Epílogo.
El reloj marcaba las ocho de la mañana cuando Taehyung sintió que no podía más con el malestar. Su estómago estaba revuelto, y una náusea persistente lo había acompañado durante días. Pensó que tal vez era el estrés del trabajo, las nuevas responsabilidades como gerente editorial, o simplemente un virus pasajero. Sin embargo, esa mañana, algo lo impulsó a cambiar su rutina habitual. En lugar de dirigirse al trabajo, tomó un desvío hacia la clínica.
Sentado en la sala de espera, tamborileaba los dedos sobre su rodilla, incapaz de calmar los nervios. Cuando finalmente lo llamaron, el doctor le escuchó con atención antes de hacer la pregunta que cambiaría todo.
—¿Has considerado que podrían ser síntomas de un embarazo?
La risa nerviosa de Taehyung salió sin que pudiera evitarlo. Negó con la cabeza, recordando las largas conversaciones con su ex pareja, las pruebas fallidas, y la resignación que había cargado durante años.
—Es imposible.—Respondió con un nudo en la garganta.—No puedo tener hijos.
El doctor lo miró con paciencia y una sonrisa comprensiva.
—Nunca está de más asegurarnos. Hagamos algunos estudios, y luego conversamos.
Lo que siguió fue una espera interminable. Taehyung sintió cómo el miedo y la esperanza luchaban dentro de él. A pesar de aceptar los estudios, no estaba seguro de soportar una respuesta negativa como las tantas que recibió hace un par de años. Ya no era algo que le quitaba el sueño y lo atormentara por la vida, pero tampoco era un tema que pudiera tomar a la ligera por el daño que significó para él.
Cuando el doctor finalmente regresó con los resultados, sus palabras lo dejaron sin aire.
—Felicitaciones, estás esperando un bebé. Según los resultados, estás en la quinta semana de gestación.—El hombre sonrió frente suyo, leyendo los papeles que sostenía entre sus manos.
Taehyung quedó congelado. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras negaba lentamente con la cabeza.
—No puede ser. Durante años pensé que... que algo estaba mal conmigo.
El doctor colocó una mano en su hombro.
—A veces, los problemas de fertilidad pueden ser más complejos de lo que creemos, y no siempre están relacionados contigo. ¿Consideraste que haya sido tu pareja la razón de no poder concebir anteriormente?
Negó, incrédulo.—La doctora me practicó varios estudios, me sometió a tratamientos para quedar en cinta, pero nada funcionó.
—Porque todos esos tratamientos no debieron de ser dirigidos precisamente hacia ti, sino a tu pareja. Me parece extraño que, si te practicó estudios, dijeran que directamente tú fueras la razón de no concebir, además de que, sin ningún afán de ofender, los casos de donceles que no pueden quedar embarazos son tan escasos que parecen inclusive una leyenda urbana, en lo personal no he atendido a ninguno, ni ninguno de mis colegas, por lo que es misterioso.
Taehyung no podía hablar, ninguna palabra salía de entre sus labios conforme escuchaba cada una de las palabras del doctor. ¿Podría haberse equivocado todo ese tiempo? No lo creía posible, habían sido varios intentos fallidos que solo pensó que era suyo el problema de no concebir, sonaba más lógico que pensar en que su pareja pudiera ser la verdadera razón.
Porque había sido más fácil echarse la culpa antes de creer que otra persona lo privara de su propio deseo.
—Lo importante ahora es lo que deseas hacer con esta nueva oportunidad. ¿Quieres tener a este bebé? Sé que puede ser algo desconocido por venir con esta noticia, pero puedes tomarlo como una señal de que, por alguna razón, esta oportunidad se está presentando hasta ahora. Vivir con esa idea errónea puede haber causado problemas en ti, pero los estudios no mienten y no hubo forma de alterarlos.—Obteniendo un silencio como respuesta, prosiguió.—Inclusive, podría someterte a nuevos estudios, pero estoy seguro que el resultado será el mismo.
La respuesta salió de sus labios antes de que pudiera siquiera pensar.
—Sí. Claro que sí, quiero tener a este bebé.—La frase de tener a este bebé saliendo de sus labios se sintió rara, pero la calidez en su pecho no tuvo comparación con ninguna otra emoción antes experimentada.
Con una cita agendada para iniciar el programa prenatal, Taehyung salió de la clínica en una nube de emociones. Caminó hacia casa, sus pensamientos desordenados y su corazón latiendo con fuerza. ¿Cómo le daría la noticia a Jungkook? ¿Cómo reaccionaría?
Cuando abrió la puerta, encontró a Jungkook en el sofá con Jiyoung en su regazo, ambos viendo dibujos animados. La risa del niño resonaba por toda la sala, pero al ver a Taehyung, Jungkook levantó la vista y notó de inmediato su expresión.
—Cariño, ¿Estás bien?—Preguntó con preocupación, poniéndose de pie.
Taehyung intentó responder, pero las palabras se atoraron en su garganta. Las lágrimas comenzaron a caer, y antes de que pudiera detenerse, se cubrió el rostro con las manos, sollozando. Jungkook dejó a Jiyoung en el sofá y corrió hacia él.
—¿Qué pasó? ¿Estás herido? ¿Es algo grave? Por favor, dime algo.
Con manos temblorosas, Taehyung sacó los resultados médicos de su bolso y los extendió hacia Jungkook. Este los tomó con cautela, leyendo en silencio mientras sus ojos se agrandaban con incredulidad.
—¿Es en serio?—Preguntó, mirando a Taehyung como si necesitara confirmación.
El pelinegro asintió, aún llorando.
—No puedo creerlo. Jungkook, yo... Durante tanto tiempo pensé que no podía. Pensé que era mi culpa por no poder y ahora... Dios, se siente irreal.
Jungkook dejó los papeles a un lado y envolvió a Taehyung en un abrazo fuerte, acariciándole el cabello mientras sonreía con lágrimas en los ojos.
—No era tu culpa, cariño. Nunca lo fue, y los resultados en esos papeles lo demuestran. Sea como sea que hayan sucedido las cosas, me alegra saber que es una oportunidad.
Ambos rieron y lloraron al mismo tiempo, sus emociones encontrándose en un remolino de alegría y alivio. Jiyoung, como si entendiera la importancia del momento, comenzó a aplaudir desde el sofá, diciendo algo que sonaba vagamente como "¡bebé!".
Esa noche, mientras Taehyung y Jungkook acostaban a Jiyoung, comenzaron a hablar de todo lo que vendría: las citas médicas, los cambios en su rutina, y cómo prepararían a su hijo para la llegada de un nuevo bebé a sus vidas.
—Nunca imaginé que nuestra familia crecería de esta manera.—Murmuró el azabache mientras miraba a Taehyung, sus manos entrelazadas.—Pero no puedo esperar a ver qué nos depara el futuro.
Taehyung sonrió, colocando una mano sobre su vientre.
—Yo tampoco, Jungkookie. Yo tampoco.
Y así, en su pequeño hogar lleno de amor y esperanza, comenzaron a soñar una vez más, con un nuevo capítulo de su historia por escribir.
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