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Pasaron unos cuantos días, seguían con los mismos abrazos y mimos, Jeongin pasaba más tiempo de lo normal en ese estado de trance, Chan sabía que en realidad estaba concentrado en su mundo interno, posiblemente arreglando algunas cosas, hablando con los demás.

Apenas reaccionaba a lo que ocurría en la realidad, por eso se quedaban en el cuarto, en un lugar seguro, donde podían tener todo controlado.

Evitaban salir de la habitación, incluso ir a la cafetería de la universidad sería peligroso, porque Jeongin no tenía registro de las cosas que pasaban, y sus acciones eran una especie de "modo automático".

En esos momentos, Chan se quedaba a su lado, dejaba leves caricias en su cabello, Jeongin sabía que él estaba a su lado por más que pareciera que no lo veía, a veces la espera se hacía más larga, podía durar horas, y terminaba usando su celular mientras el castaño seguía en lo suyo.

Luego de un rato reaccionaba y se reía porque Chan usaba su pecho para apoyar el celular y ver vídeos más cómodamente.

—Deja de aprovecharte de mí, tonto.

—Yo no me aprovecho, sólo saco lo mejor de cada situación —dijo, con una risa, sólo para molestarlo.

Llegó el sábado, luego de unos cuantos días de aquellas profundas charlas internas, que Chan desconocía y ni siquiera preguntó al respecto, finalmente Jeongin volvía a sentirse listo para intentarlo de nuevo, y se lo pidió a Chan con toda seguridad.

Decidió volver a intentar todo como si fuera la primera vez, para de alguna forma "borrar" todos los intentos fallidos y comenzar de nuevo.

De nuevo, estaban en la cama, y de nuevo, se sentó sobre sus caderas, como si fuera su primer intento, y comenzarán todo otra vez.

—¿Lo haremos? —preguntó Chan, hasta el momento, Jeongin no le había dicho nada al respecto, y creía que era otras sesiones de besos un poco más calientes.

—Ajá —Jeongin asintió, sonriendo—, hablé con I.N y con Foxy, les dije que me dieran más espacio estando contigo, ellos confían bien en ti, y sabemos que no harás nada que nos lastime, o que nos haga mal, por más que yo esté nervioso.

—Que es muy común en la primera vez, lindo.

—Exacto, por eso les dije que dejaran las cosas seguir y sólo si se ponía bien feo intervengan.

—¿Qué sería lo feo?

—Que me insistas en follar sin protección.

—Oh, qué bueno que compré forros —Chan sonaba exageradamente agradecido.

—I.N dice que sin gorrito no hay fiesta —Jeongin se encogió de hombros, y luego rio—. También decidimos que deberíamos desnudarnos juntos, a la par... Verás si sólo yo soy el que está sin ropa y tú estás vestido, me sentiré más expuesto y débil por... Ya sabes, cosas del pasado, y eso sería un desencadenante para Foxy.

—Entiendo, Jeonginnie. Sabes que lo haré, no hay problema —Chan tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Estamos juntos en esto, bebé.

Jeongin ​asintió, ruborizado y sintiéndose cálido y bonito.

—Entonces creo que podemos empezar, cuando quieras —dijo, aunque se refería empezar en ese mismo momento, en la privacidad de su cuarto.

Comenzaron de nuevo con los besos húmedos, con los chupetones, y las caricias, sus prendas comenzaron a caer al suelo, mientras se abrían paso a más contacto.

Cambiaron de posiciones dejando a Jeongin debajo, y dándole paso a Chan a hacer todo lo que quería con él, lo dejó acomodarse entre sus piernas.

Chan ​volvió a besar sus pezones, su torso, dejó chupetones en su cuello y clavículas, mientras Jeongin seguía pidiendo más.

Se fueron desnudando a la par, como Jeongin había pedido, así cada uno se quitaría primero su remera, luego sus pantalones, quedando ambos en ropa interior.

—¿Listo? —preguntó Chan, para estar seguro, y Jeongin asintió con una sonrisa, su rostro estaba rojo, convidando perfectamente con las marcas en su cuello.

Chan ​volvió a acariciar su erección por sobre la tela del bóxer, escuchando sus gemidos, luego de un momento dónde le permitió acomodarse a esa sensación, descendió con su boca hacia el interior de sus muslos, besándolos mientras se acercaba a su miembro.

—C-Chan... — el castaño gimió su nombre con necesidad—. Por favor...

—¿Estás apurado, mi cielo?

Jeongin masculló un "ajá" que se mezcló con sus gemidos.

Decidido a avanzar de una vez, Chan bajó su bóxer del menor, dejando a la vista el miembro erecto que estaba húmedo del pre-semen.

Acordando su trato, se quitó sus propios calzoncillos, ahora con ambos desnudos en el calor del cuarto.

Chan ​volvió a acercarse a él, y pasó su lengua por todo el largo, desde la base hasta su punta, escuchado a Jeongin soltar un gemido más pesado que los anteriores

—¿Listo, Jeonginnie? —Chan alcanzó su mano y entrelazó sus dedos—. Si te sientes mal sólo dime, ya sabes.

—Lo sé —asintió—. Continúa, por favor... Te necesito.

Chan ​sonrió por aquel tono de voz, tan sensible y desesperado, sin un momento de duda, acercó su boca hacia el glande del menor, apretando sus labios alrededor de este mientras descendía, y su lengua rodeaba con calidez el falo del castaño.

Subió y bajó por este con lentitud, ahuecando sus mejillas, manejando su lengua alrededor de este, perdiéndose en los gemidos cada vez más erráticos de su novio y en el apretón que mantenía en sus manos unidas.

Aceleró el movimiento, succionó con más fuerza, dejando que llegara hasta el fondo de sus mejillas.

—C-Chan... e-estoy cerca— murmuró, entre gemidos desordenados, apretaba la manito de Chan con fuerza.

El mayor se incorporó un poco, tomando algo de aire, antes de volver al miembro, más duro que antes, su glande más hinchado.

Descendió de golpe, dejando que el miembro llegara hasta el fondo de su garganta, y Jeongin gimiera más alto por la sensación, repitió aquello unas cuantas veces, hasta que sintió el primer chorro en su boca, deteniéndose para tragar toda la esencia del menor, mientras este acababa entre gemidos cada vez más suaves.

Se apartó en cuanto terminó, para recuperar el aire, sonrió, conforme y orgulloso de que su lindo novio hubiera permanecido con él.

—¿Sigues ahí, Jeonginnie?

—Estuvo genial —dijo, entre suspiros, sonreía ampliamente.

—Estoy muy orgulloso de ti —dijo, y dejó un beso sobre la mejilla del menor, sus brillantes ojitos, tan redondos y expresivos le llenaban el alma de alegría.

—Ahora... Seguimos, ¿no? —preguntó, más que bien.

—¿Qué quieres hacer? —las manos de Chan fueron a acariciar el vientre de su pareja, dejando mimos.

—Ya sabes... Quiero sentirte, dentro de mí —dijo en voz baja, su sonrisa era tan inocente que contrastaba mucho con sus palabras.

—Todo lo que quieras, pequeño —dijo, dejando un pico en sus labios—. Iré a buscar la protección —le guiñó un ojo, fue hacia la cajonera, sacando el paquete de preservativos, no se molestó en cerrar el cajón correctamente.

Jeongin ​lo esperó, viendo cómo dejaba la cajita a un lado.

—Primero hay que prepararte muy bien, Jeonginnie. ¿Sabes cómo se hace?

—Con una correcta lubricación, nada de saliva, I.N no me deja.

Chan ​rio, asintiendo.

—Tiene razón.

—Hay vaselina liquida en mi cajón, el de arriba, a un costado... También me estuve preparando para esto —indicó el castaño, y Chan fue a buscarlo, Jeongin se quedó viendo el escultural cuerpo del mayor, un trasero grande y bien formado, y un buen tamaño que prontamente estaría dentro de él.

Se mordió su labio con fuerza, imaginándose aquello, escondió el gemido en su garganta.

—¿Teniendo pensamientos impuros, Jeonginnie? —preguntó Chan, ya con el pote de vaselina en sus manos, tomó un poco para lubricar sus dedos.

—Lo que estamos haciendo es impuro, qué importan mis pensamientos —dijo el menor, rodó sus ojitos.

—Siempre tienes razón, lindo —se acomodó entre sus piernas, haciendo que las flexionara para tener acceso a su entrada, lo miró para preguntar si estaba listo, y el castaño asintió con seguridad.

Chan ​llevó sus dedos hacia el anillo de músculos que lo rodeaban, masajeándolos con suavidad.

Su otra mano comenzó a tocar el miembro de Jeongin, para que volviera a erguirse, para que el placer lo distrajera.

Introdujo el primer dedo, que se deslizó con facilidad, y provocó un gemido algo molesto de parte del castaño, lo movió en pequeños círculos y luego en penetraciones, así continuó hasta que no sintió más dolor, hasta que se acostumbró a la sensación.

Continuó con un segundo dedo, el menor comenzaba a dilatarse con mayor facilidad, mientras su miembro comenzaba a endurecerse.

—M-Más —gimió.

Chan ​estaba siendo suave y cuidadoso con él, no quería ni lastimarlo, ni causar que cambiara a Foxy por tocar algún punto sensible.

Continuó con un tercer dedo, está vez fue más brusco y lo metió de golpe, la lubricación era suficiente para que entrara con facilidad, y Jeongin arqueó su espalda de placer, soltando un gemido agudo.

Continuó penetrándolo con sus dedos hasta que estuvo seguro que su entrada estaba lo suficientemente dilatada, se colocó el preservativo sobre su erección, que llevaba allí un rato, y el gel que necesitaba aquel cacho de plástico, sobre eso, de todas formas, usó un poco de vaselina liquida.

—¿Listo, Jeonginnie? —preguntó.

—Sí, totalmente —dijo, entre suspiros.

Entró en él con lentitud, siendo suave en las primeras penetraciones, avanzando centímetro a centímetro, mientras Jeongin se aferraba a las sábanas y gemía con tanto placer como con un leve dolor, pero que le gustaba.

El mayor intentaba dejar de lado un momento el placer que le provocaba la apretada sensación sobre su miembro mientras iba entrando en el menor, se fijó en sus expresiones faciales, asegurándose que no sintiera demasiado dolor (no podía evitar que sintiera un poco, pero eso ya pasaría), viendo que no se sintiera mal, Jeongin era lo más importante.

Una vez completamente adentro de él, Chan comenzó a mover sus caderas en ligeros círculos, sintiendo el interior de su novio aún apretado, hasta que se relajó más y pudo comenzar con una pequeña embestida.

Le siguieron más y más, mientras el castaño se deshacía en gemidos desordenados, y su espalda se arqueaba por los golpes del miembro de Chan sobre su próstata, el sonido de sus caderas al golpear sus nalgas le encantaba, y los gemidos bajos que Chan soltaba combinaban tan perfectamente con los suyos.

Chan ​tomó sus piernas y las llevó sobre sus caderas, Jeongin lo rodeó con estas, y el mayor fue más profundo con sus embestidas.

Las manos de Chan se acomodaron a los lados de la cabeza de Jeongin, teniendo al mayor frente a él, lo atrajo hacia sí, uniendo sus labios de forma bruta mientras continuaban con las penetraciones.

—Jeo-Jeongin... ya-ya casi —habló como pudo, el castaño asintió.

— Y-yo también, Cha-Chan~ — sentía aquella hermosa presión en su bajo vientre—. M-más, más...

Aceleró el movimiento de sus caderas todo lo que pudo, fueron un par de segundos más y Jeongin terminó sobre su estómago, Chan apenas un poco después, dentro de él, con el preservativo entre medio, aun así, pudo sentir la calidez del mayor dentro suyo.

Se recostó sobre el pecho del castaño, escuchando los acelerados latidos del menor, sonrió completamente enamorado de aquel palpitar, de la calidez de aquel hermoso cuerpo, de aquella persona que brillaba tanto en su corazón.

Recuperaron el aire a grandes suspiros, y cuando se sintió un poco más recuperado, Chan salió de su interior.

—Chan —llamó Jeongin, haciendo que volviera hacia él, y se acercará a su rostro, el castaño le sonrió embobado, en sus ojitos brillaban lágrimas y en sus rojas mejillas había algunas, todas de placer y felicidad—. Quizás... Es muy pronto, pero te amo.

Chan ​le sonrió totalmente encantado.

—Yo también te amo, Jeonginnie —dijo, y fue hacia sus labios para besarlo con bastante suavidad, más por la falta de aire que por otra cosa, siendo correspondido con gusto.

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