Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

── 01. Artist and writter

CAPÍTULO UNO ☆
artista y escritor.

Shuntarō Chishiya

« Él, un simple humano qué es considerado un ser despreciable en la antigua sociedad que reinaba hace miles de años. A pesar de eso, tenía dos manos capaces de crear unas maravillosas obras de arte, siendo ese don; su más grande maldición. »

[...]

Terminaba de escuchar las últimas palabras de Kuzuryū, mi editor, mientras intentaba relajarme en la incómoda silla negra frente a él, mirando el enorme ventanal que dejaba ver la lluviosa y melancólica ciudad de Londres, siendo lo más sobresaliente de esa imagen; el Big Ben.

Shuntarō. ─Hice una mueca de disgusto cuando me llamó por mi nombre. ─A esto le hace falta algo, aunque tiene tu toque de siempre, pero creo que deberías intentar algo nuevo para cambiar el rumbo.

─¿Qué sugieres? ─Pregunté con calma, abierto a escuchar sus consejos cómo siempre.

─Romance. ─Respondió él con seriedad, acomodando sus lentes mientras me miraba, mientras que yo abrí los ojos con sorpresa al escucharlo. ─Deberías hacer qué Yoshio y Tsukiko tengan una relación, eso sería un giro muy inesperado para los lectores.

─Él estará enamorado de ella, pero no será recíproco y tampoco la parte central de la trama, además Tsukiko morirá en el capítulo cinco. ─Le expliqué a detalle, pero parecía seguir firme en su opinión.

─Chishiya. ─Suspiró. ─Es una trama similar a la del libro anterior que se resume en traumas familiares y puras desgracias, solo que esta transcurre en la era Muromachi ¹.

No supe que decir, porque aunque me duela admitirlo, él tenía razón.

─Sólo piénsalo y trae el nuevo borrador en unas semanas, ¿De acuerdo?

Kuzuryū se levantó de su asiento y yo hice lo mismo, siguiéndolo hasta la salida de su despacho.

─El fin de semana Mira y yo estamos libres, ya que los niños se quedarán con mi madre, y quería preguntarte si querías venir a cenar. ─Abrió la puerta y yo lo miré con muy poca expresividad en mis ojos.

─Tengo planes... pero gracias. ─Le agradecí y me despedí de él para luego salir del edificio.

No tenía grandes planes realmente, solo ir al gimnasio y llamar a mi abuela, pero no quería ser un mal tercio entre Mira y Kuzuryū, aparte ─en caso de que hubiera una reunión─ no me gustaba estar con demasiadas personas a la vez.

Decidí caminar un poco, después de todo, mi casa quedaba a unas pocas cuadras de la oficina de Kuzuryū.

¿Qué habría sucedido realmente si no lo hubiera hecho? Quizás el curso de mi vida hubiera sido similar, porque de alguna manera, te habría encontrado nuevamente.

Pasé por una cafetería local y decidí entrar, tenía sueño y necesitaba recargar energías. O eso era lo que mi mente quería hacerme creer.

En cuanto entré pedí mi orden, un café simple y sin azúcar, el cual vino con una pequeña galleta de vainilla. Después de eso, me fui a sentar en una mesa solitaria cerca de la ventana, disfrutando de mi café y viendo a la gente abrigada caminar por las calles mientras me hundía en mis pensamientos.

Y allí te vi.

Era imposible no reconocerte, tu cabello oscuro repleto de rastas que dejaban sobresalir un mechón claro. Entraste a la cafetería vestida con unos jeans y un suéter amarillo, aún usabas bastantes accesorios y maquillaje llamativo... eso y millones de cosas más, me hicieron reconocer que eras tú.

No te miré directamente, fue de reojo y oculté bastante bien mi sorpresa al ver que eras tú. Segundos después, volví a fijar mis ojos en la taza de café humeante, sin embargo, pude sentir una mirada sobre mí y, al darme cuenta que era tuya; también te miré a los ojos.

Fueron unos segundos que se sintieron como años.

Tu rostro se veía sorprendido, pero me dedicaste una sonrisa leve... yo, de lo contrario, mantuve la misma mirada de siempre. Te acercaste a mí con toda la confianza del mundo, cómo siempre solías hacerlo, y te sentaste en frente mío con tu taza de capuchino.

─Tiempo sin verte, Chishiya.

