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A little dead

Sinopsis
Castiel tiene mucho poder gracias a las almas que absorbió, pero también tiene maldad por los Leviatán. El estar solo le molesta, por lo que busca a un chico que sea perfecto.

Castiel! Leviatán
Dean! Caballero del infierno.

Inspirado en la canción A Little dead de The Neighbourhood.

Nota: verán mucho de esta pareja porque me encanta y tengo una especie de kink con ellos, déjenme.

Ambos entraron al cuarto del Motel. De esos que cobran por hora, y todos los que entraban lo hacían por una cosa en particular​. Ellos no son la esepcion. El más joven pagó la habitación, se registraron y entraron al cuarto. No era un cuarto muy elegante o limpio pero solo necesitaban algo, la cama, aunque no estuviera muy bien cuidada.

El chico rubio tomó al castaño de la cintura mientras empezaba a dejar besos humanos en su cuello.

—Mm...Dean —gimió el contrario cuando lo acerco más y puso su mano en la espalda baja.

—Vamos, Cas—

Lo guío a la cama después de unos besos más en el cuello y unas manos traviesas por ambos. Al momento de acostarse la ropa disponible era solo la interior. El que parecía más joven se metió entre sus piernas logrando acariciar el pecho del otro mientras dejaba más besos. Los besos bajaron del cuellos hasta el abdomen.

Tócame. Quiero que me toques ahí —gimió al sentir como bajaba cada vez más a su miembro, el cual esperaba ansioso un poco de atención.

—¿Aquí? —pregunta con tono juguetón.

—Si—gime más alto cuando siente una mano bajando su ropa interior —Vamos, Dean—

Y Dean no quiere hacerlo esperar más. Saca por completo la ropa sobrante de ambos y vuelve a su lugar. Sigue dejando besos por donde puede mientras hacen fricción entre sus miembros. Ambos jadeando y Cas se mueve bajo él ansioso por más.

—Entra ya, Dean—pide

—Debo prepárate antes, cariño —le giña un ojo mientras deja un beso bajo su oreja.

—Está bien así, sólo entra—

Dean lo hace. No se cuestiona si el otro chico debajo de él sentirá dolor, sólo entrá.

—Ah, Dean —gime cuando está por completo dentro de él.

Castiel están acostado y Dean de rodillas entre sus piernas. El castaño rodea su cadera con sus piernas mientras lo escucha suspirar de placer. Dean se mueve después unos segundos donde se da cuenta de la sensación única que se siente al estar dentro de ese chico que acaba de conocer. Sale algo rápido y vuelve a entrar de lleno, hasta el fondo. El hombre bajo de él vuelve a gemir y lo apresiona más con sus piernas. Castiel está probando por primera vez los deseos carnales de los humanos y se siente en la gloria. Este es su reino ahora, y como su nuevo Dios lo sentirá por siempre, porque le encanta, en especial con ese chico. Dean.

El nombrado lo toma de las caderas. Sale y entra con rapidez. Vuelve a salir y vuelve a entrar. Dean no sabe como explicar porque está vez se siente diferente. Se siente grande y poderoso. Ambos hechan la cabeza atrás en un momentos cuando las embestidas son más profundas y deliciosas. Ambos sienten algo diferente y grande al estar con el otro. Tal vez deben estar juntos, y Castiel sabe eso, por eso lo escogió a él.

—Ah, ah, Dean —gime alto mientras mueve los brazos sin saber dónde dejarlos. Los pone arriba de su cabeza, agarrándose de la pared detrás de la cama, también los pone a su lado, estrujando las sábanas por el placer que siente.

—Mm, Cas —casi grita por todos lo que está sintiendo.

Dean lo embiste más rápido, mucho más rápido a como lo ha hecho antes. Él no sabe cómo explicar eso, siente como si tuviera más fuerza ahora mismo. Castiel gime más, y más, debajo de él.

—¡Ah, Dean! —esta cerca, lo siente—
Házme sentir que estoy respirando. Házme sentir que soy humano —

Pero ya no había nada humano, y eso Dean no lo sabía... aunque lo descubriría pronto.

