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Capítulo 14: De Bicicletas, Fotografías y otras cosas terrestres

Seokjin no estaba seguro de si era una buena idea llamar a Taehyung, pero tampoco iba a hablar del tema con Hobi, porque era demasiado cercano a Jungkook y por lo que este último le había dicho no veía con buenos ojos lo que estaba pasando entre ellos. Por eso su única alternativa era llamar al ex médico. Después de todo era un Solariano como él. Bueno, no como él, pero podría entenderlo y ayudarlo.

Aprovechó que Jungkook había salido a comprar algunas provisiones y daba gracias que no lo hubiera arrastrado con él. Habían tenido una larga sesión de besos y Seokjin había descubierto que todo su cuerpo reaccionaba al contacto con Jungkook. Eso le había provocado un gran sonrojo en su cara, cuello y orejas y Kook se había burlado de él. Por lo que éste último había decidido darle un poco de espacio e ir de compras. Así es que aprovechó el momento, conectó su Mac e inició su sesión por facetime. Le había enviado un mensaje previo a Taehyung y éste le había asegurado que podrían hablar tranquilos y que no habría ningún terrano alrededor.

—¡Hey! —Taehyung lo saludó del otro lado de la pantalla con una amplia sonrisa—¿Cómo estás Capitán Jinseo? ¿O puedo llamarte Seokjin- hyung?

—Jin está bien para mí—Seokjin ya se estaba arrepintiendo. Ahora se daba cuenta que socialmente era un desastre, incluso para ser un solariano, quienes a pesar de su frialdad mantenían contacto social con familiares y amigos. Él no. No estaba seguro de que decir, más allá de los convencionalismos tradicionales. Bueno por algo debía partir— Supongo que tú y Yoongi están bien.

Tae sonrió, pero no se burló. Entendía a Seokjin. En Solaris todo era muy fácil, porque no tenías que fingir interés por las personas. Podías mantener un trato educado y amable sin caer en el cinismo o hipocresía en lo que los terranos a veces lo hacían.

—Estamos bien Seokjin. Yoongi ahora mismo en la agencia trabajando en la producción de una canción para una artista coreana y yo en mi oficina, revisando diseños. Pero estoy seguro de que no querías hablar conmigo acerca de nuestras actividades. ¿Cómo va todo? ¿Ya descubrieron algo?

Seokjin le contó lo que había pasado, con su revisión de datos, la ubicación de los rebeldes y su posterior detención.

—Entonces, pronto podrás volver a Solaris. Supongo que eso es bueno para ti. Imagino que estás cansado de la tie...

—Jungkook y yo nos besamos...y nos masturbamos mutuamente—. Sus orejas ardían y tampoco estaba seguro de cuanta información estaba bien darle a Tae.

—¡Oh! —Taehyung parecía congelado del otro lado de la pantalla, simplemente mirando a Seokjin con sus ojos grandes todavía más, y con su boca ligeramente abierta—. Bueno sabía que algo podía suceder, pero no imaginé que llegaran a algo íntimo tan rápidamente. Me sorprende.

Taehyung lo había visto cuando estuvo con ellos. Él tuvo la premonición que Jungkook y Seokjin se relacionarían de una manera mucho más allá de una simple amistad. Había tratado de decírselo al astronauta, pero este no había querido escuchar. Por eso ahora, si bien estaba sorprendido por lo rapido que habían ocurrido los acontecimientos, no le extrañaba que en realidad hubiesen ocurrido.

Seokjin también lo sabía. No había querido saber de las insinuaciones del solariano, porque no confiaba en sus "premoniciones", pero ahora se daba cuenta que había estado equivocado. Él mismo había experimentado esas extrañas sensaciones en Rowen, antes del viaje, de que "algo pasaría" y tampoco las había querido atender.

—Sé que quisiste decírmelo. Pero, yo no creí que pudiera suceder o quizá tampoco entendía a qué te referías exactamente hace unas semanas atrás. Pero ha sucedido. He tenido emociones. Me siento atraído por JungKook y la otra noche...la otra noche simplemente me dejé llevar y besarnos fue como despertar todavía más mis emociones— hizo una pausa, intentando ordenar sus ideas—quiero entenderlo Taehyung, entender que me pasa. Sé que hay química, entiendo intelectualmente cómo funciona el cerebro con los sentimientos y las reacción al deseo sexual, pero ¿por qué me siento como si estuviera flotando en el espacio cada vez que Jungkook y yo nos besamos?...y cuando nos tocamos... casi no lo puedo explicar...—Seokjin cerró sus ojos recordando el momento y suspiró—fue como si una supernova hubiera estado frente a mis ojos...un resplandor de luz, de placer..., ¿es sólo química y hormonas reaccionando al instinto natural y primitivo de aparearse?

Taehyung no pudo reprimir una pequeña risa, con la última frase de Seokjin. Ojalá todo fuera tan sencillo como en el mundo animal. Para los humanos, sin embargo, era...más complicado.

—Quisiera poder decirte que sí, pero me temo que el instinto es sólo un impulso inicial arraigado en nuestro cerebro primitivo. Podemos decir científicamente que el amor desencadena ciertas reacciones en nuestro cerebro, pero hay factores sociales y emocionales que lo vuelven complejo. ¿Por qué Jungkook y no otro? ¿Por qué ahora y no antes?

—El doctor Kroll dice que el estar con terranos...

—El doctor Kroll está recién despertando a la realidad: las emociones son parte de nuestra humanidad. No importa si eres terrano, solariano o cualquier otra raza. Somos humanos y...sentimos. Es verdad, el estar con terranos que constantemente están mostrando sus emociones...es posible que activen algo dormido en nosotros. Aun así, nunca seremos como ellos. Nuestro cerebro está intervenido, pero mientras más estamos conviviendo con personas que sienten..., más aprendemos a no reprimir y más bien a encontrar esas maravillosas emociones.

Seokjin miraba a Taehyung. Había calma y certeza en su voz y rostro. Tenía razón en casi todo. Sólo que para él no eran "maravillosas emociones" sino más bien, "incómodas emociones". Se había dejado llevar por ellas y había tenido un encuentro sexual con un terrano. ¡por primera vez en su vida! Y eso había despertado en él una necesidad que no sabía que existía. Quería volver a tocar a Jungkook, quería besarlo y de ser posible volver a acariciarlo y tocar su...el sólo pensamiento le hizo tener una erección.

—¡Capitán! ¡Seokjin! ¡JIN! —Tae se dio cuenta que el solariano se había perdido en sus pensamientos y ya no lo estaba escuchando. Era absolutamente comprensible. Todo lo que había sucedido entre Kook y él era nuevo y, además, no esperaba que fueran tan rápido..., casi habían tenido relaciones sexuales, sin siquiera tener algo más que una amistad de unas semanas.

—Lo siento, me distraje. Es sólo que te escucho y entiendo lo que dices, pero no sé cómo manejarlo.

—Deberías hablarlo con Jungkook. Él también tiene algo que decir de esto. También tiene sentimientos por ti, capitán. Y estoy seguro de que no es de los chicos que tienen sexo casual. Él debe sentir algo especial por ti y debes ser cuidadoso en no romper...

—Su corazón...—eso lo sabía. Entendía la analogía y no quería de ninguna manera hacerle daño a Jungkook. Le importaba...él...le gustaba.

—Veo que entiendes lo que quiero decir. Eres un hombre muy inteligente Seokjin y estás mucho más evolucionado que los terranos, pero no en la parte emocional. Debes comprender incluso, que Jungkook es más sensible que la mayoría de los hombres terranos. Me pasó igual con Yoongi. Nunca reprimí mis emociones, pero hasta el día de hoy, a veces, me cuesta demostrarle lo mucho que lo amo. Y en mi caso, es un poco más fácil, porque mi novio tampoco es muy demostrativo, pero a veces, me cuesta darme cuenta lo herido que puede estar por una mala palabra o actitud mía...producto de mi falta de habilidades emocionales. Y estoy seguro de que Hobi y Jimin han pasado por lo mismo...en tu caso...estarás sólo unas semanas y luego te irás...

Seokjin también sabía eso. Su vida era Solaris. Ser un astronauta. Le gustaba Jungkook, estar con él, pero a diferencia de Hoseok y Taehyung en ningún caso cambiaría eso por "amor" o por vivir en la tierra. Debía hablar con el terrano sobre lo ocurrido y definir su "relación".

—Hablaré con Jungkook. Y gracias por hablar conmigo. Sólo te pido que no lo comentes con nadie.

—Seré una tumba Jin-hyung—. Seokjin tuvo que usar su traductor para entender lo que Tae le acababa de decir. Cortó la comunicación, justo cuando Wootteo entraba en su habitación avisándole que Jungkook había llegado de las compras.

Se acercó a la cocina, donde estaba guardando las cosas. Le gustaba observarlo. Tenía un cuerpo menudo, pero firme. Con músculos en brazos, pecho y piernas. Era un cuerpo muy bien estructurado. Pero luego estaba su rostro...ese hermoso rostro, con esos ojos brillantes que eran igual a Spheres. Y esa sonrisa...esa que arrugaba sus ojos y mostraba sus dientes bonitos y graciosos. Cuando se encontró con esos ojos y sonrisas, no supo que decir ni que hacer. Su cuerpo tiraba hacia el terrano, pero su cerebro, era como si no alcanzara a procesar toda la información necesaria para saber cómo actuar. Pero entonces, Jungkook se acercó, lo abrazó y lo besó.

—Jin-hyung, eres hermoso—Jungkook mantenía sus brazos rodeando su cuello y mirándolo con esa sonrisa brillante—. No quiero que estés preocupado por cómo actuar o si demuestras poco o mucho lo que sientes por mí. Sólo quiero que disfrutemos el estar juntos. No importa si es un día, una semana, un mes...ya te dije que me gustas y que quiero estar contigo.

Seokjin también deseaba estar con él y disfrutar esta nueva forma de vivir. El General Jung había dicho que conociera este pequeño pedazo del planeta y él quería hacerlo, pero en compañía de Jungkook. Sus brazos rodearon su cintura pequeña y lo atrajo hacia su cuerpo. Sentía cómo éste hormigueaba por completo con la sola sensación de la piel contra la suya. Pero él no quería apresurarse. Wootteo le había hecho un resumen bastante sencillo sobre las relaciones heterosexuales y homosexuales. Y en ambos casos, al parecer las cosas funcionaban mejor si no apresuraban las etapas. Sabía que tenía dos cosas en contra: el tiempo que tendría en la tierra y el que ellos ya habían llegado a un contacto físico más bien "estrecho", pero ahora, quería hacerlo bien.

—¿Crees que a Hoseok y Jimin les importe si tomamos sus bicicletas? Quiero ir a ese parque al que me llevaste el otro día, pero no en automóvil.

Jungkook se quedó mirándolo con la boca un poco abierta. Sabía que sus amigos no tendrían problema en que ellos las sacaran, pero había un gran problema.

—Hyung tú nunca has montado una bicicleta...no es fac...

—He visto a los niños aquí afuera..., no es difícil. Wootteo investigó y hasta los niños más pequeños pueden andar en ellas...Entiendo el mecanismo y mi sentido del equilibro es altamente satisfactorio... ¡He caminado en el espacio y he estado en bordes muy peligrosos en planetas...no tendré problema en seguir tu ritmo, Kook!

Jungkook se mordía el labio y cruzaba sus pies. Movía sus manos nervioso y Seokjin pudo darse cuenta de cada uno de esos pequeños movimientos. ¿No quería salir con él?

—Si no quieres...está bien... yo pensé que querías compartir tiempo...

—Nunca aprendí a montar en bicicleta—el rostro de Jungkook estaba rojo de vergüenza—. Mi padre intentó enseñarme, pero se dio por vencido. Tal vez tenga un problema en mi oído medio que me impide mantener el equilibrio..., pero yo no puedo hacerlo.

Seokjin no pudo reprimir la sonrisa que asomó en su cara. Jungkook era simplemente...precioso. Todo sonrojado y contorsionando su cuerpo avergonzado. Su corazón latía más a prisa, cuando el chico frente a él parecía un pequeño bebé.

—Ven aquí—Seokjin extendió su mano hacia él y Jungkook no dudó en tomarla—. Vamos a subirnos a esas bicicletas e iremos al parque.

Entonces, comenzó a arrastrarlo hacia la casa de al lado. Entró al patio y sacó una de las bicicletas. Firmemente la puso en el suelo, se puso el casco, pero se dio cuenta que sólo había uno—espera aquí—le dijo a Kook.

Corrió a casa y trajo un casco negro que había traído de su nave. Era para pequeñas exploraciones, le había explicado a Jungkook en aquella ocasión. Éste lo miraba emocionado, mientras Seokjin se lo acomodaba—esto te protegerá.

Jungkook sacó la bicicleta de Jimin y lo siguió. Sin embargo, no intento montarla. Se quedó mirando a Jin, quien, al segundo intento, ya la maniobraba completamente. ¡Los solarianos y su excelente capacidad física y mental!