Escuchar tu voz después de tantos años me generó una sensación de nostalgia y melancolía, pero no lo demostré abiertamente.

─¿Cómo sabías que era yo? ─Le dije con calma, bebiendo de mi taza de café, mientras qué tú me miras confusión y parpadeas un par de veces antes de hablar.

¿Será por qué mi respuesta no fue la que esperabas?

─Es fácil reconocerte, idiota. ─Me dijiste, expresando un tono burlón, mientras revolvías tu bebida con lentitud. ─¿Cómo haz estado en estos últimos años? Hace mucho tiempo que no hablamos y me gustaría ponerme al día.

Inesperadamente, te regalé una sonrisa leve. Si fueses otra persona, quizás no lo habría hecho.

Pero eres tú, siempre serás tú.

Lastimosamente, me dí cuenta de todo esto demasiado tarde.

─No me quejo. Tengo techo, comida y buena salud. ─Simplemente dije.

─Y sigues siendo un enano poco expresivo. ─Agregaste, soltando una pequeña risa. ─Escuché por parte de Arisu y Usagi que estás trabajando en un nuevo libro.

─Vaya, las noticias corren rápido por allí. ─dije, volviendo a beber otro sorbo de mí café. ─La verdad es agotador y me quita el sueño, pero necesito hacerlo.

─¿Por qué? ─Preguntas, curiosa.

« Porque si no ya habría perdido la cordura, Hikari. » Pensé en decirte, pero solo me aclaré la garganta.

─Es mi vocación, prefiero eso a ser un médico infeliz como querían mis padres. ─Respondo con cierta seriedad y tú asientes con la cabeza.

Aunque tengo cierta infelicidad en mi vida, al menos puedo expresarlo en el papel.

─¿A qué viniste a Londres? ─Te pregunté y tú sonreíste con calidez.

─Inspiración, necesitaba hacer un viaje, últimamente ando muy bloqueada y quiero terminar un par de cuadros. ─Respondiste, dando un leve suspiro.

─Te entiendo.

─En fin, me estoy quedando en una pequeña casa que alquilé.

« ¿Tú sola? ¿Acaso... » Mis preguntas se dispersaron al ver la imagen que tenía frente a mí, a ti, jugando con tu mechón claro y enrollandolo en uno de tus dedos. Puedo notar tus uñas de color azul con un diseño de una mariposa en color negro.

El corazón comenzaba a latirme y esa sensación que creí haber olvidado en lo más profundo de mi ser volvía a hacerse presente, sintiendo un dolor, el dolor de que seas la única mujer que logró surgir sentimientos desconocidos en mí, alguien que logró captar por completo mi atención, porque por más que lo intente, no he logrado sentir afecto por alguien más, tampoco me interesa sentirlo.

Y aún así, sé que nunca podré tenerte. Odio amarte, Hikari Kuina.

─Y dime... ─Inicio con mucha tranquilidad mezclada con curiosidad. ─¿Cómo se encuentra tu esposo? ¿Ha venido contigo?

[...]

« Ella, un ser con una belleza exótica pero una personalidad firme, capaz de pisotear a cualquiera en que se cruzara su camino. Alguien que sabe como jugar sus cartas, proveniente de una familia de prestigio en la alta sociedad y obligada a callar ante sus mayores; cómo una muñeca. »

[...]

Recordé ese extracto de mi borrador en un instante, mientras que Kuina miraba el paisaje nublado desde la ventana. Su expresión se volvió triste en cuanto escuchó mi pregunta sobre su querido esposo.

─Él y yo nos divorciamos hace un mes. ─Respondió finalmente, aún con la vista sobre el paisaje.

Mis ojos se abrieron un poco, denotando sorpresa, pero dejé que ella siguiera hablando.

─Chishiya, ¿Recuerdas nuestra boda, verdad? ─Me preguntó seriamente.

« Claro que lo recuerdo, ese día me di cuenta de mis sentimientos y de que llegué tarde. » Pensé, pero no hice más que asentir con la cabeza.

─Él me engañó con una de nuestras vecinas. ─dijiste, intentando no soltar un sollozo, odias llorar frente a los demás y por eso sufres en silencio, así cómo ocurrió cuando tu madre falleció. ─Y yo se lo reclamé, por ende, me echó de casa y tuve que irme a vivir temporalmente con Usagi y su padre.

