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BECKY
—Déjame ver si entendí bien.— Dijo Heng— ¿Terminaste asistiendo a una clase de preparación para el parto junto a la chica con la cual te acuestas regularmente y quien, por cierto, está embarazada?
Analicé rápidamente en mi cabeza lo que acababa de decir y terminé asintiendo. Mi compañero de trabajo acababa de resumir a la perfección la situación. La verdad es que no sé muy bien por qué decidí quedarme en la clase con Freen, pero antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo, ambas estábamos sentadas en el suelo como una pareja más en aquel círculo. Freen estaba sentada entre mis piernas de espaldas a mí repitiendo los ejercicios de respiración que la instructora hacía.
—Sí, eso es exactamente lo que pasó.
El abrió los ojos y juntó aire en sus mejillas como diciéndome 'no sé en qué te has metido'. La verdad es que yo tampoco estaba segura.
—No entiendo.— Habló después de unos segundos— Esta chica...
—Freen.— Lo interrumpí.
—Freen.— Repitió— ¿Quieres que sea tu novia o algo así?
—Solo somos amigas.— Dije.
Eso fue exactamente lo que Freen le explicó a Aurora cuando nos felicitó por ser una pareja con muy buena sincronía al finalizar la clase de Lamaze.
—¿Cuál es el concepto de amistad que tienes tú? .— Preguntó viéndome con el ceño fruncido.
Apoyé mis brazos contra el volante de la ambulancia y dejé caer mi cabeza sobre ellos. Escuché la risa de Heng después de unos cuantos segundos de silencio durante los cuales sólo se podía oír el ajetreo de la ciudad. Levanté mi cabeza y lo miré confundida.
—¿Qué es tan gracioso?
—¡Lo obvio!.— Exclamó sin dejar de reír— Te gusta.
—Claro que me gusta, de lo contrario no estaría viéndola.— Dije.
—No, no.
Heng negó sin borrar aquella burlona sonrisa de su cara, la cual ya comenzaba a molestarme.
—Hablo de que realmente te gusta. Sientes algo por ella.— Me señaló de forma acusadora.
—Qué cosas dices.— Me reí de la tontería que acababa de decir.
Pero ¿Era realmente una tontería?. Tenía que serlo. No sentía nada por Freen, ¿O sí?. No, no, no, no, claro que no. Por supuesto que no. Pero...¿Por qué no estoy tan segura?
—¡Ahí está! .— Heng exclamó dando un aplauso que me hizo sobresaltar.
—¡Jesús! .— Me quejé— ¿Qué?
—La duda amiga, no tiene caso que lo niegues.— Se encogió de hombros— Lo he visto en tus ojos.
La radio de la ambulancia empezó a hacer ruido y luego de eso escuchamos la voz de la operadora quien rápidamente comenzó a darnos instrucciones acerca del llamado. Heng tomó la radio y respondió mientras yo ponía la ambulancia en marcha. No importa cuánto haya intentado concentrarme en el trabajo, pensar en otra cosa, nada sirvió.
Estuve el resto de mi turno cuestionándome si realmente sentía algo por Freen. No obtuve una respuesta concreta, pero creo que eso se debió a que traté de convencerme de que Heng estaba equivocado respecto a su sugerencia.
El sudor cubría mi rostro y gran parte de mi torso mientras me movía con rapidez sobre la cinta de correr que tenía en el piso. Bonbon estaba echado junto a la máquina mientras esperaba pacientemente a que yo terminara mi rutina de ejercicios. Cuando el cronómetro anunció el cumplimiento del tiempo propuesto, apreté el botón y detuve la cinta respirando agitadamente.
Sequé mi sudor con una toalla y tomé un poco de agua tratando de recuperarme. La música que escuchaba a través de mi móvil con ayuda de mis audífonos se detuvo debido a una llamada entrante. Busqué mi teléfono y me di cuenta de que se trataba de la misma persona que no había abandonado mi cabeza en todo el día. Dudé antes de contestar, pero de todos modos atendí.
—¿Freenky?
No escuché más que su respiración a través de la línea seguido de un sollozo.
—¿Freenky, estás bien? .— Me alarmé de inmediato.
—Becky...— Dijo con voz temblorosa— Necesito ayuda.
—Escúchame, estaré allí en cinco minutos. No te muevas.
—Bien.— Murmuró por lo bajo.
