
Ten
Año y medio antes.
Observó la pantalla del computador, hizo un par de arreglos y dio por finalizada la canción que había escrito. Canción que nunca saldría del estudio por el hecho de que hablaba de deseo, el deseo de volver a besar sus labios.
Sintió tres golpes llamando a la puerta y luego esta se abrió dejando ver a un peli naranja de sonrisa brillante que ahora lo perseguía hasta en sus sueños.
--Hyung, ya está la cena. – avisó con una pequeña sonrisa y se acercó a él. - ¿Trabajas en una nueva canción? – inquirió curioso.
Se tensó por la cercanía, pero supo disimular su ansiedad.
--Sí, pero no creo que salga de aquí.
--¿Por qué no?
Se encogió de hombros – Solo basta leer la letra para entender.
El menor lo miro a los ojos y luego dirigió su vista a la pantalla. Entonces YoonGi se sintió nervioso, quizás no haya sido buena idea dejar que el muchacho leyera la letra, no sabría si JiMin lograría entender a qué se refería, pero no estaba seguro de si habría sido una buena idea de todos modos. Después de todo, había escrito la canción recordando los suaves labios ajenos y fantaseando en como sería saborearlos nuevamente pero... con más intensidad.
Vio al menor tragar saliva, y de pronto el ambiente se volvió pesado, mientras el muchacho seguía concentrado en la letra. Lo observó expectante, a la espera de alguna reacción que le dijera que había descubierto de se trataba, pero en cambio le vio lamer sus labios lentamente y morder su labio inferior, actos que solo aumentaron sus ganas de tenerlos.
JiMin lo miró. – Es buena, hyung. – dijo por lo bajo.
--¿Eso crees?
Asintió mirándolo a los ojos. – Tú... escribiste esto... ¿Pensando en besar a alguien? ¿De veras sientes eso? - YoonGi podía jurar que había un brillo extraño en los ojos ajenos y la tensión había aumentado considerablemente, o al menos para él.
--Sí.
--¿Puedo saber a quién quieres besar? – la voz del menor era suave, como si estuviera intentando seducirlo para que soltara la verdad.
Se dignó a correr la mirada, si quería seducirlo, de verdad lo estaba logrando. –Yo... no creo que sea una buena idea... - susurró y luego rio entre dientes sin gracia – En cualquier caso, ya deberías saberlo. –soltó volviendo a mirarlo. El menor atinó a lamer su labio inferior expectante.
--Será mejor que vayamos a cenar antes de que Jin se enfade. – dijo JiMin, siendo él, quien ahora no podía sostenerle la mirada al mayor.
El llamado Suga se levantó y JiMin caminó delante de él hasta la puerta, pero se detuvo antes de abrir. Lo miró atento, el aire pesado se hacía cada vez más notorio, y aunque los dos quisieran, fingir que no era así, era casi imposible no sentir la tensión en aquella pequeña habitación.
YoonGi lamió sus labios, y JiMin se volteó a verlo.
--A la mierda. – susurró el menor y corrió hacia él tomando sus mejillas y atrapando sus labios posesivamente. No se hizo de rogar y atrapó la cintura del contrario pegándolo completamente a su cuerpo, moviendo sus labios con desesperación y empujó terminando por estamparlo contra la puerta.
El menor jadeó ante el golpe, pero YoonGi no le dio la liberta de seguir intentando respirar con normalidad y volvió a besarlo, esta vez colando su lengua en la cavidad del menor, haciendo exactamente lo mismo que había querido hacer aquel día en el programa, pero que no pudo por tener tantos espectadores.
Ladeo su cabeza y siguió besándolo.
La temperatura en el cuarto había subido de repente. JiMin pasó sus brazos por los hombros del más alto (por un centímetro) y enredó sus dedos en las hebras verdes, tirando de ellas para traer al muchacho más cerca, mientras los jadeos de ambos hacían eco por todo el estudio en lo que intentaba retomar aire sin tener que alejarse demasiado. YoonGi solo reforzó su agarre en la estrecha cintura del menor y metió una de sus piernas entre las de este.
La lucha que llevaban sus lenguas ardientes se vio interrumpida por dos golpecitos en la puerta.
Rápidamente se separaron, tomaron aire y JiMin se volteó para abrir.
--Chicos los estamos esperando para cenar. –dijo Jin suavemente, cansado. Ambos asintieron silenciosamente sin mirarse y caminaron hasta la sala.
Allí cenaron tranquilos en un ambiente ameno. Solo que nadie notó que dos de los presentes no podían mirarse a los ojos y mucho menos dirigirse la palabra.
Actualización doble, sigue leyendo ^^ -->
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