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Capítulo 31

Desperté abriendo mis ojos de golpe y viendo que Luke estaba al lado mío, abrazándome por la cintura mientras le salía baba por la boca y mantenía enredada sus piernas con las mías. Me aseguré de que estuviera dormido (prácticamente estaba roncando así que no fue muy complicado) y me miré mi zona intima por debajo de mi pijama café, suspirando luego al verificar que no tenía un pene y que en efecto, no tendría que ir al baño parada.

Había tenido un sueño extraño ¿de acuerdo?, sobre todo porque en él era una hermafrodita y era un poco complicado imaginarme con algo que no fuera una vagina en mi parte inferior.

Todo empezaba conmigo yendo felizmente al baño. Quería orinar así que me bajé el pantalón y, bueno, seré directa.

Tenía un pene.

¿Comprenden? ¡Tenía un pene! Y una vagina. Tenía un órgano reproductor masculino y el órgano reproductor femenino y el problema que más me atormentaba ni siquiera era el parecer travesti.

Era que no sabía por cuál hacer pipí.

Así que en lugar de reaccionar en shock y gritar a los cielos "¿QUÉ MIERDA?", lo único que hice fue murmurar "¿y ahora cómo carambolas meo?".

Entonces, ahí estaba yo, con un pene, una vagina y unas inmensas ganas de hacer pipí. Así que me senté, para que cuando hiciera pipí, si salía por cualquier de los dos lados (si saben a lo que me refiero), cayera en el inodoro y no afuera provocando un desastre.

Solo había un pequeñísimo grande problema.

Mi pene... medía como treinta metros.

ERA DEMASIADO GRANDE ¿ENTIENDEN? MUCHO HASTA PARA MÍ. Era tan grande pero tan grande, que para mi desgracia, no alcanzaba en el inodoro (no entendía cómo lo hacía en mi pantalón).

Así que me paré... y me quedé parada ahí unos minutos más, pensando "¿ahora qué carambolas hago?", mientras veía mi pene ahí, todo flácido y cómodo en mi entrepierna.

Pero mis ganas de orinar eran más. Por lo que al final, lo tomé, apunté el inodoro y... me sentí genial porque al final entendía a los hombres cuando iban al baño. Así que hice pipí, cayó afortunadamente en el inodoro, y ME SENTÍ YISUS.

Y después me di cuenta de que no sabía si lo hombres se secaban el pene o no cuando iban al baño.

El fin.

Yup. Mi mente trabajaba de una manera un tanto peculiar, sobre todo cuando tenía mucho sueño.

Y la noche anterior, había quedado agotada. Luke no me dejó tranquila hasta las dos de la madrugada y yo no tenía intenciones de detenerlo si es que tenía que decir la verdad. Pasamos un buen rato después de todo, desvelarse había valido la pena.

Sí, fue muy divertido jugar a las veinte preguntas con él. Aunque al final hayan terminado siendo aproximadamente unas cincuenta (sombras de Grey), no pasó de ser entretenido.

El único problema ahora era que, tenía bastantes dudas por culpa de mi sueño.

¿A los chicos también siempre les caía flácida su cosa o...?

—Wow, ¿qué le pasó a tu cara?— exclamó Michael cuando entré a la cocina. Puse los ojos en blanco y le quité su taza de café para pegarle un sorbo—. ¿Luke te mantuvo despierta toda la noche, eh?

Sabía que lo decía con doble sentido... y cuánto habría deseado que ese doble sentido hubiera sido real, pero solamente nos pasamos la noche haciendo cosas de niños de cinco años. Suspiré. Lo único que le había faltado a Luke esa noche fue que me preguntara si quería jugar a las manitas con él.

Ugh, ¡dios! No "esas" manitas, sino esas que jugaban los niños pequeños cuando se aburrían y lo único que hacían era jugar con sus compañeros golpeándose las manos mientras cantaban una estúpida canción.

Tomé otro sorbo de café. Me sentía sexualmente frustrada.

E irónicamente era culpa de una jirafa, que hasta probablemente, era virgen.

—¿Y qué le pasó a la tuya de todos modos?— le pregunté también, devolviéndole su taza de café—. Te ves espantoso. Es como si un camión te hubiera arrollado anoche o el martillo de Thor te hubiera dado un golpe en la cara ¿lo sabías?

—Me quedé despierto hasta las tres de la madrugada... Puedes culpar a tu mejor amiga de ello— respondió pasándose una mano por la cara con frustración.

—¿Has estado hablando con ella?— solté sorprendida.

—Sí— lo vi encogerse de hombros—. Sé que es raro, pero me agrada mucho. Y es muy graciosa.

—¿Ya te contó lo de la muñeca hinchable?— dije riéndome entre dientes.

—¿Qué?

—Nada.

—Buenos días, gente, ¿cómo están?— dijo Ashton animado llevando al gato desconocido entre sus brazos mientras entraba a la cocina. Mike y yo lo volteamos a ver con nuestras caras de zombie—. Uh, amanecieron como Fiona y Shrek hoy, relajen esas caras.

—Tú relaja esa cara. ¿Por qué estás tan feliz?— espeté con cansancio.

—Porque dormí bien— canturreó sonriéndome tiernamente. Se acercó a mí y plantó un beso en mi frente—. Y porque te estoy viendo ahora.

Cursi.

Oh, ¿no lo había mencionado antes? Desde lo de Thomas y el malentendido de que yo era una psicópata sexual (no tan malentendido, en el fondo sí lo era, de todas formas eso ya había pasado hacía dos semanas), los chicos, específicamente Luke y Ashton, habían estado más cariñosos que nunca conmigo.

Sobre todo Luke, que se la pasaba pegado a mí como una lapa.

Y por último estaban Mike y Calum, haciendo cosas de... Mike y Calum.

—¿DÓNDE ESTÁ MORTIMER?— chilló el asiático entrando a la cocina. Lo volteamos a ver.

—¿Qué dijo?— le susurré a Mike.

—¿DÓNDE ESTÁ MORTIMEEEER?— exclamó desesperado, saliendo disparado de la cocina para irse corriendo a otro lugar. Suspiré apoyando mis codos en la mesada.

—Hay que ponerle una campanilla de gato a ese animal.

—MORTIMER AMOR MÍO ¿DÓNDE ESTÁS?

—¿Qué le pasó a Calum?— preguntó confundido Luke entrando pocos segundos después a la cocina. Los tres nos encogimos de hombros.

—Perdió a Mortimer de nuevo— contestó Ash.

—¿DÓNDE CARACOLES ESTÁS, CABRA DE MI CORAZÓN?

—Ya van tres veces en la semana y hoy es martes— se quejó Luke poniendo los ojos en blanco y caminando hasta mí. Me besó la nariz haciéndome arrugarla luego—. Buenos días.

—Buenos...

—TENGO MUCHOS PANTALONES PARA TI, PERO NO ME ABANDONES.

—... días. Uff, joder, Calum necesita compañía de verdad. ¿Al final en qué quedó el tema de la novia?

—Todavía no hemos logrado sacar el tema de Beatrice. ¿Sabes? Lo único que sé es que parece que se están distanciando. Calum sale menos del departamento y antes salía más veces de las que iba al baño— respondió Ashton.

—¿Contabas las veces que iba al baño?— soltó Michael viéndolo con asco. El chico despeinado se rió.

Y se rió, y se siguió riendo por un buen rato, y no contestó.

Sentía que algún día se iba a reír tanto que se iba a atragantar y luego se ahogaría y podría morir.

—Cambiando drásticamente el tema, ¿qué tal tú con tus empleos?— dijo codeándome Luke. Suspiré de una manera exagerada y melodramática.

—Nada bien. No he conseguido nada aún. Al parecer solamente estoy apta para regalar volantes de una tienda de pizza.

—SÉ QUE AMAS LOS PANTALONES DE MUJER, MORTI, YO LE PUEDO ROBAR UNOS A DYLAN, HARÉ TODO LO QUE QUIERAS PERO VUELVE.

—¿Acaba de decir que le va a regalar mis pantalones a Mortimer?— espeté frunciendo el ceño.

—Síp— respondieron todos al unísono.

—Yo que tú cuido más mis cosas— comentó Ashton.

—Las oculto bien— reclamé volteando a verlo. Sacó de su bolsillo del pantalón unas bragas negras, haciéndome abrir los ojos con horror—. ¿Qué mierda haces con mi ropa interior?

—Como dije, dormí muy bien— canturreó volviendo a guardarlas.

Por el dios del sexo, este chico era un pervertido. ¿Cómo podía seguir virgen viviendo con él? Apostaba a que se violaba todo lo que tuviera movimiento en el planeta tierra.

Bajé mi mirada hasta el gato desconocido. Oh Dios, no más zoofilia.

—Falsa alarma— mencionó Calum, entrando a la cocina de una manera casual—. Ya encontré a Mortimer.

—¿Sí? ¿Dónde estaba?— cuestionó Mike poniendo sus pies sobre la mesa de la cocina.

—Debajo de mi cama.

—Eres tan estúpido— dijo Clifford sacudiendo la cabeza (el humano, no el perro mutante de color rojo... aunque eso habría estado genial)—. Aunque no me extraña que te cueste ver con esos ojos, es decir, son tan pequeños, ¿estás seguro de que no eres chino?

—¿Qué hora es?— le pregunté repentinamente a Luke frunciendo el ceño mientras Calum le discutía a Mike.

—Um... diez en punto. ¿Por?

—Hoy iré a conseguir empleo.

Mike se rió, Calum se rió, Ashton se rió, Luke se rió, Mortimer se rió, el gato se rió, y estaba a punto de abrir mi boca para quejarme, cuando pude escuchar que Natalie se rió y Sean se rió, del departamento de al lado.

Olvídenlo. Esto era una conspiración.

—¿De nuevo? No conseguirás uno, Dylan. La pizzería era lo único que tenías y te despidieron por haber insultado a tu compañero— puntualizó el algodón de azúcar andante.

—¡Rodolfo era digno de mis insultos! Además, estoy segura de que hoy es mi día— ahora me estaba acordando de Bob Esponja, santas piñas debajo del mar—. Yo, Dylan Summers, conseguiré ese empleo hoy mismo, ya verás.

No lo conseguí, y me echaron del restaurante de comida china prácticamente a patadas.

Porque al parecer conocer a un asiático no era suficiente experiencia para trabajar ahí... y al parecer Calum tampoco era asiático.

Maldito chino canela pasión.

Llegué al departamento caminando por mi cuenta e internamente queriendo asesinarme a mí misma (ahora me estaba acordando de Daria, necesitaba dejar de ver televisión). ¿Es que no podía hacer nada bien? Necesitaba un empleo o terminaría sin poder pagar el cuarto del departamento y me vería obligada a irme de alguna forma. ¿Y qué haría? ¿Mudarme a México y cambiarme el nombre a Rosita González? ¿Vivir debajo de un puente donde tendría que convivir con vagabundos y aceptar el hecho de que no había wi-fi?

No, gracias. Primero dejaba de comer pastel.

Vale, tal vez estaba siendo demasiado drástica.

—¿Qué tal te fue?— preguntó Calum recostado en el sofá con Mortimer en sus brazos. Todos los chicos me miraron esperando por una respuesta, mientras que yo sólo exhalé agotada dejándome caer sobre el sillón.

—Le fue mal— aseguró Mike, y yo asentí—. Lo sentimos, Dylan, de seguro encontrarás un mejor empleo en el que sí serás aceptada y haya igualdad de géneros y no preferencias en la población masculina.

—¿Los demás te obligaron a decir eso?— dije con cansancio.

—Específicamente Fletcher.

—¡Michael!— se quejó Ashton propinándole un golpe en la cabeza.

—¿¡Qué!? Sólo dije tu segundo nombre.

—Eres un... un... ¡Eres un memo!

—¿Memo?— soltamos todos al mismo tiempo.

—Sí, memo.

—¿Qué mierda es un memo?— dijo Mike poniendo sus ojos en blanco.

—Creo que lo tendrás que buscar en Yahoo respuestas. ¡JÁ!— se burló triunfador Ashton, haciendo que el otro frunciera el ceño y bueno, comenzara la guerra.

—LOS PASTELILLOS DE TU MAMÁ SON ASQUEROSOS.

—AL MENOS YO NO SOY LA MADRE QUE TIENE A UN HIJO CON PELO COLOR VOMITO DE UNICORNIO.

—SE LLAMA TEÑIRSE.

—NO ES MI CULPA QUE TE PONGAS COLORES TAN EXTRAÑOS COMO LOS OSITOS CARIÑOSITOS.

—¿No hay alguien que me quiere traer un pastel?— murmuré mientras el algodón de azúcar andante y el chico de los hoyuelos discutían por una bobería.

—De inmediato vuelvo— me sonrió Luke levantándose y dirigiéndose a la cocina. Cuando volvió, me entregó un platillo con un pastel de frambuesa y chocolate encima.

Lo miré con ojos de cachorro. Ay santa madre de Cameron Dallas, no podía ser más tierno.

—¿No te puedo adoptar?— dije viéndolo enternecida.

—¿Qué?

—Prometo darte de comer.

—¿Qué hace una piedra en el sillón?— preguntó confundido Calum interrumpiendo mis palabras y tomando el objeto mencionado entre sus manos para después tirarlo lejos sin importancia. Lo miré con cara de póker.

—Era mi teléfono.

Me levanté de mi lugar dejando el pastel encima de la mesa de centro y recogí mi teléfono del piso, notando que tenía un mensaje de Andy en kik, preguntándome si le había mencionado algo a Michael acerca de la historia de la muñeca hinchable. Sonreí.

Era una historia graciosa (tan graciosa que cada vez que la comentaba Andy me sacaba un mechón de pelo, sí, amorosa la Ramona). Básicamente todo se resumía a que un día, ella se quería comprar una de estas muñecas de tamaño real (eran famosas por ese entonces, y ella tenía trece años así que todavía no la conocía para guiarla a través de la experiencia de las muñecas). El punto de todo era que se equivocó de tienda y terminó en una de juguetes sexuales, por lo que preguntó si tenían una muñeca y, oh, por supuesto que sí.

Una muñeca hinchable. La llevó a la escuela, se creyó la reina, se la mostró a sus amigos y fue ahí cuando uno de ellos dijo que era una muñeca sexual y que la usaban los hombres para calmar sus necesidades.

Sí... En mi cabeza sonaba más divertida y menos traumática y triste.

quierocomerpastel: oops. Se me debió haber pasado, lo lamento.

noeraunamuñecahinchable: pERO JODER, DYLAN, TE DIJE QUE NO ABRIERAS LA BOCA.

noeraunamuñecahinchable: ADEMÁS NI SIQUIERA ERA UNA MUÑECA HINCHABLE

quierocomerpastel: cariño

quierocomerpastel: sí lo era.

noeraunamuñecahinchable: ya lo sé, cállate xx

Me reí en voz baja y guardé mi celular en mi bolsillo, volteando a ver a los cuatro chicos sentados en la sala de estar sin hacer mucho.

Wow, esperen, ¿cómo no se me había pasado por la mente antes? ¡Ellos responderían mis dudas acerca de mi sueño! No estaba segura de cómo se las tomarían, pero no podía ser tan malo preguntarles acerca de sus penes.

Lo pensé mejor. Sí, mejor iría a Google.

Me escondí en la habitación de Ashton y le robé el computador para buscarlo por internet. Puse Yahoo respuestas (no había respuesta válida si no era por Yahoo respuestas), escribí mi pregunta y le di click a la primera opción que me salía.

«¿Es normal secarse el pene después de orinar?»

Mi cara para ese entonces ya era un total poema.

«Respuesta de "¡Chango de mal!":

Yo lo hago y no por finesa, solo porque me incomoda traer la cabeza húmeda, aparte que al rato huele feo y es incómodo, te tienes que andar rascando, a mí eso me pasa. Es por higiene y te recomiendo que te la limpies...

es mejor para ti y para la o el que va estar abajo.»

Vale, siguiente respuesta.

«Respuesta de "PinkiePie":

Amigo hombre,

Secar la punta de tu pene con un papel es algo completamente innecesario. Ahora, ustedes se preguntaran ¿de dónde salió todo esta conspiración? Y la respuesta es simple: las mujeres.»

No me jodas PinkiePie.

«No se dejen engañar amigos, el acto de limpieza de la puntita no es creado por un hombre, fue creado por una mujer que ni pene tiene. Ellas crearon ese mito desde que eramos pequeños y nos hacen crecer de esa forma. La realidad es que la mujer no entiende al pene y siempre han tenido envidia de que nosotros podemos orinar muy rapido y facil sin tener que limpiarnos, recuenden que la salida de orina femenina si las moja todas y tienen que limpiarse»

¿Ahora les tenemos envidia por no tener pene?

«Las mujeres no entienden que el pene es la parte mas limpia del cuerpo y que no necesita un cuidado innecesario como limpiarle la puntita»

No estaba muy segura de que nuestro querido PinkiePie tuviera esa puntita muy limpia de todos modos. Creo que empezaba a entrar en pánico.

«Amigo, si piensas que limpiarte el pene con papel es mas higienico: entérate que no, dale dos sacudidas y estás listo.

¿Ahora qué vas a hacer? yo tengo la respuesta

Dile NO a la manipulación femenina
Dile NO a las peticiones absurdas
Dile NO a copiar comportamientos no propios de los hombres

DILE NO A LIMPIARTE EL PENE CON PAPEL

Gracias por leer,

Attn. Un hombre indignado que no se limpia el pene con papel, con dos sacudidas es suficiente»

Me meo.

—Chicos— dije saliendo de regreso a la sala de estar. Ellos me voltearon a ver—. ¿Los hombres se limpian luego de ir al baño?

Luke soltó al gatito desconocido que tenía entre sus brazos, Ashton escupió la leche, Mike se arrancó un poco de cabello, y Calum al darse cuenta de que no tenía nada más que hacer, tiró mi pastel.

—¿Pero qué te sucede con mi pastel?— gruñí viendo al chino negro.

—¡AYUDA, ME QUEDO CALVO!

Pero es que en esta casa no se podría preguntar nada.

—Pues te llamas Dylan ¿no? Es nombre de hombre, deberías saberlo— respondió Calum encogiéndose de hombros.

—Yo no lo hago— dijo Ashton.

—Ni yo.

—Ni yo.

—Ni yo.

—¿Pero es que nadie es higiénico aquí?— solté asqueada. Se miraron entre sí.

—A veces limpiamos a Mortimer— ugh, de acuerdo.

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