seguía alejándose más y más – ¡Christine! ¡Vuelve a casa ahora mismo!

¿Qué cojones había pasado? Los vecinos de aquella era urbanización solían ser muy respetuosos, no había broncas ni nada, excepto aquel día, por supuesto.

Me encogí de hombros, apagué el flexo de mi habitación, y me marché a dormir, sabía que al día siguiente sería un gran día.


Pues aqui el primer capítulo de esta historia. ¿Qué os ha parecido?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro