Capítulo Uno: Rowen
Para cuando Jinseo sintió la suave voz artificial de Wootteo despertándolo, eran cerca de las cinco de la mañana. El sol aun no asomaba del todo y las dos lunas todavía podían ser vistas. El cielo tenía tonalidades rojas y aún se podían ver algunas estrellas.
—Tu primera comida está preparada. El General Jung llegará dentro de sesenta y cinco minutos. Incluí algunos alimentos terranos especialmente para él.
Jinseo miró a su unidad de I.A. El no disfrutaba mucho de la comida terrana. Demasiado pesada para su gusto. Prefería la comida solariana, pero estaba bien. Su invitado seguramente lo disfrutaría.
Entró al cuarto de aseo y se miró en la pantalla antes de leer la rutina de cuidados del día. Al menos su rostro se veía descansado, aun cuando sentía que no había dormido del todo bien. Seguía teniendo una sensación molesta. Tal vez debería ir con el médico de salud mental. Él podría hacerle algún tipo de terapia rápida que le devolviera su estabilidad emocional.
Estando aseado y vestido con su uniforme, se sentó a la mesa, mientras Wootteo le leía su agenda para el día.
—Luego de la visita del general Jung tienes sesión de ejercicios y luego tienes que impartir clases. Después de eso, puedes comer tu segunda comida. El resto del día está sin actividades. ¿Necesitas que agregue algo más?
—Toma una reserva con el doctor Kroll. Creo que necesito una reprogramación. El resto, esperaré lo que el general Jung tenga que decir.
—Hecho, estoy trabajando en tu reserva.
—El General Jung ha llegado—. El anuncio en la puerta de la llegada de su superior hizo a Jinseo ponerse de pie de inmediato. Cuando el hombre entró a su sala, extendió su brazo para saludar.
—Debes estar ansioso esperando esta misión capitán. Sólo traigo buenas noticias—. esas palabras fueron muy reconfortantes para Jinseo.
—Me alegro saber. Por favor General, tome asiento. Wootteo ha preparado una primera comida especialmente para usted.
El General Jung miró la mesa y sonrió. Algo poco habitual en los solarianos. Pero después de todo él no era un solariano común—. Gracias Capitán, se aprecia la consideración.
El General Jung, en realidad, era hijo de una mujer solariana, pero su padre...su padre era terrano o del planeta azul, como solían denominar a la Tierra, uno de sus planetas gemelo. Casi al final de la1 Guerra de Corea, Solaris había tomado la decisión de intervenir con ayuda médica en el campo de batalla, cuestión que ayudó a salvar muchas vidas.
Naturalmente, nadie supo de esta ayuda. Fue allí donde sus padres se conocieron. Ella enfermera de Solaris, él un joven soldado, Jung Hyunbin. A pesar de ser tan diferentes, la joven solariana dejó que sus sentimientos fluyeran y terminaron enamorados. Un mes después, se firmaba el armisticio y Hyunbin se fue a Solaris, ya que en la tierra había perdido a toda su familia. Sin embargo, hacía tres años habían decidido volver a la tierra.
En Solaris, no se usaban los apellidos, por lo que cuando tuvieron su hijo, decidieron llamarlo Jung. Así, el General fue criado de una manera diferente. Con mucha influencia terrena, por lo que era un poco más abierto a mostrar sus emociones y disfrutaba de la comida y otros aspectos del planeta.
—¿Entonces, cuando comienza la nueva exploración?
—En dos días. Enviaremos cuatro naves. Son astronautas con poca experiencia, por lo que los enviaremos en pares. La lista que nos diste fue muy útil.
—Son los mejores novatos, se lo aseguro. ¿No irán muy lejos?
—No. Los enviaremos al sistema cinco. Sólo tú irás al sistema cuatro. Necesitamos explorar esos minerales. Podrían ser una excelente fuente de energía.
Jinseo lo sabía. Varios planetas confederados necesitaban urgentemente nuevas fuentes de energía, para sostener sus avanzadas tecnologías. El sistema cinco todavía conservaba algunas, pero el cuatro era el que debían ir a explorar. Y esa sería su misión.
Mientras el general Jung comía entusiasmado su comida terrana, miraba a Jinseo. Era su mejor astronauta, por supuesto. Inteligente, estratégico y sobre todo con una sangre fría a prueba de todo. Varias veces había estado en peligro al llegar a planetas cuya naturaleza era rica, pero hostil, con climas insoportables, tormentas de arena u olas de más de cinco metros. Siempre había encontrado la forma de superarlos y marcar los lugares donde luego, los exploradores llegaban a extraer lo necesario. Pero ahora notaba una extraña incomodidad en él. Sabía que
Jinseo podía esconder casi cualquier emoción, por lo que era aún más extraño verlo así.
—¿Hay algo que te esté preocupando Capitán?, ¿tienes dudas con la misión? Percibo una inquietud inusual en ti.
Jinseo dejó de comer su concentrado proteico y miró a su General. Para los solarianos, mentir no era una alternativa, sin embargo, no quería hablar acerca de "sensaciones" con él, por mucho que fuera de mente mucho más abierta dado su origen, respecto a las emociones. Iría a su reprogramación y estaría bien.
—Estoy un poco ansioso por partir. He esperado mucho tiempo. Pero iré con el doctor Kroll hoy para una reprogramación.
Jung no dijo nada. Sólo siguió observando a su astronauta. Sólo era un par de años mayor que su hijo, por lo que lo consideraba especialmente. Además, la influencia de su padre terrano, le había hecho desarrollar sus emociones mucho más que a cualquier solariano. Tenía un concepto de familia mucho más cercano al de la tierra que el de Solaris, por lo que consideraba a la gente bajo su mando como parte de ella.
Una reprogramación era normal, pero era una de las cosas que su padre siempre había odiado de Solaris. No podía entender el que sus habitantes quisieran "apagar" sus emociones y sentimientos.
—Está bien. En cincuenta horas estarás orbitando el espacio otra vez— miró su pantalla portátil y sonrió—. Ahora debo irme. Mi hijo está llamando. Te veré en cincuenta horas Capitán Jinseo.
Jinseo se levantó y lo acompañó a la salida. Cuando quedó solo, resopló. Algo de esta misión seguía sintiéndose extraña.
Unas horas más tarde, había terminado con sus actividades. Luego de la rutina de ejercicios con su entrenador, había llegado a la Academia Espacial, para dar sus dos clases. Ahora caminaba por las amplias calles de Rowen. La ciudad ya bullía con todos sus habitantes haciendo su rutina diaria. La temperatura era agradable y la amplia vegetación que rodeaba a los modernos edificios, le daba una frescura agradable.
Jinseo no podía entender cómo era que los padres y el hijo del General Jung, prefirieran vivir en el planeta azul. La tierra, como la llamaban sus habitantes. Un planeta dividido, con altos niveles de contaminación. Con sus habitantes intentando destruir su propio medio ambiente. Eran tan poco avanzados aún. El jamás cambiaría Rowen. Era ordenada, limpia. Solaris casi no tenía crímenes. Era un lugar perfecto.
Llegó hasta la consulta del doctor Kroll, listo para su reprogramación. Estaba convencido que con el procedimiento todas esas extrañas emociones se irían.
—Jinseo. No esperaba una visita tuya sino hasta unos meses más.
¿Sucedió algo inusual? —Jinseo sabía que podía ser sincero con el doctor Kroll. Todo era confidencial. Y lo conocía bien.
—He tenido algo de ansiedad y no sé cómo explicarlo, pero tengo una extraña sensación. Es mental lo sé, cómo si algo fuera a suceder, pero que también me afecta físicamente. Por eso necesito la reprogramación ahora. En cincuenta horas estaré afuera.
—Jinseo...te he tratado desde que eras un niño y tus padres te trajeron a la primera sesión. Te conozco muy bien y tengo la suficiente confianza para decirte esto: no tienes nada. Es normal sentir un grado de ansiedad o angustia. La finalidad de la reprogramación no es eliminar las emociones, sino que controlarlas, pero, aun así, todavía podemos sentirlas y vivirlas. No necesitas una reprogramación. Necesitas soltarte un poco de tu disciplinada vida y...con todo respeto lo digo...vivirla.
Jinseo miraba fijamente al doctor Kroll mientras éste le hablaba. Sabía que tenía buenas intenciones y que el hombre seguía la corriente más liberal del pensamiento solariano. Él no lo compartía.
Al cumplir tres meses de vida los niños solarianos eran sometidos a una intervención en el sistema límbico. Esta permitía que pudieran controlar de mejor manera sus emociones e instintos. Las "reprogramaciones" consistían básicamente en procedimientos que intervenían en el subconsciente de las personas para un mayor control o para "estabilizar" las emociones. Los solarianos las hacían de tanto en tanto.
Este descubrimiento mil años atrás había significado un cambio radical en la vida del planeta. Prácticamente no se cometían crímenes, y todos vivían en un ambiente de armonía y paz. Los mas conservadores eliminaban por completo sus emociones, mientras que otros se permitían mantenerlas en un nivel bajo. Jinseo estaba en el límite.
—Comprendo lo que me dice doctor Kroll, pero le solicito que realice la reprogramación. Este viaje es muy importante y necesito un control total tanto físico como psíquico.
El doctor Kroll no quiso contradecirlo, después de todo Jinseo era casi un héroe nacional. Su carrera como Astronauta, lo había llevado a lejanas galaxias, donde había descubierto nuevos mundos que beneficiaban a Solaris y los otros plantes de la confederación.
—Como tu desees. Recuéstate en la cámara de reprogramación. Comenzaré con el procedimiento.
Dos horas más tarde, Jinseo se paseaba otra vez por su dormitorio. La reprogramación no había servido de nada. El doctor Kroll le aconsejó dormir y descansar.
—¡No puedo entender por qué la reprogramación no funcionó! —su I.A. había llegado con un té terrano—. Gracias Wootteo—. Dio un par de sorbos y suspiró. Tal vez debería dormir un día entero. Ya no tenía más actividades.
—Los humanos terranos llaman intuición o presentimiento a lo que te está molestando. Dicen que es como tener un sexto sentido—Wootteo había estado todo el día recolectando información sobre lo que le podría estar sucediendo al Capitán Jinseo.
—Los terranos creen en muchas tonterías y se dejan llevar por todas esas emociones que no conducen a nada bueno. Pierden la objetividad y lógica. No deberías tener esa información almacenada en tu base de datos. Es irrelevante.
—Toda información acerca de los terranos es importante. Junto a Porceo y Lunaris, son nuestros planetas gemelos. Son menos evolucionados, pero no son salvajes, como algunos piensan.
Jinseo sabía que su I.A. tenía razón. Ellos constantemente vigilaban el planeta azul, esperando su evolución. Había conocido al abuelo de General Jung y era un hombre pacifico y culto. Simplemente no se había acostumbrado a la vida de Solaris.
Ya era tarde. Seguía con esa extraña sensación sobre el nuevo viaje. Decidió no hacer caso y programarse para dormir veinticinco horas.
Luego estaría listo para ir al Sistema Cuatro.
El malestar desaparecería durmiendo. Se permitió una leve sonrisa, al pensar en la "intuición" que los terranos decían tener. Tal cosa no existía.
Sin embargo, Jinseo iba a averiguar muy pronto que su "intuición" era mejor que la de cualquier terrano.
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