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"El sujeto reacciona de forma positiva ante los cumplidos y halagos, no parece ser que las demostraciones de amor sean un desencadenante, debería estudiar las reacciones de los demás Alters."

Jimin cerró el cuaderno, y lo guardó en su cajonera, su trabajo estaba avanzando bastante bien, tenía ya unas cuantas páginas de anotaciones.

Llevaba un mes viviendo con Jeon, y tenían muy buena convivencia, ni Jungkook ni ninguno de sus Alters comían su comida, no lo molestaba cuando tenía que estudiar, no era ruidoso, y se iban a dormir y despertaban a horarios muy similares, así que no era molestado por luces encendidas o ruidos en la cocina.

Jungkook era un compañero de cuarto ideal, y Jimin no podía entender por qué todos huían de él.

— Hyung, le llegó un paquete— le dijo Jungkook, cuando volvió de sus clases una tarde—. Está sobre tu cama.

Le agradeció y fue a ver, aunque ya sabía lo que era.

El Señor Choi le había recomendado comprar aquel juguete, esperaba que fuera un desencadenante, y de alguna forma "despertara" a la personalidad que no había conocido aún, a Kookie, el que Jungkook dijo que era un niño pequeño.

Y qué mejor para un niño pequeño que un lindo juguete de peluche.

Sonrió al ver el conejo rosa de peluche, tenía orejas largas y ojos muy grandes y exagerados, llenos de brillos y del color del arcoiris.

— ¡Jungkookie! — salió del cuarto hacia la cocina-comedor, donde el castaño estaba trabajando en su computadora—. Mira, es un regalo para ti.

— Jimin, no deberías- — su voz se apagó cuando vio el juguete, se quedó boquiabierto unos segundos, luego rió de forma pequeña y adorable, una gran sonrisa ocupó su rostro —. Es muy lindo — dijo, su voz infantil era muy hermosa.

Jimin se lo dió y el castaño se levantó para tomarlo, abrazó al peluche, olió su aroma a nuevo y luego volvió a mirarlo, tenía una sonrisa muy inocente y tierna.

— ¡Gracias!— dijo, y prácticamente se arrojó sobre él para abrazarlo con fuerza, cosa que sorprendió un poco a Jimin.

Jungkook era algo tímido para el contacto físico, se notaba que aquel otro no tenía vergüenza de abrazarlo.

— De nada, ¿ Eres Kookie?

— Soy Kookie, si, ¿Tú eres el novio de Jungkook?

— ¿Qué? — Jimin se ruborizó de forma furiosa y rió, algo incómodo.

— Sé que a Jungkook le gusta alguien— dijo, giraba levemente sobre sus pies al igual que un niño inquieto—. Y eres el único que está con él.

— Oh, no. Vivimos juntos pero no soy yo, Jungkookie se junta con otras personas, con sus amigos, quizás estás pensando en alguien más.

El menor sonrió tan ampliamente que sus ojitos se cerraron bastante, sus mejillas resaltaron en el más sutil rojo.

— Nadie le dice Jungkookie— murmuró, en una voz alegre—. Y Jungkook no tiene amigos, no se junta con nadie, tú eres el único.

Jimin estaba algo extrañado, y la bruta honestidad de aquel joven Alter le dolía un poco, porque Jungkook solía hablar de un par de amigos que tenía entre sus clases de fotografía.

No tenía ninguna razón para sentirse de ese modo, pero de alguna manera no podía evitarlo.

Pensó que quizás Jungkook le decía que tenía más amigos sólo para no dar lástima.

— Yo soy amigo de Jungkook, él si tiene amigos— dijo, luego de un momento en silencio, en donde Kookie se encargaba de ver a su conejito y sonreír.

— Eres el primer amigo en mucho tiempo— murmuró, por más que sonreía muy contento Jimin se sintió algo triste—. JK quiere que me vaya, luego voy a jugar con el conejito— dijo, sonriendo de esa forma bonita—. Gracias, Jiminie.

La sonrisa brillante se borró y el ceño del castaño se frunció, miró al juguete.

— Es...— buscó la palabra indicada.

— ¿Estúpido? — preguntó Jimin.

— No, a Kookie le gusta, no puedo decir eso,lo haría sentir mal... Es peligroso, ¿Cómo se te ocurre hacer esto para que un niño pequeño salga? — JK fue hacia el dormitorio, y dejó el peluche sobre su cajonera.

