Take me to church
Sinopsis
Dean narra como ama a Castiel, pero ve como este se transforma por los Leviatán dentro y al final lo convence de unirse a él, para siempre.
Cas!leviatán
Dean!Demonio
Mención mpreg.
✡
Mi amante tiene humor
Me hace reír en los funerales
Sabe que todo el mundo lo desaprueba
Castiel es...diferente. Castiel es algo nunca visto, ni por mi, ni por nadie. Su sentido del humor es incomprendido. Siempre riéndose cuando no y no entendiendo las bromas.
─No entiendo esa referencia, Dean—me ve con sus ojos confusos y cabeza ladeada.
─Está bien, Cas ─sonrío, porque me agrada que sea así.
Debería de haber empezado antes a venerarla.
Si los cielos alguna vez pudieran hablar, ella sería su verdadero último portavoz.
Debo confesar que la primera vez que lo vi salió—literal—luces a su alrededor. Estaba en shock, me impresionó su sola presencia, como nadie lo hizo antes. Y tal vez no te lo confiese nunca, pero me enamoré de ti la primera vez que te vi. Sin darme cuenta ya lo estaba.
Por eso, cuando nos besamos las primera vez esa noche del fiasco de perder tu virginidad, supe que no podía volver a lo que era antes por tu culpa. Por eso decidí hacer algo con nosotros, hacer una relación contigo.
Cada domingo se vuelve más sombría,
un veneno recién hecho cada semana.
"Nacimos enfermos" oíste que decían.
Todos piensan que somos monstruos, que estamos enfermos, solo por lo que hacemos. Fuera de a lo que nos dedicamos como cazadores, lo que tenemos Castiel y yo no es bien visto, ni por el cielo, ni por la Tierra.
Nací enfermo, pero me encanta,
exígeme que me cure.
Pero no me importa, ni ahora ni nunca. Si estar con él es ser enfermo y una monstruosidad, entonces lo soy. Y puedes exigir que me cure las veces que desees, pero no cambiaré lo que soy.
Daría mi vida entera por él, siempre. Lo amo y él a mi, más que a mi vida. Eso es la mejor, y la peor parte. Que lo amo más que a mí propia vida.
Mi iglesia no ofrece la absolución
Y vi el error de esa ecuación cuando se convirtió en lo que es ahora. Un monstruo con delirios de Dios. Yo sabía que ese no era mi ángel, pero de alguna forma es él aún.
—Cas —le llamó, esperando que una parte racional de él haga lo correcto.
—Dean —sonríe y por primera vez no amo su sonrisa —Ahora podemos acabar con todos los demonios y criaturas, ahora podemos hacer lo que queramos sin malas opiniones. Juntos. —
Apreté los labios sin saber que decir. Estoy ciego por él. Una parte de mi quiere decirle que se equivoca, que ese no es el modo. Pero otra quiere ir a su lado y acabar con todo. ¿Qué esta mal conmigo?
Te enamoraste, he ahí el problema.
Y era completamente verdad.
Amén, amén, amén.
Sabía que su plan no era buena idea, algo había ahí que no podía ser unas almas normales. Sam me vigila de cerca en el búnker pensando que haré una estupidez, como siempre lo hago. No se equivoca, lo he pensado tanto en estos días donde Cas ha desaparecido para hacer su labor de Dios, lástima que está matando más de lo que se debería.
He pensado en la muertes que ha provocado. Sé que no deben hacerse, pero existe una pequeña parte dentro de mi que no le interesan. Lo que realmente me importa es saber que Castiel está bien. Una parte de mi quiere estar ahí con él. ¿Eso es malo?
No hay maestros ni reyes cuando comienza el ritual.
No hay inocencia más dulce que nuestro dulce pecado.
En la locura y el barro de esa triste escena terrenal.
—Dean —
Estoy acostado en mi cama pensando otra vez en que hacer. Sé que no es lo correcto pero no puedo dejar de pensar en estar al lado de Castiel, como él me ofreció al principio. Todo era un caos en mi cabeza hasta que su voz sonó en mi cuarto.
—Cas —
Ahí estaba. Lucía muy diferente, más cansado, pero al mismo tiempo más poderoso. Su cara estaba lastimada y veía una pizca de crueldad en su mirada.
Se sentó conmigo en mi cama y acarició mi mejilla, extrañaba tanto su contacto.
—Te extraño, Dean —me miró suplicante. Por un momento sentí que ese era mi Cas, mi dulce ángel pidiendo alguna muestra de que lo seguía amando
—No sabes cuanto lo he hecho yo —
Sabía que Sam estaba afuera haciendo quien sabe que y ahí tenía a mi ángel suplicando por mi. Debía aprovechar.
