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1. Estás aquí

Adeline Snow

Estaba cansada de todo esto, ni siquiera sabía que pensar sobre todo esto, estaba agotada y odiaba estar emparentada con Snow, el maldito que nos condenó a todos y ojalá pronto pudiera acabar con él, aunque eso sería algo complicado.

Salí de mi habitación, estaba demasiado cansada tanto física como mentalmente. Finnick había sido seleccionado para ser el tributo que representaría al Distrito cuatro en los 65º Juegos del Hambre. La verdad es que desde que lo supe, no quise saber nada más, ni siquiera fui capaz de despedirme de él. 

Mags intentaba animarme, pero eso era algo imposible teniendo en cuenta de que mi mejor amigo estaba ahí, y tal vez incluso podría estar muerto. Era algo que no quería pensar, pero podría ser una posibilidad. Simplemente, quería que acabara de una vez todo.

Al bajar me encontré a Mags emocionada y me señaló la pantalla que teníamos. 

Levanté la mirada confundida para encontrarme a Finnick magullado, sangre seca y con algunas pequeñas heridas, pero estaba vivo.... Había ganado.

—¡Finnick Odair se convierte en el ganador de los 65º Juegos del Hambre! —dejé que todo el aire acumulado saliera de mí aliviada, sonreí con lágrimas en los ojos. Por Dios, Finnick estaba vivo y volvería a casa.

Me acerqué rápidamente hacia Mags para abrazarla con todas mis fuerzas. 

No podía creer que esto estuviera pasando, tendríamos a Finnick por fin con nosotras, Dios estaba tan asustada de perderlo en esa Arena que me negué a ver algo. No podía aceptarlo si pasaba todo lo contrario, así que me decidí por encerarme en mi habitación y no salir. 

Un rato después nos preparamos para poder recibir a Finnick, las cosas eran muy estrictas y al ser Mags la mentora de Finnick, decidió llevarme con ella porque no quería dejarme sola en ningún momento. 

Al bajar ya listas vimos a lo lejos a Finnick cansado, pero eso no me impidió que corriera emocionada hacia él.

—¡Finnick! —él levantó la mirada para verme con una pequeña sonrisa y me tiré a sus brazos abrazándolo con todas mis fuerzas.

Pude escucharle soltar una pequeña risa sin dejar de abrazarme y tal vez le estuviera haciendo daño, pero estaba demasiado feliz como para darme cuenta de eso antes de abrazarlo. 

Él estaba aquí, estaba conmigo.

—Estás aquí —susurré con lágrimas en los ojos, es que ni siquiera me creía que esto estuviera pasando.

Dios, estaba tan feliz de tenerlo aquí.

—Estoy aquí, creo recordar que de niños nos prometimos algo y yo jamás rompo una promesa —sonreí aún más al recordar ese momento.

Los dos teníamos seis años y nos habíamos prometido estar juntos sin importar nada, siempre volveríamos al otro sin importar lo difícil que fuera y él lo había cumplido.

—Voy a matarte —susurré y le escuché soltar una pequeña risa de nuevo.

—Me salvé de la Arena para que ahora tú quieras matarme, es fabuloso —esta vez la que soltó una risa fui yo sin dejar de abrazarlo.

Tenía miedo de que si dejaba de hacerlo, él desaparecería y ya no estaría conmigo, así que no iba a arriesgarme.

—No voy a irme te lo prometo, así que relájate o perderé los nervios, porque odio verte tan estresada y mal. Estoy bien y no voy a dejarte por nada del mundo. Ni siquiera pienso dejarte sola en ningún momento, seré una garrapata pegada a ti y vas a tener que aguantarme por muchos años más —susurró él sin soltarme por nada del mundo.

—Tenía tanto miedo de que no volvieras... —murmuré con la voz entrecortada, quería volver a llorar porque en ningún momento pensé que volvería a tenerlo conmigo.

Llevaba varios días lamentándome el no haberle dicho nada, el no haberme despedido de él, ¿pero como podía hacerlo? No me veía capaz de despedirme de él sabiendo que tal vez en ese momento, sería la última vez que lo viera.

—Lo sé, porque ahí yo también tenía miedo, tenía miedo de no poder volverte a ver aunque fuera un momento y sé que no quisiste despedirte de mí por esa razón y lo entiendo, pero de lo que yo me arrepiento es de no haber insistido en despedirme de ti en ese momento. Aunque logró hacer que tuviera una razón más para ganar, para volver contigo —asentí con una pequeña sonrisa.

Ni siquiera sabía qué decir.

No encontraba ni siquiera las palabras para expresar todo lo que estaba sintiendo en estos momentos, quería expresar todo lo que estaba sintiendo, quería decirle que estaba feliz de tenerlo. De que estuviera bien y que después de todo estaba en casa.

Seguramente tendría la oportunidad de decirle una vez que ya todo estuviera más calmado, pero ahora solo quería seguir abrazándolo.

—Vamos, necesito descansar y viendo tu rostro, puedo decir que tú también necesitas descansar un par de horas —asentí de nuevo y me aferré a él en el momento en que me abrazó por los hombros y caminamos hacia Mags que nos miraba con una gran sonrisa.

Los tres entramos al ascensor que nos llevaría hacia el departamento por así decirlo del distrito 4.

En ningún momento me solté de su agarre y ni siquiera tenía la intención de hacerlo y él tampoco tenía la intención de soltarme. Así que los dos nos abrazamos al otro como si en cualquier momento desapareciéramos del lado del otro.

Al llegar a nuestra planta nos despedimos de Mags y Finnick me llevó a su habitación. Desde niños dormíamos juntos y no tenía nada de malo, porque yo odiaba estar sola en una habitación y él prefería estar a mi lado calmándome.

Los dos encontrábamos refugio en el otro y era lo único que necesitábamos, él era mi lugar seguro y yo era el suyo.

—¿Estás bien? —me preguntó una vez que llegamos y me senté en su cama jugando con mis manos nerviosamente.

—Sí, creo que estoy bien. Es tan raro todo, porque pensé que no te volvería a ver Finnick y verte aquí delante de mí es como un sueño, joder es todo tan raro y no me lo tomes a mal, te juro que estoy muy feliz de verte aquí delante de mí. Simplemente no sé como sentirme, te daba por muerto y me dije que no vería tus juegos porque me negaba a perderte en ese momento —ni siquiera sabía como explicarme.

—Te entiendo, yo muchas veces pensé que moriría en cualquier momento, pero estoy aquí contigo, que aunque no lo creas, yo también estoy demasiado sorprendido por eso. Porque en ningún momento pensé que te volvería a ver y estar aquí es todo como un sueño, del que no quiero despertar nunca —sonreí un poco levantándome para abrazarlo con todas mis fuerzas.

Podía ser pesada por abrazarlo tanto, pero no me importaba en absoluto, lo tenía a mi lado y era lo único que importaba.

—Estoy aquí —susurró.

—Estás aquí —murmuré.

Estuvimos un rato más abrazado hasta que fue la hora de dormir y yo tuve que ir a mi habitación provisional para cambiarme al igual que él lo estaba haciendo.

Una vez lista volví con él y me estaba esperando con una pequeña sonrisa.

—¿Lista? —asentí con una pequeña sonrisa y los dos nos acostamos en su cama abrazándonos. Dejé mi cabeza descansando en su pecho, sintiendo como él me dejaba caricias en la espalda y sentí como me daba un beso en la cabeza.

—Te quiero mucho —susurré adormecida.

—Yo también —murmuró él antes de quedarme profundamente dormida.








NOTA DE AUTORA

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Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #thearcherwattpad ❤

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