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Si bien el primer encuentro que tuvieron fue con la pequeña participación de dos Alters más, y Sunghoon creyó que tendría más interacción con estos, se equivocó.
Sunghoon estaba llegando a la conclusión de que Sunoo y sus Alters podían hacer una vida normal, sin mayores problemas, (y lo que era más aterrador) sin que nadie se diera cuenta de la diferencia de personalidades.
Y esa era una conclusión muy aburrida para su trabajo, y cada vez que lo recordaba se ponía de mal humor.
Él (y su profesor, el Señor Choi, el tipo que le había dado la idea de tratar el TID y vivir con Sunghoon), querían un trabajo interesante, que mostara los conflictos de cada una de las personalidades, los problemas que tenían para mantener una vida... Sunghoon quería ver cosas malas pero no estaba encontrando nada.
La mayor parte del tiempo era Sunoo, siendo un chico algo callado, y tímido, y bastante torpe, pero muy adorable.
Pero Sunghoon estaba seguro que había momentos, en los que no se daba cuenta, que era otra personalidad tomando el control.
Era de vez en cuando que alguna otra personalidad intervenía, con algún comentario o a veces ni siquiera eso, sino con acciones que pasaban desapercibidas.
Por ejemplo, durante las mañanas, su compañero de cuarto se hacía un café puro, sin azúcar y muy oscuro, para tomarlo en silencio mientras usaba su celular.
Creía que era Sunoo, porque no demostraba ninguna diferencia.
— Agh esto es un asco— dijo el castaño, con una mueca de puro disgusto, luego de dar un sorbo, ya había ingerido más de la mitad de la taza, fue directo a tirar el café al lavamanos de la cocina.
— Lo tomas todos los días, ¿Qué pasó esta vez?
— Yo no lo tomo, es Sunwoo el que le gusta, el café puro es horrible y fuerte — abrió la heladera, para sacar un cartón de leche de banana para sacarse el sabor.
Sunghoon rió un poco.
— ¿Y te lo dejó a tí para que lo tomes? Qué malo.
— No, a veces no controlamos los cambios— se encogió de hombros—. Iré a la pastelería a comprar unos cupcakes, ¿Quieres algo?
— Mmm... No sé qué tengan, nunca fui, ¿Qué si te acompaño?
— Claro — dijo, y sonrió mínimamente, luciendo adorable, sus mejillas estaban algo rojas.
Abrigados perfectamente para el frío de comienzos de otoño, salieron del terreno de la universidad para ir hacia la pastelería a un par de minutos de allí.
— ¿Y SunSun? — El castaño estaba sorprendido por el apodo —. Cuéntame algo de tí, ¿Qué música te gusta?
— Pues... Escucho mucho de pop en inglés, aunque últimamente me están gustando las baladas o la música más alternativa, ¿A tí, Hyung?
— Pues escucho mucho de kpop, también disfruto mucho se las bandas instrumentales, son muy relajantes.
—Oh cuando era más joven fui parte de una de esas bandas— dijo—. Bueno, no yo, era alguien más, yo... Yo no recuerdo nada pero si he visto fotos y me han dicho que lo he hecho.
Sunghoon rió un poco, Sunoo se había puesto algo nervioso y se notaba en la forma rápida de hablar.
— Hey, está bien, ¿Qué tocabas?
— El chelo— respondió—. Yo no sé tocarlo, pero no es muy difícil, a demás es muy lindo porque es muy grande.
"Te gusta tocar lo grande" dijo Sunwoo, y escuchó la risita de Ddeonu en su cabeza.
Sintió una gran vergüenza y sus pies se hicieron torpes, tropezando con una grieta de la vereda, Sunghoon lo atrapó antes de irse al suelo.
— Hey, ¿Estás bien? — preguntó, aguantando una risa.
— S-Si, si— murmuró, rojo como un tomate—. Lo siento.
— ¿Por qué te disculpas? No hiciste nada, Sunsun— Sunghoon palmeó su espalda.
Sunoo sólo asintió, seguía avergonzado así que se quedó callado hasta llegar a la pastelería.
Salieron de allí con seis cupcakes de chocolate y unas galletas de avena y miel.
— Adivino, ¿Odias la miel? — preguntó Sunghoon, viendo cómo Sunoo fruncía sus labios al ver las galletas.
— Ajá, también la avena... Oh se pone peor, esto tiene pasas... La verdad no sé cómo es que a Foxy le puede gustar esto.
Sunghoon supuso que Foxy era otro de sus Alters así que no preguntó al respecto.
— ¿Los dejas comer lo que ellos quieren todos los días?
Sunoo asintió.
— No es tanto de si los dejo o no, cada uno tiene derecho a usar el cuerpo, lo usarán de todas formas, es uno para cinco así que... Pueden darse algunas libertades estando al frente, mientas no sean peligrosos.
— ¿Peligrosos?
— Para sí mismos, digo, no le harían daño a nadie más que no sea a sí mismos... Y a mí u otros Alters.
"Por favor no pienses que soy un asesino psicópata" rogó Sunoo para sus adentros.
"Para mí que sí lo piensa" dijo Sunwoo.
— N-No podría matar a nadie— murmuró.
— Eso suena como a algo que una persona que podría matar a alguien diría— comentó Sunghoon, con una risa.
Sunoo se sintió realmente mal.
Podría sonar algo tonto, pero desde que había salido esa estúpida película del asesino con lo mismo que él no podía dejar de sentirse mal, principalmente porque había quienes lo habían comparado con el protagonista también.
La peor parte de la historia es que era él quien había estado cerca de morir, nunca había lastimado a alguien, nunca podría.
Y él no era malo, no era ningún loco, ningún psicópata, era sólo alguien igual que los demás, que la había pasado muy mal en su temprana infancia, que había sufrido cosas que ningún niño debería sufrir.
De sólo pensar eso su cabeza comenzó a doler y repentinos flashbacks cubrieron la vista del mundo real, recuerdos que en realidad no eran de él, sino de un niño que había nacido en una familia muy buena y que luego se rompió.
Vió aquel niño llorando en la oscuridad de un cuarto, asustado mientras unos pasos pesados se acercaban a la puerta y este se abría de golpe...
Sus pies se detuvieron y Sunghoon lo miró y bastante preocupado.
— ¿Sunoo? — se acercó a él, apoyó una mano en su brazo para llamar su atención al ver la mirada perdida del castaño.
— ¡No! — gritó con miedo, sus ojitos estaban llenos de lágrimas pero no podían mirarlo, su mirada estaba baja—. No, no me toques.
— De acuerdo, no lo haré— dijo Sunghoon, de forma automática, miro a su alrededor, no había mucha gente, sólo un par de personas del otro lado de la calle que lo miraron con curiosidad — ¿Eres Sunoo?
Asintió de forma rápida, notó cómo su cuerpo empezó a temblar.
Sunghoon se dió cuenta de inmediato que no era Sunoo.
— Soy Sunghoon, es un gusto conocerte— dijo, usando la voz más suave que pudo, su corazón latía más fuerte de lo normal, sin saber lo que iba a pasar.
— N-No conozco a ningún Sunghoon, ¿Quién es Sunghoon? — dijo, su voz sonaba confundida, perdida, e infantil.
— Soy amigo de Sunoo, yo soy Sunghoon — se agachó frente a él, esperando que sus ojos lo miraran, pero volteó el rostro, alejándose— ¿Puedes mirarme? Sino no podrás conocerme.
— Lo siento, lo siento... — dijo, su voz estaba cargada de miedo, continuó repitiendo lo mismo una y otra vez, mientras su vista continuaba en el suelo, apartado, su cabeza baja parecía más una reverencia que una forma de esconderse.
— Hey, no has hecho nada malo, no te disculpes— murmuró, pero el otro pareció no escucharlo.
Sunghoon lo miró de pies a cabeza, buscando algún indicio que le dijera quién era esa persona, hasta que sus ojos llegaron hasta sus manos, el castaño se abrazaba a si mismo y apretaba sus uñas contra la piel de sus palmas, en lo que parecía un puño, pero era tanta su fuerza que se había hecho cortes y estaban sangrando levemente.
— Hey, deja de hacer eso— se acercó hacia sus manos para separar sus dedos, evitando más daño, en cuanto lo tocó alzó sus ojos hacia él.
Sunghoon nunca había visto una mirada tan cargada de pánico, tan asustada, en su vida, y se congeló un momento.
Entrelazó sus dedos, tomando sus manos, para evitar que se lastimara.
— ¿Ves? Ya me conoces, yo soy Sunghoon — dijo, y sonrió apenas—. No pasa nada, no hay nada malo, hiciste todo bien, de verdad— intentó convencerlo.
Sus ojos se perdieron y su cuerpo se tambaleó, Sunghoon lo sostuvo pensando que iba a caerse, pero de pronto sólo parpadeó y volvió a mirarlo, frunció el ceño, y apartó sus manos de las del mayor.
Miró los pequeños cortes de su palma, las pequeñas medialunas que se teñian de rojo, no eran muy profundas, sólo lo suficiente como para que una pequeña cantidad de sangre se notara.
— Qué puta mierda... — dijo, su voz era más grave y se veía realmente molesto.
Sunghoon ya no tenía ni idea qué hacer, y retrocedió un paso, esperando que quien sea el castaño hiciera algo.
— Gracias por hacerlo salir— dijo, se notaba molesto — ¿Ves lo que logra hacer? No ha estado ni cinco minutos afuera que ya nos lastima.
Aquel nuevo comenzó a caminar a paso apresurado, retomando el camino hacia la universidad y hacia el departamento que compartían.
— ¿Discul-?
— No, no me hables, no quiero escuchar tu molesta voz chillona.
— Mi voz no es chillona.
— Hablas como un puto pato de goma.
— ¿Eso es un insulto? — Sunghoon seguía confundido— ¿Eres Sunwoo, no?
— Soy Sunoo — dijo, y Sunghoon sabía que no era cierto.
— Ahora todos son Sunoo.
— Soy Sunoo — repitió, en un tono serio y molesto que hizo a Sunghoon quedarse en silencio.
Para ese punto estaban entrando al edificio de los estudiantes, y aquel tipo caminaba muy rápido, por más que Sunghoon lo siguiera no podía alcanzarlo lo suficiente que volvía a adelantar el paso y lo perdía.
Llegó antes que él al departamento, sacó las llaves, entró y volvió a cerrar la puerta, dejando a Sunghoon fuera.
Y no tenía su copia.
Se quedó mirando la puerta cerrada y abrió sus brazos, preguntando al aire si aquello era en serio.
Por más que tocó la puerta varias veces, fue ignorado.
Luego de unos treinta minutos, estaba dignado a ir hacia la secretaria de la universidad y pedir la llave de repuesto que tenían para entrar, cuando escuchó pasos del otro lado de la puerta, y luego de un momento de duda, está se abrió.
Y allí estaba Sunoo, con ojos llorosos y rastro de lágrimas en sus mejillas, su nariz estaba roja, respiró agitado por el llanto al hablar.
— Lo siento, Sunghoon.
— Se están disculpando mucho hoy, Sunsun— dijo, y sonrió.
Sunoo se lo pensó un momento.
— Lo siento por eso.
— Tonto — murmuró Sunghoon, con una ligera risa, y fue a abrazarlo para consolarlo mejor.
Sunoo estaba asombrado por el repentino acto, no esperaba que después de todo el drama y tantos cambios bruscos, Sunghoon aún así lo abrazara, y de una forma tan firme y cálida, para hacerlo sentir mejor.
Y claro que le sirvió a Sunoo, pero era demasiado contacto y estaba demasiado sensible, todo el sistema dentro de su cabeza, los cinco, estaban dando vueltas, luego de tres cambios en un periodo tan corto estaban todos muy sensibles... Enseguida, otro Alter amenazaba con tomar el control.
— Sunghoon, necesito que te alejes porque sino Foxy va a salir...
— Ya, ya— se apartó en seguida, notó que su compañero estaba algo perdido, y parecía mareado, se apoyó en el marco de la puerta para estabilizarse, unos segundos después asintió, y luego de un suspiro pudo ponerse de pie.
— Ya está, ya se se fué... — murmuró, se apartó de la puerta y lo hizo pasar—. Lo siento por dejarte afuera, bueno yo no-
— Sunoo si escucho un "Lo siento" más salir de tu boca voy a volverme loco, en serio, no necesito disculpas.
— Bueno— asintió—. Aún así... Me siento mal.
Sunghoon lo miró un momento en silencio, el chico se veía como si hubiera llorado largo rato, tenía unas vendas en sus manos, allí donde sus uñas lo habían lastimado, y lo único podía pensar era en ir hasta él, abrazarlo, acariciar su largo cabello y decirle que todo estaría bien.
Aunque probablemente sólo haría que hubiera otro cambio.
— ¿Te duele la cabeza? — preguntó, y Sunoo asintió, solía pasar cuando había muchos cambios—. Creo que soy yo el que te debe una disculpa.
>> No sé qué fue lo que dije, pero no quería que él... Tomara el control y los lastimara, lo siento, seré más cuidadoso.
— Se llama Sun— dijo Sunoo, su voz sonaba más baja y rasposa, se notaba que quería volver a llorar—. Es un perseguidor... Y a Sunwoo le cuesta mucho controlarlo, casi siempre está... En el fondo, en una sala, encerrado, y a oscuras... Él le teme a la oscuridad pero allí se queda... Y cuando sale, tiene mucha energía y mucha fuerza.
— Él se veía que tenía mucho miedo— murmuró Sunghoon.
— Le tiene miedo a todo, se tiene miedo a sí mismo también, le tiene miedo a Sunwoo y por eso siempre que él intenta detenerlo y regresarlo a su cuarto nos lastima... Está vez no tenía nada cerca para lastimarnos pero aún así, mira— alzó sus manos para mostrar las vendas—. No sé de lo que es capaz de hacer, pero por lo que me han contado... Hace cosas mucho peores.
Sunghoon vió las lágrimas comenzar a correr por las mejillas de Sunoo, y con el corazón apretado de dolor de verlo llorar fue a buscar un par de servilletas a la cocina y regreso hacia él, para correr los mechones de cabello que se pegaban a su rostro y limpiar las lágrimas suavemente.
— Estás muy cerca, Sunghoon, necesito espacio— murmuró Sunoo, continuaba llorando.
— Ven — tomó su mano y lo guió hasta el dormitorio, lo sentó en su cama y se sentó a su lado, para seguir limpiando nuevas lágrimas.
— Sunghoon, basta... N-No quiero cambiar...
— Sunoo, ¿Quién quiere ponerse en tu lugar?
— Foxy, a él... No le gusta que se acerquen mucho a mí, y ahora me siento incómodo entonces él quiere cambiar lugares, pero estoy cansado y no me gusta irme porque... No recuerdo nada de lo que pasará después— dijo, hablaba entre pucheros y llanto.
— Te prometo que no pasará nada, ¿Sí? Volverás y todo estará bien, pero no puedo verte así y no hacer nada.
— Sunghoon...
— Ven, abrazame— abrió sus brazos hacia él, y Sunoo escondió el rostro en su hombro, sus brazos fueron hacia su cintura—. Bueno, ahora cambia cuando estés listo, yo los voy a cuidar bien.
Sunoo asintió y el abrazo duró unos segundos más, luego de eso se apartó con suavidad y volvió a mirarlo, y a pesar de las lágrimas en sus ojos, y de sus mejillas empapadas no había ni un rastro de tristeza en su rostro.
Es más, le sonrió de forma pequeña y bonita, y tomó las servilletas para limpiar su rostro solo.
— ¿Tú eres Foxy?
Foxy asintió.
— Soy Sunghoon.
Volvió a asentir, e hizo un gesto con su mano a modo de saludo.
— ¿Sunoo está bien? — no sabía por qué había preguntado eso.
El otro volvió a asentir, se levantó y tiró las servilletas en el pequeño tacho de basura que tenía el cuarto.
— ¿Eres mudo? — preguntó, por lo bajo, y de nuevo, el chico asintió con una esplendida sonrisa, como si hubiera adivinado algo maravilloso.
Se retiró del dormitorio, con una toalla en la mano, una muda de ropa, y su pijama, entró al baño sin más, aún con una sonrisa en el rostro.
Sunghoon estaba totalmente impactado, y fueron un par de segundos en los que sólo repasó todo lo que había sucedido, antes de ir hacia su cama, tomar el cuaderno de su proyecto y anotar todo lo que había ocurrido con todos los detalles que pudo recordar.
Sin duda, ese había sido un día más que interesante.
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