Nosotros tenemos un montón de fieles hambrientos,
eso parece apetitoso,
eso parece abundante,
este trabajo da hambre
Entonces lo beso, hambriento de él. Lo ansío tanto y él a mi, lo que sea correcto ahora no me interesa en lo más mínimo. Lo acuesto bajo de mi y ataco su boca. Mi mano se cuela en su cintura, tocando su piel, subiendo mi mano a su espalda. Se separa de mi y me dice lo que tanto ansiaba.
—Tómame Dean. Follame, duro —
No tiene que pedirlo más. Quito su gabardina y saco, beso su clavícula y cuello mientras quito su camisa y corbata. No dejo de besar y oler su cuello, él solo se sostiene de mis hombros y jadea. Me levanto y quito mi playera junto con mi pantalón y lo que quede de ropa. Lo beso otra vez mientras mi mano quita su cinturón y baja el cierre de su pantalón, quito todo lo que falta en un segundo. Lo necesito, lo ansío tanto.
—Dean —gime mi nombre —Follame, vamos—
No deja que lo prepare lo suficiente. Lo tomo de las las piernas y las abro, estas sujetan mi cintura mientras entro de una sola vez dentro. Gime fuerte y rasguña mi espalda de placer.
—Cas —gimo al sentir como me aprisiona.
—Muévete Dean, fuerte —
Una mano la pongo a su costado y otra en su cadera mientras salgo y entro en un ritmo mas rápido de lo que hacemos normalmente al principio, cuando hacemos el amor. Tal vez sea por eso, ahora no hacemos el amor.
Gruño y jadeo cuando me muevo rápido y profundo. Castiel gime alto y echa la cabeza atrás en cada embestida. Gime mi nombre implorando que sea mas rápido por lo que me recargo en mis rodillas y lo tomo por completo de las caderas marcando un ritmo descontrolado.
Amén, amén, amén.
Entro y salgo sin compasión mientras Cas arquea su espalda y gime.
—¡Dean! —gime alto mientras me toma del cuello para acercarme a él y besarme. —¡Oh, Dean! —
—Cas —lo beso, siento que no falta mucho para que estalle en el orgasmo.
—Dean no te vayas de mi lado, no ahora cuando podemos estar juntos —súplica entre gemidos —No me dejes, quédate a mi lado —
Nunca podría dejarlo, jamás.
—¡Cas, ah! —gemi fuerte al sentir como me golpeaba el clímax, recargo mi frente en la suya mientras sigo moviéndome para que llegue él —No te dejaré, no ahora ni nunca. Dime que quieres que haga —
Castiel grita cuando llega y me abraza como antes. Me tiene tan atrapado. Por eso jamás vería lo incorrecto que estaba lo que me proponía.
—Dime que si y estaremos juntos por siempre —
—Si, acepto —
Si, yo soy un pagano de los buenos tiempos,
mi amante es la luz del sol,
mantiene a la diosa de mi lado,
pero ella exige un sacrificio...
Debí saber que él ya no era el ángel del cual me enamore. Debí saber que todo esto es una locura y pararlo cuando pude. Pero no podía, o mas bien, no quería. Aún era mi Cas y no lo lastimaría, aun cuando me propuso tal monstruosidad.
—Es fácil, Dean —me sonrío con su cabeza de lado, justo como antes, sólo que no era la mirada que solía darme. La de antes era tan cálida y cariñosa, esta no —Solo debes aceptar la marca y jamás te irás de mi lado, ¿no es eso lo que me prometiste?—
Caín estaba frente a mi, dispuesto a darme la marca y Cas quería que la tomara para comprender lo que quería y asi jamás lo abandonaría. Ahora si pudiera volver a ese día, no la aceptaría.
—¡Dean no! —gritó Sam, quien entraba por la puerta.
Retrocedí un momento a pensar en que diablos estaba a punto de hacer, pero entonces Castiel actuó.
—¿Dean?
Me miró con sus ojos de cachorro, esos a los que no me podía negar. Acerque mi brazo y Caín lo tomó. Sentí un dolor horrible recorrerlo y cuando fije mi vista en el, ya tenía la marca. Miré un segundo a Sam y le sonreí triste.
—Lo siento, Sammy—
Castiel me tomó de la mano y acercó rápido la primera espada a el brazo donde tenía la marca.
—Vamos Dean, debemos irnos — susurra en mi oído.
Tomé la espada y sentí un fuego recorrerme por completo. Sentía poder y ganas de perder el control. Sentía ganas de matar. Mire a Cas, me sonreía con una sonrisa vacía y desquiciada.
...que seque el océano entero,
que consiga algo brillante,
algo sustancioso para plato fuerte,
ese caballo tiene buena pinta
¿qué tienes en el establo?
Después de ese día no volví a ver a mi hermano, todo el tiempo era Castiel en mi mente, además del impulso de matar.
—Dean —
Castiel me sonreía con locura en su mirada, al fin había hecho lo que deseaba desde que tome la marca. Estaba de rodillas viendo lo que acababa de hacer. Había matado, a mucha gente en esa casa. Era una familia, todos mayores y de trabajo dudoso pero aún así no era excusa. Lo peor de todo era que no sentí remordimiento por ello.