Bastaron dos penetraciones para llegar al orgasmo, Castiel se arqueó y araño los brazos de Dean, sobre todo donde pudo desde su posición. Dean gruño alto el nombre del ahora ya no ángel, y para sorpresa de ambos, llegaron juntos.

Después de unos minutos de tranquilizar su respiración, Dean salió de Castiel y se acostó a su lado en la maltratada cama. El castaño se levantó y se sentó en las caderas del rubio, estando ahí empezó a dejar caricias en el pecho del contrario. Dean sólo lo observaba y se decía en su mente lo puro e inocente que lucía el chico encima de él. Grave error.

—Me encanta este tatuaje, ¿o es una marca de nacimiento? —comentó con inocencia fingida al pasar su mano por la marca extraña en su brazo.

—Ah, esta vieja marca. No sé de dónde salió, creo que la he tenido siempre— respondió como si fuera cualquier cosa.

Para él eso era. Ese chico había nacido con la marca de Caín sin saberlo, una marca con una antigua maldición, la primera maldición. Antes no le prestó atención porque nunca actuó, necesitaba algo, necesitaba a Castiel, y él con gusto lo haría.

—Déjame contarte una historia —dió un beso en el pecho de Dean —Es sobre una pareja. Ellos entraron a un Motel, el cuarto vacante estaba iluminado, los huéspedes se estaban registrando —el chico debajo ponía atención y se quedaba absorto en la belleza de Castiel, era tan hermoso que parecía un ángel —El conserje era frío. Las tuberías de agua tenía moho por todos lados. La habitación era para dos personas. La cama estaba en ruinas. El vecino estaba llamando, sí, pero nadie le permitió entrar —continuó—Bailando toda la noche. Un vodka y un sprite. Un vistazo de las siluetas. Una noche que nunca olvidaremos

Dean sentía que conocía esa historia, era muy parecida a ellos en realidad. Iba a preguntar a qué se debía esa historia pero dejo de hablar al sentir como un dolor leve se daba en su brazo, justo en su marca. Castiel lo seguía acariciando y besando entre su relato.

Él buscó la muerte en una cama tamaño matrimonial —se acercó a su oído y susurro tan lento y delicioso lo que sería su perdición —Y él había dicho: "Querido, tu apariencia puede matar"— 

Y entonces lo sintió. Castiel le enterró una especie de espada en el pecho sacándole un jadeo de sorpresa. Sintió el dolor y la sangre salir, ¿esa sería su muerte? Oh, claro que no, esa es su nueva vida.

—"Así que ahora que estás muerto"— término su relato y Dean estaba muerto.

Eso es lo que tenía de parecida a su historia.

Castiel se levantó y vistió, con su magia le coloco ropa a Dean y esperó a que su plan siguiera justo como estaba diseñado. Se sentó y esperó. Después de horas, pensó que no lo lograría, pero después de un rato sintió algo diferente en el ambiente.

Se acercó al cuerpo en la cama y se sentó a su lado, tomó la espada y la enrrolló en la mano de Dean. Los dedos el chico se enrrollarón inconscientemente y la dejó en su pecho tomándola. Acercó a su mano a la cara del chico y lo acarició. Justo la pasó por su mejilla cuando despertó. Toda su vibra era diferente, justo lo que quería. Sonrió con maldad al observar esos puros ojos negros. Ahora su chico era un demonio, un caballero del infierno para ser exactos. 

—Hola, Dean—

Dejó un beso en sus labios, solo un leve rose y se separó, o al menos ese era su plan hasta sintió como Dean lo tomó del cuello y lo acercó a sus labios para un beso más cargado.

—Hola, ángel —sonrió y ocultó sus ojos de demonio.

Si, el plan salió justo como pensaba.

Después de otra ronda de sexo, este ahora más rudo, donde Castiel ordenaba por más y Dean parecía despedazarlo. Llegaron al orgasmo otra vez entre palabras de lujuria, gemidos y gritos. Cuando acabaron, salieron de Motel a tomar el mundo. Ambos eran poderosos, demonios viejos y en busca de matar.
Ambos, la pareja perfecta. Tal vez faltaba algo... pero ya llegaría en unos 9 meses desde ese momento que salieron del Motel.

Si, son la pareja perfecta. Nacieron para estar juntos, tienen un lazo profundo que no se puede comparar.

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