Mientras, Jimin, aún en el comedor, se preguntaba cómo era que JK sabía lo que había hecho, quizás había leído sus pensamientos y debía admitir que tenía miedo.

Tuvo que recordarse a sí mismo que no había forma en la que JK leyera su mente, sólo hacía acusaciones para ser brusco y que se alejara, porque todo lo consideraba un peligro, era el protector principal, y muchas veces solían ser exagerados, encontrando todo como un problema o un peligro de muerte, o al menos así era la forma de ser de JK.

— JK.

— Soy Jungkook— respondió de forma tosca.

— Sé que no lo eres y no hay ningún problema con ello, en serio, el TI-

— No jodas — lo interrumpió.

— Hey, no te he hecho nada— dijo Jimin, en voz algo baja, ofendido por lo bruto que era aquel chico.

JK pareció pensarlo un momento, finalmente se acercó a él, estaba muy serio y sabía bien cómo lucir amenazante.

— Mira, Park Jimin, puede que a Bunny le caigas bien, puede que a Jungkook le gustes y puedes comprar a Kookie con todos los peluches del mundo, pero mí confianza y mí respeto no te lo vas a ganar tan fácil— dijo, contando con sus dedos—. No tengo ni puta idea de quién eres y no tengo ni una pizca de interés en saberlo, y te advierto: Si llegas a lastimar los sentimientos de Jungkook, o de cualquiera de los demás, te romperé todos los huesos.

Jimin alzó sus cejas y tragó duro, evidentemente asustado.

— Yo no quiero lastimarlos— dijo, en un murmullo —. Quiero llevarme bien con ustedes, aún me queda bastante en la universidad y serían mis compañeros durante todo ese tiempo. No soy malo y sé que ustedes tampoco.

JK se quedó en silencio, mirándolo fijamente, era de verdad intimidante la forma en que marcaba más su mandibula y podía endurecer todos los rasgos que hacían de Jungkook alguien más adorable, como sus lindos y redondos ojitos, en JK se veían más oscuros y serios.

— Si llegas a hacer algo mal, seré el primero en golpearte — dijo, y Jimin iba a responder, pero su compañero parpadeó unas cuantas veces y vió alrededor, confundido— ¿Qué me perdí? — preguntó Jungkook y el mayor rió ligeramente.

— A Kookie le gustó mí regalo y JK vino a decirme que me quiere.

— No es cierto— y ahí estaba esa voz grave e intimidante de nuevo y el lindo castaño que le fruncía el ceño, Jungkook negó para apartar al otro Alter de su cabeza—. Dios... — masajeó sus sienes, algo molesto por tantos cambios.

Jimin soltó una carcajada, porque aquello había sido divertido.

— Uy, lo siento, ¿Estás bien? — preguntó, tomando sus brazos al notar que el castaño estaba algo mareado, Jungkook asintió, frotó un poco entre sus cejas cerrando sus ojos.

— Sí, sólo... Tomaré un té y el dolor de cabeza se va a ir— avanzó hacia la cocina, pero al parecer estaba más mal de lo que aparentaba, porque se dió con el marco de puerta en toda la cara al no estar viendo su camino.

De inmediato soltó un quejido y retrocedió unos pasos, apretando su nariz.

— Oh, Jungkookie— Jimin se acercó a él, tenía pequeñas lágrimas de dolor en sus mejillas.

Se sintió tonto y avergonzado,más de lo normal por hacer el ridículo ante Jimin.

— Estoy bien, estoy bien — dijo, Jimin limpió sus lágrimas con la manga de su buzo, y respiró profundo para controlar el llanto, en segundos el dolor de su cara se había atenuado a una molestia.

— Ven, te acompaño — dijo Jimin, con una sonrisa encantadora, tomó su mano y lo guió con cuidado hasta la mesa del comedor, dejándolo sentado en la silla — ¿Quieres hielo?

— Si, por favor— murmuró, y en segundos tenía un paquete de espinacas congeladas en la cara—. Gracias, Jimin...

— No hay de qué, ¿Quieres tu té? — Jungkook asintió, y Jimin lo preparó para él, al mismo tiempo que hacía un café con leche para sí mismo.

Entre el proceso, no pudo evitar pensar en las palabras del pequeño Kookie.

"El novio de Jungkook, a Jungkook le gusta alguien..."

De repente sentía a su corazón acelerarse y a sus mejillas enrojecer, y se sintió algo tonto, pensó en preguntarle al respecto, pero prefirió quedarse callado, conocía a Jungkook lo suficiente como para saber que sólo lo pondría nervioso, quizás era mejor esperar a que el menor se sintiera lo suficientemente cómodo como para hablar al respecto, le llevó el té a la mesa, Jungkook dejó a un lado la bolsa de congelados.

— ¿Mejor? — dijo, y el castaño asintió.

— Gracias — dijo, en un murmullo, aún estaba algo avergonzado por toda esa escena estúpida.

— No hay de qué, Jungkookie.

Merendaron en silencio, y Jimin no podía sacarse las palabras del menor de la cabeza.

Le gustaba a Jungkook.

En parte se sentía estúpido por pensar en aquello una y otra vez, por otra parte se sentía culpable.

Él estaba compartiendo habitación con Jungkook todo por una investigación, todo por la presión del señor Choi sobre su trabajo, el hombre creía que el primer paso para una buena investigación de un sujeto de estudio era generar su confianza, y luego de eso todo sería más fácil.

Jimin era amable y atento por naturaleza, era sólo su forma de ser, le gustaba ayudar a los demás y era una de las tantas razones por las cuales estaba estudiando Psicología, y el señor Choi lo había halagado porque eso serviría para ganar la confianza de Jeon.

Claro que ganar la confianza de alguien y enamorarlo eran dos cosas distintas.

Sólo tenía que vivir con él, ganar su confianza y atención, y luego hacer lo necesario para obtener los resultados que quería, para todas las preguntas que se le pudieran ocurrir.

Esa última parte del trabajo era libre, él podía investigar lo que quería, quería centrarse en la vida de Jungkook, y en los otros Alters, en lo cotidiano, en lo bueno y en lo malo de la vida diaria, en los problemas que podían causarle el TID en su rutina pero cómo encontraban la forma de resolverlos.

Aunque su profesor le había sugerido investigar cosas más fuertes, como los desencadenantes, su pasado, sus traumas, las razones por las que tenía TID... Y seguía insistiendo con eso aún.

Pero a Jimin le parecía demasiado cruel jugar con los traumas y el pasado de alguien más, de hacerlo tener ataques de pánico sólo para ver cómo era su reacción sólo por un estúpido trabajo.

— ¿Sabes cuántos hijos de Piaget murieron durante su investigación? — solía decirle cada tanto su profesor, como una forma de aliento—. Park, si algún día sales de aquí con un título te tocarán situaciones dónde tendrás que forzar a tu paciente a un ataque de pánico, para que libere toda su frustración. O quizás peor, quizás para conseguir datos a favor de una causa judicial de... No sé, un secuestro, o un asesino, y será la única forma en la que te cuenten todas las cosas horribles que necesitas saber.

— Usted dijo que puedo centrarme en lo que sea para mí trabajo, elegí la vida cotidiana de Jeon, no los traumas que desarrollan en trastorno.

>> La próxima vez que quiera que investiguemos los traumas infantiles de alguien dígalo directamente en la consigna y ya— respondió la última vez, y se había retirado de la sala bastante enojado.

Recordando esa charla, miró a Jungkook y se sintió mal, realmente mal.

Porque no era su culpa sentir cosas por alguien que lo trataba bien, por la única compañía que tenía en la universidad, y claro que Jungkook no merecía aquello.

Era una persona, como todos, con un corazón enorme, y una sonrisa encantadora, era tierno y muy lindo, se preocupaba por sus estudios y por los demás Alters, los consentía a su manera, comprando cosas que a él no le gustaban para que los demás pudieran disfrutar cosas del mundo también, y también era una persona sensible que le gustaba hacer todo con verdaderas intenciones.

Jungkook notó la mirada de Jimin sobre él.

— ¿Tengo la cara muy hinchada? — preguntó, inseguro.

— No, sólo... Eres muy lindo— dijo, y con toda su honestidad, nunca podría mentir sobre lo lindo que Jeon Jungkook era.

El castaño no dijo nada, e intentó actuar como que no había escuchado nada de aquello, pero se puso tan rojo como un tomate y tuvo que irse, dejando a Jimin riendo con ternura.

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