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Capítulo 47

—¡Oh, vamos, es mentira! ¡Deja de decir cosas así, me sonrojo!— exclamó Jodie, riéndose como una colegiala a la mención de Ashton diciéndole que parecía una jovencita de veintitrés (esa mujer nació con los dinosaurios, no me engañaba su maldito y caro Botox). Partí otro pedazo de carne provocando que se hiciera una grieta en el plato y vi cómo Jodie empujaba amigablemente el hombro de Ash, para después acariciarle el brazo. Se suponía que mi tía tenía pareja, ¿por qué demonios le coqueteaba a Ashton? Y lo más importante, ¿POR QUÉ DEMONIOS ASHTON LE COQUETEABA A JODIE?

"Solo trato de ser amigable" me dijo él. Pff, amigables mis tacones robados por Mike. ¿Desde cuándo ayudar a preparar la comida y decirle que no aparentaba su edad, era tomado como amigable? Era un claro y directo coqueteo. Santo Dios, ¡Jodie era como mi madre! ¿Cómo debía tomarme el hecho de que mi madre y mi amigo querían violarse mutuamente justo frente a mí?

Era muy joven e inocente para ser víctima y/o espectadora de una escena sexual.

«¿Olvidamos el hecho de que querías ver cómo violaban a Luke, que querías que Ashton te violara hace un tiempo atrás y que tú misma deseas violar a Cameron Dallas?»

¿Sabes qué, conciencia? Si no me vas a apoyar, no te necesito. *Sacude su cabello*. Ahueca el ala, hermana.

—¿Y tienen muchas fans?— le preguntó Jodie a Ashton cuando ambos se encontraban fregando los platos luego de haber almorzado, justo frente a mí. Ya estaba harta, ni siquiera quería verlos hacer sus escenas porno frente a mí.

«Tú te negaste a ayudar, prácticamente los estás vigilando»

Mi conciencia aparecía justo cuando menos la necesitaba. VAYA. ¿DÓNDE ESTABAS EN EL EXAMEN QUE REPROBÉ?

«No estudiaste en todo ese año, ¿qué iba a saber yo?»

Bueno, yo mentalmente hablando era bastante inteligente. Me sorprendía a mí misma la mayoría del tiempo.

—Más o menos. La mayoría son bastantes dedicadas— respondió Ashton contestando a su pregunta con una sonrisa. Entrecerré los ojos. ¿Qué clase de sonrisa era esa?

Salí de la cocina rápidamente, subí a la habitación de Jodie, busqué entre sus revistas sacando la que yo necesitaba y volví a verlos fregar los platos. Extendí el libro de la sabiduría femenina entre mis manos y la abrí en la página número diez. Carraspeé.

«CÓMO SABER LO QUE ÉL PIENSA MEDIANTE UNA SONRISA: ¿QUIERES SABER LO QUE REFLEJA LA SONRISA DE TU CHICO? SONRISA NÚMERO UNO: COQUETEO»

Esto se volvía repentinamente interesante.

—¿Qué estás leyendo?— se rió Jodie y supe que se dirigía a mí. Cambié de página sin que se diera cuenta y tomó la revista en un segundo, frunciendo el ceño—. Bueno, no sabía que... te interesaban estas cosas, a esta edad. Pero no te juzgo, supongo, si tienes alguna duda dime.

Volvió a entregármela y me quise dar una bofetada a mí misma al leer el artículo. «¿PREPARADA PARA INICIAR TU VIDA SEXUAL? TIPS DE PRESERVATIVOS Y CÓMO CALENTAR A TU CHICO»

Ella podía decirme "no te juzgo" pero al final de cuentas era su revista. Suspiré y arqueé ambas cejas al leer «TIP NÚMERO UNO PARA CALENTAR A TU CHICO: TOTALMENTE EFECTIVO». Huh. ¿Qué sería? ¿Calentarlo en un microondas?

—¿Qué te pasa? Pareces una manzana. ¿No tendrás fiebre?— comentó Jodie luego de que yo leyera todo el artículo. Ashton rió por lo bajo. Tragué saliva y cerré la revista.

—No es nada— musité llevándome las manos a mis mejillas. Dejé escapar un poco de aire que había retenido sin darme cuenta y los ojos de Ashton se posaron en mí, haciéndome levantar la mirada.

Seguía siendo el cumpleaños de Calum, y Jodie había invitado a Ashton para que se quedara a comer... y a ver una película... y a cenar... y a dormir. Tal vez su idea era invitarlo a diferentes ocasiones hasta que el de cabello ceniza decidiera quedarse a vivir aquí. No estaba demasiado sorprendida, Ashton se comportaba como un total caballero ante los ojos de Jodie y presentía que ella hasta había olvidado que 1) era unos siglos mayor que Ash y 2) ella ya tenía pareja. Compadecía a Max de cierto modo.

