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Capítulo 12

-Amo cuando gritas mi nombre- susurró ella sin moverse.

Oh dios, tendría que llevarla al psiquiatra.

Finalmente después de cuatro horas de búsqueda por toda la casa de Andy (de acuerdo, tres de decidir si buscarlo o no, y una hora de ir a su encuentro), habíamos encontrado a Michael bobo Clifford (se había encerrado en el cuarto de Andy sin darse cuenta).

Y ahora, nos encontrábamos buscando algo de comer en "El mundo de la Pizza".

Era un restorán.

-Andy, deja de mirar a la pizza de esa manera tan psicópata, no te está hablando- me quejé mientras la tiraba de su camisa.

-Te juro que está gritando mi nombre- suspiró ella pegando su mejilla a la vitrina donde se estaba calentando la pizza.

Porque de horno... no tenía la pinta.

-Creo que esa me está pidiendo que la coma- mencionó Michael señalando una que había unas bandejas más arriba que la de Andy.

-Yo vi una pizza de la mesa de por allá que me pedía a gritos que la trajera- dijo Ashton.

-Este lugar les está haciendo mal- musité-. ¿Por qué vinimos?

-Porque Ashton, Michael y Andy se hicieron aliados y decidieron venir- respondió Calum.

-¿Y por qué no nos hacemos aliados nosotros tres y nos vamos de aquí antes de que empiecen a violar a la pizzas?- dije volteando ver a Andy.

-¿Estás loca? La pizza de por allá me guiñó un ojo- exclamó el moreno sonriendo levemente.

-¿Y yo soy la loca?- suspiré luego de que Calum se largara. Volteé a ver a Luke-. Tú no me dirás ahora que te irás a besar con una pizza ¿o sí?

Él se encogió de hombros.

-La de por allá tampoco está tan mal.

-¡Lucas!- me reí golpeando su brazo con el dorso de mi mano. Su sonrisa se esfumó de poco a poco-. ¿Qué?

-No, es sólo que...- murmuró él. Lo vi frunciendo el ceño extrañada, él tan sólo se rascó la nuca volviendo a esbozar una sonrisa-. No es nada. Um... ¿vas a pedir una pizza?

Qué poco disimulado era. Y eso que yo era la chica más distraída del mundo.

Pero no, esta vez no, no me distraería con sus palabras, le obligaría a que me explicara...

¡Oh por dios! ¿¡Eso era pastel!?

-Pastel- chillé viendo a un mesero que se encaminaba a una mesa cualquiera. Me acerqué a él-. Hola, disculpe, ¿de dónde sacó ese pastel?

-¿Dylan?- preguntó el chico volteando a verme con una sonrisa.

¿Y este quién era?

-Soy Jay, Nicholas Jay. ¿No me recuerdas?- dijo alegremente él.

Si debía ser sincera solamente quería saber dónde y en qué vitrina había pastel.

-Éramos mejores amigos en la primaria- exclamó sin abandonar su sonrisa-. ¿Todavía no me recuerdas?

Yo solamente quería comer pastel, ¿era tan difícil entenderlo?

-Lo siento, no te recuerdo- contesté soltando todo el aire retenido.

-Oh... claro- sonrió cortamente él-. De todas formas, ¡han pasado tantos años! La última vez que te vi eras una enana de cabello desordenado.

-No he cambiado mucho desde entonces- me reí. Él asintió. Debía admitir que este momento era un tanto incómodo-. Y dime, el pastel...

-También te gustaba morderte el pelo- se carcajeó dejando la bandeja del pastel a un lado.

Tenía que ser una broma.

-¿No lo recuerdas de verdad?- negué con la cabeza sin despegar mi mirada del todo del pastel-. Bueno, supongo que después del accidente de todas formas...

-¿Del qué?- pregunté desconcertada y atrapando mi atención de repente.

-¡Dylan!- una voz conocida apareció de golpe por mis espaldas. Volteé a ver al rubio gigante de dos metros-. Tenemos que ir a pedir nuestra pizza.

-Cierto- señalé a Luke, sonriendo levemente-. Bueno, Jack...

-Jay.

-Como sea. Espero poder verte luego- dije dándole una palmada en la espalda.

-Seguro- sonrió antes de dirigir su mirada a Luke-. Nos vemos.

Y se llevó el pastel a la mesa trece.

Malditos enanos ladrones de pastel (era una mesa donde estaban celebrando el cumpleaños número seis de una niño castaño). Cuánto odiaba a esos bastardos. De todas formas, ¿de dónde habían sacado ese pastel?

-¿Y él quién era?- me preguntó Luke sacándome de mis pensamientos. Volteé a verlo-. ¿Se conocían?

-Según él fuimos amigos en la primaria. Se llama Nicholas Jay o algo así. Me reconoció de inmediato, por mi parte... a mí no me suena de nada- musité.

Quizá me estaba dando Alzheimer.

Nos sentamos en una de las mesas de la parte de atrás del restorán, todos. Teníamos una pizza familiar puesta en la mitad de la mesa redonda (yo diría que era para una familia de veinte personas), y prácticamente la charla la llevaba Ashton, Michael y Andy.

Claramente lo único que los había unido había sido la pizza, pero se llevaban bien.

Lo único que me importaba realmente en ese instante era el pastel...

¿Dónde estaría? Prácticamente tan sólo había sido verle y ya era el amor de mi vida.

-Dylan, ¿estás bien?- me preguntó a Andy cuando me vio espiando, oculta, debajo de la mesa, el pastel que era llevado en otra bandeja por otro mesero-. ¿Dylan?

-Pastel- murmuré esbozando una sonrisa maliciosa.

Pediría un pedazo de pastel, y sería delicioso.

-Y después a mí me llama rara por estar obsesionada con una pizza. ¿Quién la entiende?- se burló Andy.

-Deberíamos llevarla al manicomio- dijo Ashton. Lo miré de soslayo amenazante.

Ni lo pienses, Irwin, ni lo pienses.

-Deberíamos irnos ya- mencionó Calum-. Dejamos a Mortimer solo en casa.

-¿Quién es Mortimer?- preguntó confundida Andy.

¿Cómo le explicábamos a Andy que teníamos a una cabra devoradora de pantalones en un departamento porque Calum se había enamorado de ella... y sin sonar como unos dementes?

No parecía posible.

-Nuestra cabra- respondió Michael.

-¿Tienes una cabra?- frunció el ceño mi amiga en mi dirección. Me encogí de hombros-. ¡Eh! ¡Eso es fantástico! Al fin me comprendes.

Sabía que diría algo así.

-Periquito, Checky y Nadia. ¡Já! Y después tú decías que jamás en la vida tendrías una mascota que no fuera normal. Siempre pesimista, Dyl. Pájaro de mala güero.

-Simplemente se me hacía raro tener un animal así- repliqué.

Todavía lo sentía así.

-Bueno, ¿pues vamos? Me gustaría ver el departamento, no puedo esperar- sonrió Andy emocionada. Suspiré sacudiendo la cabeza y pensando en todo lo que diría luego acerca de la vivienda. ¿Es que no había manera de escapar de ella?

-Pues vamos- asintió Michael levantándose del asiento y dejando dinero sobre la mesa-. Yo invito. Vamos, vamos, apuren el paso.

-Parece que alguien más está emocionado de que Andy vea el departamento ¿no es así?- dije alzando ambas cejas en dirección a Mike.

-No me mires así, Summers- me señaló.

-No me hables así, Clifford- le devolví el gesto. Él sonrió avergonzado volcando los ojos. Suspiré-. De todas formas será mejor que nos vayamos. Calum tiene razón y si no fuera porque sé que Mortimer solamente está interesado en quitar los pantalones de las personas, estaría más preocupada.

-¡A por Mortimer!- exclamó Calum poniendo una mano en el aire. Luke le hizo cosquillas en la axila del brazo levantado, haciendo a Calum reír y caerse al suelo-.  ¡Auch!

-No vuelvas a hacer el ridículo- mencionó el rubio antes de que todos dejáramos el local. Claramente Luke tenía poca paciencia, aunque no era nada nuevo.

Cuando llegamos al departamento nos encontramos a Lina tirada en el sofá sin pantalones y cubriéndose lo más posible.

Mortimer.

-¡Luke!- chilló ella levantándose de inmediato y colgándose al cuello del rubio. Plantó un beso en su mejilla-. ¡Te extrañé!

Luke la soltó de golpe haciéndola caer el suelo.

-Yo no.

Eso era amor puro.

-¿Siempre pasa esto? Porque si es así, diría que su departamento es un tanto peculiar- se rió Andy apoyando su codo en mi hombro-. Ustedes son increíbles.

-¿Y esta quién es?- alzó la voz Lina levantándose del suelo y dirigiéndose de una manera altanera a Andy. Mi amiga frunció el ceño-. ¿Otra perra en celo que viene a robar a mi hombre?

Digamos que Lina terminó siendo tirada por las escaleras debido a mi mejor amiga ese día.

-Estás demente- dije negando con la cabeza.

-¡Me llamó perra en celo!- exclamó indignada señalando a la chica rubia que había sido tirada anteriormente por las escaleras. Suspiré-. Además, me llama a mí así y ella es la que va sin pantalones por ahí lanzándose a tipos jirafas de dos metros.

-¿Qué?- preguntó Luke distraído.

-Nada. De todas formas, ¿dónde está la cabra loca de la que me hablaron?

-¿Mortimer?- dijo Michael-. De seguro está por ahí. Que Calum vaya a por él, después de todo, es su novia.

-Hey. Yo tengo una real novia- repuso el moreno. Los chicos y yo volteamos a verlo con los ojos abiertos.

-¿Qué novia?- le preguntó Luke. Calum enrojeció de golpe y mordió su labio inferior.

-Iré a por Mortimer...- masculló.

Era un total gallina.

-¿Quieres ver mi habitación?- le preguntó Michael a Andy de repente-. Tengo los CD's de Green Day que te mencioné, además de los pósters.

-Oh, eso sería fantástico- sonrió ella.

-Eso no es nada. Tienes que ver la colección completa que tiene en su estantería- se burló Ashton siguiéndoles el paso al cuarto de Mike.

-Yo también tengo una- se rió mi amiga tapando su boca luego. Y desaparecieron por el pasillo conversando y hablando y riendo, todo siempre con el tema de las bandas.

Me sentía puesta fuera de lugar. Pero me alegraba ver que mi amiga se llevaba bien con los chicos.

-Me pregunto si Lina estará bien- musitó Luke a mi lado. Volteé a verlo esbozando una sonrisa.

Si está bien, yo me encargo de ponerla mal.

Solamente había que tirarla por las escaleras de nuevo, no la gran cosa.

-¿Te importa?- pregunté sentándome en el sillón.

-Bueno, sigue siendo una persona después de todo, así que supongo que sí- me contestó. Se sentó a mi lado manteniendo la distancia entre los dos-. Y... ¿subirías al escenario de nuevo?

-Definitivamente no. Me morí de la vergüenza- me reí-. Además no tengo buena voz, definitivamente soy un asco cantando.

-Yo creo que tu voz ha sido la más hermosa que he escuchado en años, ya sea cantando o... solamente hablando.

Sentí mis mejillas ardiendo.

Él no lo había dicho.

¿O si lo había hecho?

Se podría morir de la vergüenza o la ternura.

Y además no dejaba de mirarme con aquellos hermosos ojos azules directamente a los míos, aquella sonrisa delicada y pequeña, como si...

-Necesito tomar aire- espeté levantándome rápidamente del sillón, caminando afuera de la sala de estar y saliendo del departamento.

Apoyé mi espalda contra la puerta cerrada y tomé una bocanada de aire fuertemente.

Me había dicho que mi voz era la más hermosa que había escuchado en años.

Dios, me voy a suicidar.

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