Seokjin se sintió cómodo. Si lo vieran en Solaris, seguro que lo mirarían extrañado. ¿Para qué querría un vehículo donde tenía que usar la fuerza física? En Solaris todo funcionaba automáticamente, hacía rato que habían vencido la gravedad y podían "elevar" cualquier cosa. Sin embargo, había algo reconfortante en pedalear y sentir el viento golpeando el rostro. Él gritó. Nunca antes había gritado así, excepto cuando estuvo en Spheres. Donde pudo apreciar la belleza del universo.

Dio la vuelta donde Jungkook lo miraba con una mirada extraña, que por supuesto no pudo entender. En realidad, el terrano se sentía feliz por Jin, pero a la vez frustrado por no poder disfrutar de ese momento con él.

¡Por no haber aprendido a andar en bicicleta siendo un niño!

—Es tu turno—Seokjin miró seriamente a Kook—. Sube a la bicicleta, yo te sostendré. Puedes confiar en mí—. Si bien la voz del solariano sonaba neutral y su rostro parecía no decir nada, de alguna manera esas palabras afectaron a Jungkook. "Yo te sostendré. Puedes confiar en mí", sonaban como un compromiso. Conociendo ya un poco la personalidad y forma de ser del solariano, asumió que así era.

Se acomodó el casco negro de astronauta y subió a la bicicleta. Jin dejó la suya apoyada a la pequeña cerca de sus casas y se puso a su lado. Comenzó a maniobrar, pero casi en seguida perdió el equilibrio y sabía que caería. Seokjin, que se había quedado unos pasos atrás, corrió a su lado, justo para afirmarlo y evitarle la caída.

—¡Te dije que no sabía! —Jungkook estaba ligeramente avergonzado—¿Por qué no tomamos el auto y vamos al parque?

—Porque no puedes rendirte tan fácil Jungkookie—al oír cómo lo había llamado, su corazón se agitó. Seokjin lo miraba con anhelo, esperando que lo intentara y no quería decepcionarlo—. Vamos a intentarlo otra vez. Relaja tus hombros y sólo mira el camino. Yo iré a tu lado. Ya te lo dije, te sostendré. Digo la verdad—puso su mano sobre la de Jungkook acariciándola suavemente. Ni siquiera entendía porque había hecho ese gesto, al parecer su instinto estaba actuando y dejándose llevar por el momento. Era agradable. Era la primera vez que sentía que confortaba a alguien y era perfecto que fuera Jungkook.

—Está bien—. Sin poder evitarlo y aprovechando que no había nadie en la calle aún, Jungkook se acercó a Seokjin y lo besó, haciendo que este se sonrojara mucho—. Voy a intentarlo otra vez. Prométeme que no me dejarás caer. El solariano no entendía porque los terranos tenían que hacer "promesas" o "juramentos" cuando lo que importaba era la palabra que le había dado.

—Lo prometo. —sabía que el terrano necesitaba escuchar aquello y él lo hizo. Se lo prometió—. Ahora el casco y comienza a pedalear.

Pasó al menos una hora en la que Seokjin corría al lado de Jungkook evitando que esté cayese. Su gran condición física evitó un desastre. Jungkook seguía teniendo dificultades para mantener la bicicleta derecha, pero había mejorado considerablemente.

Y entonces, sucedió. Jungkook respiró hondo, miró a Seokjin, quien le dedicó una sonrisa de confianza, subió a la bicicleta y el Solariano lo sostenía de atrás. Comenzó a pedalear, sabía que era sostenido por Seokjin y eso le dio confianza. De pronto sintió la bicicleta más liviana y él estaba en perfecto equilibrio disfrutando el viento sobre su rostro.

Jin flexionó sus brazos en un gesto de victoria. Jungkook lo había logrado. Iba manejando solo su bicicleta. Cuando lo vio dar la vuelta, vio la alegría en su rostro y no pudo evitar sonreír también. Era tan hermoso. Un pedazo de universo.

—¡Lo logré, lo logré! —Jungkook gritaba mientras pedaleaba hacia Seokjin. Frenó suavemente, dejando la bicicleta en el suelo y lanzándose a los brazos del solariano, que no dudó en abrazarlo y besarlo—¡Lo hice, Jinnie!, ¡Lo hice! Seguía abrazándolo, mientras Seokjin aspiraba su aroma. Nunca pensó que oler a una persona sería algo tan agradable y necesario.

—Te dije que no era difícil. Ahora, vamos a comer algo y luego a ese parque.

Jungkook entró rápidamente a la casa para recoger su cámara y luego pedalearon hasta un puesto de comida, donde compraron pastel de pescado, para luego partir al parque.

Seokjin siempre había disfrutado de los espacios abiertos. Por eso ser astronauta explorador lo era todo. El espacio exterior, los planetas deshabitados, la creación del universo en su máxima expresión. Sin embargo, esta pequeña experiencia, rodando suavemente en bicicleta, junto a Jungkook por el Parque Boramae, disfrutando del paisaje se sentía mucho mejor. Ver la sonrisa del terrano, lo llenaba a él de una extraña sensación. Aunque ahora sabía lo que era: alegría. Él estaba alegre, tal vez, incluso feliz.

—Ven Jin-hyung, vamos a sentarnos un rato—Jungkook pasó por su lado y se detuvo unos metros más adelante, dejando la bicicleta en un pequeño jardín y sentándose en el prado.

—Esto se siente muy bien. Me gusta la tranquilidad que hay. Me hace sentir relajado—Seokjin quedó mirando con curiosidad a Jungkook que sonreía—¿Está mal lo que dije?, ¿por qué sonríes?

—Comienzas a hablar como un terrícola o terrano como nos llamas. Incluiste la palabra "sentir" y "gustar" varias veces. Eso quiere decir que estás cambiando. Que ya no eres el mismo solariano frío y distante que aterrizó frente a mis ojos. Y me gusta mucho.

Naturalmente Seokjin se sonrojó. Quería decirle tantas cosas, pero no sabía como expresarlas. El sentía su pecho agitado, como si hubiera algo dentro de él. Tal vez eran todos esos sentimientos que estaba acumulando al disfrutar de esta experiencia única.

—Vamos a tomar fotografías. Quiero tenerlas de recuerdo, para cuando...cuando te vayas—. Jungkook no quería pensar demasiado en ese momento. Él sabía que la línea que había cruzado al enamorarse de un ser extraterrestre traería dolor a su corazón. No se lo había dicho ni a Jin ni a sus amigos, porque sabía lo que dirían. Pero él no había podido evitarlo. Seokjin era especial, y los sentimientos simplemente habían fluido. Además, todavía conservaba una pequeña esperanza de convencer al astronauta de quedarse en la tierra. Sabía que sería muy difícil, pero ¿no era el amor la fuerza del universo que todo podía?

—Quiero una fotografía contigo—Seokjin se había detenido frente a una fuente muy bonita, que en realidad era un pequeño estanque con peces—. También quiero un recuerdo contigo.

Jungkook se puso a su lado y tomó la fotografía. Luego le hizo a Seokjin posar, riendo ambos por lo ridículos que se veían y porque al solariano le costaba mucho entender lo que Kook le trataba de indicar.

—Vamos hyung, relájate, abre tus brazos, sonríe—Jungkook seguía disparando fotos, mientras Seokjin cada vez se relajaba más.

El tiempo pasó sin que ninguno se percatara. Simplemente disfrutando el uno del otro. Caminaban ahora por un sendero dentro del parque casi desierto. En un momento, Seokjin tomó la mano de Jungkook para detenerlo. Éste lo miró con curiosidad, tratando de leer su rostro, pero fracasando. Vio anhelo y deseo, pero no creyó que fuera posible.

—Quiero besarte, quiero besarte mucho—Seokjin no se había podido contener. Las últimas horas había olvidado que era el Capitán Jinseo, astronauta del planeta Solaris. Sólo se sentía como Kim Seokjin, un habitante del planeta tierra lleno de felicidad por estar junto a un precioso ser humano llamado Jeon Jungkook. Y él quería sentirlo. Quería sentir sus cuerpos presionados, quería sentir sus labios chocando y sus lenguas enredadas.

Jungkook sintió como su cuerpo temblaba. Él lo deseaba. Seokjin lo deseaba. Sin dudarlo, puso sus brazos alrededor de su cuello y sus miradas se encontraron. El solariano lo atrajo hacia su cuerpo, sus manos rodeando su cintura.

—Eres hermoso Jungkook...—y lo besó. Lo besó con sus labios gruesos y húmedos. Hundiendo su lengua en la preciosa boca que se abría a él, sin restricciones, sin temores. Fue un beso apasionado, sus bocas hacían sonidos casi obscenos, sus lenguas buscándose, saqueándose mutuamente, deseando, aspirando, chupando hasta el último aliento posible.

Ninguno sabía que pasaría en los próximos días, semanas, pero el vínculo se había formado. Ya no había escapatoria. Los sentimientos universales, esos que hablaban del amor, del deseo, de la necesidad, estaban allí, a flor de piel.

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