—Vamos Dean, te daré un regalo — susurró a mi lado de forma sensual.
Llegamos a un Motel más, siempre nos quedábamos en uno como en los viejos tiempo. Castiel me tiró en la cama mientras se subía encima de mi, sus piernas alrededor de mi cintura y sus manos acariciando mi pecho. Empezó besando mi cuello lento y con mordidas, mientras atacaba mi cuello se movía sobre mi miembro.
—Cas —gemí su nombre.
Me dice "acude a rezar al dormitorio".
El único cielo al que seré enviado
será cuando esté a solas contigo.
—El único cielo al que llegarás ahora será el que te haré sentir —
Y vaya que me sentía en el cielo.
Castiel estaba sin ropa y listo arriba de mí, se montó en mi miembro y hecho la cabeza atrás. Movía la cadera lento pero profundo, yo solo gemía su nombre mientras agarraba la piel de sus piernas. Tan suaves y lindas, sólo para mí.
Llévame a la iglesia,
iré a rezar como un perro al santuario de tus mentiras.
Castiel es tan adictivo y con él a mi lado era como el rey del mundo. Todo poderoso y sin límites. Él me hacía tan fuerte y me despedazaba en un segundo.
Él me ofrecía su amor y compañía a un alto costo. Me daba todo lo que pedía o necesitaba, pero a cambio me pedía matar sin voluntad. Me pedía lealtad, y perder lo poco que me quedaba de humanidad y sentido.
Te contaré mis pecados para que puedas afilar tu cuchillo
—Te amo tanto, Dean. Eres mi rey y este nuestro reino —me tomo del rostro y susurro en mis labios —¿Tú me amas?
—Te amo, Cas
—Entonces mátalo —
Castiel me puso frente a mi la última prueba de lealtad, y la última razón de humanidad. Ahí estaba mi Sammy, rogando con su mirada que no lo hiciera. La primera espada palpitaba en mi mano pero mi corazón sentía un profundo dolor. Una voz en mi cabeza gritaba "Déjalo, ¿qué estas habiendo? Es tu hermano" pero otra mas grande me decía seductoramente "¿No me amas?"
¿A quien oír?
Ofréceme esa muerte inmortal,
oh buen Dios, permíteme que te de mi vida.
Miro a Sam con tristeza y duda.
—No lo hagas Dean, sabes que es lo correcto. Todavía hay humanidad en ti y sabes que ese ya no es Cas —
Apreté mis manos con fuerza. Me negaba a aceptar la realidad.
—Te equivocas, ese en mi ángel y por supuesto que sé que es lo correcto —
Siempre he sido un monstruo. Siempre he tratado de hacer el bien pero, ¿qué es el bien? Yo no nací para ser el bueno en esta historia, yo no nací para salvar el mundo. Soy feliz asi y quiero vivir asi. Amo sentir el poder en mis manos y a Castiel a mi lado.
Esto soy yo.
solo entonces soy humano,
solo entonces soy decente.
—Lo siento Sammy— una lágrima sale de mi ojo pero mi rostro no tiene expresión —Cierra tus ojos, Sam—
Sam llora en silencio y cierra sus ojos esperando el final. Todo sucede tan rápido que parece irreal. Todo acaba en una facción de segundos.
El cuerpo sin vida de Sam esta a mis pies y Castiel me sonríe dulce a mi lado.
—Siempre supe que nacimos el uno para el otro—
Lo miro sin expresión. ¿Qué hice? Mate a mi propio hermano, aquél que jure proteger con mi vida. Y todo por Castiel. Sentí mi sangre hervir y tome la espada para apuntarla en el cuello de ese ser despreciable.
—¿Dean?
—Puede que sea un monstruo pero aun tenía corazón, ese que acabas de matar por completo —
Castiel vio el fin de sus días y saco a la luz lo único que me haría cambiar de opinión. Sabe todos mis puntos débiles, sabe que es lo mas importante para mi. La familia.
—No Dean, no lo hagas. ¡No puedes hacerlo, nacimos para estar juntos!— grito con locura —Este es nuestro reino y pronto tendremos un heredero—
—¿De qué hablas?—
Me alejo un poco y él sonríe con malicia.
—Nuestro reino se expande, mi Rey. Estoy esperando un hijo tuyo, Dean—
Justo cuando la razón llega a mi y pienso en remediar las cosas, logro perderla en un segundo. Este es verdaderamente mi mundo y no tengo salida.
Jamás dejaré a Castiel y menos cuando espera mi hijo. Seremos una familia, una que gobierne el mundo.
Amén, amén, amén, amén.
•••••••••
Algo asi habrá en mi fanfic Mad Love ;)
No será completamente igual a este os pero tiene la idea, ya verán.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro