𝟬𝟬𝟴 no destination
CAPÍTULO OCHO:
SIN DESTINO.
Los presentes en el salón se giraron a la puerta cuando escucharon el viento correr con fuerza. Blair y Liam se miraron entre ellos antes que el chico le señalara que se mantuviera cerca de él. La mujer se acercó a ellos —. Es ella, ¿no? Bueno, ¿qué planean hacer?
Liam le pidió que guardara silencio mientras se acercaba a la puerta y Blair se mantenía a su lado, casi como si fuera su sombra. Ella sabía que, de esa forma, el castaño se mantendría más tranquilo, y podría concentrarse por completo en lo que pronto sucedería en lugar de dónde se encontraba ella parada. Scott se levantó de su lugar y Rayna lo siguió de cerca.
—No están pensando en hacerlo daño, ¿cierto? Ella es mi hija.
—Vamos a hacer lo que tengamos que hacer—, contestó Liam y Blair negó ligeramente con la cabeza, no podía decirle eso.
— ¿Qué significa eso exactamente?—, inquirió la mujer.
—Quédese atrás—, ordenó Scott, su voz sonando más profunda y dominante ahora —. ¿Liam? ¿Ray?
—Listo—, prometió Liam al mismo tiempo que Rayna asentía a su lado.
—Blair––.
—Siempre cerca, lo sé—, contestó la chica, interrumpiendo a Scott.
Blair sintió el golpe en su cabeza y cayó, antes que Rayna, Scott y Liam recibieran el acónito. Los tres se encontraban tosiendo en el suelo y la humana se levantó rápidamente, tomando a la mujer y tirando de ella para hacerla entrar una vez más al salón. Sin embargo, la mujer la sorprendió al tirarle gas pimienta a los ojos y salir corriendo nuevamente.
Los labios de Blair se encontraban tan apretados como nunca antes, conteniendo los gritos de dolor que querían salir de su boca mientras se apretaba los ojos con fuerza. Ella sintió a Liam acercarse, pero no podía verle mientras seguía refregándose los ojos.
Una vez que Scott y Liam se encontraban bien, ambos se acercaron a las chicas. Mientras que Rayna seguía tosiendo, ya que ese tipo de cosas le afectaban peor que al resto de los hombres lobos, Blair comenzaba a abrir los ojos de a poco.
— ¿Puedes ver?—, preguntó Liam a la chica, tomando su rostro por las mejillas y mirando cómo sus ojos se encontraban irritados.
—Sí—, confirmó Blair para la tranquilidad del castaño. Scott le miró un momento y ella asintió para asegurarle que se encontraba bien. El chico sonrió antes de volver su atención a Rayna.
♦
Blair y Liam se separaron de Scott y fueron en busca de Quinn. Una vez que ingresaron a la biblioteca, el lobo no tardó en colocar a la chica detrás de su cuerpo. La chica notó, al mirar al frente, que Aaron se acercaba a Quinn.
La sensación de alejarse, de correr lo más rápido que pudiera en la dirección contraria, recorrió el cuerpo de la chica, pero no lo hizo. Ignoró aquella sensación de terror puro y se quedó ahí, haciendo frente a la situación.
—Mantente asustado, mantente asustado—, repetía Liam con cada respiración, lo recitaba como si fuera un mantra.
Liam rugió, transformándose, antes de saltar las mesas y dirigirse contra las dos mitades. Sin embargo, Quinn le golpeó con tal magnitud que mandó volando al chico hasta la mitad de la biblioteca.
Blair corrió hasta Liam y se arrodilló a su lado, tomando su rostro entre sus manos —. ¿Liam? ¡Liam, despierta!—, pidió ella mientras las lágrimas comenzaban a caer.
Quinn miró a la chica un momento y ella la volvió a mirar. Una sonrisa recorrió el rostro de la chica antes de girarse a Aaron y besarlo. Blair observó cómo, después de eso, los dos comenzaron a pelear.
—Liam—, volvió a llamar la chica antes que se despertara.
Al mismo tiempo que el Anuk–ite tomaba su verdadera forma.
Los ojos de Liam brillaron y Blair apretó los puños, ambos estaban listos para pelear aunque sabían que no lo superaban en habilidad. No les importaba, sabían que tenían que enfrentarse a él y eso era lo que harían.
Justo antes que el Anuk–ite saliera de entre los muebles y mirara a ambos, Lydia tomó a Liam y Blair por los hombros y los sacó de la biblioteca —. Tenemos que irnos.
— ¿Qué estás haciendo? Quinn y Aaron se fusionaron, tenemos que detenerlos—, le dijo Liam, mientras corría detrás de Liam y sostenía la mano de Blair para asegurar que mantuviera el ritmo.
—No podemos hacerlo—, respondió Lydia —. No podemos mirarlo. Si lo haces, te matará.
Blair se detuvo de inmediato —. ¿Qué?
—Blair, ¡vamos!—, apuró Liam.
— ¿Cómo vamos a vencerlo si no podemos mirarlo?—, gritó Blair, soltándose del agarre de Liam y mirando a Lydia, esperando que tuviera una respuesta.
La banshee se relamió los labios antes de negar —. Algo se nos ocurrirá.
Blair bajó la mirada a sus pies, sintiéndose tan débil como nunca se había sentido antes. Liam tomó su mano y ella le miró antes que volvieran a correr, alejándose del Anuk–ite.
♦
— ¿Cómo luchamos contra algo que no podemos mirar?—, inquirió Liam, observando dos cuerpos que se habían transformado en piedra.
—No tengo ni idea.
—Tenemos que aprender a luchar sin nuestros ojos—, apareció Scott junto con Malia y Rayna.
—Luchar sin ver, eso significa––.
—Deucalion—, contestaron juntas Lydia y Rayna.
— ¿Lo conocen?—, preguntó la morena con el ceño fruncido.
—Me encantaría poder decir que no—, asintió Lydia.
—Digo lo mismo. Él acabó con una de mis manadas porque no me uní a su "manada de alfas hijos de puta"—, relató Rayna.
Blair tragó saliva. Observó a Rayna un momento, ahora mirándola como lo que realmente era, una sobreviviente. La única sobreviviente que había pasado por tantas cosas que ella no podría ni imaginarse probablemente.
♦
—Entonces, ¿tú y Liam?—, inquirió Scott y Blair sintió sus mejillas ruborizarse.
—Entonces, ¿tú y Rayna?—, contestó y el moreno sonrió —. Tenemos una.., conexión, ¿entiendes? Extraña, pero una conexión al fin y al cabo.
Scott asintió —. Rayna yo también como que conectamos. Es raro, ¿sabes?
— ¿Que decidamos salir con alguien en estas circunstancias?—, sugirió la morena y el alfa asintió, torciendo la cabeza.
—Puede ser, pero me refería a que cuando tenemos nuestra oportunidad, parece que conectamos con otras personas.
Blair bajó la vista, relamiendo sus labios antes de volver a mirarlo —. Supongo que en realidad no estábamos destinados a estar juntos cómo creíamos de niños.
—Supongo—, asintió Scott, con una media sonrisa —. Pero seguimos siendo amigos.
Blair sonrió —. Por siempre, Scotty.
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