—¿Y qué película quieres ver?— preguntó Ashton inclinándose lo suficiente en la mesa como para olerlo. ¿Por qué olía tan bien?

—¿Te echaste perfume?— dije, evadiendo su pregunta. Frunció el ceño negando con la cabeza. Ahí estaba. ¡De seguro era porque se le había pegado un poco de la fragancia de Jodie!

«¿Celosa?»

—Podríamos ver una película de terror— terminé diciendo—. Como... ¿El Anillo?

—¿Qué tal una romántica? ¿Has visto películas románticas?— dijo volviendo a sonreírme.

—Claro, he visto Martes Trece y Mamá.

—Pero esas también son de terror.

—¿De verdad? Se ven tiernas. ¿Qué tal El Conjuro?

—¿Qué significa romance para ti?

—¿Qué tal si vemos Marley y yo?— propuso Jodie interrumpiendo nuestra conversación.

—No— dijimos al unísono, yo con desagrado y Ashton algo alterado. Jodie hizo un puchero.

—Pero es tan emotiva y tierna.

—Exacto. Y tú siempre lloras al verla— respondí—. No me molestaría si no fuera porque luego durante una semana andas depresiva y yo tengo que animarte. Te fui a comprar helado de chocolate y luego dijiste que preferías el de vainilla y después que no, que mejor de naranja. Al final te traje todos los que encontré y me dijiste que ya no tenías hambre.

—¿Y tú por qué no quieres verla, Ash?— le preguntó Jodie repentinamente a su lado agarrándose de su camisa e ignorándome completamente. El chico hizo una mueca simulando una sonrisa.

—Es que... normalmente cuando la veo lloro un poco y me siento incómodo.

—AW PERO QUÉ TERNURA ES— chilló mi tía abrazándolo como si fuera un koala. Maldita sea, EL CHICO NO ERA UN ÁRBOL.

—Ashton necesita su espacio— tarareé. Jodie lo miró con uno de sus pucheros adorables y los desgraciados pero efectivos ojos de carnero degollado.

—¿Es cierto, Ashy?

—No lo llames Ashy— solté asqueada.

—Yo lo llamo como quiero. ¿Verdad, Ashy?

—No lo llames Ashy— reiteré en un tono de voz más alto.

—Mejor vete a buscar una película, Dylan.

—¿A ÉL LE PONES APODO PERO YO SIGO SIENDO DYLAN? BIEN, DOMINIQUE.

—NO TE DIRIJAS A MI POR MI SEGUNDO NOMBRE.

—NO TE DIRIJAS A ASHTON COMO ASHY.

—¿ESTÁS CELOSA

—¡NO!

—Ella miente muy mal— le susurró Jodie a Ashton en el oído. Gruñí—. Oh, por cierto, hueles muy bien. ¿Es tu olor natural? Es magnífico. Tal vez podría sacar un nuevo perfume de tu sudor.

—Yo miento bien.

—¿Te gusta Ashton?

—No.

—Mírate tan sólo, ni siquiera puedes decir "no" sin rascarte la muñeca.

—¿Huh?— exclamé, sorprendida.

—Cada vez que mientes te rascas la muñeca. Te conozco, Dylan Summers.

—¡Yo no hago eso!

—¿Tú te comiste el chocolate de Molly?

—¡No!— solté, mirando mi muñeca y notando que me la estaba rascando. Gruñí—. ¡Maldita sea! ¡No es intencional!

—Como digas— suspiró Jodie—. Iré a poner una película. Tampoco tenemos demasiadas— dijo saliendo de la cocina y dirigiéndose a la sala de estar. Gruñí, dispuesta a seguirla, cuando sentí el susurro de Ashton en mi oído.

—¿Te parezco atractivo?— preguntó, haciéndome saltar.

—¡No!— chillé en pánico, él dándose cuenta de que me rasqué la muñeca. Ah, la vida me odia—. Bueno, ya, sí, un poco. ¿¡Pero a quién no!? Probablemente hasta Luke ha tenido sueños sexuales contigo.

—¿Has tenido sueños sexuales conmigo?

—¡No!

—Te estás rascando la muñeca— sonrió. ¿Desde cuándo tenía esa manía?—. ¿Te molesta que te toque el trasero a veces?

—Me niego a contestar. ¡Lo usarás en mi contra!

—Dylan— dijo, quedando tan cerca de mí que tuve que retener el aliento. Esto estaba mal—. ¿Te gustaría que te besara en este momento?

Me quedé helada viéndolo.

—No.

