Capítulo 20: And I love you...
Jungkook miraba y escuchaba con admiración a Seokjin, mientras éste le explicaba algunos aspectos sobre astrofísica avanzada a Namjoon. Con esa información, podría acelerar su investigación sobre los exo-planetas. Le gustaba la forma cómo hacía parecer todo tan simple. Ninguno de sus profesores, a excepción claro del propio Kim Namjoon, habían sido tan buenos explicando alguna materia. Pensaba en lo buen profesor que sería.
—Hyung, ¿te quedas a comer con nosotros?, hoy Seokjin preparó Japchae y lo hizo solo. Bueno en realidad, Wootteo le ayudó un poco— las orejas de Jin se pusieron de inmediato rojas.
—Me encantaría probar ese Japchae, pero creo que ya les he robado suficiente tiempo a los dos. Además, con todos estos datos, estoy ansioso por llegar a casa y poder ingresarlos al simulador. Así es que realmente me voy a ir.
Namjoon se levantó y le dio un caluroso abrazo a Jungkook. Era increíble todavía para él, creer todo lo que había pasado. En cierta forma, la llegada de Seokjin también había cambiado su vida. Toda su perspectiva acerca del estudio del universo había evolucionado, al tener la certeza que existían otras galaxias habitadas por civilizaciones tan o más avanzadas que la nuestra. Y tener una prueba de ello frente a su ojos, era todavía más fuerte.
—Quiero que disfrutes el fin de semana en Busan. Ve a la playa y disfruta el paisaje. No pienses en lo que pasará o no pasará. Deja que poco a poco las cosas se vayan dando.
—Lo haré hyung. Lo prometo. Namjoon luego abrazó a Seokjin.
—Gracias por darme esta información. Sé que estás rompiendo tus propias reglas y por eso lo valoro todavía más. Te aseguro que haré buen uso de esto. Y ahora, te pido que cuides de Jungkook. Se que para ambos la situación es complicada, pero él es mucho más vulnerable que tú. Tiene sólo veinticinco años. Su vida está recién empezando y todo esto...ha sido un gran cambio para él.
Seokjin lo sabía. Estaba tan consciente de cada una de las palabras que Namjoon le estaba diciendo. Esperaba que la visita a Busan, lo distrajera lo suficiente de lo que se acercaba a pasos agigantados: su Partida. Algo que Jungkook todavía no aceptaba y no parecía estar en vías de hacerlo. Tal vez porque también sabía que una vez que Seokjin volviera a Solaris...sería muy difícil recuperarlo.
—Voy a cuidar de él. De verdad todavía estoy pensando en todo..., créeme que todavía no estoy seguro de abordar esa nave. Sé que es poco lógico pensar que podría haber otra alternativa, pero no sólo ustedes los terranos tiene ese sentimiento que llaman esperanza...ahora me estoy aferrando a eso.
Namjoon sonrió. Podía comprenderlo y esperaba fervientemente que algo ocurriera que impidiera que Seokjin tuviera que irse.
Cuando el astrónomo se fue, Seokjin miró a Jungkook que seguía pegado a la pantalla del dispositivo del Solariano. Era increíble que entre todos los humanos que habitaban la tierra, se hubiera encontrado uno que amaba de la misma manera que él, las estrellas y el cielo.
—Entonces, ¿vas a probar mi Japchae?, yo creo que está muy bueno, pero no estaré seguro, hasta que tú le des su aprobación.
Jungkook se levantó y lo abrazó. Todavía Seokjin se conmovía por esas espontaneas reacciones del terrano. Habían llegado a un punto de intimidad muy grande. Conocían cada rincón de sus cuerpos y habían hecho innumerables aventuras en la cama, pero todavía generaba una pequeña conmoción, cada vez que Jungkook lo abrazaba de ese modo. Todavía había una parte de él, completamente Solariana que no sabía bien cómo responder. Sabía que su cerebro se estaba acostumbrando a tener estas ideas, por lo que no debía presionarse demasiado.
Estaban ya a mitad de semana. Viajarían a Busan a conocer al padre de Jungkook. Eso tenía a Seokjin un poco nervioso, pero a la vez excitado por conocer otra ciudad de Corea. También, sería una oportunidad para cambiar de aire y no pensar en lo que estaba por venir.
Jungkook se sentó a la mesa y Wootteo sirvió los platos.
—¡Seokjin! Realmente esto está muy bueno. Eres un cocinero innato—. Las palabras de Jungkook llenaron el corazón del solariano. Todo eso se sentía tan familiar ahora. Cocinar, sentarse a la mesa con él, ver su sonrisa. Era doloroso pensar que todo iba a terminar. Tenía que pensar en algo, una solución, él tenía que encontrarla. Sin embargo, no quería preocupar a su Jungkookie, ni traer tristeza a ese buen momento. Así es que se tragó el dolor y le sonrió.
—¿De verdad te gustó? —Jungkook volvió a asentir, con la boca llena—. Me alegro entonces. Sólo estoy aprendiendo a entender la comida de la tierra. En Solaris nadie cocina. Todo lo hacen los androides o simplemente compras la comida preparada. Además, casi todo está concentrado en polvos o pastillas. Ya nadie hace comida de verdad. Pero yo he disfrutado preparándola, más si te gustó tanto.
—Gracias cariño—Jungkook se acercó a Seokjin por sobre la mesa y lo besó suavemente en sus labios—de verdad quedó delicioso. Papá quedará impresionado con tus dotes culinarias.
Esa última frase le recordó a Seokjin que en dos días conocería al padre de Jungkook. Odiaba tener que mentirle. Especialmente a un hombre como él, que amaba igual que su hijo y que él, el universo.
💜💜💜💜💜
El jueves a mediodía, Seokjin y Jungkook se preparaban para ir a la estación a tomar el tren a Busan. Hoseok se había escapado un momento de sus ensayos para llevarlos. El viaje fue relajado, hablando de tonterías, como el que Seokjin se acostumbrara a los vehículos terrestres por sobre los aéreos. Ahora lo que más disfrutaba era andar en bicicleta acompañado de Jungkook. El tren también sería una buena aventura.
Al llegar a la estación, Jungkook fue a verificar la hora de salida, momento en el que Hoseok aprovechó de comentarle a Seokjin la conversación que había tenido con su padre la noche anterior.
—Al parecer Dransel no fue del todo discreto y le habría comentado a otro consejero sobre tus intenciones de quedarte "un tiempo" —Seokjin lo miró con asombro. Eso no se lo esperaba. —No, no te alegres ni nada parecido. Al contrario. Mi padre fue citado a la oficina de la presidencia, para saber en qué estaba tu extracción. Y lo conminaron a que fuera lo antes posible. Además, pidieron que un médico experto en reprogramación acompañara a la misión.
—Ellos saben...
—Creo que sospechan..., mi padre logró convencerlos que todo se haría a la brevedad y además, consiguió que fuera el doctor Kroll quien viniera. Mondreol no estaba muy seguro, creo que desconfía de Kroll, pero finalmente aceptó.
Seokjin conocía vagamente a Mondreol, el solariano que presidía el Consejo. Un hombre justo, pero extremadamente conservador. Su insistencia a aumentar las reprogramaciones obligatorias hasta ahora habían sido paradas por el resto del consejo, pero todos sabían su postura. Era inteligente y calculador. Probablemente cuando Dransel les dijo de sus intenciones, imaginó que había algo más que curiosidad por quedarse en la tierra.
—Gracias por decírmelo Hobi..., veo que cada día se oscurece y se aleja aún más la posibilidad de quedarme.
—Siempre podrías huir...ya sabes podríamos esconderlos en alguna parte de Corea y luego buscar ayuda con algún comerciante dispuesto a sacarlos de aquí...
—No puedo hacerle eso a Jungkook...no podría vivir así...huyendo...¿y si algo sale mal y Jungkook o cualquiera de ustedes sale herido? o.. peor...muerto...no, no...quiero hacer este viaje y disfrutar estos días con mi Jungkookie. Ya pensaré cuando vuelva. No le digas nada a él, por favor. Está tan feliz con que vaya a conocer Busan...no le quiero robar eso...
Hoseok asintió. Lo entendía. Tampoco sabía si estaba actuando correctamente al ocultarle a Jungkook estas noticias, pero también sentía que no era él quien debía contárselo. Cuando vio al chico acercándose con una gran sonrisa y la mirada de súplica en los ojos de Seokjin no dijo nada.
—El tren sale en diez minutos. Podemos embarcar ahora—Hoseok entonces, se despidió de ambos, con el corazón un poco apretado, pero deseando que pudieran disfrutar estos días juntos.
—Saluda a tu papá de mi parte y de Jimin. Diviértanse—Seokjin también lo abrazó y le murmuró un "gracias" apenas audible. Luego tomó su pequeña maleta y la mano de JungKook para caminar a la plataforma donde tomarían el tren.
El viaje fue tranquilo. Se dedicaron las dos horas a mirar la enorme cantidad de fotografías que hasta el momento se habían tomado. Había algunas realmente graciosas. Especialmente aquellas al aire libre, donde Jungkook siempre estaba intentando hacer sonreír a Jin.
—Cuando llegaste, ni siquiera hacías una mueca—Jungkook sonreía al recordar al serio astronauta que había conocido los primeros días—. Me dabas un poco de miedo y en realidad no me caías bien. Supongo que siempre esperé que un ser extraterrestre fuera amable y simpático con los terrícolas.
—Demasiadas películas Jungkookie. Aunque tienes razón en que yo era muy serio. En Solaris la gente no sonríe. En realidad, prácticamente sus rostros son inmutables. Estoy seguro que a tus ojos incluso parecerían enojados, pero no es así. Simplemente no expresan nada. Tú me ensañaste el valor de una sonrisa.
Seokjin apretó la mano de Jungkook. Quería tanto besarlo, pero el tren no era un buen lugar.
Cuando llegaron a Busan, bajaron rápidamente y Jungkook pudo divisar a su padre. Seokjin lo observó a lo lejos con el corazón un poco apretado. Era un hombre de unos cincuenta y cinco años, y podía ver que su hijo había heredado algunos rasgos. Saludó con su brazo arriba cuando vio a su hijo. Bueno, pensó, el momento de conocer a lo que los terranos llamaban suegro, había llegado.
—¡Papá! Me da tanto gusto verte—Jungkook se estrechó en un abrazo con su padre y luego hizo una pequeña reverencia, mientras Seokjin lo miraba un poco tímido desde atrás—. Él es Kim Seokjin, mi novio.
De inmediato el rostro de Seokjin se enrojeció. Nunca habían usado ese término para referirse a la relación que tenían, pero pensó que era lógico. No había otra forma de explicarle al padre de Jungkook lo que existía entre ellos. Hizo una reverencia, como la costumbre coreana dictaba y saludó a Jeon Hyuk. Tal vez su rostro estaba un poco rígido y en ese momento su frialdad solariana se hizo presente. Estaba realmente nervioso. El padre de Jungkook había estudiado tanto sobre la vida fuera de la tierra, que absurdamente pensó que podía sospechar de él.
—Es bueno conocerte Seokjin-ah, no sabía que eras mayor que mi Jungkookie—. Otra vez su rostro enrojeció. Sabía que su diferencia de edad podía resultara extraña para el señor Jeon, pero si él supiera que habían cosas más importantes que los diferenciaban...
—Papá...—fue todo lo que Jungkook dijo, para cortar el momento incómodo—Vamos a casa, quiero mostrarle a Seokjin la playa y la ciudad.
Caminaron hacia el estacionamiento. En el camino a casa de los Jeon, Jungkook fue interrogado acerca de la universidad, sobre Hoseok y Jimin, sobre Mingyu y sobre su próxima práctica con Kim Namjoon. Seokjin estaba nervioso, porque sabía que la atención sobre su hijo no duraría mucho. No por la forma como el señor Jeon lo miraba por el espejo retrovisor. Podía intuir que estaba ansioso por hacerle a él también un interrogatorio. A los pocos minutos sus temores se hicieron realidad.
—Entonces, Seokjin-ah, tus padres son coreanos, ¿pero vives en Estados unidos? ¿en qué ciudad? ¿también estudiaste astronomía, o ya trabajas? ¿naciste en Corea?
—Papá esas son muchas preguntas...
—Solo quiero conocer a tu novio Jungkook. Me hablaste de él, pero apenas si me explicaste lo que hacía...
—Está bien Jungkook. Nací en Estados Unidos. Soy de California—. Seokjin agradecía que, al llegar a la tierra, durante sus primeros días y a instancias de Hoseok, se había fabricado una identidad terrana falsa, lo bastante convincente para cualquier curioso—Mi padre es coreano, pero mi madre es americana. Ellos son empresarios..., yo...yo trabajo con ellos...la astronomía sólo es una afición...
Jungkook lo miró un poco sorprendido, por las respuestas que había dado. Al parecer había estado pensando en que su padre podría preguntar esas cosas.
—¿Y viniste a Corea para quedarte?, tal vez comenzar un negocio aquí...
—Yo...lo que más deseo es quedarme. Estoy luchando por lograr eso.
—Papá—intervino Jungkook—no hagas tantas preguntas. Seokjin, está revisando sus posibilidades. Haremos todo lo posible para que pueda comenzar una nueva vida aquí en Corea.
El padre de Jungkook se limitó a mirar por el espejo retrovisor a Seokjin y luego miró a su hijo que viajaba en el asiento de copiloto. No dijo nada más. Había algo extraño en el novio de su hijo. Realmente los ojos del chico eran... Sólo esperaba que estuviera siendo sincero con Jungkook. Nunca lo había visto así de enamorado, se notaba en la forma cómo lo había mirado desde que los encontró en la estación.
Finalmente llegaron a la casa. Y aquí la gran sorpresa que se llevó Seokjin. Un animal enorme corrió hacia ellos apenas cruzaron el pequeño jardín de la entrada. Se quedó mirando horrorizado cuando el animal saltó sobre Jungkook y éste apenas lo contuvo.
—¡Bam! ¡Papá está aquí! ¿Me extrañaste? —Bam, el dóberman de Jungkook comenzó a ladrar y pasar su enorme lengua por la cara de su papi, hasta que sintió un nuevo aroma. Se acercó a Seokjin, lo olfateó y comenzó a ladrarle.
El solariano no supo que hacer. En Solaris las personas no tenían animales domésticos en sus casas. Ni en ninguna parte. La proteína hacía centurias que era producida artificialmente, por lo que tampoco se criaban animales en granjas. Los animales tenían sus hábitat donde vivían en forma salvaje, totalmente aislados de los seres humanos. Era prácticamente la primera vez que tenía un animal encima suyo. Había sido cuidadoso de evitar los pequeños perros que se había encontrado en el barrio, cuando sus vecinos paseaban con ellos.
—¡Jungkook, el animal! —Fue su primer grito. Él se había enfrentado a todo tipo de criaturas peligrosas en sus exploraciones fuera de Solaris, pero nunca había estado cona alguna tan cerca.
El señor Jeon se rio mucho, por la reacción de Jin—¡Sólo es Bam! Es demasiado efusivo, lo siento.
—Ven Jin, acarícialo. Él no te hará nada. Es muy sociable—Jungkook guio la mano de Jin hacia el cuello de su perro, pero éste enseguida se lanzó sobré él y pasó su lengua por su cara.
—¡Bam, deja a Jin! —Jungkook tiró del perro, para que finalmente pudieran entrar en la casa.
Seokjin nunca había tenido contacto con un animal, pero de alguna manera simpatizó de inmediato con el perro de Jungkook, quien no paraba de saltar alrededor de ellos.
La casa de Jungkook no era demasiado grande, y había fotografías por doquier de cuando era pequeño. Eso llamó de inmediato la atención de Seokjin, quien no pudo evitar tomar un marco que estaba sobre un mueble donde, además, había una gran fotografía de los padres de Jungkook el día de su matrimonio.
—Tenía cinco años. Fue cuando comenzó la escuela. El fotógrafo le pidió que sonriera y él...mostró toda su alegría—el padre de Jungkook se acercó a Seokjin, mientras su hijo aun jugaba con Bam—. Ese día yo estaba asustado. Casi todos los niños venían con sus dos padres y Jungkook sólo me tenía a mí. En esa época, todavía tenía recuerdos de su madre y lloraba porque la extrañaba. Aun así, él pudo salir adelante y convertirse en lo que es hoy.
Seokjin observaba la fotografía. Jungkook sonría aun cuando le faltaban algunos dientes. Era adorable. Tenía el mismo brillo en sus ojos que ahora. Ese que le había llamado tanto la atención, desde la primera vez que se encontró cara a cara con el terrano.
—¡Oh por Dios, no mires eso! —Jungkook al fin se había librado de Bam y se acercó a Jin, que todavía tenía la foto entre sus manos. Lo miró y sonrió, pues la esencia de ese pequeño no había cambiado. Sólo que ahora, JungKook era un hombre y Seokjin lo amaba.
—¿Por qué no? Te ves tan adorable, como lo eres ahora. Además, te veías tan feliz y tu padre parece orgulloso. Todavía no aprendo a leer todas las expresiones faciales, pero esa sensación me da cuando miro esta foto.
El padre de Jungkook alcanzó a escuchar este último comentario y se preguntó a que se refería con "no poder leer". Jeon Hyuk se consideraba un hombre muy intuitivito y había algo sobre Seokjin que le causaba una extraña sensación. Algo en él era diferente. Se preguntó si tendría algún problema cognitivo o neurológico. Recordó el alumno que había tenido dos años atrás con diagnóstico de alexitimia. La actitud de Seokjin, su forma de mirar era muy similar a ese chico. Sin embargo, por la forma en que se comportaba con Jungkook, parecía no tener problemas para expresar sus emociones.
Al fin, Jungkook llevó a Seokjin a su dormitorio, que estaba sobre el garaje de la casa, mientras su padre, se encargaba de preparar la mesa para comer.
—Papá me construyó este dormitorio, para que pudiera ver de mejor manera las estrellas—Seokjin entró y pudo notar que había un pequeño balcón sobre el tejado del garaje. Jungkook llevó su telescopio hasta allí y lo instaló—Por supuesto que en ese entonces, apenas tenía quince años y el telescopio era uno mucho menos poderoso que este. Aun así, me encantaba mirar la luna. ¿Te he dicho que es mi cuerpo celeste favorito? No lo sé, es hermosa.
—En Solaris nuestras lunas también son hermosas. Puedo ahora, reconocer una cierta fascinación que siento por ellas. A pesar que son peligrosas y nada accesible, hay algo misterioso en ellas. Recuerdo que pasé mucho tiempo mirándolas antes del viaje. Tenía esa cosa...ese extraño presentimiento, que algo iba a suceder. Ahora puedo identificar de mejor forma esa sensación. Allá en Solaris, nunca pude saber que era. Me hice varias reprogramaciones, pero esa angustia o ansiedad no desapareció.
—¿Quieres decir, que tuviste la premonición que algo malo pasaría?
Seokjin se dio vuelta y volvieron a entrar al dormitorio. Nunca había pensado en eso, hasta ahora, cuando JungKook le había hablado de la luna. No recordaba esas sensaciones extrañas que ni siquiera el doctor Kroll había podido borrar o explicar. ¿Eran el sabotaje y posterior aterrizaje de emergencia, lo que había intuido? También se dio cuenta que Jungkook había dicho "algo malo pasaría" ¿era realmente malo lo que había pasado? Para Solaris sí, para él...
—No sé si llamar premonición a esa sensación incómoda que no sabía en ese momento ni siquiera como describirla, pero definitivamente no fue sobre algo malo. Caí, es verdad, nos sabotearon, pero ¿cómo podría decir que era sobre algo malo que pudiese suceder, si finalmente todo esto me llevó a encontrarte? Y tú, Jungkook eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Ningún viaje de exploración, ningún logro puede compararse a la experiencia de haberte encontrado, de amarte...
Jungkook tragó saliva. ¿Seokjin había dicho que lo amaba?
—Tú acabas de decir...que...¿me amas?
Seokjin lo abrazó y se aferró a su cuerpo. Ahí en ese espacio en el que Jungkook había pasado gran parte de su vida, Seokjin decidió que era imposible ocultar lo que sentía. Probablemente, si usara todo su juicio, y pensara en la conversación con Hoseok, nada de esto debería estar sucediendo, pero, él quería decírselo. Jungkook merecía saber lo muy amado que era.
—Te amo—le dijo sin soltarlo. Aspirando su olor, sintiendo el calor de su cuerpo, quebrando su corazón en miles de pedazo, porque era casi imposible que ese amor fructificara, pero sintiéndose en ese minúsculo espacio-tiempo, absolutamente feliz de decirlo—. Todavía no entiendo del todo las emociones, los sentimientos. Nunca he amado algo o alguien. Tal vez el espacio exterior..., pero esto...Kook, este calor que siento en mi pecho, estos profundos sentimientos que siento a veces que me ahogan, pero de una maravillosa manera, no puede ser otra cosa que el amor que siento por ti. Y no sé cómo resolver el que podamos estar juntos..., pero no quiero irme sin que lo sepas...
—Yo también te amo, mucho—Jungkook no se apartó de los brazos fuertes de su astronauta. El que sabía pronto tendría que soltar para que se fuera de su lado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro