Domingo.

Lee Minho.

Minho se frotaba las sienes con fuerza, tratando de evitar que el dolor de cabeza que perforaba su cerebro llegara más lejos. Ya había tenido un día agotador en el trabajo, y volver a casa con su niñera gritándole en la cara sobre... Algo, que realmente él no entendía. Heijin y Heihyun se pararon detrás de Minho, cada uno abrazado a una de las piernas de su padre mientras miraban a la mujer que estaba causando estragos en su sala de estar.

Dado que su voz se elevó muy por encima de lo que Minho podía competir, le tomó un poco de tiempo comprender la situación que su niñera tan paciente le estaba explicando. Lo que parecía haber sucedido es que ella había estado tratando de hacer que Heijin se comiera sus zanahorias a la hora del almuerzo, pero el niño había optado por arrojarle a la mujer la verdura naranja mientras la llamaba "mala, fea y mandona."

Ahora, hubo algunas cosas mal en este argumento.

En primer lugar, Minho había especificado críticamente que la niñera no debería alimentar a sus niños con zanahorias. Heijin realmente odiaba la verdura por alguna razón, y nunca la tocaría, y mucho menos la consumiría. Lo que Heijin tampoco haría nunca es tener una rabieta de naturaleza algo violenta. Siempre se iba a su habitación y se ponía de mal humor, no iniciaba una pelea de comida. Y, por último, Heihyun estuvo allí en toda la escena, y Minho podía confiar en que su hijo mayor le diera una descripción detallada e imparcial de lo que realmente sucedió.

Así que sí, esta niñera estaba mintiendo descaradamente.

De hecho, Minho estaba a punto de decirle todo lo anterior, pero no tuvo tiempo de hacerlo cuando la mujer anunció algo que hizo que el corazón del moreno se detuviera.

"¡Esto es! ¡Renuncio, ya no quiero tener nada que ver con tus estúpidos hijos!" La mujer se colgó el bolso al hombro y salió volando de la sala, gruñendo a Heijin y Heihyun al salir. A Minho le tomó unos buenos 4 segundos recuperarse del estado de shock y apresurarse tras ella.

"¡Espera, no puedes renunciar! ¡No tengo a nadie más!" La mujer sonrió con falsa simpatía, sin tratar de ocultar su sarcasmo.

"Bueno, ese no es mi problema. Oh, y, ya lo hice." Con eso, la puerta principal de Minho se cerró de golpe en su cara. Su propia puerta, cerrada. El moreno comenzó a masajearse las sienes de nuevo, distrayéndose con los ojos en la puerta. ¿Qué voy a hacer ahora? Un pequeño ruido vino detrás de él, y Minho se giró para ver a Heijin parado con Heihyun a su lado, la mirada del más joven fija en el suelo. Parecía como si quisiera romper a llorar y agarraba la mano de su hermano en busca de apoyo.

"Lo siento, papá. No quise hacerla enojar..." Minho negó con la cabeza y se arrodilló frente a Heijin, quien no levantó la cabeza por vergüenza.

"Está bien, bebé, no estoy enojado" Minho habló suavemente, dándole a su hijo un pequeño alboroto. Se acercó más para susurrar: "Ella era un poco malvada, ¿no es así?" Heijin soltó una risita de alegría, e incluso Heihyun esbozó una sonrisa ante la actitud juguetona y perdonadora de su padre.

Después de eso, la noche continuó con normalidad. Minho cocinó a sus hijos su comida tan esperada, asegurándose de que fuera exactamente lo que les gustaba a cada uno de ellos para que no hubiera complicaciones como a la hora del almuerzo. Heijin y Heihyun estaban más interesados ​​en cómo fue el día de su padre en lugar de contarle sobre el suyo, una noción que le decía a Minho que no disfrutaban de su tiempo con la niñera. O mejor dicho, ex-niñera.

El tiempo después de la cena pasó en un instante, y antes de que se diera cuenta, Minho estaba metiendo a sus hijos en la cama y dándoles un beso de buenas noches. A pesar de que los eventos de esa noche fueron pacíficos, la mente de Minho era todo lo contrario. Su dolor de cabeza había empeorado mucho, pero ahora tenía que buscar otra niñera en Internet. Una tarea que resultó ser tan difícil como Minho había anticipado.

Por un lado, todos los disponibles parecían ser mujeres. No quería sonar grosero, pero después de la exagerada salida del anterior, Minho realmente no tenía ganas de contratar a otra Karen de mediana edad. Pensó que un hombre sería mejor para Heihyun y Heijin también, ya que podrían relacionarse más y llegar a algún lugar con la educación en el hogar. Desde su divorcio, Minho todavía no había podido reunir suficiente dinero para enviar a sus hijos a la escuela, por lo que tuvo que decidirse por la educación en el hogar. Sin embargo, no todas las niñeras estaban a la altura de ese desafío, y es comprensible, por supuesto.

Alrededor de las 21:35, la cabeza de Minho golpeó el escritorio. El moreno en el fondo sintió ganas de llorar. Si no podía conseguir una niñera, podría tener que renunciar a su trabajo, pero entonces no podría mantenerse a sí mismo ni a sus hijos en absoluto. Estaba siendo dramático, sí, pero en el momento se sintió como una situación de impotencia.

Sin querer admitir la derrota todavía, Minho recurrió a su última y única opción. Deslizando su teléfono hacia arriba de la mesa, fue y se acostó en su cama, desplazándose por sus contactos hasta que encontró el que necesitaba. Con un suspiro de desánimo, marcó el número y presionó el teléfono contra su oído.

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Llamando a Christopher...

Christopher:

Heyyy Minho,  ¿todo bien?

Linho:

Hola Chan. Un poco, supongo... Quizás no realmente.

Christopher:

¿Oh? Háblame Min. ¿Qué te está deprimiendo?

Linho:

La niñera renunció, ¿No conoces a alguien que necesite un trabajo? Preferiblemente un chico.

Christopher:

¿Por qué un chico? ¿Cansado de las mujeres?

Linho:

No sé porqué pensé en ellas, para comenzar, siendo honesto.

Christopher:

Hmm, bueno... ¡Oh!

Hay un chico que trabaja, abajo en la farmacia.

Linho:

¿Por qué estaría buscando un trabajo?

Christopher:

No me refiero a él específicamente, pero tiene un amigo, en necesidad de un trabajo. Le daré una llamada y te avisaré, ¿ok?

Linho:

Sí, muchas gracias

Chan, has salvado mi culo.

Christopher:

No hay problema, Min.

Linho:

Sí, gracias de nuevo aunque, nos vemos el martes, tendré que quedarme en casa mañana por si acaso.

Christopher:

Bueno, Min, descansa bien.

¡Nos vemos el martes, adiós!

Linho:

Adiós, Chan, asegúrate de descansar también.

Llamada finalizada: 21:46

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Minho decidió dejar su situación en manos de Chan, bastante seguro de que su amigo podría conseguirle una niñera que no actuaría como un idiota autorizado. Apagando su computadora, el castaño se preparó para ir a la cama, tirándose bajo las sábanas y tratando de no preocuparse demasiado por las cosas. Si el destino hizo que esa mujer se fuera, entonces el destino traerá a Minho a otra persona para que cuide de sus hijos.

Lo que Minho no sabía, ni Jisung para el caso, era que el destino tenía mucho más reservado para ellos dos de lo que jamás hubieran imaginado.