—De acuerdo, chicos, la película está puesta— exclamó Jodie entrando a la cocina—. Veremos La Cabaña Del Terror o algo así, creo que es de esas de terror aburridas, el título es bastante simple.

—De hecho es bastante divertida— comenté cruzándome de brazos—. Me reí bastante las veces que la vi.

Y unas dos horas después, Jodie estaba acurrucada en un extremo del sillón hablando sola y Ashton se decía a sí mismo que nada de eso era real. Puse los ojos en blanco. ¿Qué los traumatizaba? La protagonista lo único que había hecho fue cortar por la mitad al fantasma con una sierra y acabar con el mundo. Lo demás, personalmente me pareció muy gracioso.

—¿¡Qué significa humor para ti, Dylan!?— gritó Jodie saliendo de su trance.

—He visto películas aterradoras y esta no fue una de ellas— suspiré, encogiéndome de hombros—. La protagonista me recuerda a mí. Pelirroja, virgen, respiramos. Tenemos miles de cosas en común, yo seré la única sobreviviente cuando me quede atascada en una cabaña del terror junto a otros adolescentes estúpidos y hormonales.

—Fue horrible— susurró Ashton aferrándose a mi pierna.

—Fue algo romántica, justo como querías— dije, haciendo que me mirara como si me tratara de una loca—. ¡Oh vamos! Tienes que admitir que el chico de ojos verdes y la pelirroja tenían una vida por delante. A él se le paró mientras tan sólo hablaba con ella y la vio desnudarse sin querer y, perdona, pero fue un final bastante emotivo el hecho de que él muriera. Me recordó a Bajo La Misma Estrella.

—¿CÓMO COMPARAS UNA PELÍCULA DE TERROR CON BAJO LA MISMA ESTRELLA? EL CHICO MURIÓ POR CULPA DE ESOS FANTASMAS— chilló Jodie. Me hice para atrás.

—Fue una película que tuvo acción, misterio, terror, romance y humor. ¿Qué más quieres? ¿Que un campo de fuerza invisible aparecería de repente como algo de fantasía?

—Pero sí había un campo de fuerza invisible.

—¡Exacto! ¡Tiene de todo!— exclamé, riéndome al ver su expresión horrorizada—. Ya vi esta película, le aprendes a encontrar lo gracioso luego de un tiempo. Además, ¿quién esperaba que ese chico drogadicto después de ser atacado y apuñalado y golpeado y ahogado fuera a vivir?

—Deja de hablar con tanta felicidad, me das miedo— lloriqueó mi tía, aferrándose cada vez más al sofá. Le sonreí tiernamente—. Pareces Chucky. Aléjate.

—¡Llegué!— exclamó Max, el cual había regresado del hospital hace un corto tiempo y al parecer se hallaba de maravilla (tenía bastante energía, de alguna forma me lo esperaba). Entró por la puerta de al fondo del pasillo con una sonrisa y se quedó helado al ver a Ashton. Dio un paso hacia atrás llevándose una mano a la cara—. Oh por Dios... oh por... ¡No, no estoy listo para esto!— lloriqueó corriendo hasta la cocina. Volteé a ver a Jodie y ella me sonrió, olvidando todo el tema de la película de terror. Tenía que ser una broma.

—¡Oh, amor!— dramatizó ella siguiéndolo, cosa que también hicimos Ashton y yo automáticamente. Vi a Max llorando melodramático en el mesón. Ay por Dios—. ¿Qué te ocurre, Maximiliano?

—¡Eres muy pequeña para casarte!— chilló Max tomándome la cara entre las manos. ¿Uh? Esperen, ¿qué? Volteó a ver a Ashton—. Y tú... ¡No te dejaré ser el novio de mi hija!

Ashton se quedó helado.

—¡Ay, tranquilo, solo estoy jugando!— se rió Max empujando su hombro. Me llevé mis dedos índices a mis sienes. Mi familia no tenía sentido, ¿por qué?—. Quiero que se llame Lily si es mujer.

—¿Mujer quién?— murmuró Ashton frunciendo el ceño, sin ser capaz de reaccionar demasiado.

—Su hija, por supuesto— dijo Max inocentemente sonriéndole. Ashton se sonrojó—. Si es hombre debe ser un nombre poderoso. ¿Qué tal Spartacus?

—No, está entendiendo...

—¡Eres tan guapo!— se rió Max volviendo a empujar el hombro de Ash. De acuerdo, mi tía y mi esposo estaban coqueteándole al mismo chico, esto había perdido el lado racional.

—¿Verdad que es guapo? Totalmente perfecto— alardeó Jodie, como si Ashton fuera su creación. «¡Está vivo!» me la imaginé gritando a los cielos, mientras Frankeinashton se levantaba y Max con la espalda encorvada la veía con admiración—. Él es... Es precioso, encantador, y modesto. Ashton Fletcher, tu segundo nombre es perfecto. Todo tú, eres perfecto.

«Esta mujer, ¿cómo demonios supo su segundo nombre? Ugh» e irónicamente, por primera vez mi conciencia y yo estábamos de acuerdo en algo. Tal vez Jodie se había ganado el diploma de acosadora profesional. Volteé a ver a Ashton, a quien todos los halagos iban dirigidos, y supe por la mirada que me lanzó, que a pesar de sentirse agradecido por toda esa atención, se sentía incómodo. Suspiré. «¿Qué hago? ¿Matarlos a todos como la protagonista hizo con los fantasmas? Bueno, es una buena idea»

—Es como... si fuera completamente perfecto— dijo Max, y yo asentí apoyándolo, ignorando el hecho de que Max jamás hablaba en un tono tan serio como el de ahora—. Es todo... todo un...

—Príncipe— susurré. Golpeé a Max en el hombro—. Déjenlo en paz. Están acosándolo.

—¿Estás celosa? ¡Oh, es normal!— exclamó él, ahora presionando mis mejillas. Definitivamente algún golpe en el accidente le había causado que se le cayera un tornillo, o dos, o la ferretería entera—. ¡Tú eres encantadora y perfecta también!

«Por supuesto que sí, maldito mundano»

—Aunque un poco menos— añadió Jodie, abrazando a Ashton—. Este príncipe... es más encantador y perfecto. Y... Oh santo Dios, ¡esos músculos!

No sabía si golpearla a ella, golpear a Max por no detenerla sino que apoyarla, golpear a Ashton porque básicamente era su culpa, o golpearme a mí. Así que hice lo que cualquier persona o cabra hubiera hecho en mi lugar.

Me comí su pastel.

—¡Lo estaba guardando para esta noche!— lloriqueó Jodie viéndome dejar el plato vacío en el lavaplatos. Me encogí de hombros—. ¿Estaba rico? Apuesto que sabía delicioso. Amo ese pastel.

La obsesión del pastel era algo de familia.

—¡Max, quiero mi pastel!— sollozó tirando de la chaqueta de su pareja. Volteó a verme repentinamente asesina—. O te abriré las entrañas para rescatarlo.

—Iremos a comprar uno ahora, cielo— dijo él, volviendo a tomar su billetera y decidido a salir de la casa. Se volvió a ver a Jodie al notar que no lo seguía—. ¿Qué pasa? Vamos, reina.

—Pero Ashton...— masculló ella, haciendo un puchero. Saqué una sartén de uno de los estantes y me sorprendió al ver que Max le tomó la mano y la obligó a salir con él, haciendo que Jodie se resignara. Volví a dejar el arma letal y pestañeé reiteradas veces, asombrada.

Max nunca habría hecho algo así. Era simpático, fácil de llevar, Jodie normalmente era la dominante en la relación. Y ahora él simplemente... la tomó de la mano, la tiró un poco y ella se había dejado vencer. Yo de verdad no comprendía su relación. ¿Desde cuándo el hombre se había vuelto el dominante? Hashtag Max Pasiva.

—Así que estamos solos— dijo Ashton, con fingida picardía. Me sonrió, dirigiéndose a la sala de estar y sentándose en el sofá. Me crucé de brazos frente a él—. ¿Qué pasa con esa expresión tan enojada? Sonríe. Soy tu príncipe después de todo ¿no?

Desvié la mirada. Me había escuchado. Sentí sus manos posarse en mi espalda y atrayéndome a él, haciendo que quedara cerca de él, inclinada sobre él, con mi nariz pegada a la de él. Retuve el aliento. Esto estaba mal.

—Estás roja como una manzana. A veces... desearía saber tus pensamientos cuando eso pasa.

¿Por qué me hacía esto? Actuaba como el caballero de armadura dorada, ayudándome con Luke, diciéndome que él me quería, que yo le gustaba, trataba de unirnos, y con todo eso, me dejaba en claro que se haría a un lado. Pero luego hacía esto...

Me gustaba Luke, pero... ¿cómo ignorar a este chico? ¿Cómo ignorar esos ojos? ¿Cómo ignorar esa sonrisa contagiosa? ¿Cómo ignorar ese cuerpo? ¿Cómo ignorar a este príncipe? No podía. Simplemente no podía. Y lo odiaba, porque debía, pero me sentía incapaz. Hacía que me perdiera, podía tan sólo tocarme el hombro y yo en el interior me sentía entera. Pero sabía que no era cierto, eso era ilógico.

—No es nada— dije finalmente—. Sólo... calor.

