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— Viene un chico nuevo, por favor, no lo arruinen está vez.
"Sunoo, estamos juntos en esto, o todos la arruinamos o todos la salvamos" dijo Sunwoo, dentro de su cabeza, aunque lo escuchaba tan claro que Sunoo podría jurar que le había hablado al oído.
Suspiró, intentando relajarse, estaba muy nervioso.
Los últimos tres acompañantes que había tenido se habían ido, porque no podían convivir con aquellas cinco personas completamente distintas que compartían un mismo cuerpo.
Por suerte habían sido amables, no lo llamaron loco ni le gritaron, ni nada, sólo se habían ido y no volvieron a hablarle.
O al menos era lo que Sunoo sabía, pero él al ser el anfitrión, las otras personalidades no le contaban nada de lo que pasaba.
Sunoo había sido diagnosticado con Transtorno de Identidad Disociativo hacia tres años, cuando luego de su baile de graduación algo había ido muy mal.
Esa noche de había ido con Heeseung, a su casa, siendo su interés amoroso estaba más que claro que su intención era tener sexo con él, pero fueron un par de besos calientes y después ya no recordaba absolutamente nada.
Despertó al otro día en el hospital, no tenía idea de qué había pasado.
La enfermera, el médico y el psiquiatra que lo visitaron y lo cuidaron un par de semanas lo ayudaron a adaptarse a la nueva noticia.
Esa noche se había sentido algo incómodo con los besos de Heeseung, y fue suficiente para que otra parte de su ser tomara el control, aquel que después conoció como Foxy su protector, encargado de protegerlo de cualquier situación sexual con la que no se sintiera a gusto.
Heeseung se había dado cuenta que había algo mal, y se detuvo, cuando le preguntó si estaba seguro, fue Foxy quien asintió, pero el mayor seguía notando algo raro.
Quizás si Heeseung hubiera seguido, hubieran tenido sexo desenfrenado, para que al otro día no recordaría nada y culpara al alcohol, pero no fue así, porque el mayor era muy bueno, demasiado.
Foxy era mudo, y sabía lenguaje de señas, y fue luego de un rato que respondió con sus manos a las preguntas del otro.
Sunoo no tenía ni idea del lenguaje de señas, luego de aquello, Heeseung se había alejado y llamó a sus padres adoptivos, y de allí al hospital, creyendo que había algo malo, porque ninguna de las actitudes de Foxy coincidía con las de su hijo.
Se dieron cuenta que allí no estaba el niño que habían adoptado cuando tenía once años: Foxy diría que sí a todo, incluso a cosas que Sunoo odiara, y también estaba el hecho de que no hablaba y se comunicaba con señas, aunque intentaba hacerlo lo menos posible, ese no era su hijo, ese no era Sunoo.
Al explicarle lo sucedido al médico de guardia del hospital, la situación no estaba ni cerca de terminar.
Todo ya estaba lo suficientemente raro cuando apareció una tercera persona.
Sunwoo, cómo se había presentado después, el protector principal, y fue quien respondió todas las preguntas del médico, y de psicólogo de guardia, un pobre estudiante que parecía muy asustado.
— No estoy en condiciones de responder— dijo, con una voz más grave y sería, definitivamente más intimidante que el tono de voz normal del joven que todos conocían—. Mamá, ¿Podemos ir a casa? Estoy cansado.
— Nadie se va a ir hasta que esto termine de explicarse, Sunoo— dijo la mujer, y el chico asintió sin ganas.
— Estoy bien, son sólo un par de voces, nada más — dijo, sonaba realmente relajado y convincente.
Por ese entonces, Sunoo estaba diagnosticado con esquizofrenia, erróneamente, lo suyo era completamente diferente.
— Debe ser que bebi mucho en el baile— dijo, se encogió de hombros.
Fueron varios minutos dónde Sunwoo intentó parecer Sunoo, y a pesar de que era bastante convincente en algunas ocasiones, no podría imitar de forma perfecta al hijo de los Kim.
Semanas después, Sunoo estaba correctamente diagnósticado con TID.
Y a partir de ese diagnóstico todo pareció empeorar, no se suponía que él, Sunoo, el anfitrión, el principal al volante de la vida, tenía que saberlo.
Las demás personalidades lo habían ocultado años, y les estaba saliendo bien, cada uno tenía un función y la cumplían perfectamente para que Sunoo pudiera vivir una vida normal y feliz.
Le tomó meses en terapia que los cinco retomarán un orden, que Sunoo aceptara que en verdad, tenía un Transtorno bastante grave y aterrador, y que esa vocecita en su cabeza que le decía que se lo estaba inventando y que era todo falso, era sólo Sunwoo que intentaba seguir con la mentira.
Le tomó poco más de un año terminar de aceptar su Trastorno, y terminar de conocer a las otras personalidades.
Quizás tenía un poco de suerte porque Sunwoo sabía muchísimo del tema, el protector había visto videos, leído textos científicos y estudiado bastante el tema en cuanto también se enteró al respecto, muchos años antes que Sunoo, cuando sintió que había algo malo con él, e investigó en internet.
Porque si, los Alters no nacían sabiendo todo, pero podían enterarse de las cosas en distintos momentos.
El protector le enseñó mucho al respecto, y especialmente hacerca de los roles y las tareas de cada uno, Sunwoo tenía todo el sistema organizado, era muy meticuloso y muy perfeccionista, no iba a permitir nada que fuera un problema le ocurriera, a ninguno de ellos.
Luego de ser dado de alta en su terapia, decidió seguir con su vida y estudiar fotografía, y Sunwoo también se interesó en la carrera, con su apoyo, le estaba yendo bastante bien.
Dejando de lado sus problemas sociales, porque todo el campus sabían de su condición.
Por eso no tenía amigos, y técnicamente, una personalidad dentro de tu cabeza no es un amigo.
Sunoo sólo quería tener un amigo, alguien con quién compartir un rato y estar bien, alguien con quién contar.
Un poco más que tener un amigo buscaba tener un lindo novio, pero considerando sus problema sociales no podía pedir tanto.
Terminó de limpiar la casa por tercera o cuarta vez, y ya estaba todo más que lustroso, su cabeza dolía porque había dos voces que le decían que dejara de limpiar que estaba todo perfecto, pero Sunoo necesitaba hacer algo para cambiar sus nervios.
Cerca de la tarde, la puerta sonó, indicando que su esperado compañero había llegado.
— Por favor que no haya visto Fragmentado y diga que soy un asesino, por favor...— rogó en voz baja el rubio.
Del otro lado esperaba un chico lindo, muy lindo, cabello color castaño y ojos alegres, labios esponjosos y mejillas rosadas que combinaban perfectamente con su suéter peludo y bastante grande, que lo hacían ver cómo un juguete de peluche gigante.
— Oh, qué lindo — dijo, una voz infantil y más aguda de lo normal, y el recién llegado alzó sus cejas sorprendido.
Digamos, Sunghoon esperaba ver algún cambio de personalidad en algún momento pero eso había sido más rápido de lo que esperaba.
Los ojos del rubio se perdieron un segundo y después volvieron a enfocarse en él, sus mejillas enrojecieron con vergüenza y acomodó su cabello largo detrás de sus orejas.
— Oh, lo siento, lo siento, ¿Dije algo? — preguntó, era Sunoo—. No fue mi intención, no fui yo fue... — se mordió el labio con fuerza, avergonzado.
"Ya la cagamos" pensó, para ser escuchado por los demás.
— Oh, tranquilo, no fue nada malo— dijo el lindo chico—. Soy Park Sunghoon, tu nuevo compañero— se presentó, con una ligera reverencia.
— Soy Kim Sunoo— murmuró, seguía avergonzado, pero si se había calmado un poco con el tono amable del nuevo.
Lo hizo pasar, lo vio llevar la valija grande de color negro, y un bolso, tenía una mochila al hombro que debía llevar cosas de la universidad, le indicó cuál era el dormitorio, que por supuesto era compartido, Sunghoon decidió acomodar su comida primero, así que llevó su bolso hacia la pequeña cocina-comedor que tenía el pequeño departamento.
Sunoo estaba muy nervioso y comenzó a jugar con sus dedos, más que eso, los retorcía para generar pequeñoa dolores y concentrarse en otra cosa.
— Bueno, como debas saber yo... Tengo personalidad multiplique.
— ¿Qué no se llama Trastorno de Identidad Disociativo ahora? — preguntó Sunghoon, mientras guardaba un par de paquetes de arroz en la alacena— ¿TID?
— Sí, bueno se dejó de llamar así hace un par de años y~... — su voz se volvió torpe y de nuevo su vista se perdió un segundo, para volver a enfocarse, esta vez más serio, su voz sonó más grave—. Hace treinta años, corrijo, sí.
Sunghoon estaba sorprendido y no pudo evitar reír un poco.
— Ay, no... Otra vez, lo siento— Sunoo escondió su rostro entre sus manos, quería llorar.
No podía tener una conversación normal con alguien normal sin que alguno se metiera en el camino, todos estaban revoltosos en su cabeza y dando vueltas para conocer al nuevo compañero como si fuera algo emocionante, lo mismo habían hecho con los anteriores y así los habían espantado.
— Hey... Tranquilo — Sunghoon se acercó a él, colocó una mano en su hombro con una leve caricia—. Sabía de eso pero no tenías la obligación de decírmelo de todas formas — se encogió de hombros—. Digo, es sólo mi opinión.... Nadie aclara su forma de ser y tú no deberías obligarte a decirlo. Pero no hay nada de malo y no es un problema, está bien, por favor no te sientas mal, no puedes controlar cuando aparece alguien más, ¿verdad?
Sunoo negó, estaba sonriendo de forma honesta, y se sentía bien, bonito por dentro, con unas palabras tan simples, que no esperaba de su nuevo compañero.
— Gracias, Sunghoon — dijo —. Hyung— se corrigió.
— Sunghoon está bien— dijo, restándole importancia—. Sunoo, ¿Puede preguntar algo al respecto de eso?
"Seguro va a preguntar cuál es el asesino, quien lo matará mientras duerme" dijo Sunwoo.
Sunoo suspiró y asintió.
— ¿Cuántos son? ¿Y tienen nombres? No tienes que contarme de alguien que no quieras, ya sabes, pero tengo curiosidad por los otros dos de hace un rato.
— Oh— dijo el castaño, asintió—. Creo que está bien, ellos no son malos.
— No creo que alguno sea malo, Sunoo— dijo Sunghoon —. Cómo todos, deben tener cosas buenas y malas pero son personas.
"Me gusta" dijo Ddeonu, el más pequeño, con su voz aniñada.
— El que te recibió se llama Ddeonu, es un niño pequeño, tiene nueve, así que cuídalo.
Sunghoon asintió, terminó de guardar un frasco de café instantáneo y ya había terminado, se volteó hacia él y se sentó en la silla de libre de la mesa comedor.
— Y el otro es Sunwoo, él sabe bastante del TID, por si tienes alguna duda, puedes preguntarle, aunque es un poco... — pensó la palabra, con el nombrado interesado en el término que iba a usar—. Reservado... Y hay otros más, somos cinco en total pero los otros dos no deberían salir.
— Bien — Sunghoon asintió—. Es un gusto conocerlos, gracias Sunoo.
— De nada — murmuro una voz, más pequeña y tímida, y Sunghoon supuso que era el niño.
— Estudio Psicología, estoy en tercer año, y sé algo del tema, de todas formas no quiero preguntar mucho porque no quisiera molestarlos.
— Oh, bueno... Estamos acostumbrados a que los nuevos tengan muchas preguntas así que no es una molestia.
— Si, pero no quiero ser invasivo, y la convivencia se trata de conocernos con el paso del tiempo y estará bien, sólo quiero llevarme bien con ustedes.
Sunoo asintió, con una sonrisa en el rostro, se notaba en el leve brillo de sus ojos que se estaba ilusionando, demasiado.
— A mi también me gustaría que nos llevemos bien, — murmuro—. Y ser amigos— dijo, más bajo.
— Pues qué bien, buscamos lo mismo— dijo, y sonrió de forma encantadora.
Sunoo no pudo responder y sólo se lo quedó admirando un momento, para luego apartar la vista y concentrarse en la nada, Sunghoon sabía que aquello era algo que solía pasar con el TID, simplemente se quedaba centrado en su mundo interno y se perdía un poco de la realidad.
Continuó guardando su ropa en su nueva cajonera, y cuando terminó sacó el cuaderno que tenía especialmente para anotar todos sus descubrimientos, los que trataría en su proyecto final sobre el TID.
Incluso, la primera hoja decía, en una letra prolija "Descubriendo Trastorno de Identidad Disociativo: Proyecto "Kim Sunoo", ¿Se puede vivir con TID?".
Fue a la segunda hoja para escribir sobre las tres personalidades que había conocido, en tono formal, casi científico, como si su convivencia fuera sólo un experimento.
Y esa era su objetivo, nada de hacer amigos.
Nadie quería ser amigo de una persona que en realidad eran cinco.
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