Limpiaste con rapidez una pequeña lágrima traicionera que amenazaba con salir y me miraste a los ojos.

─No debí preguntarte.

─Descuida, tarde o temprano lo ibas a saber. ─Intentaste sonreír leve pero te costó hacerlo. ─No sé cuánto tiempo me quedaré aquí, espero que sea lo suficiente porque todavía tengo esa sensación de culpa, aún sigo dolida por cómo terminaron las cosas realmente.

Yo no dije nada y solo me dediqué a asentir con la cabeza por tercera vez en el día. Después de eso, acabamos nuestras bebidas y pagamos la cuenta. Al salir de la cafetería logré divisar tu perfil; tus facciones no habían cambiado demasiado.

─Fue lindo verte, Chishiya. ─Me dijiste, mirándome a los ojos, y yo analicé tu rostro; estabas siendo sincera. ─Deberíamos repetirlo.

─No me parece mala idea. ─Te dije, viendo como sacabas una caja de cigarrillos de tu bolso y te llevas uno a la boca. ─Pensé que ya habías dejado de fumar.

─Lo dejé un tiempo cuando estuve casada. ─Respondiste, dándole la primera calada y dejando salir el pequeño humo por tus labios rosados, pude notar como el cigarrillo se manchó con el labial que llevabas puesto. ─Cuando nos divorciamos, volví a él, Usagi y Ann me lo reprocharon pero me cuesta dejarlo, supongo que es el vicio.

Me miraste y me diste una sonrisa, algo que dejaba ver complicidad... cómo en los viejos tiempos.

Si yo caía, caeríamos los dos. Así de fuerte era nuestra conexión.

¿Qué nos pasó, Kuina?

─Dime, Chishiya, ¿Tú tienes algún vicio en particular?

« Pensar en ti, en el hecho de que no me ves de la misma forma en la que yo te veo, a veces preguntarme en dónde estarías, si realmente eras feliz y torturarme estos últimos años por no haberte dicho nada por miedo a arruinar la amistad con la única persona que ha tenido afecto hacia mi horrendo ser. Tú eres mi vicio, Hikari Kuina. » Aquello se me vino a la mente y estuve a punto de decirlo en voz, pero guardé silencio y negué con la cabeza firmemente.

─No tengo ningún vicio.

─¿Ni siquiera el alcohol?

─Me conoces, no soy de beber demasiado. ─Te respondí.

Asentiste con la cabeza y apagaste el cigarrillo después de la última calada. Te acercaste a mí con lentitud y me miraste a los ojos.

─Algún día te mostraré las cosas en las que estoy trabajando.

Tus palabras fueron sinceras. Después de eso, nos despedimos y cada uno se fue por su lado, me fui en el momento en que te vi cruzar la calle y doblar a la derecha, después de eso, suspiré y me fui a mi viejo departamento, necesitaba dormir.

Pero cuando llegué a casa y me tiré a la cama, no podía conciliar el sueño, que ironía. Así que decidí corregir el borrador que tenía pendiente.

Me senté en el escritorio y comencé a leer todo nuevamente, las palabras de Kuzuryū volvieron a mí.

Romance...

No había experimentado muchas relaciones amorosas a lo largo de mi vida, por alguna razón, nunca logré comprender el amor y el afecto; a veces creo que nací siendo un ser humano vacío por dentro.

Pero...

Las pocas relaciones amorosas que tuve, fueron terminadas por la otra persona; probablemente era mi culpa, no era el ser afectivo del universo y hasta se podría decir que demasiado inexpresivo de lo que alguien podría tolerar.

Tampoco me gusta el contacto físico. O al menos no soy capaz de darlo y me suelo incomodar al recibirlo.

Tal vez no amaba a esas personas, o al menos no de la forma que ellos esperaban. Mi corazón no llegaba a latir con locura por ellos.

Sin embargo, si era Kuina la que me abrazaba o jugaba con mi cabello, no me molestaba, aunque en ese momento no supe de qué se trataba, no me importaba tu tacto... por más que fuera incómodo en un inicio, me terminé acostumbrando a eso.

Suspiré y dejé mis pensamientos a un lado para retomar la lectura y solo me di cuenta de una cosa.

Kuzuryū tenía razón. Me molesta admitirlo abiertamente pero era así.

Así que puse manos a la obra y inicié el borrador nuevamente.

[...]

« Yoshio no podría concentrarse, habia finalizado la mayoría de los cuadros, menos él de Tsukiko, la tercera hija de la familia Togawa.

Era imposible mantener toda la concentración cuando tenía a esa mujer mirándolo fijamente, soltando quejas o interrumpiendolo con sus preguntas tontas. Yoshio no podía decirle nada, porqué moriría o le harían algo a su familia si cometía un error; enfrentarse al señor Togawa.

─Tú... ─Llamó Tsukiko con una sonrisa soberbia mientras jugaba con uno de sus mechones castaños. ─Ven aquí, ahora.

Yoshio la miró de reojo, porque no podía hacer contacto visual con ella de ninguna forma. ─Debo terminar tu pintura por onden de tu padre.

La mayor hizo una mueca.

─Y yo te doy la orden de que vengas aquí. ─Frunció el ceño, firme al punto de provocarle temor al de cabello oscuro, quién no tuvo más remedio que obedecer a la mujer.

Se acercó a ella cabizbajo, pero soltó un suspiro pesado al verlo.

─Mírame a los ojos...

Él obedeció nuevamente y sus miradas chocaron en cuanto levantó la cabeza. Tsukiko tenia unos ojos marrones muy bonitos, al punto de que parecían el otoño mismo.

No podía dejar de mirarla y ella tampoco a él, quien tenía las pupilas dilatadas en sus ojos opacos.

Y allí, su corazones latieron sin que ellos se dieran cuenta. »

[...]

Kuzuryū terminó de leer parte de mi borrador que le entregué y me miró con una leve sonrisa en su rostro.

Habían pasado unas semanas desde mi reencuentro con Kuina. No volví a verla desde entonces, mi mente se preguntaba si ya se había ido luego de encontrar la inspiración que tanto buscaba, pero ahora decidí dejar eso de lado para poner atención a lo que él me iba a decir.

─Veo qué seguiste mi idea de agregar romance a tu libro.

─Así es. ─dije. ─Pero fue más difícil de lo que pensaba, si te soy sincero.

─Creo que deberías encontrar un balance entre la pareja y la historia, eso le agradará a los lectores.

Yo asentí con la cabeza y no dije nada al respecto, pero me alegraba un poco saber que estaba yendo por un buen camino.

─Leeré el resto y te diré mi opinión final en unos días. ─dijo Kuzuryū, acomodándose los lentes. ─Mientras tanto, prepara el segundo acto.

─De acuerdo. ─dije tranquilamente mientras me levantaba del asiento incómodo y él hizo lo mismo.

Nos despedimos y, de paso, me dijo que podría ir a cenar a su casa algún día y, por alguna extraña razón, yo acepté con bastante normalidad, sin ninguna excusa de por medio.

Salí del edificio y recibí una llamada a los pocos minutos de estar yendo para mi departamento. Era Kuina, se ve que aún conservaba el mismo número de teléfono y, al tercer tono de llamada le contesté.

¿Hola?

─Hola Chishiya, espero no me molestarte pero quería saber si podríamos reunirnos en mi casa, si no tienes algo que hacer.

─No, hoy estoy libre... ─Respondí, mirando el cielo nublado que daba las posibilidades de una fuerte lluvia. ─¿Me pasas tu dirección?

Claro.

Después de pasarme la dirección, me despedí y colgué la llamada. Decidí llamar un taxi para no tener que ir caminando y en unos minutos ya estaba en frente de tu casa.

No era muy grande, perfecta para una sola persona y daba una vibra acogedora, las casas de al lado también tenían la misma estructura.

Toqué el timbre y esperé hasta que la puerta se abrió, dejándote ver con unos jeans y una playera blanca básica manchada con diferentes tonos de pintura, así cómo tú rostro tenía una pequeña mancha de pintura azul, pero no lo notaste.

─Tienes una mancha aquí. ─Te señalé y tú te limpiaste con la manga de tu playera como si nada.

─Ven, pasa. ─Te hiciste a un lado y yo entré, escuchando la puerta cerrarse después de eso. ─Lamento haberte molestado si estabas con otra cosa, pero necesitaba la opinión de alguien y no conozco a nadie de aquí qué pudiera ayudarme.

