Capítulo 1
Escuchaba en silencio lo que mi mejor amiga Katherine decía mientras guardaba mis libros en mi casillero y sacaba los de la siguiente materia. Apenas respondía con movimientos de cabeza, afirmaciones sencillas o, si me dejaba seguir, consejos que después ignoraría.
De todos modos me gustaba escucharla, así que seguiría prestando atención a todo lo que diría hasta que hice una mueca de dolor por uno punzante en mi espalda que me hizo sujetarme el hombro.
-¿De nuevo aquel dolor? -cuestiona Kathe haciéndome asentir con la cabeza en respuesta.
-Sí...
-Deberías ir a consultar, que te ocurra eso casi todos los días no es algo normal -mencionó.
-Lo hice, pero los doctores dijeron que no tenía nada, así que no encontraron la causa de mi dolor -respondí estirándome por la espalda para intentar calmarlo, se detuvo después de pocos segundos.
-Mm... -Kathe me mira con pena-. Pobrecita, ojalá saber cómo ayudarte.
-Aprecio que te preocupes, Kathe, eso es suficiente para mí -sonreí cerrando mi casillero con las intenciones de irnos a la siguiente clase.
-Ay no... -escuché a mi lado. Kathe me apunta hacia atrás de mí con molestia y eso solo podía significar una cosa: la catástrofe se acerca.
-¿Alcanzamos a correr? -pregunté.
-Nop... Ya está aquí.
-Pero miren a quién encontré -escuché-. La rarita uno y rarita dos.
-La única rara eres tú por usar frases de libros digitales escritos por una niña de doce años -solté con una mueca-. Es en serio, Bitt, das pena cuando dices esas cosas.
Kathe se cubre la boca para evitar la carcajada pero la hizo obvia de todas formas. Brittany y sus "perritas falderas", como dirían en esos libros, me miran con sorpresa y molestia, Britt realmente se molestó. Pateó los casilleros tras de mí, dejando su pie apoyado en estos, no dejé que eso fuera a intimidarme. Una chica como Brittany jamás lo conseguiría. Ella se recarga en su rodilla levantada y se acerca a mí para aparentar dominancia.
-¿Crees que puedes hablarme como se te da la maldita gana, imbécil? Tú me debes respeto pero en cambio me haces enfadar.
-¡Ja! ¿Respetarte a ti? -me reí entre dientes-. Claro... te respetaré tanto como respeto a la mierda que caga un borracho en la calle.
Mi rostro giró hacia un lado de repente, sentía ardor en mi mejilla. Kathe se cubre la boca con ambas manos y retrocede asombrada por el atrevimiento de esta perra maldita, pero pronto la miró a ella con lástima. Brittany me agarra por la remera para jalarme hacia ella.
-Escucha bien, ridícula, ¡escucha bien! A tus superiores debes de tratarnos mejor, como es debido, y no hablándome de esa forma.
-¿"Superior"?
-Sí. Soy superior a ti en todo, ¿y sabes en qué sobresalgo más? -su sonrisa se vuelve más amplia-. En que por lo menos mi madre sigue con vida.
Esa fue la gota que colmó el vaso.
Agarré la muñeca de Brittany que sujetaba mi remera, ella pareció hacer una mueca de dolor por la presión que ejercía. La aparté de golpe pero doble su muñeca haciéndola chillar, pateé sus pies haciendo que cayera hacia el frente pero sujeté su cuello y le di un golpe en la mejilla que la dejó tumbada en el suelo. Caminé hacia ella dando un solo paso cuando Kathe me detuvo el brazo.
-Detente, Loren -pidió.
La miré de reojo exigiendo que me soltara con la mirada pero no lo hizo, sino que vio algo en mis ojos que la hizo sobresaltarse y solamente aflojar su agarre. Me solté y me coloqué sobre Brittany, agarrando su remera y levantándola.
-Entonces que tu mami se encargue de pagar tus cirugías por como te deformaré el maldito rostro. Hija de puta.
-¡Ni siquiera lo intente! -detuve mi puño a centímetros de la nariz de Brittany. Unos pasos de tacón se acercan hasta nosotras, la directora se plantó junto a ambas-. Señorita Mercier suelte a la señorita Williams de inmediato.
Frustrada solté a Brittany de golpe quien se dejó caer de nuevo. Me levanté de encima y sus amigas no tardaron en ayudarla a pararse.
-Ambas vendrán conmigo a mi oficina, ahora.
La directora se da la vuelta y empieza a caminar, miré a Kathe quien lucía preocupada, volví a ver a Brittany quien estaba sollozando y sujetando un pañuelo sobre su rostro. Rodé los ojos y caminé hacia la directora, las tres llegamos a su oficina y nos sentamos frente a ella en los asientos correspondientes.
-¿Y bien? ¿Me dirán quién inició la pelea o tendré que hacer una investigación? Y créanme que no tengo tiempo para hacerla así que más les vale decirme qué sucedió.
-Es que verá, señora directora, ella... -Brittany me señala-, y su amiga nos vinieron a molestar a mis amigas y a mí. Como no le hice caso, me golpeó ¡solo vea!
Brittany solloza mostrándole el rostro antes de cubrirse de nuevo con el pañuelo. La miré sorprendida por su gran descaro, quería volver a golpearla pero me mantuve de brazos cruzados en mi lugar. La directora me mira esta vez, esperando por mi defensa. Suspiré calmando mis nervios y poder hablar con propiedad.
-Es verdad que no debí reaccionar como lo hice, pero la historia de Brittany es una mentira.
-¡Eso no es cierto! -chilla enseguida.
-Ella fue quien se me acercó para molestar y me golpeó primero. Yo solo me defendí.
-¡Directora está mintiendo! ¡Yo no la golpeé! ¡véala, está limpia!
La directora me mira por varios segundos, tensé la mandíbula con molestia por mi rara condición que cura mis heridas más rápido de lo que deberían. Es verdad, el golpe en mi mejilla ha desaparecido... no tengo nada que pruebe mi palabra.
La directora deja escapar un suspiro exasperante, se quita los lentes y se sujeta el puente de la nariz.
-Loren, ¿te das cuenta que todo apunta en tu contra? No solo por el hecho de no tener ningún golpe o herida al contrario de la señorita Williams. Sino porque te vi sobre ella, a punto de darle una paliza.
Bajé la mirada conteniendo mi rabia. Pero vi de reojo a Brittany y su sonrisa de victoria.
-Esas actitudes no serán toleradas por ninguna causa aunque sea verdad que te estuvieras defendiendo... así que no me queda más remedio que suspenderlas y hacer un reporte.
La expresión de Brittany cambia totalmente al escuchar el veredicto de la directora.
-Disculpe, directora... -ríe nerviosa-. Espero haber escuchado mal pero... ¿a caso dijo "suspenderlas" en plural?
-No ha escuchado nada mal, señorita Williams, lo dije. Es verdad que no hay duda de la agresión de la señorita Mercier hacia usted, pero su versión de la historia es más creíble que la suya.
-¡¿Qué?! -Brittany se levanta enfadada.
-La señorita Mercier es una excelente alumna que no se mete en problemas salvo cuando se trata de usted... No he recibido ninguna queja de ella pero recibo quejas sobre usted, de estudiantes y maestros, a diario. Así que sabrá disculparme por el reporte completo que haré sobre todas las quejas que fui acumulando.
-¡No es nada justa! -Brittany golpea la mesa de la directora al recargarse en esta- ¡Yo no merezco esto! ¡Se lo diré a mi madre!
-Con todo respeto, señorita Williams, si no está dispuesta a afrontar las consecuencias de sus acciones y decide refugiarse en los brazos de su madre... me temo que no está calificada para lo que significa ser una adulta. Está por cumplir los dieciocho, pero me temo que su comportamiento es propio de una niña de nueve años. Le recomiendo que reflexione y madure antes de que se vuelva más difícil para usted.
Quise reírme allí mismo. Tal vez la directora no es mucho de mi agrado pero he de admitir que sabe poner en su lugar a los demás. A ella sí le doy mi respeto.
-¡Cállese! ¡Usted no es nadie para recomendarme nada! ¡Está loca si cree que dejaré pasar esta ofensa! -Brittany se da vuelta para irse.
Me levanté finalmente de mi lugar y me despedí de la directora por educación, salí de su oficina tras Brittany y apenas cerré la puerta ella se me acerca amenazando con su dedo.
-Esto no se va a quedar así, ya vas a ver lo que te espera -brama Brittany. Abofeteé su mano levemente para aprtar su dedo de mi rostro y sonreí burlesca.
-Uy, que miedo -reí-. Haz lo que quieras, Brittany, de todos modos no me importa.
Ella parecía querer decir más pero yo pasé por su lado golpeando su hombro con el mío, dejándola atrás con las palabras en la boca. La escuché quejarse en un berrinche mientras se iba por otro camino diferente al mío. Empecé a reír mientras me alejaba y salía de la escuela directo a mi casa.
En donde fui directo a mi habitación para darme una ducha y quitarme el estrés del cuerpo. Pensaba en cómo decirle a mi padre cuando llegara que me habían suspendido de la escuela sin que me mate antes de explicarme.
-Bueno, que sea lo que el cielo quiera.
Me lancé a mi cama al ya haberme cambiado, agarré mi celular y me puse a revisarlo hasta quedarme dormida.
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