Terminé la llamada y con rapidez busqué las llaves de mi auto. No tenía idea de qué estaba mal, pero a juzgar por su voz supe que realmente me necesitaba. Conduje con bastante imprudencia tratando de llegar a ella lo más pronto posible y cuando por fin estuve en su edificio corrí hasta su piso. Abrió la puerta con los ojos llorosos y una mueca de dolor en su rostro.
—¿Qué ocurre? .— Pregunté entrando en el apartamento.
—No lo sé, estoy sintiendo calambres. Traté de ignorarlos, pero no sé detienen.— Me explicó.
—Está bien, de acuerdo.— Dije con calma— No te asustes, de seguro todo está bien, pero de todos modos iremos al hospital para que te revisen ¿De acuerdo? .— Ella solo asintió— Hey, mírame.— Ella lo hizo— Todo estará bien, estoy aquí contigo.
Estaba asustada, lo noté en sus ojos. Así que tomé su mano y las llaves del piso antes de salir. Veinte minutos después estaba dando vueltas en una sala de espera mientras Freen era revisada por un médico. Esperaba haber estado en lo cierto cuando le dije que todo estaría bien. Estaba a punto de comenzar a comer mis propias uñas cuando la vi aparecer en compañía de un médico. Me acerqué de inmediato.
—¿Está todo bien? .— Pregunté.
—Sí, todo está en orden.— Respondió el hombre de impecable bata blanca— Lo que Freen estaba sintiendo eran contracciones denominadas Braxton hicks. Son normales desde el segundo trimestre del embarazo.— Explicó.
Suspiré aliviada observando a Freen con una sonrisa.
—Gracias.— Dijo.
—No hay problema. Ahora necesitas descansar y, no lo olvides, cualquier cosa sabes dónde encontrarme.— El médico le sonrió antes de mirarme una vez más— Has hecho muy bien en traerla al hospital, serás una madre excelente.— Golpeó mi hombro un par de veces antes de darse la vuelta e irse.
Pasé una mano por mi cuello un tanto incómoda con las palabras del doctor y le sonreí a Freen una vez más. Ella también parecía incómoda así que sin decir nada al respecto la llevé de regreso a su piso.
—¿Estará bien? .— Pregunté mientras me sentaba junto a ella en el sofá de su sala.
Asintió.
—Sí, muchas gracias.— Murmuró— Estaba muy asustada, no quería moverme de aquí por mi cuenta ni mucho menos sola.
—Está bien, no es problema.— Me encogí de hombros— Me alegra que todo esté bien.— Dije— Debería irme, es tarde...
—¿Te importaría quedarte? .— Pidió de pronto— ¿Al menos hasta que me duerma?
Pensé en mis opciones mientras la miraba a los ojos. Los mismos ojos brillantes que hace rato atrás me observaban completamente asustados. Pude excusarme, pude decir que no, pero no lo hice. En su lugar, asentí y la abracé durante largos minutos mientras permanecíamos sentadas en aquel sofá.
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—¡Así se hace Trent! .— Engfa exclamó ahuecando las manos alrededor de su boca.
Trent sonrió un tanto avergonzado desde la cancha de fútbol, pero aun así agitó su mano en nuestra dirección.
—Se está volviendo realmente bueno.— Comenté observando al niño jugar.
—Sí, le gusta muchísimo. Ya ha dicho unas cuantas veces lo mucho que le gustaría ser jugador profesional.
—¿Quién sabe? Quizás estás criando al próximo Messi.— Bromeé.
Mi amiga me vio frunciendo el ceño.
—¿Quién? .— Preguntó y yo la vi con indignación.
¿En serio acababa de preguntarme de quién estaba hablando? Dios, esta mujer necesita conocer a más celebridades además de Beyoncé.
—¿Lionel Messi? .— Siguió viéndome sin entender— ¿El mejor jugador de todos los tiempos?
Estaba a punto de estallar sin poder creerlo cuando Engfa se echó a reír.
—Sé quién es. Solo estaba jugando.— Dijo entre risas— Trent no deja de hablar de ese sujeto ni tampoco de ese tal Cristiano Ronaldo.
—Bien, al menos tú hijo tiene a los mejores referentes del fútbol como ejemplo.
Justo en ese momento, Trent anotó un gol que le dio aún más ventaja a su equipo, el cual ahora ganaba por 3 goles a 0. Engfa volvió a saltar y chillar como loca sin dejar de presumir que su hijo era el número 7. Yo solo aplaudí a su lado mientras reía de su actitud. Cuando el partido terminó llevamos a Trent por un helado al parque.
—¿Cómo van las cosas con Freen? .— Engfa preguntó mientras caminábamos tras su hijo y mi mascota quienes corrían por el parque delante de nosotras como si la vida dependiera de ello.
—Bien.— Respondí.
—¿Solo bien? .— Me vio alzando una de sus cejas— Vamos, de seguro tienes mucho más para decir.
—¿Qué quieres que te diga exactamente?
—Pues no lo sé.— Se encogió de hombros— Cualquier cosa. Charlotte me ha dicho que ustedes pasan demasiado tiempo juntas.— Comentó.
En ese momento me pregunté qué tanto le hablaría Freen a Charlotte sobre nosotras. Sabía lo insistente que podía llegar a ser mi amiga así que supuse que ya estaba al tanto de absolutamente todo lo que pasaba entre Freen y yo.
—Podrá parecer increíble, pero estamos juntas hasta cuando no lo planeamos.— Admití.
—¿Te refieres a cuando la acompañaste a la clase? .— Preguntó mirándome de reojo conteniendo una sonrisa.
—Por supuesto que ya sabes sobre eso.— Rodé los ojos.
Engfa se echó a reír como si acabara de contarle el chiste más gracioso del mundo. La miré con el ceño fruncido preguntándome qué demonios le parecía tan gracioso.
—Lo siento.— Se disculpó sin dejar de reír— Pero me es muy difícil imaginarte en una clase de preparación para el parto.
—No fue tan terrible.— Me encogí de hombros— Creo que lo hice bastante bien.
—Sí.— Mi mejor amiga asintió— Freen está de acuerdo con eso.
¿Freen creía que lo había hecho bien? Quise sonreír. Esperen, ¿Por qué de pronto eso era tan importante para mí?. Pensé en lo que Heng me había dicho hace unos días y lo maldije mentalmente.
—La pregunta es ¿Por qué te quedaste?
—No lo sé.— Confesé— Supongo que no me gustó darme cuenta de que Freen estaría en aquella clase por su cuenta junto a todas aquellas parejas.
—O quizás ¿Querías quedarte? .— Preguntó.
—¿Por qué querría hacerlo? .— La vi confundida.
—Por la misma razón por la que has corrido a ayudarla en cuanto te llamó hace unos días.— Observé a Engfa incrédula y ella asintió— Sí, también sé acerca de eso.— Dijo— Freen te importa más de lo que quieres admitir, amiga.
Desvié mi mirada hacia Trent quien estaba alimentando a Bonbon con lo poco que le quedaba de su helado. No quise seguir mirando a Engfa porque sabía que si lo hacía terminaría por admitir que tenía razón al igual que Heng.
—¿Sigues creyendo que sería buena idea que me alejara de ella?
Engfa se mantuvo en silencio durante algunos segundos antes de responder a mi pregunta.
—¿Crees tú que es una buena idea? .— Gruñí con molestia.
—Odio cuando las personas responden a una pregunta con otra.— Me quejé.
—Becky.— Dijo viéndome totalmente seria.
Suspiré.
—Sí, creo que es lo que debería hacer.— Contesté.
—Entonces hazlo antes de que sea demasiado tarde.— Me aconsejó— Ahora vamos a casa. Charlotte ha de estar esperando para felicitar a Trent y para regañarme por haberle dado azúcar antes de la cena.— Hizo una mueca de temor que me hizo reír.
Afortunadamente, cuando llegamos a su casa Charlotte estuvo mucho más interesada en lo que había sucedido en el partido de fútbol de su hijo que en interrogarme a mí respecto a Freen. Y lo agradecí.
—Becky cree que Trent puede ser el próximo Lionel Messi.— Engfa comentó con gracia.
Charlotte rio, pero luego frunció el ceño y se giró a vernos.
—¿Quién es Lionel Messi? .— Preguntó.
La miré esperando a que estuviese bromeando conmigo tal y cómo su esposa lo había hecho esa misma tarde, pero mientras más me demoraba en contestar a su pregunta, más se acentuaba su ceño fruncido.
—Ella no está bromeando Bec.— Engfa murmuró.
—¡Oh por favor!
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