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𝟬𝟬𝟳 a dreadful talk

CAPÍTULO SIETE:
UNA CONVERSACIÓN HORROROSA.



                    Liam y Blair se sentaron en silencio en el salón. La profesora Finch ingresó con normalidad a la clase, sin embargo actuó como si hubiera visto a un fantasma en cuánto vio a los dos adolescentes —. Liam.., Blair. No creí que los volveríamos a ver.

      —No puedo dejar que caigan mis notas porque me pegaron en clases—, contestó Liam.

      —Sí. Bueno, yo––. Gabe, dije que nada de teléfonos en clase—, regañó la profesora antes de quitarle el teléfono a Gabe. Blair le miró y el chico le devolvió una fría mirada antes de volver a mirar al frente —. De acuerdo, comencemos.

      Blair observó cómo Liam tomaba el emisor que utilizaban los cazadores y lo encendía. Inmediatamente, ella volvió a mirar a la profesora, sin embargo no notó nada.

      — ¿Acaso hizo algo que yo no pudiera ver?—, susurró la morena al castaño, pero él negó. Ella notó cómo Liam movió los labios lentamente, pero no escuchó nada, por lo que asumió que le estaba informando a Scott de la situación.

      Después que Liam pasará frente al pizarrón, Blair notó cómo el castaño se tensaba. Ella tragó saliva mientras observaba a la mujer moverse cómo si estuviera conteniéndose, y se relajó cuando la mujer estornudó.

      —Basta por hoy. La clase terminó—, anunció la mujer.

      Blair tomó sus cosas y se acercó a Liam —. ¿Qué haremos ahora?

      —No lo sé—, le miró.

      —Tú no, Liam. Quédate donde estás—, dijo la profesora y entonces los dos adolescentes intercambiaron una mirada —. Blair, puedes irte.

      —En realidad, prefiero quedarme—, insistió la chica.

      La mujer le miró un momento antes de asentir y dar un paso adelante —. Lo entiendo, sé lo que estás intentando hacer.

      — ¿Sí?—, preguntó Liam, tomando la mano de Blair y colocándola detrás de él de forma simulada.

      —Estás enfadado y te desquitas conmigo.

      — ¿Enfadado?—, repitió Liam.

      —Porque me quedé ahí y no hice nada por lo que Gabe y Nolan te hicieron, soy tu profesora y debí haberte protegido. A diferencia de mí Blair te ayudo y, puedo notar que se relacionaron mejor después de eso—, señaló, observando un momento sus manos entrelazadas y Liam la empujó detrás de él con suavidad —. Lo siento, ese comentario estuvo fuera de lugar.

      — ¡No! No, quiero decir, sí—, balbuceó Liam —. Pero no es por eso que estoy aquí. Sé lo de su manada.

      — ¿Mi qué?

      —Sé lo que es. Es una mujer lobo.

      — ¿Una qué?—, rió la mujer.

      — ¿Una persona que se convierte en lobo con la luna llena?—, contestó Liam.

      Blair notó la reacción de la mujer, por lo que comenzó a evitar que Liam hablara —. Liam, basta. Cállate.

      —Probablemente sólo puedo ser matada por una bala de plata—, rió la profesora.

      —No, no es totalmente cierto—, negó Liam.

      — ¿Estás drogado?—, inquirió la profesora.

      Blair se paró frente a Liam —. Era una broma, profesora. Perdón pero Liam insistió en que sería divertido. ¿Cómo crees que él fuera a––? No, no es nada de eso.

      — ¡No tomo drogas! Señora Finch, sé que es mujer lobo—, repitió el castaño y Blair se giró al chico, tapando su boca con su mano.

      —Se acabó la broma, Liam. Ya déjalo.

      La profesora se cansó y comenzó a echar a ambos, sin embargo, Scott y Rayna ingresaron al salón mientras ellos discutían y reprodujeron el mensaje de voz. La mujer lucía pasmada antes de acercarse lentamente a Scott y tomar el celular de entre sus manos, cerrando el aparato y cortando el audio por la mitad. Ella miró a Scott y, luego, miró a Rayna —. ¿Dónde encontraron esto?

      Después de que explicaran toda la situación a la docente dos veces, ella seguía negando todas las acusaciones hacia su persona. Rayna suspiró, sabiendo que les iba a tomar más tiempo del esperado en lograr que la mujer confesara.

      —Ya se los dije, no sé qué son los Primitivos. No sé lo que es un Anuk–lo que sea. Sólo estaba intentando llamar a mi hija, ¿dónde encontraron esto?

      —Dijo que estaba en una manada—, señaló Liam —. Esa era usted en el teléfono, eso es lo que dijo.

      —Y no sé por qué les importa mi vida privada. Yo soy la profesora, ustedes los estudiantes. ¡Yo no voy indagando en sus vidas personales tras estas paredes! ¡Ustedes no deberían hacerlo en la mía!

      — ¿Puede calmarse?—, pidió Rayna —. No nos interesaríamos en su vida si no fuera porque puede afectarnos tanto a nosotros como al resto.

      — ¿Llegó a contactarse con alguno de ellos antes de que murieran?—, inquirió Scott.

      —¿Qué––?—, se ahogó —. ¿De qué estás hablando?

      —Realmente debería sentarse—, sugirió Rayna, tomando a la mujer por los hombros pero esta se apartó del tacto.

      —Lo siento, profesora Finch, pero su familia fue atacada y están muertos.

      — ¿Muertos? Ellos––. No, no pueden estar muertos porque––. Ellos estaban, sólo estaban––, estaban en el bosque, se estaban escondiendo. Ellos tenían miedo.

      —Encontramos ese teléfono en un cadáver—, relató Scott —. Tres hombres, dos chicos.

      — ¿Qué pasa con mi hija?

      —Bueno, había otro cadáver, pero––

      — ¿Pero qué?

      —No pudimos identificarlo. La piel estaba arrancada hasta el músculo. No había ADN. El tatuaje de la manada seguía ahí.

      —Vale, lo siento, pero esto––. No, esto no tiene sentido. Es decir, no funciona así la biología—, insistió la profesora.

      —Eso es lo que hace el Anuk–ite—, habló Liam —. Encuentra un cadáver y le roba el rostro. Le roba toda la identidad a esa persona.

      ─No a mi hija—, lloró la mujer —. No, a mi hija, ¡no!—, balbuceaba antes de apoyarse contra el escritorio.

      —Hay una forma de saberlo.



                    —No haré eso—, negó de inmediato la mujer.

      —Sólo llámela y dígale que no se acerque al instituto. Dígale que hay algo o alguien cazando a personas como ella.

      —Tienes que dejar de hablar sobre ello—, rogó la mujer, alzando los brazos.

      —Si ella aparece, al menos sabrá lo que le pasó a su familia, lo que le pasó a su hija.

      —Yo lo haré en su lugar—, se ofreció Liam y la mujer le entregó el teléfono celular —. ¿Cómo se llama? ¿Cómo se llama su hija?

      —Quinn. El nombre de mi hija es Quinn—, respondió la mujer y Liam, Scott y Blair se miraron entre ellos.

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