—¿Y usarás tu abanico para darte aire?

Jamás había utilizado el abanico frente a los chicos. Lo usaba de vez en cuando encerrada en mi habitación, lo usaba cuando estaba sola en el departamento. Ashton sonrió levemente, viendo mi confusión.

—Estaba en el velador de tu pieza. Y una vez te vi usarlo, antes de Navidad— aclaró, tirando un mechón de mi cabello con suavidad. Asentí—. Tengo tantas preguntas que quiero hacerte.

—¿Por qué ahora?— dije curiosa.

—Jamás me había dado cuenta de tu manía, de rascarte la muñeca cuando mientes. Es algo que pasa desapercibido, lo haces con tanta naturalidad y suavidad, jamás me habría dado cuenta— respondió, volviendo a tirar del mechón de cabello—. Ahora sé cuándo mientes.

«Buena suerte con alguien que sabe tu punto débil». Suspiré para mí misma y abofeteé mi conciencia, con una sartén. Volví al mundo real al instante en que Ashton volvió a hablar.

—¿Te molestaste... cuando te besé?— preguntó en voz baja.

—No— susurré.

—¿Estabas emocionada?

—No.

Ashton sonrió y vio mi mano libre, mientras que la otra estaba apoyada en el respaldo del sofá para apoyarme. Seguí su mirada y noté cómo trataba de rascarme la muñeca, pero sólo logrando llegar hasta la palma. Me sonrojé.

—Dime— dijo él, y sentí un tono profundo en su voz. Ya no quería que dijera cosas así, tan serias, tan importantes, tan...—. ¿Las bragas que estás usando ahora son de color negro?

Me tenía que estar jodiendo. Él de verdad no duraba ni siquiera un minuto hablando en serio.

—No— dije molesta. Tomó la mano que tenía libre, dejándome prácticamente inmóvil y dejándolo a él sin manera de saber cuándo mentía y cuándo no.

—¿Es de color rosa?— sonrió. Negué—. ¿Blanca?— volví a negar—. ¿Roja?— volví a negar y él rió ligeramente. Noté cómo mi mano derecha palpitaba desesperada. ¡Oh, vamos! ¡No podía ser tan obvia!—. Cuando tienes tus manos libres, te rascas la muñeca izquierda con tu mano derecha. Siempre es tu mano derecha, en la busca de rascar algo. Es raro. Aunque lo encuentro tierno e interesante.

—Es irritante— aclaré. Mordió su labio inferior.

—¿Bragas rojas, eh?— dijo, haciéndome sonrojar otra vez—. ¿Qué? ¿Tratas de seducirme?

—Tonto— gruñí—. Anda, ya suéltame.

—No te estoy reteniendo— respondió, haciéndome dar cuenta de que su brazo ya no rodeaba mi cintura y su mano ya no se aferraba a la mía. Carraspeé, incorporándome—. Llamaré a Calum, para explicarle lo que pasó con Luke ¿vale?

Asentí y lo vi tomar su teléfono dirigiéndose a la cocina. Cierto, yo estaba aquí por el problema que ocurrió con Luke, y Ashton sólo estaba aquí para decirme que Luke sí me quería y para intentar animarme. ¿Cómo se debía sentir? Decirle a alguien que lo amas, para después verlo irse con tu mejor amigo. Dios, me sentía una perra.

«Lo eres»

BUENO, ¿ADIVINA QUÉ? SOMOS UNA. YO SOY PERRA Y TÚ TAMBIÉN.

«Pero yo prefiero a Ashton antes que a Luke»

Tal vez yo tenía doble personalidad, eso explicaría tantas cosas.

—¿Desde cuándo estás interesada en estas cosas?— se rió Ashton saliendo de la cocina con la revista de Jodie entre las manos. Carambolas, la había dejado ahí—. Cómo calentar a tu chico— dijo, leyendo el artículo vergonzoso—. TIP NÚMERO UNO... Bueno, esto es interesante.

—Santo Dios, Ashton, deja de leer— me quejé acercándome a él para quitarle, según Jodie, la Biblia femenina de la sabiduría mística.

—Me gusta el tip número tres— comentó decidido, volviendo a leer—. Incluye tetas.

«Jajá, tú no tienes»

Bajé la mirada y me revisé bajo la blusa. Gruñí. PUES TÚ TAMPOCO.

—No sabía que había tantas clases de condones— murmuró—. Esta cosa es más útil de lo que parece ¿sabes?— me sentí sonrojar—. Espero que no estés pensando ya tan pronto en perder tu virginidad con Luke.

—¿Qué? Eh, yo...

—¡Eres muy joven!— dramatizó sacudiéndome por los hombros. Ay Fletcher—. No te dejaré perder tu flor de pureza con Luke.

—¿Qué quieres? ¿Que me haga monja?— espeté.

—Sí— respondió. Volqué los ojos—. Amenos que se trate de mí. En ese caso, te irías al infierno por pecar tanto.

—O soy monja o me voy al infierno. ¿En qué cosas estás pensando?— me reí ligeramente negando con la cabeza. Lo vi sonreír y tomé una bocanada de aire—. Ashton— lo llamé, él arqueando ambas cejas prestándome atención—. ¿Por qué haces todo esto?

—¿Hacer qué?— dijo confundido. Lo miré detenidamente y carraspeé.

—Nada.

—¡Eh! ¡Un perrito!— exclamó repentinamente, dirigiendo su mirada a la escalera. Volteé viendo a Boss y asentí—. ¿Es macho?

—Sí— dije, notando cómo Ashton lo tomaba entre las manos y acariciaba su oreja. Ladeé la cabeza haciendo una mueca.

«¿Celosa de una mascota?»

Oh, cállate.

—¿Cómo se llama?— me preguntó mientras el perro le lamía la cara haciéndolo reír. Fruncí el ceño.

Claro, primero Jodie, luego Max y ahora Boss. ¿Por qué demonios nadie dejaba en paz a Ashton?

—Boss— respondí—. El tamaño que tiene ahora, es su tamaño máximo— le expliqué, encogiéndome de hombros. Era del porte de la mano de Ashton, prácticamente era una miniatura que se iba a mantener así por la eternidad.

—Me gusta. Es tierno...— dijo, volviendo a reírse debido a que el perro seguía lamiéndole la cara. Lo dejó en el piso—. Y... ¿Qué estoy haciendo?— me preguntó Ashton, refiriéndose a lo que había dicho antes. "¿Por qué haces todo esto?". Miré el piso. Esto estaba mal.

—No es nada— mentí, él arqueando ambas cejas y señalando que me estaba rascando la muñeca. Mordí mi labio inferior—. ¿Por qué haces esto?— espeté, repentinamente molesta—. ¿Por qué te comportas así? Tú sabes que me gusta Luke, tú... tú me dijiste que Luke me quería. ¿Por qué haces esto? ¿Por qué después de hacer hasta lo imposible para hacer que Luke y yo estemos juntos o algo por el estilo, vienes y me tratas... así? De esa manera tan... encantadora y perfecta. ¿Por qué? Pareciera que te vas a hacer a un lado, pero... Agh, me confundes, Fletcher.

—Lo siento— murmuró sincero.

«¡Mira lo que hiciste! ¡Lo hiciste sentir mal! ¡Por eso no te votaron para presidenta de la clase! ¡Bruja! ¡Mátenla! ¡A la horca! ¡Sacrificio! ¡La pagarás y quedarás virgen de por vida!»

—Sólo quiero tratarte de esta manera, porque luego no podré— me explicó, y recordé que unas palabras parecidas me había dicho el día que se me había declarado. Sentí un nudo en la garganta.

—Tú sabías que iba a por Luke— dije sin aliento. Sonrió encogiéndose de hombros.

—Eventualmente tendría que pasar. Supongo que podré sobrevivir con ello, pero ahora que todavía no eres novia de Luke, y estoy contigo a solas... Sólo quería fingir que no pasaba nada y que eras mía por hoy. Lo siento.

«SOY TUYA TODO EL TIEMPO, AZOTAME»

Maldita sea, conciencia, cierra las piernas imaginarias.

—Me confundes— admití, sintiéndome culpable y pasándome una mano por la cara—. La manera en que eres conmigo...

—Perdón— me interrumpió sonriéndome apenado. No, él no entendía el punto—. Si quieres me detengo y te trato como a una hermana... Bro.

—Ese es el problema— gruñí—, es por eso que me confundo. El caso es, Ashton, que yo no quiero que pares de tratarme de esa forma y para ti sea sólo un... "bro"— dije rápidamente, arrepintiéndome de decirle la verdad. Esto estaba mal.

«Es la cuarta vez que lo dices, bro»

—Esto está mal— susurré en voz alta. Ashton frunció el ceño.

—¿Por qué mal?— me preguntó, ignorando el hecho de que Boss parecía querer violarle la pierna. Me relamí los labios tratando de pensar y ordenar mis ideas.

—Porque... yo quiero a Luke— respondí—. No puedo también... Dios mío, no puedo.

—Princesa— dijo, haciéndolo sonar como si fuera mi nombre, y no un apodo. Me hizo mirarlo a los ojos—. No tienes que preocuparte, no tienes que confundirte. Quieres a Luke, lo sé. Eres libre se sentirte así. No espero que correspondas mis sentimientos. Si me dejas tratarte como una princesa, o no me dejas, yo haré lo que me digas.

—Ese es el problema— exclamé, con la voz algo quebrada—. Yo no quiero que dejes de tratarme de esta forma, me gusta que lo hagas, me encanta, y eso... eso me confunde tanto, y siento que si hago algo mal podría... podría dañarte o algo peor. Dijiste que me amabas y eso... a veces destruye.

—Entonces destrúyeme— susurró—. Dylan, soy tuyo, soy completamente tuyo. Puedes hacer lo que quieras conmigo. Destruirme, arruinarme, me da igual.

«¿Y aún así vas a dejar a esta dulzura a un lado? Me avergüenza ser tu conciencia. ¿Dónde está la salida de esta mente estúpida?»

—Llegamos— dijo Jodie, entrando por la puerta trasera con Max siguiéndola cargado de pasteles. Se lanzó a abrazar a Ashton haciéndolo sonreír—. Te extrañaba, bombón.

Tomé la revista del sofá y busqué el artículo de la sonrisas. ¿Cuál era la que indicaba coqueteo? «SONRISA NÚMERO CUARENTA Y NUEVE: ¿FUERON A UN CIRCO PERO ÉL NO QUIERE DECIRTE QUE LE TIENE MIEDO AL PAYASO?». Suspiré. ¿Qué clase de sonrisa era esa?

—¿Te quedarás a cenar, cierto?— preguntó Jodie mirando a Ashton. Él asintió—. ¡Genial! Tú descansa. Prepararé la comida con Max. Mientras tanto podrían subir a tu habitación, Dylan, ¿qué te parece?

—Vale— acepté nerviosa. Le indiqué a Ashton que me siguiera hasta el segundo piso de la casa.

—¿QUÉ TE CREES OBLIGÁNDOME A IR A COMPRAR PASTEL?— gritó exasperada Jodie desde la cocina. Pobre Max.

Pero por otro lado, la dominante había vuelto y Max volvía a ser una pasiva. Sentía el equilibro del universo universal volver a establecerse.

—¿Dónde está el baño?— dijo Ashton cuando entramos a mi habitación. Le señalé el privado que tenía—. Gracias.

Me senté en mi cama y aferré mis manos a mis rodillas. Era el primer chico que entraba a mi habitación de aquella casa. Ni siquiera Max solía hacerlo, al menos no conmigo en su interior. Y este no era cualquier chico, era Ashton. Sabía que no tenía que estar nerviosa. En el departamento había pasado varias veces, hasta dormía junto a Luke. Pero esto era... Saqué el abanico de mi maleta. Oh Dios mío, esto estaba mal, esto estaba muy mal, iba a empezar a sudar de los nervios en cualquier momento.

—¿Estás bien?— preguntó alarmado. Alcé la mirada viendo a Ashton cerrar la puerta del baño y acercarse a mí—. Estás roja.

—No es nada— dije quitándole la importancia. Guardé el abanico de golpe—. Sólo... me dio calor. ¿Deberíamos bajar? Yo creo que deberíamos bajar. ¿Quieres bajar? De seguro que la cena está lista.

—Sólo han pasado cinco minutos— se rió.

«Pedazo de idiota, de seguro que el tinte pelirrojo te afectó»

¿No que te habías ido?

«No encontré la puta salida, cállate»

—Dylan... ¿Todavía no recuerdas... nada de tu pasado?— preguntó encuclillándose frente a mí. Apoyó sus manos en mis rodillas y yo negué con la cabeza—. El doctor dijo que habían posibilidades de que recordaras cuando fueras mayor. ¿No hay nada? ¿Ni siquiera... algo pequeño?

—Recuerdo que llamaba a la directora de la escuela por su nombre y no por su apellido— sonreí—. Y que no me gustaban las demás personas.

—¿Nada de nosotros?— susurró mirándome con algo de esperanza. Fruncí el ceño y negué—. Ya... ¿Me dirás algún día si recordaste algo?

—Claro— respondí despeinando su cabello. Tomó mi mano besando el dorso.

—Preciosa— murmuró. Me sonrojé—. ¿No te molesta que me quede a dormir aquí, verdad?

—No. Además Jodie te invitó. Aunque me molestara, si no te quedas, nos matará a los dos, probablemente más a mí— dije arqueando ambas cejas.

—¿Puedo dormir contigo?— sonrió travieso.

—No.

—Adoro que te rasques la muñeca— dijo, haciéndome arder las mejillas de nuevo—. Te sonrojas demasiado. Eres adorable.

—Ya basta— gruñí cubriéndome la cara—. Es sólo que tengo calor.

—Tu mano derecha palpita.

«Eres una mala mentirosa»

—Chicos— tarareó Jodie entrando al cuarto. Volteamos a verla—. Están muy cerca y Ashton está arrodillado. ¡Oh por Dios! ¡Le vas a pedir matrimonio!

¿Cómo demonios funcionaba la mente de Jodie Greenfield?

—Como sea, la cena está lista— avisó, olvidando completamente el tema del casamiento—. Bajen ya o va a enfriarse.

—¿Recalentaste la lasaña, verdad?— pregunté notando que apenas habían pasado unos minutos. Asintió sonriendo felizmente y se retiró de la habitación.

Ashton y yo bajamos al comedor, y se podría decir que la cena... fue bastante larga y llena de preguntas incómodas.

—¿Eres virgen?— le preguntó Jodie a Ashton—. Porque Dylan es virgen.

—No digas tonterías, se nota a kilómetros que este chico es sexy, por supuesto que alguna chica debió de caer— se interpuso Max golpeándole suavemente el hombro.

—Si le vas a quitar la virginidad a Dylan, procura ser cuidadoso. No la queremos postrada en cama por una semana— exclamó Jodie, haciéndome a mí y a Ash escupir un poco de nuestra bebida al mismo tiempo. Mi tía sonrió—. ¡Míralos qué bonita pareja son! ¡Hasta escupieron al mismo tiempo! ¿Recuerdas cuando nosotros solíamos ser así, Max? Ese día en el bar...

Y básicamente lo demás fue más preguntas incómodas e historias de Jodie y Max en su juventud. Jesús, si yo iba a ser así también, le tenía compasión a mis futuros y no existentes hijos.

—Buenas noches— me despedí, de mis tíos, de Boss y de Ashton, el cual dormiría en la habitación que estaba al lado de la mía. Cerré la puerta, y me saqué la blusa y los jeans, dejando mis pantuflas a un lado de la cama y recordando que había dejado mi bata rosada en la cocina.

—Rojo y negro— escuché sus voz a mis espaldas. Mierda—. ¿Sabes? Siempre envidié a Luke porque te pudo ver desnuda— sentí su brazos rodeándome la cintura desde atrás y su mentón se apoyó en mi hombro—. Pero esto es mucho mejor.

—Tengo que ponerme pijama— solté.

—¿No preferirías dormir conmigo desnuda?

Este chico... ESTE MALDITO Y CALIENTE CHICO.

«Al menos su amiguito es feliz»

—Te tengo una propuesta— susurró Ashton. Traté de moverme pero estaba paralizada. Maldita sea, Fletcher—. Podemos quedarnos así toda la noche o... me dejas ponerte pijama y dormir contigo.

—¿Qué tal si duermes en la bañera?— espeté, tratando de no tartamudear. Me mordió el hombro.

—Tu cama.

—Vale— murmuré, él dándome media vuelta. Sonrió.

—Tu cara está roja.

—Estoy en ropa interior contigo enfrente, por supuesto que estoy roja— gruñí. Me tiró de espaldas a la cama.

Esto debía ser tomado como violación. ¿Con qué cara iba a ver a Luke luego? "Te amo pero dejé que tu mejor amigo me vistiera y durmiera en mi cama". Pero más importante, ¿CON QUÉ CARA IBA A VER A ASHTON?

—Listo— dijo cuando ya me había puesto los pantalones—. Ahora la parte de arriba.

—Um, no uso sostén al dormir así que...— balbuceé, tratando de que se rindiera y decidiera esperar afuera. Mordió su labio inferior.

—Pues mucho mejor.

—¡No! Vale, me sacaré el sostén luego algo así— dije nerviosa. Nerviosa era poco en realidad. ¿Por qué Ashton me estaba haciendo esto?

—Alza las manos— ordenó, yo haciéndole caso. Me puso la camisa y sonrió—. Bellísima.

—Me violaste.

—No exageres.

Suspiré recostándome bajo el cubrecama y Ashton me imitó, apagando la luz y dejando la pequeña lámpara de velador encendida. Me miró.

—No puedes dormir sin Luke— afirmó—. Te acostumbraste porque antes del accidente, dormían juntos siempre. Era algo inocente, pero... te quedaste acostumbrada, al igual que él— sonrió—. ¿Quieres que te traiga una pastilla?

—Tengo una en el cajón— contesté, aferrándome a él y dejando descansar mi cabeza en su pecho. Estiró el brazo mientras yo lo veía detenidamente.

"¿Te gustaría que te besara en este momento?". Oí la voz de Ashton golpearme en la cabeza. Él no se había dado cuenta de que cuando me preguntó eso, me había rascado la muñeca. Y cuando él iba a voltear, para tenderme la pastilla... yo caí dormida.

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