─Pudiste haber llamado a Usagi o a Ann. ─Te dije, mientras los dos caminábamos por el pasillo.

─Eso no me sirve, además Ann está ocupada con el asunto de la boda y Usagi probablemente esté escalando alguna montaña con su padre.

No te dije nada hasta llegar a un pequeño estudio perteneciente al piso de arriba. Allí lo primero que captaron mis ojos fue el enorme cuadro de lo que parecía ser un gato, formado por solo mariposas azules, a excepción de los ojos negros con una leve mezcla de morado.

─¿Qué opinas? ─Te acercaste a mí un poco más de lo usual, orgullosa de tú propia creación. ─Aún me queda terminar los últimos detalles.

─Es bonito... ─Solté con tranquilidad, aunque se escuchó bastante seco.

─¿Y...?

─¿Y qué? ─Te miré con poco expresión y tú rodaste los ojos.

─A veces eres tan difícil... ─hablaste soltando un suspiro y luego me miraste a los ojos. ─Necesito una opinión más larga, además tú siempre fuiste muy fanático de las obras de arte, ¿No?

─Que me guste la Monna Lisa ² no me hace un experto en arte.

─¡Sólo dame una maldita opinión que no sea solo "Es bonito"!

─Bien, bien... ─dije, moviendo mis manos para qué te calmes y luego volví a mirar la pintura. ─Me da la sensación de que es sobre dos seres que forman uno sólo, ¿En qué pensaste a la hora de pintar?

─En nadie... ─Respodiste apenas yo terminé de hablar y te miré a los ojos fijamente, me estabas mintiendo.

─No te pregunté en quién, si no en qué. ─No aparté la mirada de ti, sin embargo, cuando quisiste abrir la boca para responder, los dos oímos un fuerte trueno seguido de lluvia.

─Carajo, ¿Cómo hace la gente para vivir con tanta lluvia? ─Rechistaste, yendo a ver por la ventana. ─Está comenzando a inundarse.

─Entonces creo que debería irme...

─Nada de eso, no pienso dejar que salgas así y no creo que haya taxis a esta hora. Te quedaras hasta que la lluvia pare y no acepto un no como respuesta. ─Hablaste de manera firme y con el ceño fruncido, por mi parte vi por la ventana y suspiré.

Tenías razón, no podía salir con esa lluvia.

─De acuerdo, pero solo hasta que la lluvia pare y luego me iré.

─¡Perfecto! ─Sonreíste con calidez y lograste contagiarme por alguna extraña razón. ─Iré a preparar algo, ¿Prefieres café o té?

─Café. ─Respondí y tú fuiste a la cocina que estaba abajo.

Cuando yo iba a seguirte, noté algo en la pequeña estantería que llamó mi atención. Eran libros... los libros que yo había escrito, todos y cada uno de ellos estaban apilados por orden en aquel mueble de madera.

Tú nunca fuiste de leer demasiado, entonces no entendía porque habías comprado mis libros.

Hikari Kuina, a veces eres todo un rompecabezas que me gustaría resolver completamente.

1. La era Muromachi (室町時代 Muromachi-jidai, conocido también como período Muromachi, era Ashikaga o período Ashikaga) es un período de la historia japonesa que comienza en 1336, con el fracaso de la Restauración Kenmu y la toma del poder de parte del samurái Ashikaga Takauji, quien estableció el segundo shogunato en la historia japonesa en 1338: el shogunato Ashikaga, cuyo nombre le fue dado a esta época; y que finaliza en 1573, cuando el decimoquinto y último shōgun, Ashikaga Yoshiaki, fue derrocado por el daimyō Oda Nobunaga, quien buscaba la unificación del país.

2. El retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, más conocido como La Gioconda (La Joconde en francés) o Monna Lisa, es una obra pictórica del polímata renacentista florentino Leonardo da Vinci. Fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a comienzos del siglo XVI y desde entonces es propiedad del Estado francés.

❀❀❀

N/A: ¡Espero qué les haya gustado el primer capítulo y que lo hayan disfrutado! Creo que es el más corto de los ocho por el momento.

¿Por qué creen que Kuina tiene los libros de Chishiya? Leo todas sus teorías.

¿Alguna opinión al respecto del capítulo? Me gustaría mucho saberlo en los comentarios ♡

WRITTEN BY ALICE...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro